Rocío bella, Rocío valiente, Rocío generosa, Rocío desgarrada, Rocío suicida, Rocío inigualable y Rocío inimitable. Quien la haya visto sabrá de qué hablo y quien se la haya perdido... se arrepentirá toda la vida. Haber visto el nacimiento de Rocío como Lady McBeth y su crecimiento es como haber visto a la Espert en aquellas "Criadas" antológicas, o a Alfredo Alcón en "El público". Un papel como ese necesitaba de una actriz de garra, suicida emocionalmente y con una capacidad para el humor negro tan infrahumana como un espíritu burlón y asesino. Como no hay palabras suficientes para definir la experiencia que supone ver a esta pantera negra de la escena, voy a hacer un vulgar "copia/pega" de mis reflexiones cuando la he visto. Mi homenaje a este ser superior en todo y con una entrega a su trabajo admirable y deseable. Otra cosa, y espero que me entendáis bien, lo de Rocío no habría sido posible sin su marido, sin su víctima, sin el señor don Fran Boira. Son el uno y la otra, la otra por el uno, el uno por la otra y la otra con el uno. Física química, magia y milagro. Dos mastodontes emocionales y gigantescamente bellos y crueles.
"Rocío Muñoz-Cobo está soberbia como la arpía Lady McBeth. Es Ruth Roman, es Liz, es Ava y también es Maruja Asquerino o María Félix si me apuras. Incitadora, enferma, bicho malo y calentorro. No hay ser humano y no humano más bello que Rocío. Es todas las mujeres fatales del cine negro juntas en una perra en celo que sabe dónde y cómo tocarle los huevos y el orgullo a su señor esposo para hacer que le compre un collar nuevo, un modelazo, un sortijón o un reino. Claro, como pa no caer. Si encima eres un alma cántara que todo lo que tienes de inocentón lo tienes de ambicioso, pues claro que matas a to dios con tal de llegar lo antes posible a lo que te han pronosticado todos, brujas incluidas."
"Y luego Rocío Muñoz-Cobo. Sí, es Liz Taylor, es Ava, es María Asquerino, es carne, es vida, es sangre, es incitadora, es perra, es mala, es enferma, es femme fatal, es niña, es veneno, es cobarde, es audaz, es todo lo chungo. Ha creado un personaje enfermo, enfermizo y enfermante que es un prodigio de verdad. Y además hace un trabajo vocal acojonante. Saca unos graves y una voz de ultratumba que combinada con esos ojos, con esa mirada infernal, con esa raza de perra cachonda, húmeda, llena de bilis, de podredumbre, de ambición, de coño y de tierra, hace de su Lady un bicho podrido desde las raíces. Por cierto, la escena del sonambulismo... una lección. Y Fran Boira. No sé ni qué decir de Fran Boira. Creo de corazón que hace una de las composiciones más complejas, completas e intensas del año. O de muchos años. Es como un niño que de pronto se ve metido en una espiral que le supera, pero de la que no puede escapar. Su motor no es el odio, ni la venganza, y si me apuras casi ni la ambición. Es una mezcla de destino fatal con una erección constante cuando oye la palabra "cobarde", un amor desmesurado por la perra, un sentimiento de culpa mal digerido y un masoquismo que le lleva a reír cuando más sufre y a sufrir cuando más ríe. Un desquicie emocional que el mago Fran Boira lleva con una naturalidad inexplicable. Ese abismo emocional es durísimo para un actor, y Fran lo lleva como si fuera su propia piel, dando una vida, una naturalidad a esa putrefacción que no tiene palabras en este mundo para definirlo. Y el mogollón de escenas que tiene con Rocío son puros recitales. Hace poco dije que son los Lawrence Olivier y Vivien Leigh españoles. No exageraba. Pero es que aquí el nivel de electricidad es tan brutal que son hasta Liz Taylor y Richard Burton en, o Bette Davis y Joan Crawford. Una pareja perfecta y químicamente salvajes. Ambos dos deberían estar en todos y cada uno de los repartos del mundo mundial. Son dos seres capaces de hacer lo que les salga del pepo. Gigantescos. Bestiales. Únicos."
"Rocío Muñoz-Cobo es una burra de tres pares de cojones. Es una madrastra de Blancanieves, es la femme fatal que habla por el coño y domina en la cama. La perra más perra que te puedas imaginar. y se planta unos monólogos acojonantes demostrando una maestría de grandísima actriz que te ponen la sangre a mil. Hace algo que es lo más difícil en un monólogo y es tener claros y distinguir los focos a los que les habla en cada momento. Un monólogo no es hablar en voz alta. Es dirigir tu texto a distintos objetivos y ella los tiene clarísimos. Por eso está concreta certera, bestial y perra. Absolutamente perfecta y cada día más diosa. Bella como una madrugada y mujer tierra. La naturaleza en una cama redonda."
Gracias, señora mía por su entrega, por su generosidad, por su riesgo, por su capacidad infinita y por haber conseguido que ir a ver un MBIG cada cierto tiempo haya sido para mí una necesidad.
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