sábado, 29 de junio de 2013

La lengua en pedazos. Fernán Gómez.

Mira que lo siento, y que no digo yo que Juan Mayorga no sea un gran escritor, pero la función de anoche no me pareció demasiado interesante.
Reconozco que Santa Teresa de Jesús no es una figura que yo conozca mucho, y sí es cierto que la función me despertó la curiosidad de leer algo más sobre esta mujer. Ese es un mérito que no le discuto a la función. Igual que "El diccionario" hizo que me interesara la figura de María Moliner.
Pero lo que es la trama, lo que realmente pasa en la función, me dejó un poco indiferente. Claro, es de estas historias que ya sabes el final, pero el texto en sí me pareció poco interesante, al menos para mí. Y ya te hablo hasta de estilo, porque decir "llamóla" y "anuncióme" sólo de vez en cuando... o lo haces siempre o no lo haces.
La dirección es un poco cruel con los pobres actores sobre todo al principio. Les coloca donde no pueden ver al contrario y están físicamente donde no deben. Luego ya se relaja la cosa, aunque haya momentos un tanto forzados, como cuando tira las patatas y el libro...



Pedro Miguel Martínez estuvo toda la función tosiendo y con evidentes problemas de voz, así que no me atrevo a juzgar su trabajo. Eso sí, en los momentos más íntimos, daba miedo.
Y Clara Sanchís... a ver cómo lo explico. Supongo que tiene que estar hasta el moño de que la comparen con su madre. Lógico. Por mucho que ame a su madre. Pero es que juro por lo más alto que si cierras los ojos, parece que estás oyendo a Magüi. El timbre de la voz, los tonos esos tan particulares de Magüi, las inflexiones, las pausas, los graves, los agudos... es como si estuviera poseída por el espíritu de su mami. Juro que nunca he visto nada igual, son absolutamente clavadas. Y yo, lo siento, pero hay tonos de Magüi Mira que me enervan. Son únicos y particulares, como los de Nuria Espert. Y ambas son grandísimas actrices, no es eso, pero esos tonos tan únicos y exclusivos, hay veces que sí, pero hay veces que no. Y había momentos en los que ese manierismo de Clara Sanchís, me ponía un poco de los nervios. Ya, es una forma de hacer, es la marca de la casa, pero a mí hay veces que me pone malo. Sobre todo cuando lo veo premeditado. Porque cuando Clara subía de tono, gritaba más, se desparramaba más, se ponía más enérgica, gritaba, se desgarraba... entonces está absolutamente brutal. Cuando no tenía tiempo para hacer cosas, para mi gusto, viciadas o amaneradas, en esos momentos Clara Sanchís demostraba ser un actrizón de raza. Y no mido su calidad por el número de lagrimones que se le cayeron, que fueron bastantes, sino en cómo una actriz ves que realmente está metida en la piel de su personaje, y se nota que ama a su personaje.   

El régimen del pienso. María Guerrero.

Pues sí, esto es teatro de verdad. La Zaranda son una compañía legendaria y hay razones de sobra para que lo sean. Empezando por la inteligencia y el compromiso.
Porque coger la actual crisis, por ejemplo, y a nuestros queridos dirigentes e incluso a nosotros y convertirnos en una panda de gorrinos es de tener mucho valor.



La metáfora está servida desde el momento uno. Un sistema porcino que tiene a sus súbditos dispuestos a lo que sea si tienen que pelear por un puesto. Cerdos que matarán si hay poco pienso y si hay mucho también. Pienso de comer y pienso mental. La crisis reducida a un texto genial con auténticas joyas. "La historia avanza y nuestra lucha exige víctimas", "si yo hablara, iríamos a la quiebra"... Los cerdos asépticos, mandatarios, observan la decadencia y las luchas internas de los cerdos asalariados que están muriendo por una epidemia en el propio pienso que los cerdos mandatarios han creado. El ciclo de la crisis. Y un cerdo expiatorio. Que en una escena final demoledora, se resiste a morir, el cabrón. Y otra joya. "Por fin, pensé que el aparato se había estropeado". Y te quedas pegado a la butaca con una sensación de haber visto una metáfora aplastante de cualquier telediario. Todo esto en medio de unos textos casi como de Beckett o de Ionesco. Llenos de verdad y dichos con un deje andaluz que da encima un toque casi caricaturesco.
Dirección sabia. Espacio reducido a unas estanterías y unos archivadores pero usados con maestría. No necesitan más y no podría funcionar con menos. Unos flexos crueles, unas luces duras, y unas interpretaciones bestiales. Yo, por aquello del amor de madre, destaco a Javier Semprún. Magistral tanto física como vocalmente. Siempre ha sido una bestia, pero su nivel de refinamiento ha llegado a niveles acongojantes. Por momentos me recordó a "La Pasión" de hace mil años. Yo sé lo que digo.
Si algo quizá se podría reprochar es una ligera falta de ritmo en algunos momentos. Pero el tono y lo que pasa y cómo pasa, justifica incluso eso.
Teatro de carromato, de furgoneta, del de toda la vida, de artesanos, de currantes, de gente más lista que un ratón colorao, en el escenario del María Guerrero. Buen fin de temporada, vive dios. 

jueves, 27 de junio de 2013

Málaga de Lukas Bärfuss. Ana Wagener y Roberto Enríquez.

Hoy estoy escribiendo de lo que me apetece, y cuando comencé con este blog ya había visto tiempo atrás "Málaga" de Lukas Bärfuss en el Teatro del Arte. Como me ha quedado la espinita, pues escribo ahora. Para empezar, no voy a poner una foto de la actuación, porque creo que ninguna foto transmite lo que en la sala vivimos.



Lukas Bärfuss es una especia de Haneke teatral. Te presenta a unos personajes aparentemente normales, y poco a poco, los enfrenta a una situación no demasiado límite pero que consigue que esos burgueses saquen su lado más animal y primitivo y conviertan la escena en una lucha salvaje y en un enfrentamiento sangriento.
No puedo ponerle ningún pero al texto. Es brutal. Sencillo pero con una capacidad de hurgar en los entresijos humanos que da repelús.
Sí le pongo alguna objeción a la dirección de Aitana Galán. Por varios motivos. La puesta en escena es fría y aséptica. Vale, guay. Pero yo particularmente no habría presentado al personaje de Críspulo Cabezas tan chinado desde el principio. Vamos, a mi me llega este chico y ya de entrada no le dejo con mi niña. Habría sido más interesante presentarle como un chaval normal y que fuera la propia culpa que cada uno siente lo que hiciera sospechar que algo puede pasar. Y luego la violación del final me pareció tremendamente forzada. Ni la situación ni los personajes pedían ese desenlace.
Pero ahí tenemos a Ana Wagener y a Roberto Enríquez para darle el toque final de obra imprescindible. Confieso mi debilidad por los dos. A Roberto tengo el gusto de conocerle desde hace mil años y ya desde nuestra tierna adolescencia destacaba como un estudiante y currante del teatro por encima de la media. Estudiamos Arte Dramático juntos y los dos llevábamos años haciendo teatro. Era brutal ya entonces. Y con los años y la experiencia ha ido ganando más y más, aunque pareciera que sería imposible. Cuando uno está tan cerca del cielo es difícil superar ese nivel. Pues Roberto lo consigue. Tiene una sabiduría, una entrega y un dominio del escenario que es acojonante. Al tiempo, pero ya veréis como acaba siendo el Rodero del siglo XXI. Poco le falta si es que le falta algo. Y Ana Wagener es una cosa sobrehumana. Por todo. Por su corazón, por su sentido del humor, por su dedicación y entrega y por sus inmensas cualidades que muy poquita gente en este país y en cualquier otro tiene. La amo y lo sabe. ¿Alguien ha visto alguna vez a Ana en algo en lo que no estuviera fabulosa? ¿A que no? Porque no lo hay. SIEMPRE es la mejor. Siempre estremece.
Y claro, si juntas en un escenario a Marlon Brando y a Anna Magnani lo que sale tiene que ser una bomba atómica sí o sí. Y ahí los tienes en "Málaga". Te embrujan desde el primer sonido que sale de sus gargantas y el primer movimiento que hacen. Te chupan y te suben con ellos al escenario, te agarran el corazón, te lo estrujan, te lo despellejan y luego te sueltan otra vez en tu butaca para que hagas con eso lo que puedas.
Y ahora sí voy a poner una foto de la función. Porque sí.



Cualquier estudiante o actor incipiente, y por supuesto cualquier actor experimentado debería cruzarse España sólo por ver la siguiente función de "Málaga". Es como si te gusta la literatura y no has leído "Cien años de soledad", o si te gusta la música y no has oído el requiem de Verdi. Obligatorio para cualquiera porque es una lección brutal de profesión, corazón y tripas a partes iguales que consiguen hasta que no notes esas pequeñas cositas corregibles.
Os pondría un monumento en cada ciudad y desde luego, os tiendo una alfombra roja a cada paso que deis.           

Sleep no more. The McKittrick hotel.

Nadie me lo ha pedido pero lo escribo porque quiero, jeje. Y porque igual ahora alguien va a Nueva York. Y si vais, sería una pena que os perdierais este espectáculo.



A ver cómo lo explico. Se supone que está basado en el McBeth de Shakespeare. Y sí, lo que se representa es McBeth. Lo hacen en un antiguo hotel. En todo el edificio. Creo recordar que son cinco plantas con decenas de habitaciones, salones, escaleras, rincones, y hasta una pista de baile tipo teatrito con su anfiteatro y todo. Antes de entrar te dan un naipe. Pasas al bar. Ya está el ambiente creado. Bar tipo años 20, con una churri cantando. Ya te descoloca. Van llamando por cartas. "Ahora van a pasar los ases". Entonces te separas de tus colegas y empieza la aventura. Tienes que ponerte una máscara que está prohibido quitarte. Si te la quitas, te echan. Prohibido hablar también. Vives la experiencia tú solo. Los actores son los únicos que van sin máscara. Entras en un ascensor y van soltando a la gente en distintas plantas y en pequeños grupos. Es prácticamente imposible estar con ninguno de tus acompañantes. Mejor. Hay miles de habitaciones absolutamente ambientadas con cientos de millones de detalles. Puedes ir a donde quieras y tocar lo que te de la gana. Puedes abrir cajones, tocar todo lo que te encuentres y seguir a cualquier actor con el que te topes. También es verdad que puede que no te cruces con ninguno. Hay de todo, habitaciones de hotel, salas de hospital, cementerios, mil sitios que puedes cotillear. Y por ahí pululan los personajes de McBeth. Todos. Cada uno está haciendo su vida. Están a lo suyo hasta que les toca su escena, entonces se dirigen a la habitación en la que se desarrolla su escena, la hacen y luego siguen. Vamos, que puedes ver al soldado 14, pero puedes ver lo que hace antes y lo que hace después de la escena que escribió Shakespeare. Encima hay ciertas interacciones con algunos de esos personajes que si te pillan a ti, te meas por las patas. Lo que siempre hemos querido. Saber qué hace cada personaje antes y después de su escena. Todo está tan medido que los actores vienen cada uno de donde venga y se juntan donde deben para hacer sus escenas. Pero puedes seguir a Lady McBeth si quieres para ver qué hace cuando no está en escena. Representan McBeth 3 veces. Tres bucles. Así puedes seguir cada vez al personaje que más te apetezca y ver cada una de esas tres veces lo que hace y cómo llega a escena. Eso sí, tienes que ir dispuesto a correr, subir y bajar escaleras, y estar espabilado.
Nosotros fuimos cuatro amigos. Dos fueron siempre juntos pero se liaron cotilleando las habitaciones y no vieron McBeth, sólo un aquelarre y no pudieron ubicarlo mucho. Pero fliparon. El tercero fue un poco a la caza. Vio alguna escena pero también cotilleó espacios. Y yo tuve la potra de cruzarme nada más entrar con McBeth y le seguí parriba y pabajo y me vi la obra entera los tres pases. Miento, me faltaron un par de escenas.  Pero nos gustó tantísimo que repetimos al día siguiente, jeje. Y entonces todo fue perfecto. Nada más entrar buscamos a McBeth y le seguimos de principio a fin. Total que en la primera vuelta ya habíamos visto la obra entera. Los otros dos pases, yo me dediqué a repetir escenas que me habían gustado y a cotillear habitaciones.
Ah, el espectáculo es de danza. No dicen ni una palabra ( al menos inteligible). Y juro por Leontyne Price que si vuelvo a Nueva York, iré otra vez. Y claro, yo que soy de fiebres, llevo más de un año tarareando "Is that all there is?" de Peggy Lee... y no puedo parar.    

Michael Nyman. Auditorio Nacional.

En el programa de mano explican que el señor Nyman no ha oído nunca las variaciones Goldberg, sólo el aria. Mal empezamos, porque si un compositor no muestra, aunque sólo sea, inquietud por escuchar una de las mayores obras maestras de la historia de la música, estamos apañaos.
El CNDM le había encargado una obra. Una especie de diálogo entre Bach y él. Y por eso habíamos pagado una entrada. Pero antes de comenzar el concierto, tuvo que salir un responsable del CNDM a dar explicaciones. Al parecer el señor Nyman ha compuesto la obra mentalmente, y al llevarla a la partitura resulta que es que le ha salido muy difícil de tocar y que como tiene ya 70 años, no la puede tocar de lo difícil que es. Que está buscando un pianista "español" (palabras textuales) y que cuando lo encuentre, darán el concierto. Por supuesto pasando otra vez por taquilla. No sé si lo de que el pianista sea español lo dijo para que nos quedemos tranquilos. "Bueno, si todo queda en casa, chico, pues mejor". Total, que en vez de la obra que íbamos a ver y que le habían encargado resulta que nos va a tocar un poco de Bach y un poco de sus bandas sonoras. Pero que como es así de genio él, va a ir tocando un poco lo que le salga del bolo. Juro que esa fue la explicación antes del concierto. A mí, personalmente me recordó a ese otro señor al que por ser quien es le encargaban y le pagaban proyectos que después no hacía. Eso sí, en eso se gasta el dinero, y no en proyectos pedagógicos ni en escuelas de música ni en mantener orquestas. No. Se va en pagar a un tipo que no hace lo que se le ha pedido y por lo que se le ha pagado, seguramente un pastizal. Días antes ya había suspendido otro concierto en Tenerife, aunque allí ni siquiera tocó la musiquita de "El piano". Yo no sé si le estarán demandando los organizadores o qué, pero vamos, morro tiene paburrir.



Total que salió entre más o menos tibios aplausos y empezó a tocar. Tocó (no interpretó ni ná) una horita y algo sus cosas. Entre medias un par de piezas de Bach (como el Ave María, ya ves tú) y poco más. Era como si estuviéramos en la consulta de un dentista o en e lobby de un hotel oyendo al pianista de turno. A mí, qué quieres que te diga, me parecía estar delante de Richard Clayderman o de Pablo Sebastian, aunque seguro que estos tocaban con algo más de entrega. Tocó sin la más mínima pasión ni expresión. Vamos, yo hasta dudé de si era un CD que nos habían puesto, porque no se movió en absoluto. Sólo torció un poco el morro una vez pero no sé si fue porque se atascó un poco o porque le habían llevado a comer al Asador Donostiarra y estaba de digestión.
Inenarrable. La gente se piraba. Y al final, cuando se paró y se levantó, mucha gente aplaudió y se puso a hacerle fotos, mientras que otros cuantos nos quedamos como disecados después de haber visto lo que habíamos visto.
Y es que hasta para ser un genio (si es que es un genio) hay que ser humilde y profesional. Y si no vas a tocar, suspende, apechuga con las consecuencias y no te lo lleves crudo. Pero al menos que avisen si en vez de Bach vamos a oír trocitos de "El contrato del dibujante" por muy monos que sean.    

martes, 25 de junio de 2013

Las hermanas Rivas. Cuarta Pared.

Hay comentarios que realmente te cuesta mucho hacer y te duele en el alma no escribir lo que te habría gustado. Este creo que es el que más me duele de todos los que he escrito.
Y es que adoro a Esther Ortega. Aunque ya había hecho muchas cosas, yo la conocí en "Desaparecida" y desde entonces me parece una mala bestia. El años pasado la pude disfrutar de nuevo en "Los últimos días de Judas Iscariote" y aparte de ser uno de los mejores montajes que vimos el años pasado, volví a enamorarme de Esther otra vez.
Pero el espectáculo que vimos el otro día nos dejó un poco plof. La historia se queda un poco corta. Las cosas pasan muy rápido y apenas hay transiciones ni desencadenantes para lo que sucede a continuación. Mariano Rochman resulta poco creíble en el papel de boxeador enamorafrustradas. Vale que está muy cachas, pero le falta personalidad a su personaje. La voz tampoco le ayuda a hacer creíble ese personaje que tiene que provocar que las dos hermanas se vuelvan locas por él. Ni es inteligente, ni es un superman, ni tiene un encanto especial. Y si ellas dos se vuelven locas por el primer tío bueno que aparece... entonces él sobra y ellas deberían haberse enamorado hace años.



La dirección es vertiginosa. Pero en el mal sentido. Todo pasa demasiado rápido. No hay tiempo ni para transiciones ni para provocar cambios en los personajes. Es un poco como si pusieras una escena detrás de otra rapidito y sin dar tiempo a que el texto se exprese o los actores justifiquen sus actos y sus cambios. Hay ideas chulas, como los intermedios cantados por Carlota Ferrer, que le dan un toque Arturo Ripstein muy chulo, pero lo mismo, la pobre canta a toda velocidad, sin contar realmente lo que canta, y sin expresar lo que la letra nos quiere aportar. En definitiva, me dio la sensación de que había visto un ensayo. Un ensayo de los de en medio del proceso, cuando todo empieza a fluir y hay que empezar a darle forma y ritmo. A ralentizar, a descubrir los misterios de las pausas, de los silencios, a descubrir también los distintos tempos de cada momento. Quizá con otros ritmos, con otras cadencias y con más mimo por lo que se dice, a pesar de ser una historia costumbrista, habría resultado más sórdida, que creo que es lo que debería haber sido.
Eso sí, Esther Ortega se despega del suelo desde que abre la boca por primera vez. Te descojonas con ella, te quedas hipnotizado mirándola, la entiendes, simpatizas... Es que te quedas pegado a ella hasta cuando corta la carne. No se puede ser más natural, más sincera y más entregada. Se pasa toda la función intentando tirar de la función hacia arriba y aunque desgraciadamente no lo consigue, ella sobrevuela el Olimpo de las actrices sobrehumanas y querrías que no parara nunca.
Insisto en que me ha jodido tener que poner lo que he puesto, porque iba con unas ganas que te mueres y salí chafadillo aunque enamorado de nuevo de Esther Ortega.

domingo, 23 de junio de 2013

Mucho Beethoven. Auditorio Nacional.

Bueno, primero la crítica rosa y luego ya me meto en harina.
Al igual que el día anterior me despatarré pateando al ministro y me pareció una protesta más que justificada, creo que los abucheos a la Reina no me parecieron lógicos. Me da que se abucheó a la Reina porque no había nadie más a quien abuchear. Llegó justo cuando iba a comenzar la Séptima, interpretada por la JONDE, y efectivamente había muchos padres y amigos de los jóvenes intérpretes. La protesta era porque se cuidara la formación musical y no se acabara con las escuelas de música. Protesta y reivindicación legítima y por supuestísimo vital para la vida de la Cultura en España. Y como no había nadie más, le tocó a ella. Como si de ella dependiera lago de lo que se pedía.



Pero a lo que vamos. Aunque teníamos el abono para ver las nueve sinfonías, nos tomamos la mañana libre y llegamos para la quinta. La orquesta de RTVE sonó bien, los músicos, como casi todos los currantes, se entregan y se dejan los brazos y dedos. Voluntariosos y sonando muy bien. La séptima y la octava fueron a las manos de la JONDE, y los pobres míos, tocaron de maravilla, pero acabaron con la lengua fuera. Porque en las cinco Sinfonías, en las cinco, para mi gusto Jesús López Cobos estuvo acelerado. En mi ignorancia no sé si la velocidad a la que debe estar tocada una pieza está marcada en la misma partitura o si es decisión del director. Yo noté que todas las obras iban a toda hostia. No dejaban lugar al matiz, a dejar que la música se expresase ella sola, a esos minisegundos antes de atacar un pasaje, a ciertos pianos y a matizar cada momento con la propia vida que tienen. Por explicarlo en pocas palabras, López Cobos me pareció un muy buen director, pero sin personalidad. Me faltó punto de vista. Y para mi gusto eso chafó un poco el efecto de la quinta, de la séptima y sobre todo de la famosísima novena. La novena es una de las obras cumbres de la Cultura universal y le faltaron matices, un poco más de relajación el algunos momentos, dejar que los instrumentos se expresaran. La música es la que habla. La partitura es la dueña. Por eso hay que dejar que se exprese, y no darle caña sin parar. Por cierto, la soprano estuvo bastante flojita, aunque se mataba por llevar el ritmo que sus compañeros seguían también con la lengua fuera. Maratón para López Cobos y para todos los músicos, que debieron de acabar extenuados.
Como gritó una mujer en medio de la gresca con la JONDE: "estos músicos han sido niños y han estudiado. No acabéis con las escuelas de música". Pues eso, si queremos que la música y la cultura en general siga creando magia, siga formando a seres humanos sintientes y siga creando mentes críticas y que amen la belleza, no se puede permitir que se acabe con la formación tanto de los chavales que empiezan, como de los que aún no han empezado como de los que llevan años tocando. La formación no acaba nunca. Ni para los músicos ni para el público. Y una sociedad con la cultura coja, se muere.    

sábado, 22 de junio de 2013

Gala homenaje a Teresa Berganza. Teatro Real.

No hay nada como la inteligencia para dejar en bragas a los miserables.
José Luis Gómez salió, saludó a la Reina (no sé si al mencionarla debo poner "alteza" o "su majestad", perdón) y a continuación dijo simplemente: "señor ministro de Educación, Cultura y Deportes". Pausa. Y empezó el abucheo monumental. No desde lo asientos de arriba como dicen en los periódicos, sino por todas partes. TODO el teatro empezó a abuchear, patalear, gritar y de todo. Así durante varios minutos. Nosotros estábamos en la fila 3, pasillo, en el patio de butacas, un par de filas por delante de Gallardón. El patio de butacas ardía. Hasta una señora enjoyada que estaba a mi lado se puso a patear, supongo que quizá animada al verme. Hubo unos pocos aplausos. Pero pocos. Lo que se ve en el vídeo que rula por ahí es el final de la algarabía. Y parece que solo fueron tres gritos y ya está. Mentira. Fue un momento inolvidable. Ay, José Luis, qué listo eres.



Bueno, pero vamos a hablar de cultura, que es lo nuestro.
Es tontería que intente explicar lo que significa Teresa Berganza para la historia de la Música, de la Ópera, de la Zarzuela y del Arte y la Cultura en general.  Y lo pongo con mayúsculas porque sí. Su figura es tan importante como definitiva, como estratosférica, como vital para comprender la Cultura del siglo XX. Estuvo fabulosa en su discurso final, en el que incluso le mandó algún recadito al ministro siniestro. Emocionada, divertida y brillante.
El concierto en sí fue un poco regu, como de segunda fila. No sé qué ha pasado para que no hayan venido a cantar primeras estrellas mundiales, imagino que por cuestiones económicas. Annick Massis hizo un "Bel raggio lusinghier"totalmente descontrolado. María Bayo estuvo regulera. Ver a José van Dam tan mayorcito da como cosa. El hombre es una sombra de lo que fue, lógico. Y se llevó grandes ovaciones merecidísimas, sobre todo como homenaje y por estar ahí anoche. Carlos Álvarez es una bestia. De mayor quiero ser como él. Sabio y brutal como en sus mejores tiempos. El reparto de "El barbero de Sevilla" bastante de segunda fila, salvo Serena Malfi, que luego se cantó el "Voi che sapete" y flipamos todos. Registro bellísimo, canta fácil y tiene una expresión hermosa y única. Confieso que me recordó a Cecilia Bartoli, y yo tengo debilidad por la Bartoli. Sofía Soloviy me gusto bastante en su "Dove sono". Aunque iba hecha un cristo.
En definitiva, un concierto que, salvo excepciones, no estuvo muy a la altura de una diosa como doña Teresa Berganza. Pero salimos felices por haber estado en un momento histórico.

Sorolla. Matadero.

Cuando iba al cole, recuerdo un libro de lectura. Era la historia de dos hermanos que recorrían España visitando a sus familiares. Agricultores, curas, monjas, labradoras, etc... y recorrían toda la geografía. Recuerdo que en una de esas iban a Totana, que era un nombre que me daba como risa. Cuando iba al cole, recuerdo que en casa de mis tías había un hule de esos con las zonas de España, y por aquel entonces estaban Castilla la Vieja, Castilla la Nueva... por supuesto tengo un hule igual aunque ahora lo tengo escondido en un baúl. En uno de los vídeos de promoción del espectáculo, uno de los coreógrafos habla de las danzas de España y habla de las Vascongadas. No lo digo yo, lo dice él. Cuando iba al cole, los viernes ponían el "Un, dos, tres" (el de Kiko Ledgard y el de Mayra) y tenían noches temáticas. Si tocaba "la noche de los detectives" salían las azafatas vestidas de coloritos tipo "Parchís", una de rojo, otra de azul, otra de verde y otra de amarillo. Y hace tiempo, cuando cambió de manos la gestión de Matadero, dije de coña: "verás, vamos a acabar viendo aquí "Coros y Danzas". Pues eso.



Toda la primera parte me pareció como volver a mi época del cole. Estaba horrorizado. Hasta la música me parecía fea. Y los pobres bailarines estaban corriendo de acá pallá como locos y sonriendo como maniquíes mientras nos hacían un muestrario de jotas, muñeiras y demás lindeces que a mí me espantan. Insisto, a mí. Porque el teatro estaba lleno, con una media de edad considerable, y la gente aplaudía enfervorecida. Ya hasta temí que en cualquier momento se levantara alguna señora y gritara un "Viva España". Sólo se salvaron un dúo flamenco y los solos. En esas piezas creí notar la manos de otro coreógrafo. Menos mal que en la segunda parte, cuando empezaron con la parte más flamenca, los bailarines empezaron a estar más cómodos, empezaron a hacer lo que realmente se les da bien y el nivel subió bastante. Esa segunda parte me relajó y me gustó más. Vuelvo a insistir en que hablo de mí, porque la sala reventaba de aplausos y creo que tienen todo vendido para muchos días. Así que si esto es lo que gusta a la gente y consiguen llenar un teatro, pues ole por ellos, pero para mí fue como entrar en una máquina del tiempo y volver a los años 40. Claro que luego salí a la calle y vi que efectivamente parece estamos volviendo a los años 40. Pero claro, el problema es mío. Si es que quién me manda. Es como si un señor del Opus va a ver "Severa vigilancia". Fijo que sale horrorizado. Eso sí, mi aplauso para los bailarines, que se dejan la piel y la sonrisa en el escenario. Aunque vayan vestidos uno de azul, otro de rojo, otro de verde y otro de amarillo. 

Serena Apocalipsis. Valle Inclán.

En "Escritos en la escena" toman como punto de partida un texto preseleccionado y sobre la marcha, con un director y unos actores elegidos, se va reescribiendo el texto. Esto puede estar bien si el texto de partida mola y tanto los actores como el director consiguen sacar cosas interesantes.



El punto de partida de "Serena Apocalipsis" es interesante, pero para mi gusto, se acaba quedando en un planteamiento potente que se diluye poco a poco. La situación está chula, aunque un tanto inverosímil (¿nadie se ha planteado después de tantos años que los jabalídogs no existen?). Pero no se explota lo que para mi gusto habría sido más interesante. Ver el ascenso y caída de Amanda, la líder enfermiza que podría haber pasado de dominar el cotarro a ser la gran manipuladora de sus propios miedos. Ahí se me queda flojillo el texto. Luego hay algunos personajes interesantes, como Gallego, o Santos que quedan reducidos a atisbos de una personalidad que debería haber estado más y mejor desarrollada. Los "juegos" de recordar dejan a Santos como un chorras y sólo nos lo muestran ligando con su mujer. El personaje se queda bastante vacío. Y Gallego, que podía haber tenido más vueltas, también languidece. De Amanda no sabemos mucho, sólo vemos que es una mujer acojonada, que lo único que hace es manipular a los demás para que la protejan y tapen sus miedos. Manipuladora nata que podría haber estado más desarrollada. Y el personaje de Alfredo, el "ajeno" que pierde a su hija se queda también a medio gas. Está bien dirigida, sin grandes florituras, pero todo lo que vemos es justo, medido y coherente.  Los actores... un tanto desiguales. Elena González... igual que en Enrique VIII. Su Catalina de Aragón para mi gusto era lo mejor de la función, sobre todo cuando se desmelenaba y empezaba a gritar. Aquí igual. Está bien cuando grita, pero en los registros íntimos flojea, para mi gusto deja de ser creíble. Alberto Iglesias es sin duda el mejor actor sobre el escenario aunque quizá tienda un poco al estereotipo, pero su monólogo es fabuloso. Las niñas... una buena y la otra mala, muy mala. Ah, y no entiendo que Goodnews hable con tantísimo acento si quien llegó a España en patera fue su padre, no él, y él es ingeniero y ha viajado por el mundo. Supongo que si nació, se crió y estudió aquí, no debería tener acento, ¿no?
Buena propuesta que al final se queda más en buenas intenciones que en un resultado tan brutal como debería. El público empezó cálido y poco a poco se fue enfriando, no sólo yo. Por algo será.

lunes, 17 de junio de 2013

Masked. Nave 73.

Nave 73 es una sala nueva y en este caso ha sido un gran descubrimiento y una gozada de sitio. Encima me pilla al lado de casa, jeje. Sólo he ido una vez, pero el espacio me encantó. Hay una bar que es un señor bar, una chico en la taquilla muy majo y la sala es un gusto. Al menos para este espectáculo funciona de maravilla. Encima lo que tienen programado no tiene desperdicio. "Masked", "The process: Sonias" que tiene muy buena pinta, "Veso, berdad, atrevimiento" también con una pinta muy buena, y "Destino/Destino" de Casidanza con pinta de ser el éxito de la temporada.
Pero a lo que voy, a Masked.
El texto es muy, pero que muy interesante. Tres hermanos palestinos. Sobre el mayor hay sospechas de ser un chivato colaboracionista de los israelíes. ¿Lo es? ¿No lo es? ¿Tendría justificación si lo fuera? ¿Los palestinos son los buenos? ¿Los palestinos son unos santos? ¿Todo vale en una guerra? ¿La supervivencia justifica todo? ¿Son ciertas las sospechas o sólo se buscan chivos expiatorios? ¡Ah! Para saberlo tendrás que ir a verlo. Y aún así quizá no encuentres las respuestas. No todo es blanco o negro. No todo vale. En ningún bando. Está claro que el 95% del público que vaya a ver "Masked" estará a priori del lado de los palestinos, pero... ¿qué pensaremos a la salida? Y no habla del conflicto como tal. O sí. Habla más de traiciones, de amor de hermano, de confianza, de supervivencia, del horror de una guerra, de cosas mucho más extrapolables y universales. Aunque en este caso, el entorno es un personaje más y hasta cierto punto determinante en lo que pasa.



Escenografía cruda. Una carnicería con "despojos" chorreantes colgando. ¡Toma ya! Desde el segundo uno ya estás inmerso en un ambiente tenso, con moscas, podrido y apestoso. Luces dramáticas muy bien puestas, música chula aunque quizá un poco ilustrativa, dirección vibrante con buen ritmo y sentido del drama. Explotando el texto, la brutalidad que se cuenta y el trabajo de unos actores absolutamente cojonudos. 
Antonio Lafuente está brutal. Enérgico, cruel, duro, aunque quizá por ponerle un pero, diría que a veces le falta tensión corporal. Todo lo que da con la voz y con la energía debería ir más acompañado de expresión corporal. Es un poco como si arrastrara los pies. Pedro Santos está que no se puede estar mejor. Compone un personaje con mil caras con una naturalidad que flipas. Soberbio. Te hace pasar del amor al odio en una frase. Y Álvaro Vázquez está bien. Lo que hace lo hace muy bien, aunque a veces parece que no sabe qué hacer con las manos. Pero vive todo con una intensidad que resulta muy creíble.
Ah, casi se me olvida. Hubo una cosa... así como para sacar faltas. Ya sé que es jodido hablar de nombres a los que no estamos acostumbrados, pero se hicieron la picha un lío varias veces con los nombres de los personajes, y eso, para el público, crea confusión. Cuidadín.

El hijoputa del sombrero. Teatro Príncipe Gran Vía.

Tranquilidad, señores, que esto sí me gustó. Y según pasan los días, creo que más.Creo.
Al principio me estaba pareciendo una de esas funciones del Lara que no llevan a ningún sitio y que están destinadas yo creo, a un público poco exigente y que se mea si oye un "cojones" o ve a un tío en gayumbos. Pero no, el texto tiene bastante más enjundia. Plantea historias, aparte de la anécdota en sí que no voy a destripar, que son interesantes. La confianza, la incapacidad para demostrar emociones, los vampiros emocionales, el amor fraternal, el amor eterno, incluso el amor de madre. Todo con un envoltorio moderno, hasta juvenil y con un aparente tono ligero que no se corresponde con lo que en realidad te están colando. Texto muy interesante y bastante más profundo de lo que pueda parecer.
Puesta en escena ágil, dinámica, con algunos altibajos pero que no hacen que desenganches, con una escenografía acertada. Y una música que es casi un personaje más, como la voz de la conciencia raída que va destripando a golpe de verso cañí lo que subyace en la acción.



Y voy ya con los actores.  
Bárbara Merlo bien, entregada y energética. Alberto Jo Lee bien. Se nota que ha trabajado mucho el papel y que han desentrañado bien todo lo que dice y hace su personaje, aunque... hay veces, bastantes veces que suena un poco a dicho todo de memoria. Si dijera lo mismo e hiciera lo mismo pero más sueltecito, ganaría mogollón. Raquel Meroño. Sí, lo confieso, tenía mis reticencias, lo siento. Y no es que sea Irene Gutiérrez Caba, pero está bien, resuelve bien su personaje, aunque no termine de creérmela como cuarentona acabada y dominada por Miguel Hermoso. Está muy lozana y guapa. Pero bien. Perdona, Raquel por desconfiar de ti. Miguel Hermoso está bien, entregadísimo y con un nivel de energía incalculable, pero... igual por eso mismo hay veces que se pasa. Lo de girarse hacia el público para decir alguna cachondada no me mola mucho. Y luego, yo creo que intenta hacer del suyo el personaje principal y aunque quizá lo sea, pero es que no hay quien pueda con Juan Díaz. Lo de este hombre, chico, joven, señor, no sé como definirle, es algo de cagarte por las patas. Tiene un control y un dominio de la voz brutal, una concepción del espacio escénico y un dominio de las tablas que parece que ha nacido encima de un escenario. Es guapo, es frágil, es chulo, es macarra, está muy buenorro, te lo comes, le odias, te ríes con él, le detestas. Todo un arco de sentimientos que provoca como sólo pueden hacerlo los más grandes actores. En mi lista de iconos a los que mataría por conocer, entre los que están Estefanía (de los dioses) y de los Santos, Fernanda Orazi, San Pablo Messiez, Isaac Montllor, y alguno más que ahora no recuerdo por la emoción, se unió el sábado el inconmensurable Juan Díaz. Me inclino ante usted, maestro!

Titanium. Canal.

Igual es porque los días anteriores había visto cosas que no me habían gustado, pero Titanium me decepcionó un poco.
Y mira que soy superfan de Chevi Muraday, pero no me hizo ponerme en pie, como a casi todo el público que estuvo el sábado en Canal. Está claro que el problema es mío.



Visualmente es muy chulo. Luces inteligentes y expresivas, escenografía que funciona, imágenes impactantes e incluso alguna brutal... Pero con todo y con eso, chico, me faltó algo. Me gustaron bastante Rojas y Rodriguez, sobre todo Rojas, Manuel Liñán bien, y los hiphoperos lo hicieron bien. Quizá estos un poco como desganados. Sólo había uno, aunque no sé su nombre, que sí se entregaba realmente a tope. Pero los otros dos estaban como desganados, a medio gas. Y mención aparte para el chico este de las acrobacias. Es un genio. Nos dejó a todos con la boca abierta.
El año pasado vimos "Cambio de tercio" y mejor me callo la opinión. Este "Titanium" está bien, se deja ver, tiene momentos chulos, pero al final es un poco una lucha entre flamencos y modernos tipo "a ver quién liga con quién". Aclaro que a mí el hip hop no me gusta, y a pesar de que el espectáculo es chulo visualmente y que entiendo que la gente se desgañitara gritando "bravo", a mí me pareció bastante choni. También es verdad que el toque gay que tiene me pareció curioso y gracioso. 

El lector de Romeo y Julieta. Sala sexto derecha.

Si la "Sala tú" me pareció que podría tener ciertas mejoras, la sala "Sexto derecha" me pareció muy poco adecuada para una función teatral. Reconozco que es cada vez más difícil poder estrenar en un teatro o incluso en una "sala pequeña", pero tampoco me parece a mí que la solución sea montar cosas y cobrar una entrada por hacer teatro en cualquier parte. Me duele la boca de decir que "La casa de la portera" me vuelve loco. Pero es que "La casa..." es un sitio único, fabricado, creado para hacer teatro en formato reducido. Reducido en cuanto a espacio y a cercanía con el espectador, pero grandioso tanto en las propuestas que le eligen como en quién las dirige e interpreta. Además, en "La casa..." la casa en sí casi siempre es un elemento más, un personaje más y en lo que he visto allí, el entorno marca lo que se hace de una forma definitiva. Reconociendo de nuevo el valor que supone montar un espacio teatral en tu propia casa, en este caso a mí no me funcionó en absoluto. Aquí sí que es montar una función en el salón de tu casa, y ver la lámpara de Ikea, el cuadro en la pared, y los interruptores de la luz... como que no. Además, no estaba lleno, pero aún así, me perdí una parte de la función, porque sencillamente no se veía. Quizá debí haberme puesto en el rinconcillo opuesto, pero me senté donde no debía, qué se le va a hacer.



Cuestiones domésticas aparte, el texto en sí es otra especie de juicio hacia un personaje de una obra teatral. El cura que casa a los amantes de Verona y que da a Julieta el bebedizo letal. Está bien, es interesante sacar de la historia a un personaje secundario y darle vida, hacer que sea el centro de la historia y reflexionar sobre él. El texto está bien, aunque para mi gusto, el lenguaje elegido se me hace añejo y un poco anticuado. Y el que un sólo actor haga todos los personajes... ahí vi otro fallo que al menos para mí no funcionó. No dudo de que José Luis Sáiz sea un magnífico actor, y seguramente en un espacio más grande, sobre un escenario donde pueda moverse, proyectar, hablar más alto, expresarse con mayor soltura, seguro que ahí habría demostrado ser mucho mejor actor. Insisto en que seguro que lo es, pero en este salón, hablando y hasta gritando en voz baja (supongo que para no molestar a los vecinos), y sin poder moverse apenas, se me quedó corto. Ni pudo diferenciar demasiado los personajes ni parecía que los recursos le permitieran hacerlo. Así que lo siento, pero no consiguió engancharme demasiado. Reconozco su valentía y su gran trabajo pero a mí no me gustó, lo vi demasiado limitado todo por un espacio que no ayuda ni al actor ni al público.      

La douleur. Sala Tú.

Que haya salas nuevas está muy bien. Que cualquier sitio sirva para montar una sala, ya no. A ver, esta sala está bien, es mona, tiene su bar (en el que te soplan 2,50 por un minivino, pero bueno), luego dentro tiene unos sofás algo desvencijados pero monos... Claro que también se oye absolutamente todo lo que pasa por la calle y a la vecina de arriba corriendo la silla. En fin, que igual un poquito de insonorización no estaría de más. Pero vale, eso lo asumes porque el riesgo de montar una sala hoy en día es una heroicidad.



A lo que vamos. "La douleur" es un texto muy chulo pero para ser leído. Tirar con un monólogo de hora y media larga es tarea difícil. La historia en sí es dura, muy dura, pero si desde el comienzo no te atrapa, como fue mi caso, entonces se te queda en algo largo, tedioso y bastante menos duro de lo que debería haber sido. En este caso igual es problema mío. Yo tengo mis manías como actor y como espectador. Por ejemplo, las transiciones deben tener algo especial; un fundido a negro, a blanco como en "Muda", un cambio de actitud de la actriz al menos. Pues aquí estaba hablando y de repente se iba hacia un lado, se cambiaba de ropa y seguía. Y ya está. Yo como espectador concedo, pero no regalo. Y luego la actriz... Valery Tellechea. Mira, para mi gusto lo decía todo absolutamente igual. Con el mismo toniquete. Desde la primera a la última frase todo igual. Acentuando una de cada cuatro palabras. Menos si había un "no" o un "nadie" en la frase. Entonces acentuaba una de cada cuatro palabras y subía de tono y hacía una pausa en el "NO", como para remarcar la importancia de ese "no". Y siempre con un movimiento de cuello que más bien parece un tic que un recurso. Algo así como: "En aquélla cása NO.. conseguía sentírme a gústo y sólo quería escapárme". Eso una vez, vale, pero durante hora y media larga el mismo toniquete... Y luego lo más importante. Creo que detrás hay un trabajazo tremendo, de muchísimas horas, desgranando el texto ya buscando la importancia a cada frase. Pero todo ese trabajo actoral previo, no resultaba orgánico y cada gesto, cada frase, cada movimiento, cada fruncido de ceño, parecía automatizado y no resultaba nada orgánico. Eso sí, con una entrega ante la que hay que quitarse el sombrero, aunque después de soltar todo lo que suelta durante hora y media larga, tardar un segundo y medio en salir sonriente a recibir los aplausos, se me hace raro. Viniendo del método tanto la actriz como el grandísimo director, José Pedro Carrión, me resultó chocante.
Así que en definitiva, para mi gusto, el monólogo fue un tostón. Me aburrí y desconecté desde el minuto uno. Y lo digo de corazón, una pena, porque el texto es bueno y durísimo, el director, un prodigio y la actriz imagino que bastante mejor que lo que vimos el otro día.

lunes, 10 de junio de 2013

¡ME HAN DADO DOS PREMIOS!




Mi queridísima y admirada Pilar Alberdi me ha nominado para el premio "One lovely award". Y mi amigo y compañero Eduardo Gutiérrez también, aparte de decir maravillas sobre mi blog, por supuesto inmerecidas. Estoy que no quepo en mí de gusto. Este premio se concede entre bloggers y sirve para promocionar tus blogs preferido y hacerlos más visibles para el resto de los humanos. Cuando recibes una nominación debes hacer lo siguiente:
- Agradecer a quien te ha nominado. 
- Hacerte seguidor de dicho blog.
- Responder a las 11 preguntas que te ha hecho el blog que te ha nominado.
- Premiar a tus 11 blogs preferidos (si no son muy seguidos, mejor, por lo de la promoción)
- Hacer 11 preguntas a esos blogueros que has nominado.
- Informar del premio a tus nominados.

Como ya he dicho, me ha nominado mi admiradísima Pilar Alberdi, y no tengo palabras suficientes para agradecer tanto la nominación como la sabiduría que transmite en cada artículo que escribe. Debería ser de lectura obligada. Exactamente lo mismo puedo decir de Eduardo. Se pone delante del teclado y vomita lo que le arde. ¿Eso es de admirar y envidiar o no?
Las preguntas de Pilar son estas:

1- ¿Qué recuerdos tienes del momento en que iniciaste el blog? 
Sentía que debía expresar lo que sentía al salir de las funciones que veía. El teatro es comunicación, y me faltaba el último eslabón; soltarlo al universo.

2- ¿Qué crees que los demás valoran de las entradas que ofreces?
Supongo y espero que valoran el que me intente explicar llanamente. Las ideas me vienen a la mente y creo que nada mejor para expresarlas que dejarlas salir como vienen. No soy un erudito ni lo pretendo, pero sé de lo que hablo y mi pasión creo y espero que se trasluzca en mis comentarios.

3- ¿Pones un número fijo de entradas a la semana o lo haces cuando puedes?
En realidad escribo cuando quiero. Hemos visto auténticas mierdas de las que no quiero ni hablar. Y otras necesitan un tiempo de reposo antes de verbalizarlas. Puedo escribir cinco seguidas y estar cuatro días sin escribir.

4- ¿Compras las fotos, las haces tú o usas las de los bancos de imágenes gratuitas?
En los teatros está prohibido hacer fotos (lógico) así que uso las que hay por Internet.

5- Si como dicen..."una imagen vale más que mil palabras" ¿te lleva tiempo elegirlas? 
Tardo en escoger la que quiero porque quiero que sea una ayuda más a lo que quiero contar. 

6- ¿Qué valoras en otros blogs? ¿El diseño, la presentación, la calidad de las entradas...?
Todo tiene su cosa, pero evidentemente el contenido es lo primordial.

7- Para los enlaces, ¿buscas blogs de temas diferentes o que correspondan con el tuyo?
La verdad es que no tengo más enlaces que a otros blogs que me gustan por su contenido, sean de lo que sean. Aunque todos tiene que ver con el Arte.

8- ¿Qué importancia le das a las redes sociales  a la hora de hacer más visible tu blog?
Toda. En el siglo XXI, la gente se comunica a través de Internet y tiene una importancia brutal en la vida de mucha gente.

9- ¿Utilizas dichas redes sociales?
Definitivamente sí. Soy muy de redes sociales, jeje.

10- ¿Te has marcado una ética, me refiero a la administración del blog, el control de comentarios, la relación con otros blogs, etc.?
Intento no ofender a nadie con mis comentarios salvo cuando me considero estafado o que me han faltado al respeto como espectador. Y sí, controlo los comentarios para evitar que por lo que sea, se acabe saliendo uno de su propia ética.

11- ¿Nuevos proyectos con relación al blog?
Todo empezó más para mí mismo que para compartir con la gente. En vista de la trascendencia que está adquiriendo lo que escribo, querría intentar difundirlo más aún.

Y a continuación mis once preguntas para mis nominados.

1- ¿Qué tiene un blog que no tenga una página web para que hayas elegido este medio?
2- ¿Te inspiraste en algún otro blog o empezaste a tu bola?
3- ¿Te parece bien la publicidad en los blogs?
4- ¿Te gusta que te dejen comentarios y dejarlos tú en otros blogs?
5- ¿Tiene algún significado el nombre de tu blog?
6- ¿Por qué recomendarías tu blog?
7- ¿Qué te aporta personalmente el hecho de escribir en tu blog?
8- ¿Te presionaría ver que de la noche a la mañana suben tus visitas de 100 a 1000?
9- ¿Te preocupa ofender a alguien con lo que escribes?
10- ¿Planificas lo que vas a escribir o te dejas llevar por la inspiración?
11- ¿Quién te gustaría que se hiciera seguidor tuyo?

Mis once nominados son:

1- El lugar de las cosas invisibles. Una obra maestra cada día. http://luzolier.blogspot.com.es/
2- Alfredo Cernuda. Poesía en cada palabra. http://alfredocernuda.blogspot.com.es/
3- Diario de un pasajero. Hablar desde las entrañas. http://diariodeunpasajeroactor.blogspot.com.es/
4- Pilar Alberdi. Sabiduría en cada entrada.  http://pilaralberdi.blogspot.com.es/
5- Chancano's blog. Poesía, sensibilidad, arte. http://chancano.wordpress.com/
6- Carmen Solís. El blog de una soprano que se merece el cielo. http://carmensolis.wordpress.com/
7- Amparo Pamplona. Cómo escribes, hija de dios. http://elblogdeamparopamplona.blogspot.com.es/
8- Cercadelacerca. Me gusta cómo escribe. http://cercadelacerca.blogspot.com.es/
9- Maruja Torres. La maestra. http://www.marujatorres.com/
10- Musaquontas. http://musaquontas.wordpress.com/
11- Una butaca con vistas. http://unabutacaconvistas.blogspot.com.es/

Y no es que no sea importante, que lo es, pero como no sé dónde poner las preguntas de Eduardo, las añado aquí.

1- ¿Qué te impulsó a crear un blog?
Al salir del teatro o de un concierto o de cualquier espectáculo, comento hasta el más mínimo detalle con mi marido, pero necesitaba contarle al mundo mis sentimientos. Es como escribirle a la nada. Una necesidad.

2- ¿Por qué elegiste el nombre de tu blog?
Pretendía que fuera la mirada de alguien desde el patio de butacas. Normal, un espectador más.

3- ¿Sigues una línea concreta en cuanto a estilo y contenidos?
En cuanto a estilo no. No tengo ningún estilo literario, ya me gustaría. Escribo lo que sale y como sale aunque alguna me ha quedado curiosilla "literariamente". En contenido sí. Escribo de cosas que más o menos pueda ver la gente. Es tontería escribir sobre un concierto puntual que no se va a repetir. Aunque si me ha emocionado, escribo, como un Requiem de Verdi que vi en el Auditorio. Era necesario hablar de Carmen Solís.

4- ¿Te planteas un público concreto como destinatario de tus textos?
Sí. Bueno no. Que lo lea quien quiera, pero querría que fuera gente que no se espere un texto ni de un crítico profesional ni de un superexperto. Gente que tenga curiosidad por lo que opina un espectador concreto con unos gustos concretos.

5- ¿Qué importancia das a las imágenes en tu blog?
Bastante. Quiero que sean de la función concreta de la que hablo, así que el material es limitado. Pero a su vez que signifiquen algo, un momento especial, o con todos los actores... que transmitan un poco lo que luego yo cuento. Me quedé con ganas, al hablar de "Las plantas" de Pablo Messiez con Estefanía (de los dioses) y de los Santos de poner una foto que vi de las manos de Estefanía sobre las de Nina Simone, pero no logré encontrarla cuando la necesité.   

6- ¿Qué crees que puede aportar tu blog a los lectores?
Espero que una referencia que les oriente sobre lo que he visto y sentido. Y una visión cachonda y lisa. Luego que cada uno haga lo que quiera. No espero que nadie se fíe de mi opinión para ir a ver algo o no ir.  

7- ¿Escribes directamente para tu blog o utilizas artículos que has escrito antes?
Supongo que los blogs literarios son distintos, yo escribo en el momento.

8- ¿Sigues algún sistema para promocionar tu blog?
Redes sociales y confianza. Confío en que la gente que lo lea, si les gusta, lo recomienden, jeje. Alguna vez me he sorprendido con mogollón de visitas a una entrada que no he promocionado especialmente. Eso será porque algún implicado lo ha leído y le ha molado.

9- ¿Crees que tus escritos pueden influir en la opinión de los lectores?
Yo soy actor, así que cuando hablo de teatro sé de lo que hablo. Si alguien coincide con mis gustos varias veces, imagino que inevitablemente se fiará de lo que digo. Además, por culpa de los políticos, es tan caro ir a ver algo, que los espectadores necesitamos alguna referencia antes de gastarnos una pasta (21% de IVA incluido que se dice pronto). Así que quizá sin querer, a alguien le influirá lo que lee. A mí me pasa con otros blogs.  

10- ¿Qué importancia tiene la actualidad en las entradas de tu blog?
Muchísima. Podría escribir de "El traje" de Peter Brook, o de "El público" de San Lluís Pasqual, pero no serviría de mucho.

11- ¿Con qué frecuencia lo actualizas?
Cuando me sale del fefo. (Perdón, Edu, tenía que decirlo)

La gente. Sala Cuarta Pared.

Iba un poco acojonado porque no me gustan nada los espectáculos participativos y odio los que se basan en que sea el público el que haga la función, en vez de los actores. Me parece mucho morro. Si el espectáculo acabo haciéndolo yo, pues menuda ciencia. Pero sinceramente la publicidad engaña, o al menos lo que yo entendí antes de ir a verlo.



Mira, por suerte o por desgracia he asistido a miles de asambleas profesionales. Bueno, más bien afortunadamente, porque significa que me importa mi profesión y me preocupa. Pero también es verdad que en muuuuchas ocasiones lo que he escuchado en esas asambleas podría ser perfectamente lo que se dijo anoche en la sala Cuarta Pared. Igual es un poquito spoiler, así que si no quieres, no sigas leyendo. Se plantea una asamblea de... no se sabe. Se habla durante hora y pico de... no se sabe, pero cualquiera que haya estado en una asamblea reconocerá las frases hechas, las muletillas, las frases vacías y la demagogia. La asamblea de anoche podría muy bien ser cualquier asamblea de cualquier gremio o de cualquier movimiento social. Así de divertido y así de triste. Durante todo el tiempo se habla de vaguedades que lo mismo sirven para un roto que para un descosido. Y todo esto con unos actores que parece que acaban de pillar por la calle. Parecen de todo menos actores. Una naturalidad aplastante, es como si estuvieras metido en una reunión de verdad, planteando huelgas de hambre y reivindicaciones que servirían incluso para una asamblea de una asociación de familias homoparentales (y no lo digo por decir). En definitiva, un ejercicio divertido, que no cambia tu vida pero te hace reír y estremecerte por cierto vacío social que te hiela la sonrisa y te hace plantearte si lo estamos haciendo bien.

Inside. Hotel Intercontinental.




Hay muchas veces en las que al hablar de una función de teatro, sin querer, desvelas tramas o secretos que no todo el mundo conoce. Ahora también te digo que si al hablar de "Esperando a Godot" vas y le destripas algo a algún lector, pues que se fastidie (también sé ser fino) porque debería ser de conocimiento obligatorio. En este caso no se puede contar nada de lo que ocurre en las estancias del Hotel Intercontinental, y ya lo siento, porque mi comentario esta vez se va a quedar a medias.
Por supuesto no tiene nada que ver con el templo madrileño del teatro que es La casa de la portera. Tampoco tiene nada que ver con uno de los espectáculos más alucinantes que he visto en la vida (en la vida) que es "Sleep no more", y que si visitas Nueva York y te gusta el teatro no deberías perderte. Este espectáculo se desarrolla en unas pocas estancias del hotel, y desde el mismo momento en el que te reciben, comienza la acción. Eh... coño, no sé qué decir. Pues que vas para arriba y para abajo siguiendo la acción y reconstruyendo una historia que incluso continúa cuando abandonas el hotel, tras una hora curiosa, divertida y realmente especial. "Especial" no siempre es bueno, aunque tampoco tiene que ser malo. Es... distinto, sí, distinto. Ah, y no hagáis ni siquiera una búsqueda en google de imágenes. Hay fotos del espectáculo, pero prefiero poner esta que no desvela absolutamente nada. Y si quieres que te sorprenda de verdad, no busques ni siquiera imágenes.
Esto... hay veces que uno sale del teatro y es una persona nueva, más rica y con sensaciones que antes de entrar estaban agazapadas ("Recortes", "Las plantas", "Muda", "En construcción", "Juicio a una zorra", etc...) y otras veces sales y simplemente has pasado un buen rato, te has divertido y la vida sigue. O no tan simplemente.

Wozzeck. Teatro Real.

Yo es que soy superfan de Alban Berg, así que con eso ya está todo dicho. La partitura me parece una obra maestra, aparte de lo que supuso de cambio en la historia de la Ópera y demás, pero para eso, mejor os veis el vídeo de José Luis Téllez y se os caerá la baba del gusto oyendo a este sabio.
Tenía muchas ganas de ver este Wozzeck, y la verdad es que salí un poco que ni pa ti ni pa mí.
La orquesta sonó de maravilla. Cambreling la dirigió con maestría, dando el tono apasionado que ciertos pasajes requieren y el ritmo y energía precisos en cada momento. Y precisamente ahí, en ese detalle creo que radicó, al menos para mi lo malo de esta apuesta de Mortier. La dirección musical fué por unos derroteros y la escénica por otros.



Wozzeck, como dice un amigo mío del alma, "por moderno que sea el personaje, es un texto romántico". Y yo estoy de acuerdo con mi amigo, como con casi todo lo que dice, entre otras cosas, porque es un genio experto entre otras cosas, en Ópera. Si hubo momentos en los que parecías estar oyendo una obra de Puccini, apasionada, vital, dramática, lo que veías era un escenario único y frío al que le faltaba pasión. Luces frías a más no poder (incluso el suicidio de Wozzeck tuvo que cantarlo casi a oscuras el pobre Simon Keenlyside). Luces feotas e inexpresivas. Y vale que uno a veces de por asumidas ciertas cosas, pero que hablen de la luna roja y ni haya luna ni nada rojo... o que mate a Marie y no haya sangre (sobre todo cuando un minuto después le pillan precisamente porque la sangre le llega al codo)... a mí me dejó frío. Ese barracón como de no se sabe qué, no servía a la obra en absoluto. Vamos a ver, hay un capitán y hay un médico loco, así que al menos podría ser un campamento militar, pero ni eso. Y la pobre Marie vaga por ese barracón más perdida que perdida. En fin, frialdad absoluta en la puesta en escena.
Reparto vocal acertado. Simon Keelyside está muy voluntarioso y defiende bien el personaje, aunque a veces esté demasiado Chapliniano (Chaplinesco, no sé cómo se dice). Vocalmente lo defendió bien, aunque esos saltos vertiginosos de registro estuvo pelín apurado. Se llevó una gran ovación bastante merecida. Nadja Michael tiene una gran voz. Estaba un poco fea con ese pelucón y esa pinta de recién sacada de Forrest Gump, pero bueno. Lo malo, para mi gusto, es que ataca los agudos con demasiada violencia y luego que es incapaz de cantar sin mirar constantemente al maestro y a mí eso me parece mu feo. Para eso están los monitores de los palcos, ¿no? Pues ella daba igual con quién hablara, ella miraba sin parar al maestro. El resto bien, incluido el coro. El que estuvo maravilloso, tanto vocal como actoralmente fue Gerhard Siegel, haciendo un Capitán antológico.
En resumen, montaje correcto, bien vocalmente pero frío en la puesta en escena. Y la dirección musical, soberbia. No estoy de acuerdo con que haya sido el montaje del año del Real, pero bueno, a mí es que me gustó mucho el Cosí. 

Propeller. Canal.

Voy a juntar los comentarios de las dos obras que esta compañía ha representado en Teatros del Canal por razones obvias. Aparte de ser la misma compañía, y de tratarse de dos obras del mismo autor, el resultado es tan semejante que no creo que aporte nada el hecho de escribir por separado tanto de "Noche de reyes" como de "La fierecilla domada". Aunque está claro que existen diferencias entre las dos.
Es un gustazo que te cagas ver cómo miman, cómo entienden y cómo trabajan a sus clásicos. Da gusto oír esos acentos tan maravillosos, esa forma de declamar y lo bonito que suena el inglés en boca de quien sabe lo que dice, ama su idioma y lo respeta y valora. Ojalá comprendieramos aquí igual de bien a nuestros clásicos y fuéramos capaces de subir a un escenario sabiendo hablar, sabiendo pronunciar todas las letras, y dándole la importancia que tiene a la palabra. Da gusto oír a esta gente.
Y da gusto ver montajes como estos dos. Con una dirección vibrante, donde cada escena tiene el ritmo y el tempo necesarios, donde la escenografía ayuda, donde las luces no sobresalen sino que se vuelven invisibles, donde hay elementos que se pueden repetir en distintas funciones, y aún así parecen nuevos en cada una de ellas. Y donde te encuentras con unos actores que es que parece que han nacido encima de un escenario.
Vimos primero "La fierecilla". Ahí utilizaban las cancioncillas, los fragmentitos musicales para los cambios de escena, una escenografía basada en armarios o puertas por donde se entra o se sale de un mundo ficticio a otro. Todo eso se repite en "Noche de reyes" pero te sabe a nuevo.



Lo de que sólo sean actores, al más puro estilo shakespeariano, funciona desde el minuto uno. Magia pura. A veces provoca cierta risa ver la pinta de los chicos, pero ese efecto causaría en su momento también. Vamos, que lo asumes enseguida y es una gozada ver cómo funciona todo de maravilla.
"La fierecilla" es un texto jodido. Apología brutal del maltrato, de la violencia de género, una defensa de la sumisión de la mujer, e incluso de lo bueno y productivo que es que un macho le endiñe dos hostias bien dadas a su señora pa que aprenda a respetarle. Aunque conozcas el texto, estos señores actores lo hacen tan bien que te van metiendo en la historia de tal forma que te lo comes, te lo comes, hasta te sonríes a veces y de pronto te descubres viendo a un auténtico salvaje sin corazón como los de los telediarios, y a una pobre mujer apaleada, pero que en este caso hasta lo pide ella. Vejación absoluta, anulación de la voluntad y violencia de género en toda regla. Y en ese punto crítico, le dan un giro mínimo al tratamiento de la función y todo el patio de butacas relaja los esfínteres y suspira aliviado. Prodigioso.

 


"Noche de reyes" está aún mejor, si cabe. No tienes que sortear emocionalmente estos torbellinos, así que todo es más relajado. Está montada prácticamente igual pero funciona mejor.  No sé por qué. Lo que sí te digo es que en las dos obras me pasó lo mismo, y es que en la segunda parte como que se vuelve todo un poco más denso y cae un pelín. Y me pasó en las dos. Pero ese plantel de actores salvan eso y más. Prodigiosos. Cómo hablan, cantan, cómo se mueven, qué sentido del ritmo, del humor y de la seriedad. ¡Hay uno que hasta baila claqué, y ahí ya te quieres morir! Destacar a alguno sería injusto, pero también sería injusto no hacerlo. Vince Leigh es de otro planeta. Ben Allen es la mujer perfecta. Y Liam O'Brien no puede estar mejor.
Insisto, un gustazo. Divertidos, sabios, inmensos actores y unos montajes tan efectivos como apropiados para un Shakespeare en pleno siglo XXI. Esto se llama cultura, señores ministros, y si esto no se protege, se cuida y se fomenta, estamos muertos.