lunes, 17 de junio de 2013

El lector de Romeo y Julieta. Sala sexto derecha.

Si la "Sala tú" me pareció que podría tener ciertas mejoras, la sala "Sexto derecha" me pareció muy poco adecuada para una función teatral. Reconozco que es cada vez más difícil poder estrenar en un teatro o incluso en una "sala pequeña", pero tampoco me parece a mí que la solución sea montar cosas y cobrar una entrada por hacer teatro en cualquier parte. Me duele la boca de decir que "La casa de la portera" me vuelve loco. Pero es que "La casa..." es un sitio único, fabricado, creado para hacer teatro en formato reducido. Reducido en cuanto a espacio y a cercanía con el espectador, pero grandioso tanto en las propuestas que le eligen como en quién las dirige e interpreta. Además, en "La casa..." la casa en sí casi siempre es un elemento más, un personaje más y en lo que he visto allí, el entorno marca lo que se hace de una forma definitiva. Reconociendo de nuevo el valor que supone montar un espacio teatral en tu propia casa, en este caso a mí no me funcionó en absoluto. Aquí sí que es montar una función en el salón de tu casa, y ver la lámpara de Ikea, el cuadro en la pared, y los interruptores de la luz... como que no. Además, no estaba lleno, pero aún así, me perdí una parte de la función, porque sencillamente no se veía. Quizá debí haberme puesto en el rinconcillo opuesto, pero me senté donde no debía, qué se le va a hacer.



Cuestiones domésticas aparte, el texto en sí es otra especie de juicio hacia un personaje de una obra teatral. El cura que casa a los amantes de Verona y que da a Julieta el bebedizo letal. Está bien, es interesante sacar de la historia a un personaje secundario y darle vida, hacer que sea el centro de la historia y reflexionar sobre él. El texto está bien, aunque para mi gusto, el lenguaje elegido se me hace añejo y un poco anticuado. Y el que un sólo actor haga todos los personajes... ahí vi otro fallo que al menos para mí no funcionó. No dudo de que José Luis Sáiz sea un magnífico actor, y seguramente en un espacio más grande, sobre un escenario donde pueda moverse, proyectar, hablar más alto, expresarse con mayor soltura, seguro que ahí habría demostrado ser mucho mejor actor. Insisto en que seguro que lo es, pero en este salón, hablando y hasta gritando en voz baja (supongo que para no molestar a los vecinos), y sin poder moverse apenas, se me quedó corto. Ni pudo diferenciar demasiado los personajes ni parecía que los recursos le permitieran hacerlo. Así que lo siento, pero no consiguió engancharme demasiado. Reconozco su valentía y su gran trabajo pero a mí no me gustó, lo vi demasiado limitado todo por un espacio que no ayuda ni al actor ni al público.      

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