sábado, 30 de noviembre de 2013

Penal de Ocaña. Kubik Fabrik

Hay veces en las que parece que se juntan los astros para ofrecer espectáculos de esos que ya antes de que vayas, estás hasta nervioso. Por un lado, la compañía, Nao d'amores, que presenta su primer trabajo alejado de su especialidad, el teatro medieval y renacentista y después de sus últimos éxitos. Por otro lado, el texto, "Penal de Ocaña", de María Josefa Canellada, mujer importantísima en la historia española aunque, para mí, al menos una desconocida hasta este momento. Y por otro lado, Kubik Fabrik, la mítica sala de Usera, que en su línea de llevar cosas interesantísimas a un barrio como Usera ( y por extensión, claro está a todo Madrid) nos ha regalado la oportunidad de acercarnos a esta obra, a esta autora, a esta figura y a esta compañía. 
Como no podía ser de otra forma, la sala estaba petada. Pero petada, petada, y yo que me alegro por Fernando Sánchez Cabezudo.   
Bueno, a lo que voy. El texto es una maravilla. Tanto la historia que cuenta como la forma en que está contada son un ejemplo. Aparte de la dureza de la historia en sí, se recrean unas imágenes poderosas, potentes y trágicas con un empleo del castellano prodigioso, demostrando que nuestro idioma es increíblemente rico y expresivo, pero que hay que saber utilizarlo. La imagen de las naranjas recién peladas y de lo que representan para un preso y además moribundo es un ejemplo de la belleza que recorre la mayor parte del texto.
Lo que no ayuda demasiado a terminar de potenciar la fuerza y el poderío del texto es la puesta en escena. Hay un exceso de efusividad desde el comienzo. Elena Rayos empieza totalmente efusiva y efervescente y para mi gusto está así todo el rato y acaba igual que empezó, con el cuentarevoluciones a 150. Si, llora, se emociona, grita, ríe, hace de todo, pero todo siempre en un registro de hiperactividad y sin dejar lugar en ningún momento a esos elementos tan valiosos llamados "silencio", "pausa", "matiz", "complicidad", "susurro"... Por eso el efecto que produjo en mí, por ejemplo fue que los cinco primeros minutos estás como pletórico, acelerado, adrenalínico, pero se te desinfla poco a poco al ver que esa emoción hiperbólica es la misma siempre. No sé, me pareció que Elena Rayos está demasiado espídica desde el principio y aunque le pasan cosas, está claro, paradójicamente no evoluciona. Y claro, corres el riesgo de desenchufar.



No me gustó mucho tampoco el diálogo sobre todo gestual que tiene con la pianista. Los gestos y las caras que pone Isabel Zamora no me gustaron demasiado.
Y luego es que no tengo muy claro desde dónde me están contando la historia. Conmigo al menos no hubo complicidad, ni yo noté eso que llamo "verdad" y que hace que te metas en el escenario y te de igual todo. Yo no veía "vida" en escena, veía casi coreografía y un grandísimo texto pero que me lo estaban contando. No recreando ni haciéndolo vivo. Tampoco me quedó claro desde dónde me lo contaban, no sé si me explico.
Pero vamos, que recomiendo a todo el mundo que vaya a verlo, porque la figura de María Josefa Canellada es interesantísima, el texto es muy bello, Elena Rayos hace de todo con mucha profesionalidad y el espectáculo en sí merece la pena. Detrás se ve que hay un trabajazo tremendo y eso siempre es de reconocer y valorar.   

viernes, 29 de noviembre de 2013

Aquel aire infinito. Cuarta Pared.

Este texto de la autora Luïsa Cunillé ganó el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2010. El jurado estaba compuesto por gente cultísima y superlista, así que yo no soy nadie para decir que el texto es soso, aburrido, que presenta la capa más superficial de los personajes femeninos y que el  convertir a Ulises en un topógrafo europeo en un país extraño no aporta la visión del desubicado que parece que pretende, ni voy a decir que no pasa nada por los personajes, que no hay conflictos y que empiezan exactamente igual que acaban. No seré yo el que lleve la contraria a ese grupazo de intelectuales infinitamente más inteligentes que yo. Así que no lo diré.



Lo que sí digo, y voy a intentar ser suave, es que la dirección de Paco Zarzoso me parece... digamos... equivocada. Plantar a los dos actores, uno a cada lado del escenario, uno sentado (y algo más arropado, claro) y el otro de pie y totalmente vendido, y que simplemente larguen y larguen y larguen es soporífero y desde luego no consigue atraer la atención del respetable ni despertar mayor interés. Si optas por dejar el escenario desnudo (salvo una mesita y una silla), iluminarlo con lo mínimo que se despacha y no dejar que los actores se muevan, se entiende que es que la fuerza va a estar en el texto y en cómo se va a decir ese texto. Pues tampoco.
Y en ese afán de hacer algo que parezca "trascendente", aunque realmente resulte soporífero, no deja que los actores hagan absolutamente nada más que hablar. Y claro, o eres Julio Núñez, o Rodero, o Arturo López, o la D'ocon o Berta Riaza, o alguien así, o igual la cagas. Toni Sancho... digamos que lo dice todo igual, absolutamente igual, tiene un solo tono. Mejor dicho, toniquete, porque encima es cantarín y afectado. Claro que el pobre está ahí plantado con los brazos colgando; igual si le dejaran moverse un poquito... sería todo algo más orgánico. Solo un poquito más, no pido mucho. Aparte de que para mi gusto, y lo siento, es un actor de pocos recursos. O eso es lo que parece gracias a cómo está montada la cosa. Lola López, yo es que lo siento pero no me gusta nada. Para nada dudo de que tenga una trayectoria  abrumadora y de que lleve cuatrocientos años en la profesión. Segurísimo que es una gran dama del teatro, pero su forma de hacer... bueno, de decir, no me llega, no me gusta. Fijo que tiene mil recursos, e igual es por la dirección, no lo sé, pero aquí solo usa un registro. Para mi resultan exactamente iguales Fedra, Antígona, Medea y Electra. Y reconozco y lo digo totalmente en serio, que Lola está entregadísima, que sufre, que se emociona, que busca dentro de sí misma, que intenta darle peso, carga e intensidad a todo lo que hace..., perdón, a todo lo que dice, pero al estar la mujer clavada al suelo o a la silla, según qué escena sea, no consigue transmitir todo lo que ella siente dentro, ni comunicarlo con el espectador. Si es que todo es demasiado rígido, y así no hay manera.
Aplausos fríos del público que no abarrotaba la sala.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Kathie y el hipopótamo. Matadero.

Pues no, no pienso comparar con "La Chunga".
Antes que nada, decir que las fabulosas fotos son de Sergio Parra.
Este texto de Vargas Llosa no me vuelve loco pero tiene sus cosillas que me lo hacen interesante.
Una dama de la alta sociedad limeña contrata a un escritor (un negro) para que le escriba un libro con sus andanzas por esos mundos negros y amarillos. Igual que él "colorea" las experiencias de ella, a nosotros se nos muestran distintas anécdotas de las vidas de ambos. Puede que sean reales o puede que no. Hay muchas, unas más descabelladas que otras. Y ese juego de realidad/ficción/invención/fantasía/diversión/deseo/quimera deja ver diversos niveles de relaciones humanas, casi todas ellas enfermizas, chungas, sucias, crueles, machistas y bastantes repulsivas. Los hombres dan asquito y las mujeres son todas un poco pavas, pero bueno, será el momento. Bien, vale, texto interesante, que se hace ameno, mantiene el intríngulis y no aburre.



El espacio me pareció acertado. El piano de cola y la presencia de David San José es un acierto pleno. Crea clima, pone la banda sonora que muchas veces echamos en falta en nuestra vida. Fabuloso músico. Escenografía correcta y luces normales, a veces poco aprovechadas. No basta con poner una luz más amarilla para los momentos del pasado remoto. Y un crimen no aprovechar el "Ne me quitte pas" de la divina Ana Belén para bajar las luces, iluminar de forma más íntima y hacer que todos acabemos llorando como perrakas.
La dirección no me parece tan prodigiosa como he leído por ahí. Es más, creo que a ratos, deja a los pobres actores vendidos en situaciones difíciles de defender. Como esa escena en la que la divina Ana Belén casi tiene un orgasmo agarrada a la torre de focos, luchando por no hacer lo que le pide el cuerpo, que es revolcarse por ahí o buscar otra acción más acorde con lo que pasa. O la mayoría de las intervenciones de la hermana de Kristin Scott Thomas, digo, de Eva Rufo. Casi siempre vendida a acciones pobres o plantada en medio sin más recursos que su habilidad para salir de esos atolladeros. O como esa escena, que para mi gusto saca lo mejor de la divina Ana Belén, cuando la lectura de las cartas a su ex novio, mientras se agarra desesperada a sus piernas gritando que la deja ser su perra, su puta, pero que no se vaya. Lo mejor de la función y del texto, pero desaprovechado escénicamente y dejando a la pobre divina Ana Belén vendidita en una situación imposible de salvar si no es con toda la profesionalidad del mundo.    
Eva Rufo y Jorge Basanta están muy bien. Hacen muchas cosas, casi todas ingratas y las hacen muy bien. Tiene los papeles menos agradecidos pero los sacan adelante con una profesionalidad abrumadora. Bravo por los dos. Ginés García Millán no me gustó. Le veo que está tan normal y de repente se pone a gritar desaforadamente sin transición. Le veo que hace lo que tiene marcado, pero le falta verdad, esa cosa orgánica. Por ejemplo, hay un momento en el que está gritando como un loco sentado en la mesa. Tiene la vena en el cuello y grita a todo trapo. Pero (es lo que tiene la fila 1, que lo cazas todo) tiene las manos relajadas, reposando tranquilamente sobre la grabadora sin la mas mínima crispación.




Y mi Ana. La divina Ana Belén. Creo que después de mi amigo Chinarro, yo soy la persona del mundo mundial que más adora a Ana Belén. Aunque muy limeña no parece, las cosas como son, está absolutamente arrebatadora como Katie. Va y viene de un estado de ánimo a otro como si tal cosa. Ríe y a los dos segundos llora. Tiene cincuenta y pico años y al segundo tiene diecisiete. Paréntesis: cuando de repente los dos protas se ponen a hacer de chavalines, me temblaron las canillas, me estaba viendo a Meryl Streep en "La casa de los espíritus" o a Kathleen Turner en "Peggy Sue se caso". Pero no, la divina Ana sale bastante más airosa del difícil empeño. Hasta eso tan cruelmente difícil lo hace que te cagas. Te la comes. Es un derroche de profesión el que lanza esta mujer para sacar adelante este vaivén de estados de ánimo y de configuraciones de personajes. Salta de uno a otro sin red y cae siempre de pie, como la grandiosísima actrizona que es. Mariano, perdona, pero como soy bastante mayor que tú, tengo más antigüedad. Yo la vi primero.

martes, 26 de noviembre de 2013

Dos Ninas para un Chejov. La casa de la portera.

Yo no sé si hay alguien en el mundo mundial que defienda "La casa de la portera" más que yo. Siempre lo he dicho y de momento, siempre lo diré. Y ya ni te cuento las nuevas iniciativas como "La pensión de las pulgas". Martret y Puraenvidia lo tienen clarísimo. En esta época de ataque al teatro y a las artes y la cultura en general por parte de los que "nos gobiernan" si hay problemas para llevar el teatro a las salas, habrá que llevar el teatro a donde sea. Porque no nos callarán. Así crearon el templo del Off Madrid, "La casa de la portera" y ahora "La pensión de las pulgas". Pues sí, antes muerta que acogotá.
Eso no significa que todo lo que el resto de los mortales vemos en "La casa de la portera" sea maravilloso, ni siquiera buenísimo. Como este "Dos Ninas para un Chejov". A ver, está bien, no digo que esté mal, pero te quedas un poco chof. Como si hubieras visto un microteatro alargado.



El texto está bien, presenta a dos aspirantes a actriz que son perfectas como prototipos. Una va a al casting un poco a lo loco, esperando que algo pase y salta a la fama y al cine y la otra, la más experimentada, está de vuelta de eso, ha hacho pelis de realismo social de esas que nadie recuerda muy bien los papeles secundarios, series de las que no ha visto mucha gente y se considera actriz "de teatro". Eso lo hemos oído mil veces y yo lo he dicho durante mucho tiempo, que un actor de verdad se forja en el teatro. El caso es que cada una por su parte llevan escrito en la frente que no se van a comer un rosco. La joven por insensata y no tener ni pajolera de prepararse un papel y la otra por derrotista, por pensar que nunca la han elegido para nada y que ahora será igual. Aunque en el fondo cada una le da una lección a la otra. La joven al final no es tan pava y demuestra que también tiene ilusiones y una visión optimista de la vida, que su compañera no tiene, aunque presuma de ser mucho más "actriz" y de prepararse más y mejor los papeles. El conflicto empieza bien, ellas están estupendas, cada una en su papel y en su estilo pero de pronto se acaba. No llega a tres cuartos de hora. Y eso, no sé, lo que ves está bien, pero cuando se empieza a calentar el asunto y Miriam Montilla se ha lucido con su monólogo de "La gaviota", se acaba. Y la gente se queda así como que no sabe si aplaudir o no, hasta que ya el oscuro te dice que es el momento. Con lo cual es que la historia no está cerrada. El público no es tonto y a todos nos faltó "algo más".
Pero vamos, que las dos actrices estupendas y que lo que ves está bien, aunque eches en falta un poco más.   
  

lunes, 25 de noviembre de 2013

Ven a bailar con nosotros. CND. Teatro de la Zarzuela.

Sí, lo reconozco, soy parcial cuando se trata de según quién. Porque es humano y porque quiero. Y porque soy así. Porque soy fiel a mis amigos y los defiendo a muerte. Especialmente si se lo merecen. Y mira que no conozco a nadie de la CND, pero son mis amigos. Los quiero, los defiendo y los defenderé mientras no me traicionen. Como mis amigos.
En un país como este, sobre todo ahora que estamos como estamos, o como nos dejan estar, una compañía como esta es para defenderla a muerte. Centro de formación, cercanos al público, con unos grandísimos trabajadores y artistas. Creo que es nuestra obligación moral defender su trabajo y no hundirles. Cuando lees por ahí que si van a voleo, que si llevan barbitas y que ellas van peinadas cada una a su bola y que están fondonas, se te abren las carnes. Claro que descerebrados hay en todas partes.
El pedasssso de programa comienza con "Sub", de Itzik Galili. Y no puede empezar más potente. Ocho pedazo de bailarines sueltan testosterona y virilidad por el escenario, envueltos en energía desbordante y un nivelamen tanto artístico como estético que roza lo salvaje. Brutal, pasional, vibrante, emocionante, prodigioso y sin duda, caluroso. Te dispara la adrenalina a la altura de las torres de Plaza Castilla. Igual es malísimo destacar a alguien en una coreografía de conjunto. Pero es que yo tengo una debilidad especial por Isaac Montllor y sin querer, se me van los ojos a él. A ver, que son todos brutales, pero Isaac, quizá porque me fijo más en él, pero tiene un nivel de entrega del 110%. Si hay que levantar la pata 45º, él la levanta 46º. Igual no es bueno que diga esto, porque nadie en un conjunto debe destacar, pero creo que él ha nacido estrella y por algo, se me van los ojos a él.




Igual que no puedo despegar mis ojos de Jessica Lyall. Sus expresiones, su forma de mirar, de sonreír, de estirarse siempre con una expresión acompañando el movimiento. Me vuelve loco.
"Falling angels" es Kylián. Con eso está todo dicho. Yo me muero y me remuero y me vuelvo a morir del gusto. Y eso de que las niñas están focas, ¡una mierda! Son divinas y están bastante más concentradas que otras veces. Lo único decir que aunque crean que no, siempre hay un espectador cabrón que se fija en la que está detrás del todo y se da cuenta de si levanta la pata menos que las demás pensando que nadie la mira.
Y con "Minus 16" llega el momentazo de la noche. Para mi gusto lo más brutal es "Sub", pero reconozco que con "Minus 16" se meten al público en el bolsillo. No me los conozco a todos, pero creo que es Daan Vervoort quien, desde el escenario vacío va llevándose a la gente a su terreno. Y si no te mueves de la butaca en el segundo descanso, vas a ver cómo te embauca, te sube al escenario con él, te planta una americana y te bailas un mambo como si tal cosa. Elegante y pícaro, se mete al público en el bolsillo. Así que cuando entre casi todos se bailan "Minus 16", la peña está entregadísima. Y lo hacen de locura. Graciosos, divertidos, serios, precisos, potentes y con dejando una impronta, que a pesar de lo que digan por ahí, yo creo que va siendo ya la marca de la casa.
Para mi gusto, otro exitazo de la CND, esta vez, camelándose también al público y buscando una complicidad, que junto con las actividades que hacen en contacto con el público, están ayudando a acercar la danza al público en general, no solo al especializado. Y eso no es que sea bueno, es buenísimo, y puede ayudar no solo a hacer más popular esta disciplina, sino a que la gente la valore mucho más y salga a la calle si es necesario para protegerla.        

Amor, ¿y si lo hacemos antes de morir? Nave 73

La verdad es que desde el principio lo que allí pasó fue un circo. Se suponía que empezaba a las 22,30. Pues a menos cinco seguía llegando gente, se paraban mirando la grada sin atreverse a sentarse en los pocos sitios que quedaban libres. Les indicaban dónde sentarse, pero nada. De pronto veían a unos conocidos que estaban en primera fila y claro, saludos, besos, cómo te va, qué tal tu tía... inaudito. Así hasta las 23, que por fin empezó. De esto no tiene la culpa los actores, está claro. Pero ya me pilló revirao.



Es sabido que no soy yo muy amigo de las cosas que suelen programar en el Lara. Pues esta función me pareció como del Lara. Gente joven, amores ocultos, humor verde, chica que vuelve locos a todos, conflictos adolescentes... justo las cosas que menos me interesan.
Siempre que hablo de este tipo de espectáculos digo lo mismo. La peña se parte el culo, se ríen mogollón, suelen estar hasta arriba y la gente sale encantada. Es evidente que el problema es mío. y no es que me guste que todo sea trascendente, pero hombre, que me mueva un poco sí. Y si es mera diversión, que sea algo más inteligente. Insisto una vez más; yo es que soy rarito de cojones.
La dirección me pareció inexistente. Aparte de dirigir el tráfico, muchas veces sin sentido siquiera (personajes que salen de escena porque sí, sólo para que los otros hablen de ellos, en fin...) no había allí nada de autoría, ni de toque. Nada aparte de sacar adelante una función como de fin de curso.
Carlos Guardiola me gustó mucho. Es gracioso, tiene arte y madera. Los demás... digamos que no me gustaron. 
El objetivo de cualquier compañía es comunicar lo que ellos quieren y el de cualquier sala, llenar y hacer caja. Si encima tienes unos valores estéticos, críticos, y personales, pues mejor que mejor. Pero está claro que "Mudanzas y portes" no pretenden más de lo que hacen. Lo hacen bien y son efectivos. Pues ya está.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Desh. Akram Khan Company. Canal.

No sé ni cómo empezar ni qué decir.
Él está solo en el escenario. Todo el mundo sabe que el diseño visual es de Tim Yip, ganador de un Oscar y que la música es de Jocelyn Pook. Todo el mundo sabe también que Akram es de nacido en Londres y sus padres son de Bangladesh. Empezó a bailar danzas típicas y pronto descubrió que lo mejor era adoptar lo más interesante de cada disciplina y trabajarlo desde sí mismo. Como Israel Galván en flamenco. Quizá por eso van a trabajar juntos en breve.

 


A lo que voy. Akram es un ser que se sale de lo establecido. Baila como quiere, con elementos de aquí y de allá llevados a su terreno. Él quiere expresar y lo hace sirviéndose de todo lo que haga falta. A ver, no es que no tenga personalidad, sino todo lo contrario, ha creado una forma de expresión nueva, poética y al servicio de lo que quiere contar. Es un poeta lúcido y creador. No artista, ni coreógrafo, ni bailarín. CREADOR.
Estéticamente el espectáculo no tiene desperdicio, es de una belleza aterradora desde el segundo uno hasta el final. Cualquiera de los momentos son mágicos, no te sabría escoger uno. Las sillas, el bosque de telas, la proyección, la figura del padre pintada en la calva... no sé cómo describir la belleza, la poesía y lo estremecedor de una historia que traza pinceladas de vidas o de una sola vida pero con mil niveles de percepción.
Si flipé con TAO dance, lo de Akram Khan ni te cuento. Muero de ganas por ver ese dúo con Israel Galván.




   

4 y 5. TAO Dance Theater. Canal.

Dentro de "Madrid en danza" ves espectáculos bochornosos y luego ves joyas como "4 y 5" y no te explicas cómo se han podido programar juntas ambas cosas. Porque mira que hemos visto cosas malas este año. Pero malas malas. Y luego de pronto, vas a ver a esta compañía y flipas.
Tao Ye, el coreógrafo, no pone nombre a sus trabajos sino que los numera. Dice que es imposible resumir la danza en pocas palabras y que de paso no predispone al espectador. Así que llegas virgen al espectáculo.

 


Son dos coreografías no muy largas pero que te dejan la sensación de querer más. Son absolutamente hipnóticas. En "4", cuatro bailarines se mueven acompasadamente, sin tocarse, uniéndose y separándose en un ejercicio de virtuosismo alucinante. Si de algo puede pecar es de excesiva frialdad, aunque el efecto hipnótico que crea en el espectador es brutal. Eso unido a un vestuario y un maquillaje que le dan un puntazo imprescindible, son dos personajes más en la coreografía.
"5" es más brutal todavía. Como si nada, los cinco cuerpos se funden en uno, no se separan en ningún momento y empiezan un recorrido por el escenario que te deja pegado y sólo quieres que dure más y más, que sigan dando vueltas por el escenario. Es mágico, hipnótico, embaucador, casi un milagro y de un virtuosismo que lo flipas. Claro, todo está medido y coreografiado, es evidente, pero el mecanismo funciona de tal forma, que es como si un ente con vida propia y latido propio hubiera estado recorriendo en escenario. Brutal. Sin duda lo mejor de "Madrid en danza". Hasta el momento, claro.

Tomás Moro, una utopía. Fernán Gómez.

Pues por muy de Shakespeare que sea el texto, a mí me pareció un auténtico ladrillo. Aburrido, simplón, sin ninguna progresión, dramáticamente pobre y sobre todo, pesadísimo.
También es que el escenario del Fernán Gómez es muy desagradecido. Siempre parece todo como pequeñito, no hay quien llene ese escenario, y los problemas de acústica son tremendos. lo malo es que sí ha habido quien ha llenado el escenario, a quien se ha oído bien y quien ha hecho grandes cosas allí, así que tampoco será problema de la sala. Aunque es desagradecida.



La dirección me pareció simplista y sin ninguna gracia ni toque especial. Ritmo regulero, algo monocorde y sin mucha progresión ni cada escena en sí misma ni en el conjunto. Demasiado frío todo y como "sin alma". Vamos, una puesta en escena normalita, con unas luces sosas y un ritmo poco adecuado.
Los actores... muy desiguales. Ángel Ruiz, sin duda el mejor, vuelve a repetir esquemas ya vistos, no sé si por decisión propia o por sugerencia de la directora. Tanta pluma ya cansa y aunque cante muy bien, también está un poco fuera de lugar su cancioncilla en inglés. Del resto, desiguales, los hay ligeramente mejores y los hay bastante peores, así que mejor no señalo a nadie.
Y José Luis Patiño a mí es que no me gustó. Reconozco que se lo curra, que está voluntarioso y que intenta hacer muchas cosas. Pero ese tic de mordisquearse el labio antes de cada frase me parece un vicio, y luego, cuando está relajado y más feliz me recuerda a Antonio Ozores. Lo siento, es cosa mía, pero me lo recuerda. Y cuando está más trágico, tampoco me gusta porque empieza con una cantinela que acentúa siempre la penúltima sílaba. Dice todas las frases con el mismo toniquete que suena como si fuera de Rentería.  
Todo esto unido a que me agarré un trancazo que ni te cuento... no hicieron la velada muy agradable, la verdad.

Ainhoa Arteta. Teatro de la Zarzuela.

Dentro del XX Ciclo de Lied, el martes tocó recital de la sublime Ainhoa Arteta.
No es peloteo decir que la sublime Ainhoa fue sin duda lo mejor del Don Giovanni fallido del año pasado en el Real. No se puede ser más inteligente ni más sabia tanto eligiendo el programa como enfrentándose a él.

 


El "Frauenliebe und leben" de Schumann fue absolutamente maravilloso y delicado. Ni enfatizó gratuitamente ningún pasaje ni se quedó corta en delicadezas y matices. Para mi gusto fue en ejemplo de respeto por la partitura y de sabiduría expresiva desde la profundidad, no desde la forma.
Y de ahí salta a Strauss y se canta un "Morgen" como no he oído nunca en la vida. Tengo que decir que en todo el recital, pero en esta primera parte me pareció fundamental el trabajo de Malcolm Martineau al piano. Fabuloso pianista que mantuvo todo el rato un tono suavemente acoplado a la voz de la diva. Una voz que ha ganado en cuerpo, que mantiene los agudos y que ha ampliado recorrido hacia abajo, dándole más peso a cada nota.
Descansito para mojar el alma tocada con un vinito y seguimos. Albéniz y Falla. Con dos narices. Y si hizo un Albéniz denso y preciosista, las siete canciones de Falla fueron antológicas. Esa nana se quedará en mis oídos para siempre. Y de propina, un Hahn de morirte de gusto y un Turina igual un poco agresivo.
A ver, un recital de lied no es lo más apropiado para salir con el corazón pletórico. Quiero decir, un recital con tus Puccinis, tus Verdis, tus Mozarts y tal te da un subidón de adrenalina que te vas a casa de una carrera. Pero un recital de lieds es más dado a salir con el espíritu flotando y etéreo. Y así salimos el otro día, flotando y llegamos a casita flotando en una nube con la imagen de la bella Ainhoa.

Dido y Eneas. Teatro Real.

Siguiendo un poquito más con Purcell, tras "The indian queen", tocaba la versión en concierto de "Dido and Aeneas". Uno iba atacadito, lo primero por ver si me gustaba tanto como "The indian queen", y por qué no decirlo, por ver si Simone Kermes la montaba. Coño, no es que la mujer monte numerazos así de escándalos ni nada, pero como está tan locatis y no se corta un cagao, daba como morbo ver qué hacía.
Y lo que hizo fue absolutamente maravilloso.




Currentzis al mando otra vez. Y el hombre estuvo tan voluntarioso como siempre. Quizá demasiado, porque marcaba tantísimo ciertos "toques" musicales con sus zapateados, que lo que hacía era añadir unos elementos sonoros que a veces, distraían y no aportaban nada. Eso sí, mola que en plena fiebre, se baje del estrado y persiga por el escenario a los músicos. Yo me meo con él, me encanta. Aunque esta vez, reconozco que tanta efusividad en la "puesta en escena" no se correspondía con más pasión en la orquesta. Quiero decir, que parecía que debía sonar más vibrante y sin embargo sonaba respetuosa, delicada y en su justa medida. Se nota que conocen perfectamente a Purcell, porque los músicos de la Ópera de Perm se han lucido en todo lo que han interpretado en Madrid.
El pobre Dimitris Tiliakos se pudo resarcir del fiasco del McBeth del año pasado. Pobrecito mío, en el McBeth se vio aplastado por un papel para el que le faltaba voz, recursos y de todo y sin embargo ahora ha podido lucir más su bonita voz y su buen hacer. Aunque canta ná y menos. Nuria Rial cantó muy bien la Belinda. Voz fácil, que sube y baja como quiere, con un timbre bello y muchísima dulzura pero sin cargar las tintas. Marie McLaughlin para mi gusto estuvo horrorosa. Aparte de que iba hecha un cristo, cantó realmente mal. Desaforada en las notas altas y descolocada en las medias y bajas. Parecía que estaba cantando la Lola de Cavalleria rusticana. Por supuesto el coro de la Ópera de Perm volvió a lucirse con esos coros maravillosos y sutiles. Sin duda son los amos de los "pianos".
Y Simone Kermes estuvo sublime. Iba muy guapa y bien vestida, no hizo ningún número, cantó de forma respetuosa y estratosférica. No es que la mujer monte pollos continuamente, pero sí da miedo que se pegue sus bailes, o empiece a poner caras o esas cosas que hace. Pero me descubro ante ella. Es evidente que no es ninguna payasa y que estas cosas las hace cuando las puede hacer. Y cuando tiene que cantar, canta. El otro día cantó. Y cantó precioso y sutil. Con unos graves quizá un poco erráticos pero con unas notas medias y altas dulces y terroríficamente dramáticas. Magistral, todo un ejemplo de respeto por una partitura y por un climax dramático que ni conviene enfatizar ni intentar ilustrar. La música lo tiene todo, sólo hay que cantarla como está escrita y ponerle todo el amor del mundo. Y la desesperación del que está muerto, como hizo Simone en el maravilloso "When I am laid in earth" que nos dejó a todos estremecidos. La adoro.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Algunos lugares. Teatro Pradillo.

También dentro de "Madrid en danza" la compañía Nabeirarrúa danza presentó, en el teatro Pradillo, "Algunos lugares". Veníamos de ver "Standards" de la compañía de Pierre Rigal y claro, esto fue como la noche y el día.



No conocía a Mar López ni a Sara Mogarra. Sí he visto bailar a Tatiana Chorot y me encanta. Las veces que la he visto con Provisional Danza me ha vuelto loco.
Por eso no entiendo lo del otro día.
No sé si es que hubo algún problema técnico pero hay cosas que servidor no entendió.
No puedes tirarte 3 minutos de reloj para que leas un rótulo mientras ellas tres están sentadas sin hacer absolutamente nada. Y venga rótulos, y más rótulos. Y venga minutos y más minutos.Por cierto, a mi lado había 8 o 9 señores de esos de "Ventana a la danza" o como se llame. Vamos, que eran todos extranjeros, y sólo había uno que entendía español y les tenía que ir traduciendo.
Pero a lo que voy. Comienzan las tres bailarinas revolcándose, jugando entre ellas, haciendo la croqueta, persiguiéndose por el espacio. Vale, como comienzo vale. A partir de ahí, poco más. Hay otro momento en el que Sara hace unos ejercicios con su tripa mientras Tatiana se acerca. Eh... y ya. Se tumban bajo los focos y se están quietas mientras suena la música. Un buen rato. Luego se vuelven a quedar quietas sentadas mientras suena más música. Luego se cambian de postura y se vuelven a quedar quietas.
Hubo gente que se fue. Y yo, si no hubiera estado justo en el rincón opuesto a la puerta, no sé yo. Lo que hubo fueron cuatro aplausos fríos y la cara de circunstancias de ellas tres.
Y me da rabia, porque estoy convencido de que las tres son gandísimas bailarinas (Tatiana lo es, eso lo aseguro) y que puede que lo que hayan querido contar no sea eso exactamente. En cualquier caso, no conectaron con el público. Eso nadie me lo puede negar. Señal de que algo falla.  

Ballet Preljocaj. Canal.

Dentro del ciclo "Madrid en danza" tocaba ver a la Compañía de Angelin Preljocaj con dos piezas, "Anunciación" y "La consagración de la primavera".
 


En las dos piezas, la estrella indiscutible es Virginie Caussin. Maravillosa en las dos coreografías.
"Anunciación" es una pieza más etérea, donde se cuenta un poco en encuentro entre la Virgen y el ángel que le anuncia su futura maternidad. Es una coreografía suave, preciosísima, delicada, etérea en la que contrastan los movimientos más líricos de la virgen, con la estética más brusca o cortante del ángel. Extraordinaria Virginie Caussin como ángel. La música de Vivaldi no puede ser mejor complemento.



Contrasta con "La consagración de la primavera" con música de Stravinsky. Coreo mucho más terrenal, bueno, infinitamente más terrenal, carnal, salvaje y tribal. Virginie Caussin vuelve a ser la figura central y vuelve a demostrar por qué lo es. Esta mujer en sensacional. Todo lo que hace lo hace bien y encima tiene una expresividad fuera de lo normal. Apabullante, de verdad.
Sin llegar a mi inmensa adoración por Kylián, lo que había visto de Preljocaj me había gustado mucho. Este espectáculo, la verdad es que no despertó tremendas pasiones en la inmensa sala de Canal, ni se oyeron "Bravos" ni gente enloquecida. Estuvo bien, gustó, cumplió, dejó buen sabor de boca, y aunque no despertara pasiones descarnadas, dejó muy buenas sensaciones y el regustillo de haber aprovechado la noche.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Who will save me today? Cuarta Pared.

Catorce euros son muchos euros.
Janet Novás ya está en la sala cuando llegas. Está como calentando o bailando cosillas suaves así con la musiquita de Pergolessi. Como esto se ha visto mil veces, pues tampoco le echas cuenta. Hasta que pasado un rato, ves que es que ya ha empezado. O que no hay comienzo. Vamos que dejas de hablar con tus compis y empiezas a fijarte en ella. Y más vale que te fijes bien, porque estos diez minutillos es prácticamente todo lo que baila. Baila eso, durante unos diez minutos, para mi gusto con el cuello agarrotadísimo. Luego agarra un micro y habla. "Esta noche va a ser la mejor noche de vuestra vida".
Bailarines que encima hablen hay pocos. Mejor no pongo nombres, pero vamos, pocos pocos. Janet o está entre estos elegidos, me temo. Para mi gusto, al menos.
Luego desenrosca unos rollos de Albal. Bueno. Pone en marcha un robot que siempre va para donde no debe y del que se supone que está enamorada. Bueno. Saca a una chica del público y le pone a la pobre una linterna enfocando a su cara y le pregunta varias veces si se siente incómoda. La mujer dice que no, pero ella insiste. ¿No estás incómoda? Pues no. Luego enfoca al público supongo que intentando que nos sintamos incómodos nosotros. Pero tampoco. Con esto han pasado otros 10 minutitos. El albal juega malas pasadas. Un par de enganchones, el robot que se atasca, se le cae una linterna y no la encuentra, acople del micro con un bafle... bueno, varios problemillas técnicos que oye, son inevitables. Entre medias baila otro poquillo con el cuello igual de agarrotado.
Y los últimos 3 minutos son ella y el robot ahí mientras Jairo nos pone una canción de Bonnie Tyler.
No sé, chico, yo me pongo esa canción en casa a todo meter y me estremezco, pero ir a ver un espectáculo de danza y que me pongan una canción, bailen diez minutos como mucho y se empeñen en impresionarme... pues mira, esta vez como que no. Y eso que Janet está claro que tiene mucha energía y baila bien y le pone mucho empeño.  Me da que es un espectáculo que duraba cuartito de hora y que lo han inflado un poquito para llegar a los 45 minutos, que es lo mínimo que se despacha. Y hombre, por 14 euros, ya está bien.   


viernes, 15 de noviembre de 2013

Erection. Pierre Rigal. Canal.

Al parecer Pierre Rigal entró en su primera compañía de danza en 2002. Esta coreografía es de 2003. No digo más.
Seríamos en la sala unas 50 personas como mucho. Una lástima. Adoro la danza y me parece vital que se programen espectáculos de danza en Madrid. No nos podemos quejar porque se puede ver habitualmente danza en Madrid, aunque el apoyo institucional sigue siendo escaso, tanto en formación como en difusión. Por eso es un pena que para un festival que hay, como es "Madrid en danza", hubiera tan poca gente. También te digo que cuando sacamos las entradas, tuvimos que pillar fila 9 porque las ocho primeras estaban llenas. Sería llenas de invitaciones, porque ya te digo, 50 personas. Tampoco puede ser que bloqueen 8 filas para invitaciones y protocolo y que luego encima la gente no vaya. Tiene narices.

 



Bueno, a lo que voy. Escenario vacío, oscuro. Un rectángulo creado con las luces. Él tirado en medio del rectángulo. Y se pasa los primeros 10 minutos prácticamente haciendo la croqueta pacá y pallá. Poco más. El otro día comentaba lo de que en danza contemporánea es poco habitual ver historias con miga, y que era frecuente eso del cuerpo tirado en el suelo que lucha por ponerse de pie. Bueno, pues si antes lo digo... Los siguientes veinte minutos son eso. Alternado con lucecitas de colores, y lo típico eso de los calambrazos cuando piso en un sitio en concreto y me doy cuenta de que si piso ahí se produce un calambrazo. Lo descubro y me dedico a repetirlo cada vez más deprisa. Llevamos media hora. Quedan 15 minutos. Entonces ya deja de "bailar" y el resto son luces, muy monas eso sí, pero luces, y una proyección  de un cuerpo en el suyo propio. En fin, que yo pa mí que no debió de salir muy sudado. 45 minutos de cosas algunas monas, otras vaya pero todo como un poco añejo y sinceramente... muy poco danzístico. El domingo veremos otro espectáculo suyo. Veremos a ver. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

Eurozone. Valle Inclán.

Por algún sitio he leído que "Eurozone" es algo así como la segunda entrega de una trilogía y que "Citizen" era la primera. No sé si es verdad, pero estoy seguro de haberlo leído en alguna parte.
En el programa de mano dicen textualmente: "Eurozone es una aproximación al gran atraco especulativo hecho al más puro estilo Tarantino y con el referente directo de Reservoir Dogs". Desde luego, con eso de "al más puro estilo Tarantino" no estoy de acuerdo. Además me parece un poco digamos... fuera de lugar. Pero que el referente es "Reservoir dogs" es un puntazo y está muy bien llevado. Efectivamente los paralelismos con los personajes y las situaciones de la peli son ingeniosos y funcionan de maravilla. 

 


El comienzo es prometedor. Doblaje en directo de la primera secuencia de la peli pero con un texto que tiene que ver con los tejemanejes de varios dirigentes europeos. Tiene su guasa y ya te deja ver que la cosa va de caña dura a to dios. También demuestra, y aquí barro para casa, que no cualquiera sirve para hacer doblaje. Pero esa es otra guerra.
Esta escena da paso a otra en la que esos dirigentes, gobernantes de países, del FMI, del BCE... se pelean por bailar con Europa. Unos parece que encajan bien, otros decididamente están en historias diferentes. Gracioso e ingenioso también.
Pero de pronto se para este torrente expresivo e ingenioso y empiezan a hablar. Y ahí el espectáculo cae. Y cae por sí mismo, por su concepción. A ver, el público es inteligente, no hace falta explicarle todo como si fuera un niño. Y es un poco una explicación a la crisis como para críos. Simplista y sin autocriticar lo que cada país ha hecho por sí solo. Parece que los únicos culpables son la Mekel y los del FMI. El discurso se vuelve bastante simple y aunque está claro que lo que se dice tiene la simpatía del respetable y que todos nos reímos y tal, lo que tenía de prometedor el espectáculo deja paso a una farsa más esperpéntica y simple en sus planteamientos. Incluso el número del casino, que mola, es divertido y tal, es evidente que cualquiera que salga va a elegir a Merkel. Y apostaría a que en TODAS las funciones se elige a la Merkel. Eso ellos lo saben, con lo cual creo que hasta eso está ligeramente "manipulado". Me explico; todo lo que te han contado hasta ese momento unido a lo que todos sabemos por nosotros mismos nos llevan a tener claro que esa mujer da tirria. Lo lógico es escogerla a ella. Y está preparado contando que va a ser ella la elegida. Y eso no mola. No por ella, que me la pela, sino porque ese discurso ligeramente demagógico (que a mí me gusta, eso que quede claro) se basa solo en argumentos simples y dirigidos a encontrar la complicidad del público sí o sí.
En fin, que eso, que lo que empieza fuerte y prometiendo mucho, se cae bastante cuando sustituyen el ingenio y la creatividad por el discurso. Discurso simple y sin ninguna arista. Y todas las historias tienen muchos vértices.
Y sí, los actores están muy bien algunos, casi todos. Aunque alguno queda más flojillo, pero en general muy bien. Escenografía bien y sobre todo muy bien dirigida. Bien de ritmo y de puesta en escena. Es el discurso el que me falla. Insisto; aunque simpatice con ese discurso.

Pero sí, hay que verlo, es divertido, te descojonas, se pasa muy rápido y es ingenioso. Y siempre oír lo que a uno le gusta, anima, qué coño.

True West. Teatro Lara.

Pues no sé si es que yo, como venía de ver otra vez "Diario de un loco", tenía la cabeza en el Matadero y la nariz en la luna o qué, pero me aburrí soberanamente.



El texto de Sam Shepard como muchas veces, habla de perdedores. Ex-cambatientes de un mundo rural perdido pero añorado como bueno.
¡Spoiler! Pa que luego digáis que no aviso.
Dos hermanos que se llevan a matar y son como polos opuestos se reunen después de un tiempo para no sé qué. Igual no me enteré. Se supone que tienen que estar un tiempo juntos para limar odios o asperezas para conseguir algo. Claro, hay mucha lucha y mucha discusión, y al final el pijo se amacarra y el macarra saca el escritor que lleva dentro. Ligero cambio de roles. Pero ligero. Entre medias un productor y una madre que si no apareciera, daría igual. Ah, yo lo del "realismo mágico" que pone en la publicidad... no sé, te juro que no sé dónde está.
Los actores son buenos. Son muy buenos. (Los actores en España, por lo general son buenísimos, hay una cantera pa que luego digan que si los ingleses, los franceses...). A algunos los había disfrutado en aquel fabuloso "Los últimos días de Judas Iscariote", uno de los mejores montajes del año pasado. Pero noto en todos ellos que el intenso trabajo de preparación, el currazo que parece que se han pegado en los ensayos, se ha quedado fijado pero no asimilado. Me da la sensación de que tiene muy claras las acciones, las reacciones, los conflictos, los secretos pero que no les sale de forma orgánica. Es como si marcaran la coreografía e intentaran sacar una verdad y unos sentimientos que no siempre salen. El otro día no salían. Y les veías desde el segundo uno gritando, enfadándose demasiado, marcando los personajes de forma exagerada para ver si así surgía la magia. Y no surgió. Y sí, corren, saltan, gritan, lloran, sudan mucho, pero pa mi gusto, les falta verdad. Pero verdad de dentro. Claro que yo creo que el texto no ayuda nada. Y lo siento en el alma, pero no entiendo en absoluto cómo una actriz tan buenísima como Inma Cuevas está haciendo ese papel. Lo primero, porque no le va. ¿Por qué está haciendo de madre de Israel Frías y de Luis Rallo? Por dios, me parece un despropósito. Y luego lo que hace no me gusta nada. No entiendo que haga lo que hace. Aparte de que me sobra el personaje. Quiero decir, que si no aparece, da igual. Ni aporta ni cambia nada.
Bueno, que yo qué sé. Que ojalá les siga yendo tan bien, que vaya mucha gente, que duren en cartel muchos meses y que sea un exitazo porque los actores se merecen eso y más. Pero lo que es este montaje, a mí no me gustó nada. Y ya lo siento, pero es que lo que me gusta, me gusta, y lo que no me gusta, no me gusta. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

"Diario de un loco" (2). Matadero.

Me quiero hacer un trío con Luis Luque y José Luis García Pérez. Profesional, se entiende.
En serio, yo pa lo siguiente que monten juntos, que espero que sea pronto, quiero ser el aldeano 14, el del fondo del todo, el de la lanza, el del botijo, el que limpie el baño, el que vaya a por cafés y bocatas. Lo que sea. ¿Sabes lo que es tener algo como una "meta" en tu vida? Pues yo tengo como meta hacerme un trío con ellos. Profesional, se entiende.
No voy a hablar del tejado del Matadero, ni de la luna, ni de Julio. Lo de anoche es otra cosa. La misma pero distinta. Voy a hablar como si fuera la primera vez que veo este espectáculo, aunque es tremendamente difícil escribir una carta de amor sabiendo que la va a leer mucha gente.




Aksenti está solo. Está terriblemente solo. Se siente una mierda. Tiene un trabajo casposo en una época en la que lo importante es ascender. Lo peor es que sabe que eso nunca le va a pasar a él. Encima va y se enamora de una joven que pasa de él. Pero no lo ve. No puede soportar sentirse más solo aún. Solo le queda el sueño de amar a esa mujer. Y hace lo que haría cualquiera. Sobrevivir. De la única manera que sabe o puede. Si no moriría. Así que por pura inercia se adentra en las aguas de la vida que querría tener. Su vida soñada. Yo sé la tumba en vida que supone sentirse solo. Pero solo solo solo de verdad. No es locura, es supervivencia. No hay maldad en él, hay poesía. Hay un intento desesperado por sentirse valorado, amado y por saber quién es. Amor e identidad. ¿Qué soy? ¿Quién soy? ¿Por qué lo que soy no sirve? ¿Por qué estoy solo? ¿Por qué no me ama? Es un hombre bueno que lucha por no morir en vida. ¿Loco? ¡Una mierda! ¿O es que en nuestra mente no es posible todo? ¿Ninguno os habéis imaginado ganando una primitiva? ¿Ni declarándoos a ese ser inalcanzable? Pues Aksenti se siente y se piensa Fernando VIII. No es el diario de un loco, es el diario de un superviviente. Porque la falta de amor es así. Te lleva. ¿Cómo no vamos a adorar a Aksenti? Solo quiere sentirse querido, sentir que le importa a alguien o que es alguien, alguien medianamente respetable. Justo lo que no es. ¿Loco? Tanto como tú o como yo. No sientes compasión por él, sientes simpatía, porque sabes que Aksenti podrías ser tú. A él le ha tocado la bolita negra y ha convertido su vida en patología (o no) pero esa bolita te podía haber tocado a ti.    
(Pausa dramática larga).

Cada elemento que hay en escena e incluso fuera de ella es vital. Música, luz, escenografía, elementos, vestuario... Nada ilustra y todo complementa la sensación que te inunda el alma. El vestuario de Paco Delgado es antológico. Un icono para la historia del teatro. Esa mezcla de pijama de bebé, traje de loco de manicomio o conjunto de estar en casa no puede ser más poético y sugerente. La famosa capa es un hallazgo de Monica Boromello, escenógrafa y maga, y con el tiempo, acabará subastándose como el vestido del metro de Marilyn, o las gabardinas de Bogart. Sólo por esa capa se merecería todos los putos premios del año. Pero es que encima ha creado una escenografía mejor incluso que la creó para el tejado. Las jaulas con las pajaritas de papel encerradas son un símbolo de Aksenti encerrado. Preciosas, expresivas y un puntazo cuando se iluminan. La música la ha compuesto el genio de Luis Miguel Cobo. Y no es que le llame genio a él, que por supuesto, digo que la ha compuesto su genio porque esa música solo puede salir de lo más profundo de la genialidad. Otro que debería llevarse todos los premios inventados y por inventar.
Luis Luque, o San Luis Luque es, como ya dije la otra vez, un mago, un prestidigitador de las emociones. Hay que tener un corazón y una sensibilidad más grande que el monte Fuji para entender de esa forma el texto, el personaje, la situación y transportarlo al mundo "terrenal" de un escenario alcanzando unos niveles de poesía y de delicadeza que te agarrotan el corazón. Tiene un nivel de sabiduría y de coherencia con el mundo mágico que está por encima del resto de los mortales. Es un ser superdotado en su visión y en su forma de plasmar el dolor de la soledad. Ha sabido exprimir sus años con los grandes y ahora va de éxito en éxito con un poderío, una sabiduría y una naturalidad que te deja pasmado.  
José Luis García Pérez. Resumo: como soy infinitamente mas viejo que él, no diré que de mayor quiero ser como él. Si vuelvo a nacer me pido ser él.





Te está esperando en la sala y en cuanto le ves ahí arriba, te meas por las patas abajo. Te mira con unos ojillos mezcla de vampiro y animalillo enjaulado. Ves ternura, picardía, provocación, seducción, soledad, dolor, paz, y como dije en su momento, y no sabes muy bien si saltar y cascarle dos besos y mecerle como si fuera un bebé o si echarle un pulso. Hay una cualidad que hace que alguien se despegue del suelo y flote. Es casi tan importante como la calidad. El carisma. José Luis tiene tanto carisma como calidad. Podría abastecer a medio país de carisma y de calidad. Sin darte cuenta, sin apenas notarlo, aparte de en tu corazón, te va llevando levemente por su vida, por su otra vida, por sus ensoñaciones y tú te lo crees todo porque hace que todo sea real. Vamos, no es que te lo creas, es que ni te lo planteas. José Luis te pellizca el corazón sutilmente, con dos deditos, así, suave, antes incluso de empezar a hablar y te lleva flotando en una ensoñación mientras te va apretando cada vez más y más, hasta desgarrarte el corazón universo arriba y universo abajo. Todo con una dosificación del gesto que solo se pueden permitir los actores generosos y sobrehumanos y dándole a las pausas es valor que merecen. Un silencio, una pausa puede ser tan elocuente y expresivo como un grito. Y sí, la voz. Esa voz. Esa voz que es sexo y es ternura. Yo le definí como "actor médium" (sí, yo fui el primero) porque lo es. No interpreta, sino que presta su cuerpo al espíritu de Aksenti, se deja poseer durante una hora para que se materialice el milagro en la sala del Matadero. Y eso lo notas en la mirada. Lo que estás viendo no es un actor, es otra persona. Pocas veces he podido vivir en directo el milagro del teatro. Magia sí, muchas, pero el MILAGRO de que todo esté encajado a la perfección y que realmente tras una hora, SEPAS a ciencia cierta que tu alma se ha transportado a otra realidad, a la realidad de lo irreal, muy pocas. No hay palabras en el mundo mundial para agradecer a estos genios lo que me han dado. Como dije la otra vez, estaría horas, meses, años, vidas escribiendo las bondades de José Luis, de Luis, y de los demás del equipo, pero los lagrimones están empezando a mojar el teclado del ordenador y me estoy pillando un chungo que a ver quién me lo quita ahora. Y tampoco es plan, ¿no?



Postdata 1: hay tres cosas que sí querría hablar con Luis Luque. Y no lo digo por decir. No es una ni dos. Son justamente tres. Y no las pongo aquí porque me parece poco elegante. Ya las hablaré con él.

Postdata 2: ¿qué tal una "Severa vigilancia" escrita por Paco Bezerra? Por ejemplo, vamos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

La veritá. Valle Inclán.

Uno dentro de su humildad, ha visto algo de circo contemporáneo. Supongo que mucha gente del público de estos días en el Valle Inclán, también. Pero otros igual no, y puede que hayan seguido relacionando "circo" con elefantes, leones, payasos y trapecistas al uso. Desde hace bastantes años se hace un circo mucho más teatral (en el sentido de espectáculo con una cierta historia y sobre todo con magia) que se ha alejado de la estampa típica del circo como sucesión de números y de animales. En España hay compañías dedicadas al circo ( a este tipo de circo) y alguna escuela, como CARAMPA, por ejemplo, que luchan más que nadie por mantener vivo este arte grandioso y estremecedor. Si mantener viva cualquier forma de arte hoy en día es tarea difícil, lo del circo ni te cuento. Y la formación peor todavía. Y en música, teatro, cine, pintura, escultura, circo etc... sin formación no hay avance. Afortunadamente estas compañías y escuelas se preocupan por mantener vivas estas disciplinas contra viento, marea y ministerios.
Bueno, coño, que me lío.



"La veritá" es un espectáculo de circo contemporáneo que lo tiene todo para encandilar al respetable. Con la "excusa" del telón famoso que creó Dalí para un ballet con música de Wagner, la compañía recrea un mundo cachondo como de cabaret antiguo, donde se van a suceder los números. La excusa no pasa de ser eso, una excusa, pero la subasta de dicho telón sirve para presentarnos a los payasos que servirán de hilo conductor de los números circenses. Buenos payasos, mantienen la carcajada de la gente manteniéndose siempre en el tono justo. Se llevan a la gente de calle, normal. Los números son prodigiosos, los artistas, brutales, la gente disfruta, ríe, grita, aplaude y se lo pasa pipa. Los 13 componentes son asombrosos todos ellos. Anda que hacer un número de malabarismo con bolas subido a unas zapas de ballet ¡en puntas! tiene mérito. Acrobacias, equilibrismo, trapecio, diábolo, cintas, malabares imposibles, mástil, contorsionismo, de todo y todo de forma magistral.
Pero... y ahí voy yo, quizá los números musicales fueran un poco más flojos y lo que sí faltó, para mi gusto, fue magia.  
He visto muchos circos en los que te quedas pegado a la butaca, no sólo por las cosas que hacen los artistas, sino porque se crea un ambiente "mágico" que envuelve todo. Este espectáculo tenía un aire más cabaretero que mágico. Que quede claro que no lo digo como crítica, el espectáculo es muy bueno y me gustó mucho, pero yo particularmente prefiero ese otro tipo de circo, el circo mágico. Y he visto incluso espectáculos de gente recién salida de la escuela que tenían ese toque. Ese algo indefinible que hace que te vayas a casa flotando y recordando tus propias sensaciones o te vayas comentando lo difíciles que eran ciertos números.
Mi enhorabuena a los organizadores por haber metido en este ciclo, y en un teatro nacional por fin un espectáculo de circo. La gente estaba encantadísima y disfrutaron como locos. Pues eso, señores míos, si este circo ha funcionado, programen más circo, por diossss, que a la gente le flipa y los artistas que se dedican al circo merecen y necesitan apoyo desde las instituciones, a las salas y al público.
   

domingo, 10 de noviembre de 2013

The indian queen. Teatro Real.

Mortier encargó a Peter Sellars un montaje basado en "The indian queen" de Purcell. Todo el mundo sabe que esta "semiópera" estaba inacabada. Purcell murió dejando sólo 50 minutos de música y su hermano añadió, cortó y pegó para hacer algo más completo. Sellars ha cambiado cosas, añadido textos de una novelista nicaragüense y prácticamente ha construido otra historia. Lo que en un principio era una historia ficticia de luchas entre aztecas e incas, se ha convertido en una historia de amor. Y aunque el trasfondo sea la conquista (invasión) española de América y haya luchas, masacres y demás, es sobre todo la figura de la mujer en esa conquista y una historia de amor concreta y simbólica lo que realmente trasmite esta versión de Sellars.
He leído por ahí que hay gente ofendida por presentar a los españoles como bestias asesinas. Se quejan de que se dibuje así a los españoles cuando hubo países tan malos o más. y que sacar otra vez esas cosas, cuando hay problemas mucho más graves en la sociedad de ahora, es querer tocar las narices. Aparte de que estoy de acuerdo con que la hazaña cruel de los españoles fue más invasora que amigablemente expansionista, creo que es mezclar churras con merinas. Entonces que no se represente nunca McBeth, porque menuda imagen se da de los escoceses, tol día matándose los unos a los otros. En fin, que me parecen chorradas. Yo lo que vi fue una historia sobre la conquista visto desde el punto de vista de las mujeres y una tremenda historia de amor y sumisión. Entre que no tengo demasiado orgullo patrio y que como español no me siento herido en mi orgullo picaresco por hablar de las atrocidades cometidas en épocas pasadas por el bien del imperialismo, ese asunto me la pela.





A lo que voy, al espectáculo en sí. No soy particularmente fan de Peter Sellars. Aquel "Ainadamar" del año pasado me pareció espantoso. Pero este espectáculo es sencillamente abrumador. La escenografía de Gronk es acojonante. Cada cuadro, cada imagen y cada elemento son obras de arte que yo me llevaría a mi casa si me cupieran, claro. Brillantes. Las luces, perfectas, un ejemplo de cómo iluminar bien y cómo crear sombras tan importantes como las propias luces.
Sí me confieso "superfans" de Currentzis que aquí vuelve a demostrar su amor por la música, su respeto por las partituras y su delicada sensibilidad con cada nota y cada instrumento. Y la orquesta sonó absolutamente perfecta, embrujadora, fluida y enamorante. Los bailarines de la Ópera de Perm brillan también. Bailan como dios las coreografías bellísimas creadas por Christopher Williams. Lo del coro de la Ópera de Perm no tiene palabras. Sutiles, expresivos y con unos pianos dificilísimos para un coro. Se llevaron los mayores aplausos de la noche. Merecidísimos. No he oído unos coros más bellos en mucho tiempo. Los contratenores Vince Yi y Christophe Dumaux sonaron maravillosos. Cantan como los ángeles. Maritxell Carrero hizo una narradora potente y con un tremendo control vocal. Nadine Koutcher cantó bello y su presencia es sólida. Markus Brutscher tuvo un aria a capella estremecedora. Julia Bullock es divina. Cantó de fábula y tiene una expresividad sutil y mágica. Y Noah Stewart crea un Don Pedro de Alvarado cruel, despótico, perdido y temeroso. Su presencia física merece calificativos que mejor me callo, pero es que encima abre la boca y canta. ¡Y cómo canta! Estremecedor. Como diría mi admirado Juan Mairena, ¡en la vida he visto cosa de la manera! En todos los aspectos.
Hubo gente que se piró en el entreacto. Hombre, a ver, entiendo que la primera parte es algo dura, pero de una belleza brutal. Eso sí, la segunda parte es hipnóticamente bella. Si se fueron con el orgullo patrio herido, allá ellos. Si se fueron porque les pareció demasiado "moderni", ellos se lo perdieron. Pero se perdieron uno de los montajes más bellos que se han visto en el Real.
Aplausos y bravos para to dios. Para Currentzis, para Sellars, para el coro, para la orquesta y para todos los cantantes.


Silencio. Compañía Daniel Abreu. Cuarta Pared.

El nuevo trabajo de Daniel Abreu, según el programa de mano, toma como punto de partida  que "es difícil encontrar el silencio, de igual manera que aunque uno cierre los párpados seguirá viendo, si no con el ojo, sí con la imaginación". Me gusta saber de dónde han partido en una compañía de danza contemporánea para hacer sus trabajos. A veces no lo necesito, pero otras veces me viene bien, porque si no, acabo viendo un poco la misma moraleja: parejas que se unen y se separan y seres que se descomponen, se tiran al suelo y luchan por ponerse de pie.





Pero Daniel Abreu siempre es un creador personal. No hace falta saber de qué va lo que quiere contar. Lo ves. O lo sientes. Y aunque las teorías son difíciles de trasladar a la danza, en este caso Daniel ha vuelto a acertar.
Eso "filosóficamente". Luego en la práctica, es otra cosa. Daniel Abreu no siempre me gusta, pero cuando me gusta, me gusta mucho. Esa forma de cachondearse de ciertos cánones me recuerdan al sentido del humor de mi amada Provisional Danza. El espectáculo comienza muy bien, todo es bestial y precioso. Su solo de arranque, los dúos de después que son de una belleza salvaje... Hasta el momento "purpurina". Hasta ahí, todo maravilloso. Lo que viene después cabalga entre momentos bellos y otros números más flojos. Y las luces no ayudan en absoluto, son totalmente impersonales y se cargan muchos momentos que podrían haber estado más potenciados con unas buenas luces. Las músicas tampoco me parecieron tan acertadas como en otros espectáculos.
Daniel tiene una personalidad abrumadora, y te encandila en cada gesto y Dácil González a mí me enamoró. Técnicamente me pareció perfecta y expresivamente es una bestia parda. Maravillosa y un pedazo de actriz.
Aunque el espectáculo no me pareciera redondo, tiene algunos de los momentos más bellos que he visto últimamente y sin duda confirma, una vez más, que Daniel Abreu es uno de los artistas más carismáticos de hoy en día.  

Diario de una crucifixión. Teatro Pradillo.

La compañía L'Explose se basa en la obra de Bacon, concretamente en sus estudios del retrato de Inocencio X de Velazquez para este nuevo espectáculo. Una urna totalmente cerrada y un actor que aparece, se queda en gayumbos y entra en la urna. Dentro parece que sólo hay una silla.
Y comienza el espectáculo. Lo anterior también cuenta, pero aquí empieza la pesadilla.





Con movimientos que alternan ritmos frenéticos con movimientos casi a cámara lenta, Ángel Ávila recrea la lucha entre el ser impulsivo y primitivo y el juez que mide y coarta esa libertad. Realmente se recrean imágenes que son Bacon tal cual. Y esa lucha extenuante pasa por mil estados de ánimo y mil imágenes impactantes bajo las notas de Vivaldi y Mozart.
Interactúa con cuatro objetos que tiene escondidos en la urna y poco a poco, el metacrilato se empaña, los golpes de sus pies retumban por la sala y tú te quedas pegado viendo cómo Ángel sufre. 
El momento más brutal es cuando saca una probeta y poco a poco recoge en ella el sudor que chorrea por su cuerpo y lo pega a una pared de la urna. Ahí queda el producto de su trabajo. Igual que los recuerdos quedan en tu memoria. Ángel literalmente se ha dejado los huevos ahí dentro, y tu cuerpo comienza a relajarse. Sale, se seca, se viste y se va. Y efectivamente ahí quedan su sudor y tus recuerdos.
Quizá no sea el espectáculo más original del año, pero impacta y te deja pegado. Y los recuerdos y las imágenes siguen en tu mente cuando sales a la calle, agotado, como si tú hubieras hecho parte del ejercicio que ha hecho Ángel. Será porque te ha llevado con él todo el rato. Y enfilas la calle Pradillo tarareando "Ah, ich fühl's" mientras agradeces de nuevo al Teatro Pradillo por haber llevado otro espectáculo de los que sólo se ven allí.

Virus. Dairakudakan. Canal.

La danza "butoh" no es una disciplina milenaria. Surgió en el 50, como reacción a los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Las imágenes de los cuerpos quemados y con los ojos rojos inundaban las calles de Japón y los escenarios.
Akaji Maro es un alumno aventajado de aquel movimiento y lleva con su compañía cuarenta años. Para celebrar ese cumple, ha creado "Virus". Consideraciones filosóficas aparte, con el mensaje de recrear al hombre como el virus que va a destruir el planeta y demás, lo que vimos ayer a mí, particularmente no me conmovió en absoluto.



Tiene algún momento más mono, como el número de las mujeres "anguila", pero en general, ver a esos bailarines con sus mallas blancas (esta vez no llevan el cuerpo pintado de blanco, como marca la tradición) con esos pompones, el cocodrilo de plástico, el huevo, los girasoles y el lavabo (o lo que fuera) me dejó frío desde el minuto uno. Quizá sea yo un inculto que no reconoce el valor de este coreógrafo. Seguramente sea una leyenda viva y yo no sea capaz de entender sus simbologías, metáforas y formas de expresión. Fijo que el problema es mio, pero qué quieres que te diga, la chica de la cinta me pareció odiosa y en general todo, feo, pero feo, feo.
Mira que tenía ganas de verlo, pero no me enganchó en ningún momento. Y ver a Maro con sus pelucones pasando por el aro, me daba hasta cosa. Era un poco como ver un espectáculo de los años 60 pero ahora. Ciertas formas e imágenes puede que impactaran hace 40 años, pero ahora quedan muy pasadas.
Ah, y eso de tenernos minutos y minutos, con la música a tope y los bailarines en el escenario buscando aplausos donde no los había y sin darnos tregua no me gustó nada. Es como cuando cambian una ley por la "presión social" que tú sabes que no existe. No había ganas de aplaudir, pero ellos erre que erre, con las luces encendidas y los pobres en el escenario, viendo claramente que la peña se levantaba y se piraba. Aplausos de respeto sí, de entusiasmo, para nada.