No sé ni cómo empezar a hablar de este espectáculo.
Bueno, me lanzo, como siempre, y que las palabras me lleven por donde ellas quieran.
FOTAZA DE JESÚS VALLINAS
Los programas mezclados, con piezas distintas, suelen correr el riesgo de acabar siendo un pastiche mono y desigual con la sana intención de contentar a todo el mundo y con un resultado desconcertante. Afortunadamente para todos en esta ocasión no es así. En todo caso podría decirse que es el programa PERFECTO para que se luzca toda la compañía.
Yo no soy ningún experto en danza, ni siquiera soy un entendido. Yo únicamente cuento en voz alta las sensaciones que me produce lo que veo. L@s crític@s especializad@s escriben de maravilla (menos algún clásico revenío), con conocimiento, sabiduría y conceptos claros. A mí especialmente me gusta esta, ESCRITA POR YOLANDA VÁZQUEZ.
Yo escribo como escribo y describo como siento.
FOTAZA DE JESÚS VALLINAS.
"Hikarizatto" me parece una pieza perfecta para que baile todo el mundo. Así todos los inmensos bailarines de la CND salen al escenario, se lucen y participan en una pieza. Es obvio decir que las luces son una maravilla y que todos los bailarines despliegan sus mejores recursos en este ejercicio de precisión y exhibición técnica. Estuve todo el rato con la mandíbula desencajada viendo el despotorre físico de todos. Impecables, precisos, bestiales y matemáticos. Un diez para su precisión y exhibición física. Pero para mi gusto, la coreografía tiene poco de lo que a mí me mueve cuando veo danza. Es un gran número de relojería pero con cero sentimiento. La emoción brilla por su ausencia. Derroche, sí, y tremendo, pero de cualidades físicas. Ni matices, ni sutileza ni temblor. No se me mueven los centros. Eso sí, la mandíbula colgando durante toda la pieza. Y un piso que les pongo a todos ellos, porque están magistrales, pero para mi gusto no hay nada de emoción. Solo virtuosismo. O mejor dicho, virtuosismo, sin "solo".
FOTAZA DE ALBA MURIEL
"Gods and dogs" es una puta obra maestra. Pero claro, Kylián es dios.
Reconozco que leyendo el programa de mano se me puso cara de rodaballo. Se supone que es una reflexión sobre la forma en la que nos vestimos y las razones que nos hacen elegir la ropa. Te juro que yo leo esto y lo flipo. La magia del escenario consiste en que uno hace una cosa con una intención y el diálogo con el espectador crea que éste reciba lo que quiera o necesite recibir. Yo veía la lucha de seres torturados, enfermos, necesitados, o directamente locos o suicidas. No todo junto, sino a brochazos. Yo veía a Isaac Montllor y a Daan Vervoort buscando un sitio donde suicidarse, y a Agnes López y a Benjamin Poirier intentando salvar una relación a punto de acabarse y al gran Aleix Mañé luchando con los fantasmas de la enfermedad física y mental. Eso es lo que yo veía. Lo siento, Jirí. Yo veía dioses y perros, salud y enfermedad, locura y cordura, vida y autodestrucción, amor y soledad, huída y necesidad.
Lo que sí tengo que decir es que en todo momento sobre el escenario los ejecutantes, los actuantes se convirtieron en mediums. He visto el espectáculo dos veces porque quería, aparte de darme el gusto, ver a los dos elencos. No para comparar, está claro, sino para disfrutar de dos maneras distintas de vivir lo mismo. Y para recrearme en lo distintos que pueden ser los mismos pasos si los transitan dos seres distintos y únicos. Porque eso es la danza. Los pasos son los pasos y siempre son (en fin...) los mismos. La danza es lo que hay entre medias, entre paso y paso. Ahí, en ese espacio mínimo pero inmenso es donde vive la personalidad del ejecutante, del mago, del bailarín, del intérprete, del actor, del actuante, del medium. Ese espacio es la danza. Igual que "música" es lo que hay entre una nota y otra nota. Si oyes dos versiones de "Morgen", las dos cantantes darán las mismas notas, porque son las escritas, pero cada una rellenará de un material distinto el espacio entre las notas.
Eso hacen aquí los bailarines de la CND. Aleix y Álvaro bailan lo mismo, los mismos pasos, pero Aleix se retuerce de dolor, de un dolor interior, torturado, de desgarro interno y crea un ser frágil y atormentado por fantasmas internos mientras que Álvaro, bailando lo mismo, es un joven impetuoso, impulsivo y eléctrico. ¿A quién quieres más, a mamá o a papá? Son dos composiciones distintas. Parten de lo mismo y usan lo mismo pero crean cosas distintas. La sutileza, el matiz y el mundo interior de Aleix y el impulso, la rabia y el brío de la juventud de Álvaro.
O como Sara y Agnes. Sara es el cálculo, la forma perfecta e intachable, mientras que Agnes mira al suelo, mueve un dedo y quiebra la espalda y de repente el escenario se transforma en una película de Kieslowski. Con Sara flipas con su elegancia y su delicadeza. Agnes transforma el aire que la rodea en necesidad. En necesidad de bailar para contar y para cambiar.
Isaac y Daan viajan por la depresión y el dolor insoportable. Buscan dónde morir. Alessandro y Toby viven ese dolor con otro desgarro, sin querer morir sino buscando la salvación.
Kayoko es fría y perfecta. Elisabet es perfecta y terrenal.
¿A quién quieres más, a mamá o a papá?
FOTACA DE ALBA MURIEL
"Por vos muero" es una joyita. Es muy mona de ver y fácil de gozar. Por supuesto es indiscutible la figura de Nacho Duato en la historia de la danza mundial. Y es una alegría inmensa volver a ver sus coreografías en Madrid. Sólo por eso merece la pena. Lo que tiene "Por vos muero" es que ha envejecido regular. A ver; claro que creó escuela. Lo que en su día fue una revolución, con el paso del tiempo se ha vuelto más habitual. Es lo que tiene convertirte en referente. El uso de esas músicas se ha vuelto algo frecuente, el vestuario ha evolucionado y la coreografía en sí, siendo magistral, bellísima, delicada y gozosa, ahora parece algo menos novedosa. Aun así es un placer para los seis sentidos ver flotar por el escenario a estos magníficos bailarines. Disfrutar de una pieza tan redonda, tan flotante y tan placentera de ver es un regalazo y sin duda, cierra por todo lo alto este programa bestial y necesario.
Espectáculo asombroso y magistral. Demuestra que la danza es plural, bella, dolorosa y necesaria para vivir. Y José Carlos Martínez nos regala de nuevo la ocasión de gozar como perras viendo cómo bailan y cómo sienten lo que nace en el escenario Mar, Isaac, Agnes, Daan, Elisabet, Alessandro, Shani, Sara, el gran Aleix, Álvaro, Aída, Rodrigo, Marcos, Toby, Jesse o Benjamin.
Igual que estaría todo el día escuchando la muerte de Isolda, estaría todo el día viendo este programa. Es que la danza es vida. Toda la danza. Hasta la no danza.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
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miércoles, 6 de junio de 2018
martes, 10 de abril de 2018
The show must go on.
"... y se llenó el escenario de gente. Eran hombres y mujeres y ninguno se parecía a nadie".
Necesitamos, no sé por qué, poner nombre a las cosas. No sé si es porque creemos que si algo no se nombra no existe. Yo más bien pienso que algo no existe si no se piensa. O si no se sueña. O si no se recuerda. Aunque quizá sea cierto, que si no se nombra, no existe. Por eso a la experiencia de colocar a un grupo de ejecutantes y a un grupo de ojos que miran juntos, en un mismo espacio, para que los ojos miren lo que los ejecutantes hacen hemos acordado llamarlo "hecho escénico".
Ese término suena pelín petardo. Pero lo usamos. Hemos acordado hacerlo. Así que voy a usarlo ahora como lo he usado muchas otras veces.
El hecho escénico es el mayor acto de amor que hay entre el artista y el público, los ojos que miran, los oídos que oyen. El encuentro entre ojos que miran y personas que muestran debe ser amoroso y generoso. Por ambas partes. Si intentas irte a la cama con alguien y vas pensando en lo bien o en lo mal que va a salir, ese polvo será como mucho gozoso, pero no será cósmico. Y si un polvo no es cósmico es una mierda.
"The show must go on" es, como cualquier hecho escénico, un acto de amor y como tal debe ser mirado. Con la mente abierta, con los ojos dispuestos a mirar y dejar ver, con los oídos abiertos para escuchar y dejarles oír y con las ganas vírgenes de dejarse jugar.
El encuentro entre seres únicos, individuales, distintos entre sí y distintos a los demás, y los espectadores igualmente únicos, individuales y especiales debe partir del amor. Del amor de unos por otros. Sin prejuicios, sin frenos, sin remilgos y sin pudores.
Arriba, cuerpos dejándose mover por las ondas de la música. Eso es energía pura. Es algo físico. Que ni está bien ni está mal. Es así porque así nace. Y nace de verdad. El ojo que mira debe hacerlo con amor y generosidad. No para perdonar nada, sino para dejarse tocar libremente, de forma líquida, de forma universal.
Abajo no sirve con sentarse a mirar. En CUALQUIER espectáculo, el ojo que mira debe querer ver y debe saber y querer hacerlo.
El camino es fácil. Tanto que parece que asusta. Empieza. "Tonight". Esta noche. "Let the sun shine in", deja que surja la luz. "Come together", vayamos juntos en esto. "Let´s dance", bailemos. Y sigue.
Hasta que el espacio se abre, la luz inunda de amor el patio de butacas, la cuarta pared y la quinta y la sexta se derrumban y se funden en un plato de mermelada de fresa el escenario y el patio, el que hasta ahora miraba con el que era mirado.
En ese momento puedes hacer dos cosas, puedes parar y decir que tú en una primera cita no follas, o puedes dejarte mecer y aceptar el reto de ser activo. Activo desde el placer y el goce. Y si quieres bailas y si quieres no bailas y si quieres lloras y si quieres no lloras y si quieres imaginas y si quieres escuchas el sonido del silencio. Polvazo cósmico.
O puedes acojonarte y querer sólo mirar sin ver. Dejarte querer y ya. Echar la cabeza hacia atrás, dejar que te la chupen y pirarte como has entrado.
¿Que "The show must go on" está muy visto, está trasnochado o tiene muchos años? Sí, más tiene "La Traviata" y si te relajas y la escuchas con deseo seguro que te mola y te la lloras. Chimpún. Mientras funcione...
El sentimiento de estafa mola. Bailarines que no son bailarines, otros bailarines que no bailan, unas canciones deconstruidas, en medio la puta Macarena, la danza muy poco bella, la estructura rota, el poder en manos del público. ESO ES ESTAFA PURA. Y esa estafa es sana, viva, energética. Para mí, ir a ver "Jacinto y Juanita, dramón en tres actos" o "Historia del suburbio" y encontrarme JUSTO lo que debo encontrarme me mata, me quita vida, me pudre entero. Si el arte no es estafa no es nada. Estafa de lo previsto, toma ya, por listo. Estafa de lo burgués, estafa de lo premeditado, estafa de lo cómodo, estafa de lo sano, estafa de lo que te deja a salvo, estafa de lo que te deja igual, estafa de lo que tú, marisabidillas previsto para ti y para los tuyos. El arte es estafa, señoras, es el choque que te remueve, te conmueve y te trastoca. Es la estafa de la vida, esa que te hace cambiar, ver, ver de otra forma y salir de ti. Lo otro es cine. Es ver un documental.
Gracias, Monsieur Bel.
Anabel, Agnes, Mar, Sara, Jose Manuel, Jorge, Víctor, Emilio, Shani, Victor DJ, Inés, Charo, Daan, Ana, Óscar, Eduardo, Paola, Christian, Kike, Aida, Andrea, Dina, Henrique... OS AMO.
Necesitamos, no sé por qué, poner nombre a las cosas. No sé si es porque creemos que si algo no se nombra no existe. Yo más bien pienso que algo no existe si no se piensa. O si no se sueña. O si no se recuerda. Aunque quizá sea cierto, que si no se nombra, no existe. Por eso a la experiencia de colocar a un grupo de ejecutantes y a un grupo de ojos que miran juntos, en un mismo espacio, para que los ojos miren lo que los ejecutantes hacen hemos acordado llamarlo "hecho escénico".
Ese término suena pelín petardo. Pero lo usamos. Hemos acordado hacerlo. Así que voy a usarlo ahora como lo he usado muchas otras veces.
El hecho escénico es el mayor acto de amor que hay entre el artista y el público, los ojos que miran, los oídos que oyen. El encuentro entre ojos que miran y personas que muestran debe ser amoroso y generoso. Por ambas partes. Si intentas irte a la cama con alguien y vas pensando en lo bien o en lo mal que va a salir, ese polvo será como mucho gozoso, pero no será cósmico. Y si un polvo no es cósmico es una mierda.
"The show must go on" es, como cualquier hecho escénico, un acto de amor y como tal debe ser mirado. Con la mente abierta, con los ojos dispuestos a mirar y dejar ver, con los oídos abiertos para escuchar y dejarles oír y con las ganas vírgenes de dejarse jugar.
El encuentro entre seres únicos, individuales, distintos entre sí y distintos a los demás, y los espectadores igualmente únicos, individuales y especiales debe partir del amor. Del amor de unos por otros. Sin prejuicios, sin frenos, sin remilgos y sin pudores.
Arriba, cuerpos dejándose mover por las ondas de la música. Eso es energía pura. Es algo físico. Que ni está bien ni está mal. Es así porque así nace. Y nace de verdad. El ojo que mira debe hacerlo con amor y generosidad. No para perdonar nada, sino para dejarse tocar libremente, de forma líquida, de forma universal.
Abajo no sirve con sentarse a mirar. En CUALQUIER espectáculo, el ojo que mira debe querer ver y debe saber y querer hacerlo.
El camino es fácil. Tanto que parece que asusta. Empieza. "Tonight". Esta noche. "Let the sun shine in", deja que surja la luz. "Come together", vayamos juntos en esto. "Let´s dance", bailemos. Y sigue.
Hasta que el espacio se abre, la luz inunda de amor el patio de butacas, la cuarta pared y la quinta y la sexta se derrumban y se funden en un plato de mermelada de fresa el escenario y el patio, el que hasta ahora miraba con el que era mirado.
En ese momento puedes hacer dos cosas, puedes parar y decir que tú en una primera cita no follas, o puedes dejarte mecer y aceptar el reto de ser activo. Activo desde el placer y el goce. Y si quieres bailas y si quieres no bailas y si quieres lloras y si quieres no lloras y si quieres imaginas y si quieres escuchas el sonido del silencio. Polvazo cósmico.
O puedes acojonarte y querer sólo mirar sin ver. Dejarte querer y ya. Echar la cabeza hacia atrás, dejar que te la chupen y pirarte como has entrado.
¿Que "The show must go on" está muy visto, está trasnochado o tiene muchos años? Sí, más tiene "La Traviata" y si te relajas y la escuchas con deseo seguro que te mola y te la lloras. Chimpún. Mientras funcione...
El sentimiento de estafa mola. Bailarines que no son bailarines, otros bailarines que no bailan, unas canciones deconstruidas, en medio la puta Macarena, la danza muy poco bella, la estructura rota, el poder en manos del público. ESO ES ESTAFA PURA. Y esa estafa es sana, viva, energética. Para mí, ir a ver "Jacinto y Juanita, dramón en tres actos" o "Historia del suburbio" y encontrarme JUSTO lo que debo encontrarme me mata, me quita vida, me pudre entero. Si el arte no es estafa no es nada. Estafa de lo previsto, toma ya, por listo. Estafa de lo burgués, estafa de lo premeditado, estafa de lo cómodo, estafa de lo sano, estafa de lo que te deja a salvo, estafa de lo que te deja igual, estafa de lo que tú, marisabidillas previsto para ti y para los tuyos. El arte es estafa, señoras, es el choque que te remueve, te conmueve y te trastoca. Es la estafa de la vida, esa que te hace cambiar, ver, ver de otra forma y salir de ti. Lo otro es cine. Es ver un documental.
Me permito ahora copiar unas palabras que escribió un amigo. Pero es que es de los mejores escritores, poetas y seres humanos del mundo y mejor que él nadie lo expresa. Dice "Yo pasé
del enfado ("dejad imaginar, coño! Apagad los putos móviles y dejad
imaginar!") a caer rendido ante la evidencia de lo que estaba pasando. Esa
otra cosa que siempre es lo que pasa. Lo que pasa es siempre esa otra cosa que
nos excede. Y si la vemos, ilumina."
Termino con otra cita copiada. La compartió otro ser único e iluminado. Un ser que cuando le conocí por primera vez me hizo tener ganas de morir para nacer otra vez e intentar parecerme a él.
Gracias, Javi, por la cita.Te la pillo.
"La Naturaleza
no es bella, bellos son los ojos que la miran. 2008, 2009, 2010... La noche cae
sobre el mundo. ¿Qué hacer? ¿Callar? Siento un sincero respeto por todos
aquellos artistas que dedican su vida a su arte: ése es su derecho o su
condición. Pero prefiero a aquellos que dedican su arte a la vida. En defensa
del arte y de la estética, en tiempos de crisis y de paz. El Arte no es adorno,
la Palabra no es absoluta, el Sonido no es ruido, y las imágenes hablan."
Gracias, Monsieur Bel.
Anabel, Agnes, Mar, Sara, Jose Manuel, Jorge, Víctor, Emilio, Shani, Victor DJ, Inés, Charo, Daan, Ana, Óscar, Eduardo, Paola, Christian, Kike, Aida, Andrea, Dina, Henrique... OS AMO.
domingo, 19 de abril de 2015
Carmen. Compañía Nacional de danza. Teatro de la Zarzuela.
Una Carmen, que no puede ser más española, con música de un francés y un ruso, coreografía de un sueco e interpretada por una islandesa y un belga. Con dos cojones. ¿Y qué acaba saliendo de esa ensalada pluricultural? Pues un pedazo de espectáculo lleno de pasión, de rojo, de amor, de deseo, de celos, de venganza, de crueldad, de magia, de belleza, de filigrana, de sexo y de Carmen. Una Carmen de hoy, contemporánea, inmortal, retadora, cínica, descarada, provocadora, fatal, atemporal y mala con avaricia. Pero, a fin de cuentas... ¿no escribió la novela y francés y la ópera otro francés? Ahí debería acabar nuestro orgullo patrio.
Encargar una coreografía sobre algo tan "español" como "Carmen" a un coreógrafo sueco puede parecer una temeridad. Creemos que nadie va a entender mejor a Carmen que un español. ¡Ole! Pues no, majo. A ver, la inteligencia, la sensibilidad y la capacidad son virtudes que no entienden de fronteras ni de países ni de tópicos. Y la coreo que ha creado Johan Inger es una pura obra maestra. Esta coreo va a pasar a la historia y se va a representar durante muuuchos años. La primera parte es un homenaje al amor, al sexo, a la tentación, al juego de roles y al juego sexual. Jessica Lyall nos recibe convertida en inocencia, con esa sonrisa suya tan dulce, tan bella, tan limpia, tan de ninfa... y nos arrastra a un mundo de juego, de vaivenes, de dominación, de vacile, de pulso tanto de poder como sexual. Las escenas grupales vigorosas y enérgicas y los dúos y solos pasionales y calentorros. Las luces son luminosas, el espacio más abierto y despejado. Todo respira libertad y espacio, aire. Aire viciado pero aire. La tabacalera es una fábrica cualquiera, es metal y es atemporal. Son nueve bloques de tres elementos, cemento, espejos y láminas. El tres es el número del que sobra. Ahí está el mal y el destino, en ese tres. Tres amantes, tres materiales, tres espacios, nueve módulos, tres colores. La segunda parte es un prodigio de tortura. El toque onírico es duro y tenebroso. Es realmente un pesadilla con todos sus componentes reconocibles en el fondo de la mente negra de cualquiera. Un rosario de negrura, de fatalismo, de muerte, de odio y de rabia. Incluso el espacio no es un paisaje sino que el paisaje es un estado de ánimo, es el interior del alma reconcomida. Una puta maravilla, vamos.
Afortunadamente he podido verlo dos días con dos elencos distintos. El primer día, Emilia Gisladöttir no puede ser más Carmen, no puede ser más pasión y no puede ser más sevillana. Pasión, rojo, deseo y muerte. Si tuviera que sacarle alguna falta... quizá hay veces en las que las manos van un poco muertas. Vale que la relajación es un estado de ánimo y la NO tensión una densidad corporal, pero... esas manos necesitan vida. Siempre. Daan Vervoort es un Don José sólido, prodigioso. Daan hace algo que a mí me flipa, y es que estando normal, quieto, parad, de pronto levanta la pata hasta el infinito o gira sobre sí mismo como si fuera lo más natural del mundo, como si el movimiento lógico fuera ese. Es como cuando Gene Kelly empezaba a bailar como si fuera lo lógico. Pues eso. Daan lleva la danza a un nivel de naturalidad virtuosa que a mí me hipnotiza. Y luego tienes a Isaac Montllor haciendo de Escamillo. Isaac tiene algo que yo creo que es lo que diferencia a los artistas de los artistas tocados por la mano de la musa. Tiene esa magia o ese matiz que consigue que simplemente en un ligero meneo de la cadera haya más poesía y más arte que en el esfuerzo de cualquier humano. Siguiendo con las comparaciones, es como un quiebro de la Callas. Un simple quiebro de su voz conseguía que la pieza completa fuera única. Isaac hace lo mismo. Un meneíllo de cadera consigue que Escamillo sea el protagonista del momento, el foco se va hacia él, la luz se le come, los astros se juntan en su cara, las musas y los musos le rodean y crean un campo magnético apabullante. Y el tío consigue, en los diez segundos que dura su momento de espaldas frente al círculo de espejos el momento más vibrante e inolvidable de la noche.
La única pena de este espectáculo es que se haya presentado tan pocos días. Es una maravilla tan asombrosa y preciosísima que debería estar en cartel meses y meses (pobres, no os quiero matar, es por egoísmo).
Y que quede claro que una parte primordial de este éxito se la debemos todos a José Carlos Martínez, e ldirector de la CND y responsable del trabajo gigantesco que está haciendo esta compañía. De verdad, que todos y cada uno de nosotros deberíamos hacerle un besamanos para agradecerle lo que está haciendo por la cultura y por la danza en España. Bravo, bravo y bravo.
Mira, mira, mira... casi que lo dejo ya, porque me pongo malo.
Esta tarde promete también una locura emocional. Isaac Montllor cambia y estrena el Don José, creo que Antonio de Rosa hará el Escamillo y Elisabet Biosca hará la Carmen. No digo más ná. Que mañana escribiré sobre ellos, aunque ya te avanzo que estoy... has nervioso. ¡¡Imagínate!!
Vengo de ver al elenco nuevo y... fabulosos Antonio de Rosa y Elisabet Biosca. Lo de Isaac... a ver cómo lo explico... uno puede ser bueno, puede ser muy bueno, puede ser un genio o puede que lo que haga esté por encima de la realidad y del mundo terrenal. Incluso el de los más dotados. En la historia ha habido gente, seres superiores que han sido tocados por las musas y los dioses y hagan lo que hagan, siempre hacen algo superior al resto. Está en su forma de moverse, de girar, de estar, en su simple presencia, en su imán, en su carisma, en su poder de transmisión, en su electricidad, en su mirada, en el halo que desprenden. No sé dónde está ni en qué consiste, pero sé que es algo, un don que tienen sólo los elegidos. E Isaac lo tiene. No sé si es consciente o no, pero te digo yo que lo tiene. Su Don José es absoluta y sencillamente perfecto. Su fragilidad, su decadencia, su amor, su pasión, su culpa y su sacrificio están en cada músculo, esté o no se esté moviendo. AL menos yo recibo eso, así que si no es un elegido de los dioses, al menos para mí sí. Es el único. Es Isaac Montllor.
Por cierto, que no se me olvide. Las fotos maravillosas de esta función son de ese genio llamado Jesús Vallinas. Gracias por estrujar tan bien las esencias y regalarnos estas maravillas.
sábado, 31 de mayo de 2014
Compañía Nacional de Danza. Teatro Real.
Todos somos muy españoles y muy patrios cuando se trata de fardar. Nos encanta que la selección de fútbol gane mundiales, que las niñas de rítmica queden por delante de las búlgaras, que Ruth Beitia se lleve un bronce, etc... Pero para eso hay que trabajar. Los bailarines son probablemente, junto con los atletas y gimnastas los que llevan su cuerpo más al límite para ser los mejores, los que más levantan la pata y los que más saltan. Pero para poder serlo y que el resto podamos fardar de tener una gran compañía de danza, estos monstruos deben practicar, prepararse, calentar, hacer barra y mil ejercicios y ensayar millones de horas. Si no, no podrán bailar como bailan, que es como nos gusta a los que luego fardamos de tener una gran compañía de danza. Exactamente lo mismo digo de músicos y de cantantes. Son artistas, necesitan prepararse muchísimo, estudiar cada día, practicar, calentar y ensayar para que los españoles podamos fardar. Son artistas en continua formación y desarrollo, no son funcionarios de ventanilla. Y sus horas de preparación NO son horas extras.
Tuve la desgracia y la suerte de ir el jueves al Real a ver a mi amada Compañía Nacional de danza. La desgracia porque justo ese día no bailaba mi adorado y admiradísimo hasta la eternidad Isaac Montllor. Y la suerte porque así pude ver al resto de sus compañeros, todos maravillosos y admirables. Especialmente mis admiradísimos Daan Vervoort, Tamako Akiyama y sobre todo, Jessica Lyall.
El programa, confieso que me pareció algo irregular. Supongo que hay que demostrar una poco que se baila de todo, que no hay especialización, que todo el mundo esté tranquilo. Y hay que contentar a todo el público. A los más osados y a la señora que tenía a mi lado, que se durmió todo el "Casi-Casa". El "Allegro brillante" de Balanchine me pareció irregular. La pareja me resultó regular aunque se fueron calentando poco a poco y acabaron bastante más centrados de como empezaron. Las niñas estuvieron imprecisas y descoordinadas. No digo que fuera un churro pero fue bastante más flojo que el resto del programa. La "Delibes suite" de Martínez sin embrago me pareció una delicia. La coreo es suave, rigurosa, delicada y bellísima y los dos artistas estuvieron fantásticos.
Claro que es que luego vino "In the middle, somewhat elevated" de Forsythe y yo toqué el cielo. A ver si me explico sin que nadie se me ofenda... ESTO es lo que baila mejor mi amada CND. Ser buenísimos en clásico es muy difícil. Tienes a todos los rusos que es que levantan la pata casi desde que nacen. Alcanzar el nivelamen de los mejores es casi imposible. Pero es neoclásico o contemporáneo nuestros artistas (apelo a la cosa patria para enfatizar el mensaje, claro) son punteros. Aquí además la música enlatada funcionó infinitamente mejor que en la primera parte. Y nuestros artistas demostraron ya no solo que bailan que te cagas, sino que entienden mejor este repertorio y que este reto gigantesco que es la coreo de Forsythe lo hacen con la punta la polla (y con millones de horas de preparación, claro) Fabulosos, potentes, intensos, relajados, y con un nivel de comunicación con el patio de butacas brillante.
Y si servidor creía haber tocado el cielo pero lo que faltaba fue incluso mejor. Mejor no, distinto y tan bueno como el Forsythe. O mejor, no sé. Es que los artistas de "Casi-Casa" son mis favoritos (junto con mi adorado y admiradísimo hasta la eternidad, Isaac Montllor) y claro, a uno le pueden las pasiones, es lo que tengo.
La coreo de Mats Ek es magistral, es una puta pasada. Tiene todo lo que me gusta y lo que me pone. Y nuestros artistas la entienden y la transmiten con una fuerza gigantesca. Es como ver a Laurence Olivier interpretando a Shakespeare. Han nacido para bailar eso y así.
"Televisión" magistral, no se puede bailar mejor ni que parezca más fácil. Lucio Vidal, soberbio. Con "La cocina" pasa una cosa. Y es que tanto Tamako como Daan son dos prodigios de la naturaleza. Son de esos seres que yo no me los imagino caminando como el resto. Parece como si su gestualidad natural fuera la danza. Usando otra comparación de esas seguramente odiosas; igual que la forma natural de expresarse de María Callas era cantando, la forma natural de expresarse de estos dos seres sobrehumanos es danzar. No es que tengan asumidos los movimientos sino que parecen su forma natural de moverse por el mundo. Vamos, que si un día me cruzo con Tamako por La Latina y va bailando, me parecerá lo más normal. Es tal la integración del artista con su trabajo que no me lo puedo imaginar de otra forma. Y una vez tocado el cielo, comprobado que existe y no querer moverme de ahí, aparece esa hada llamada Jessica Lyall y yo quiero morir sólo para poder resucitar y volver a verla. Su fragilidad, su carita, su virtuosismo, su hacer fácil lo difícil, y sobre todo esa forma de interpretar con su cara cada movimiento que hace la convierten en única. Deberían bailar su dúo dos veces. Una para disfrutar de sus movimientos y otra para disfrutar de sus gestos y de su cara. Es una actriz bailando. Una gran actriz. Y eso a mí me gana.
Así que, señores míos de Hacienda o del gobierno o de dónde sea... por dios, dénse cuenta de que no todos los funcionarios son iguales. El arte y la creación artísticas son otra cosa. No sólo hay que protegerlas y fomentarlas, sino cuidarlas y saber que sin preparación constante y rigurosa, no podremos tener un conjunto de rítmica que mole, ni una orquesta o un coro nacionales que sean nuestro orgullo o unas compañías de danza que se puedan exportar. Lucirnos en estos temas también es lucir eso que ustedes llaman "marca España".
Tuve la desgracia y la suerte de ir el jueves al Real a ver a mi amada Compañía Nacional de danza. La desgracia porque justo ese día no bailaba mi adorado y admiradísimo hasta la eternidad Isaac Montllor. Y la suerte porque así pude ver al resto de sus compañeros, todos maravillosos y admirables. Especialmente mis admiradísimos Daan Vervoort, Tamako Akiyama y sobre todo, Jessica Lyall.
El programa, confieso que me pareció algo irregular. Supongo que hay que demostrar una poco que se baila de todo, que no hay especialización, que todo el mundo esté tranquilo. Y hay que contentar a todo el público. A los más osados y a la señora que tenía a mi lado, que se durmió todo el "Casi-Casa". El "Allegro brillante" de Balanchine me pareció irregular. La pareja me resultó regular aunque se fueron calentando poco a poco y acabaron bastante más centrados de como empezaron. Las niñas estuvieron imprecisas y descoordinadas. No digo que fuera un churro pero fue bastante más flojo que el resto del programa. La "Delibes suite" de Martínez sin embrago me pareció una delicia. La coreo es suave, rigurosa, delicada y bellísima y los dos artistas estuvieron fantásticos.
Claro que es que luego vino "In the middle, somewhat elevated" de Forsythe y yo toqué el cielo. A ver si me explico sin que nadie se me ofenda... ESTO es lo que baila mejor mi amada CND. Ser buenísimos en clásico es muy difícil. Tienes a todos los rusos que es que levantan la pata casi desde que nacen. Alcanzar el nivelamen de los mejores es casi imposible. Pero es neoclásico o contemporáneo nuestros artistas (apelo a la cosa patria para enfatizar el mensaje, claro) son punteros. Aquí además la música enlatada funcionó infinitamente mejor que en la primera parte. Y nuestros artistas demostraron ya no solo que bailan que te cagas, sino que entienden mejor este repertorio y que este reto gigantesco que es la coreo de Forsythe lo hacen con la punta la polla (y con millones de horas de preparación, claro) Fabulosos, potentes, intensos, relajados, y con un nivel de comunicación con el patio de butacas brillante.
Y si servidor creía haber tocado el cielo pero lo que faltaba fue incluso mejor. Mejor no, distinto y tan bueno como el Forsythe. O mejor, no sé. Es que los artistas de "Casi-Casa" son mis favoritos (junto con mi adorado y admiradísimo hasta la eternidad, Isaac Montllor) y claro, a uno le pueden las pasiones, es lo que tengo.
La coreo de Mats Ek es magistral, es una puta pasada. Tiene todo lo que me gusta y lo que me pone. Y nuestros artistas la entienden y la transmiten con una fuerza gigantesca. Es como ver a Laurence Olivier interpretando a Shakespeare. Han nacido para bailar eso y así.
"Televisión" magistral, no se puede bailar mejor ni que parezca más fácil. Lucio Vidal, soberbio. Con "La cocina" pasa una cosa. Y es que tanto Tamako como Daan son dos prodigios de la naturaleza. Son de esos seres que yo no me los imagino caminando como el resto. Parece como si su gestualidad natural fuera la danza. Usando otra comparación de esas seguramente odiosas; igual que la forma natural de expresarse de María Callas era cantando, la forma natural de expresarse de estos dos seres sobrehumanos es danzar. No es que tengan asumidos los movimientos sino que parecen su forma natural de moverse por el mundo. Vamos, que si un día me cruzo con Tamako por La Latina y va bailando, me parecerá lo más normal. Es tal la integración del artista con su trabajo que no me lo puedo imaginar de otra forma. Y una vez tocado el cielo, comprobado que existe y no querer moverme de ahí, aparece esa hada llamada Jessica Lyall y yo quiero morir sólo para poder resucitar y volver a verla. Su fragilidad, su carita, su virtuosismo, su hacer fácil lo difícil, y sobre todo esa forma de interpretar con su cara cada movimiento que hace la convierten en única. Deberían bailar su dúo dos veces. Una para disfrutar de sus movimientos y otra para disfrutar de sus gestos y de su cara. Es una actriz bailando. Una gran actriz. Y eso a mí me gana.
Así que, señores míos de Hacienda o del gobierno o de dónde sea... por dios, dénse cuenta de que no todos los funcionarios son iguales. El arte y la creación artísticas son otra cosa. No sólo hay que protegerlas y fomentarlas, sino cuidarlas y saber que sin preparación constante y rigurosa, no podremos tener un conjunto de rítmica que mole, ni una orquesta o un coro nacionales que sean nuestro orgullo o unas compañías de danza que se puedan exportar. Lucirnos en estos temas también es lucir eso que ustedes llaman "marca España".
lunes, 25 de noviembre de 2013
Ven a bailar con nosotros. CND. Teatro de la Zarzuela.
Sí, lo reconozco, soy parcial cuando se trata de según quién. Porque es humano y porque quiero. Y porque soy así. Porque soy fiel a mis amigos y los defiendo a muerte. Especialmente si se lo merecen. Y mira que no conozco a nadie de la CND, pero son mis amigos. Los quiero, los defiendo y los defenderé mientras no me traicionen. Como mis amigos.
En un país como este, sobre todo ahora que estamos como estamos, o como nos dejan estar, una compañía como esta es para defenderla a muerte. Centro de formación, cercanos al público, con unos grandísimos trabajadores y artistas. Creo que es nuestra obligación moral defender su trabajo y no hundirles. Cuando lees por ahí que si van a voleo, que si llevan barbitas y que ellas van peinadas cada una a su bola y que están fondonas, se te abren las carnes. Claro que descerebrados hay en todas partes.
El pedasssso de programa comienza con "Sub", de Itzik Galili. Y no puede empezar más potente. Ocho pedazo de bailarines sueltan testosterona y virilidad por el escenario, envueltos en energía desbordante y un nivelamen tanto artístico como estético que roza lo salvaje. Brutal, pasional, vibrante, emocionante, prodigioso y sin duda, caluroso. Te dispara la adrenalina a la altura de las torres de Plaza Castilla. Igual es malísimo destacar a alguien en una coreografía de conjunto. Pero es que yo tengo una debilidad especial por Isaac Montllor y sin querer, se me van los ojos a él. A ver, que son todos brutales, pero Isaac, quizá porque me fijo más en él, pero tiene un nivel de entrega del 110%. Si hay que levantar la pata 45º, él la levanta 46º. Igual no es bueno que diga esto, porque nadie en un conjunto debe destacar, pero creo que él ha nacido estrella y por algo, se me van los ojos a él.
Igual que no puedo despegar mis ojos de Jessica Lyall. Sus expresiones, su forma de mirar, de sonreír, de estirarse siempre con una expresión acompañando el movimiento. Me vuelve loco.
"Falling angels" es Kylián. Con eso está todo dicho. Yo me muero y me remuero y me vuelvo a morir del gusto. Y eso de que las niñas están focas, ¡una mierda! Son divinas y están bastante más concentradas que otras veces. Lo único decir que aunque crean que no, siempre hay un espectador cabrón que se fija en la que está detrás del todo y se da cuenta de si levanta la pata menos que las demás pensando que nadie la mira.
Y con "Minus 16" llega el momentazo de la noche. Para mi gusto lo más brutal es "Sub", pero reconozco que con "Minus 16" se meten al público en el bolsillo. No me los conozco a todos, pero creo que es Daan Vervoort quien, desde el escenario vacío va llevándose a la gente a su terreno. Y si no te mueves de la butaca en el segundo descanso, vas a ver cómo te embauca, te sube al escenario con él, te planta una americana y te bailas un mambo como si tal cosa. Elegante y pícaro, se mete al público en el bolsillo. Así que cuando entre casi todos se bailan "Minus 16", la peña está entregadísima. Y lo hacen de locura. Graciosos, divertidos, serios, precisos, potentes y con dejando una impronta, que a pesar de lo que digan por ahí, yo creo que va siendo ya la marca de la casa.
Para mi gusto, otro exitazo de la CND, esta vez, camelándose también al público y buscando una complicidad, que junto con las actividades que hacen en contacto con el público, están ayudando a acercar la danza al público en general, no solo al especializado. Y eso no es que sea bueno, es buenísimo, y puede ayudar no solo a hacer más popular esta disciplina, sino a que la gente la valore mucho más y salga a la calle si es necesario para protegerla.
En un país como este, sobre todo ahora que estamos como estamos, o como nos dejan estar, una compañía como esta es para defenderla a muerte. Centro de formación, cercanos al público, con unos grandísimos trabajadores y artistas. Creo que es nuestra obligación moral defender su trabajo y no hundirles. Cuando lees por ahí que si van a voleo, que si llevan barbitas y que ellas van peinadas cada una a su bola y que están fondonas, se te abren las carnes. Claro que descerebrados hay en todas partes.
El pedasssso de programa comienza con "Sub", de Itzik Galili. Y no puede empezar más potente. Ocho pedazo de bailarines sueltan testosterona y virilidad por el escenario, envueltos en energía desbordante y un nivelamen tanto artístico como estético que roza lo salvaje. Brutal, pasional, vibrante, emocionante, prodigioso y sin duda, caluroso. Te dispara la adrenalina a la altura de las torres de Plaza Castilla. Igual es malísimo destacar a alguien en una coreografía de conjunto. Pero es que yo tengo una debilidad especial por Isaac Montllor y sin querer, se me van los ojos a él. A ver, que son todos brutales, pero Isaac, quizá porque me fijo más en él, pero tiene un nivel de entrega del 110%. Si hay que levantar la pata 45º, él la levanta 46º. Igual no es bueno que diga esto, porque nadie en un conjunto debe destacar, pero creo que él ha nacido estrella y por algo, se me van los ojos a él.
Igual que no puedo despegar mis ojos de Jessica Lyall. Sus expresiones, su forma de mirar, de sonreír, de estirarse siempre con una expresión acompañando el movimiento. Me vuelve loco.
"Falling angels" es Kylián. Con eso está todo dicho. Yo me muero y me remuero y me vuelvo a morir del gusto. Y eso de que las niñas están focas, ¡una mierda! Son divinas y están bastante más concentradas que otras veces. Lo único decir que aunque crean que no, siempre hay un espectador cabrón que se fija en la que está detrás del todo y se da cuenta de si levanta la pata menos que las demás pensando que nadie la mira.
Y con "Minus 16" llega el momentazo de la noche. Para mi gusto lo más brutal es "Sub", pero reconozco que con "Minus 16" se meten al público en el bolsillo. No me los conozco a todos, pero creo que es Daan Vervoort quien, desde el escenario vacío va llevándose a la gente a su terreno. Y si no te mueves de la butaca en el segundo descanso, vas a ver cómo te embauca, te sube al escenario con él, te planta una americana y te bailas un mambo como si tal cosa. Elegante y pícaro, se mete al público en el bolsillo. Así que cuando entre casi todos se bailan "Minus 16", la peña está entregadísima. Y lo hacen de locura. Graciosos, divertidos, serios, precisos, potentes y con dejando una impronta, que a pesar de lo que digan por ahí, yo creo que va siendo ya la marca de la casa.
Para mi gusto, otro exitazo de la CND, esta vez, camelándose también al público y buscando una complicidad, que junto con las actividades que hacen en contacto con el público, están ayudando a acercar la danza al público en general, no solo al especializado. Y eso no es que sea bueno, es buenísimo, y puede ayudar no solo a hacer más popular esta disciplina, sino a que la gente la valore mucho más y salga a la calle si es necesario para protegerla.
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