lunes, 29 de abril de 2013

Juicio a una zorra. Abadía.

Escribir a estas alturas de "Juicio a una zorra" es como pretender hablar de "La Strada". Todo el que se precie lo ha visto y no voy a decir nada que no hayan dicho mil millones de críticos que evidentemente saben mucho más que yo.
El texto ya de entrada es una maravilla. Un homenaje a la palabra. A la palabra bien escrita, bien entendida y bien dicha. Una auténtica gozada para los oídos. Además la historia mola. El año pasado vimos "Los últimos días de Judas Iscariote" en Matadero y le veo ciertas semejanzas. En "el Judas", Judas era sometido a un juicio para intentar cambiar su sitio en la Historia, y defenderse frente a un Jesucristo no tan bondadoso y sobre todo, frente a una Historia escrita por hombres, con la manipulación que esto supone. Aquel montaje me encantó y éste también.
Efectivamente, "¿quién escribe la Historia?" Helena pide su lugar, pide poder contar su versión de los hechos para ser "juzgada" tras conocer ambas versiones. Por supuesto, la suya convence más que la "oficial". Y ya no es que gane o que pierda, porque a estas alturas, ya ha perdido, pase lo que pase.
Dirección muy medida, llevada con mucho arte, mucho poderío, mucho brío. Miguel del Arco sí se merece todos los aplausos por este montaje. Aquí sí estuvo realmente iluminado.
Y Carmen Machi... bueno, bueno, bueno... No sé si voy a encontrar las palabras para definir lo que ví ayer. Si alguien es capaz de desgarrarse tantísimo, de entregar todo lo que tiene y más, de gritar hasta desgañitarse, de revolcarse, sufrir, hurgarse, llorar, y herirse tanto en cada función... eso es lo que yo llamo UNA ACTRIZ. Y que me perdone Blanca Portillo, que estaba espectacular en "La vida es sueño", pero aparte de las "actrices medium" como Estefanía de los Santos, no hay actriz más brutal, sabia, entregada y terrorífica que doña Carmen Machi.
Ah, y esa comparación entre el nacimiento de Helena y el de Jesucristo... una perla. Me encanta lo de la "perversión aviar" de ambos dioses.

Ay, Carmela. Reina Victoria.

El teatro Reina Victoria es muy bonito. Antiguo y chulo pero hace que desluzca un poco la función. Ya puestos, habría quedado maravillosos en el Lara, por ejemplo. Pero claro, uno estrena donde puede, y da gracias.
El montaje en general me parece no demasiado personal. Para mi gusto le falta un toque de autoría, aunque todo está planteado y resuelto bien, pero hay cosillas que no terminan de funcionar, como las acciones detrás de la tela roja, por ejemplo.
La historia, evidentemente es poderosa, y en estos días (o meses) revueltos, como que toma un matiz actual que le viene muy bien a la función. Texto maravilloso, personajes para comértelos y actores por encima del montaje.
Aunque el momento "italiano" está demasiado alargado, para mi gusto, el montaje funciona bien a nivel de ritmo, a pesar de que la primera parte es algo más tediosa que la segunda.



Javier Gutiérrez está maravilloso. Patético, simpático, triste, abatido, payaso. Todo siempre en su justa medida y sufriendo como un loco cuando la acción lo requiere. Me encantó ver como sufría desde ese personaje que se había construído. Muy inteligente creación.
Marta Ribera como narradora/Gustavete está inconmensurable. Tiene una presencia apabullante, canta como dios, baila que te cagas, dice y transmite el texto que es como para quedarte escuchándola horas y horas. Ríe, llora, canta, baila y te emociona desde que sale hasta que se va. Brutal!!!
Y luego Inma Cuesta. Aclaro que a mí Ana Belén me vuelve loco. Bueno, pues desde la primera nana que canta Inma Cuesta, se me vino a la mente Ana Belén. Y no sólo porque me la recuerde físicamente, que también, sino porque canta, actúa, mira, sufre de una forma que me la recuerda. Esta chica es una estrella. Es una grandiosa actriz, canta que te mueres, es guapa paburrir y tiene carisma y ángel. Aunque me pareció un poco desorientada en algunos momentos, en general me conmovió. Esta es la nueva estrellona del panorama. Y si no, al tiempo.
Y qué queréis que os diga. Yo cuando ví salir la bandera republicana, Inma en medio llorando, y el jari que se monta en el teatro... me estremecí y se me pusieron los pelos de gallina como dice una amiga.

sábado, 27 de abril de 2013

Romeo y Julieta. Teatro Real.

Cualquiera que me haya leido sabrá que soy superfan incondicional de la CND. Lo soy y lo seguiré siendo todo mi vida. Pero anoche me quedé un poco desinflado.
Para mi gusto, la coreografía de Goyo Montero no estuvo a la altura de los artistazos que hay en la CND. No soy para nada experto ni siquiera entendido en danza, pero a mi me pareció que muchísimos movimientos eran como de patinaje sobre hielo. Mucha acrobacia y poco movimiento sensual, lírico, amoroso. No paraban. Desde luego que se pegan una paliza, pero eché de menos que se diferenciaran más los pasajes mas tumultuosos donde ese ajetreo podía ir bien, y los momentos más sensuales y líricos, como las escenas de amor entre los protas, que pra mí, pedían más serenidad, más calma, darle más tiempo y dulzura a los dúos y así diferenciar con ritmos ditintos los distintos momentos dramáticos de la obra.



Había mucho momentos en los que, por el uso de una luz regularcita, no se veía lo que pasaba (y estaba en fila 5, pasillo). Personajes vestidos de negro, con poca luz... e incluso cuando Julieta se toma la pócima, lo hace de espaldas al público. Escenografía de West Side Story. Y el momento baile de máscaras/Kylian... feote.
Dios me libre de cuestionar a Goyo Montero, ni mucho menos, pero ayer sentí que los fabulosos bailarines de la CND estaban poco explotados. Son muchísimo mejores bailarines de lo que la coreo les dejaba mostrar. Y encima no pudo actuar Isaac Montllor, con lo cual me pillé un disgusto que ni te cuento.
Ah, y no puedes poner a Julieta muerta tirada en el suelo entre otros muertos. Es la prota, es la más guapa y la más mona. Por lo menos tienes que tumbarla en un sepulcro que resalte que la muerta entre las muertas es nuestra niña Julieta.

Poder absoluto. Bellas artes.

La verdad es que iba con muchas ganas de que me gustara. Eduard Farelo es compi y Emilio Gutiérrez Caba un pedazo de actor. Autor y director también "cercano" y.. más implicaciones que me hacía ir predispuesto. El texto al parecer ha estado en un cajón varios años y hasta cierto punto, entiendo por qué. La intriga tipo "El veneno del teatro" o "La huella" con cambios de poder, giros inesperados y demás, funciona, está bien. Pero simplemente eso, está bien. Tampoco es que te mueras del misterio ni digas "uy, fíjate, quién lo habría dicho". Es todo un poco de trazo grueso y algo predecible. Pero bueno, da igual. Está bien llevado y siempre es de agradecer poder disfrutar de dos actorazos. Igual que en "Feelgood" no me terminaba de creer que un ministro fuera tan toli, aquí no me pega mucho que un futuro presidente tenga un "secreto" tan dificilmente ocultable, o que llegue hasta donde está sin que se haya descubierto antes. También empieza la función mostrándose como un perraco mu mala gente, y si no simpatizas con él en algún momento... chungui.
Puesta en escena al uso pero tampoco pide más.



Emilio Gutiérrez Caba hace, aparte de un alarde de memoria increíble, una clase magistral de cómo interpretar sin grandes gestos, desde lo pequeño, y desde la palabra. Farelo para mi gusto está pasadito. Toda la primera parte está demasiado atacado, demasiado gesticulante (como cuando se sirve un cognac)  sin embargo, en la segunda parte, baja las revoluciones y saca su arma secreta (o no tan secreta) que es el matiz más pequeño y la voz. No es que por ser también actor de doblaje base su fuerza en la voz, sino que la voz la tiene abosultamente controlada, y cuando el gesto se vuelve más sutil, la mezcla es entonces cuando funciona. Es suficientemente buen actor como para no tener que gesticular tanto como en la primera parte. Su fuerza brutal está en sus gestos medidos, sus miradas, su contención y su vozarrón.
Como iniciativa privada es interesante y merece la pena ir a verla, pero tampoco es el montaje del año. Ni falta que hace. Con esos actorazos el gusto es nuestro.

Anna Caterina Antonacci. Teatro de la Zarzuela.

Programar un ciclo de lied ya de por sí es atractivo. Si encima vas y pillas justo a una artista como Anna Caterina Antonacci, es disfrutar de una tarde monísima de la muerte.



Esta mujer canta muy bien, y es muy expresiva. Quizá por eso se movía mejor en las piezas más expresivas. Grandiosa en los tonos medios, potente en las notas graves y agudos bellos aunque algo vibrantes. Fabulosa con las novedades de Fauré, quizá un poco sombría con Debussy, dulce y melancólica con Duparc y Berlioz y megafantástica con Reynaldo Hahn, sin duda lo mejor de la noche. "L'énamourée" fué una cosa de otro planeta y las "Canciones en dialecto veneciano" lo más divertido. Por ponerle un "pero", su francés un poco macarrónico y ese bis con "La tarántula". Se llevó al público de calle, pero en un concierto de lied... yo habría preferido ya puestos, un Strauss.
Atentos al arte de esta mujer, que si en concierto mola, en Óperas cuanto más expresivas mejor, imagino que será de morirte del gusto.

jueves, 25 de abril de 2013

Feelgood. Matadero

Pues sale uno como que bien.
El texto está bien. Sin tirar cohetes. Historia de enredos y traiciones políticas. Una historia universal que puede pasara por desgracia en cualquier país en cualquier época. Funciona. La puesta en escena es sencilla pero sin meterse en berenjenales raros. También funciona. La dirección está bien llevada, con brío y con un buen sentido del ritmo. Nada destaca pero tampoco sobra nada ni falta. Por ponerle una pega, quizá hay demasaiada diferencia entre el tono casi paródico de todo el montaje y el tono en el que están Fran Perea y Manuela Velasco aunque esta trama es la más deprimente y realista, así que ni eso canta. Bien.




Los actores están bien. Quizá Jorge Bosch está demasiado payaso. A fin de cuentas, y por mucho tono paródico que uses, para llegar a ministro no se puede ser tan toli. Fran Perea me decepcionó en una Electra que le vimos en Mérida. Pero claro, allí estaba con Ana Belén, Julieta Serrano, Juan Fernández, Carlos Álvarez... y el pobre como que no lo olía mucho. Pero aquí está fabuloso. Domina el texto, la acción y tiene claro lo que quiere en cada momento y cómo conseguirlo. Y lo hace con una solvencia y un poderío que me gustó mucho. Lo mismo, por ponerle un "pero", igual Manuela Velasco y él no daban mucho el tipo de matrimonio separado que han pasado por una historia de alcoholismo. Demasiada vida para dos chicos tan jóvenes y lozanos. Pero bueno, aún así, cuela.
En definitiva, un texto que está bien, una dirección correcta y solvente y unos actores que destacan por que en general están bastante bien. Eso sí, hay unos elementos en la escenografía que son feos de la muerte. A lo mejor se los han prestado y se han tenido que apañar, pero... una habitación de hotel caro con ese suelo tan horroroso...

miércoles, 24 de abril de 2013

Sagrado Corazón 45. La casa de la portera.

Ya he dicho muchas veces que soy superfan de La casa de la portera. Pero es que cada vez que voy salgo meado!!



José Padilla escribe un texto ingenioso, morboso, macabro, misterioso y muy, muy bien escrito y eso se nota. Si encima cuentas con actorazos, pues ya ni te cuento. Y si todos están bien, porque lo están, sobresalen para mi gusto Rocío Calvo y Asier Etxeandía. Rocío Calvo es un prodigio de contención, de saber escuchar, de sufrir y de vivir las cosas como pocas veces se ha visto. Es la Blanca Portillo del teatro independiente!!!!
Y lo de Asier Etxeandía.... chico, yo no encuentro palabras. Hace unos cuantos comentarios, definí a Estefanía de los Santos como "actriz medium". Pues este chico es algo así. Aparte de que es guapo paburrir, es bueno..., pero bueno, bueno lo bueno que es. Hace una creación en un plisplas que te quedas helado. Se monta un personaje complejo, lleno de cosas, de matices, de vaivenes emocionales, como si tal cosa. Y encima tiene ese algo que separa a los humanos de los mitos. Carisma. Y es que en cuanto sale a escena ( o mejor dicho, cuando sale a comedor) te quedas embobado mirándole. Yo estaría mirándole horas, días, meses y aprendiendo de cada respiración y de cada microgesto o miniinflexión con esa voz poderosa y empalmante.
Si algún día llegara a conocerle en persona... sería una antes y un después en mi carrera mitómana hacia la plenitud.

Wunderkammer. Circo Price.

Hay momentos en los que el lirismo, la poesía y un imaginario fabuloso se te meten por la retina, por los poros, por los oídos, los ojos, el corazón y el intestino y no te abandonan en mucho tiempo.
Wunderkammer, de Circa, en el Price es de estos espectáculos. Música, acrobacias, estética, ritmo, progresión, todo, todo, todo tiene el tono exacto que me pone.
Números alucinantes, actores/acróbatas absolutamente increíbles, estética cuidadísima. Todo tiene una vuelta de tuerca más que hace que sobrepase lo que es el circo moderno y sea una experiencia sensorial completa. Esa vuelta de tuerca hace que del arte se pase a la genialidad. Y se puede resumir en la imagen de una chica de metro y medio y 35 kilos, aguantando sobre sus piernecitas a cinco actores, cuatro chicos y una chica. Es el no va más del circo estratosférico. Al Price hay que ir siempre, programen lo que programen, pero perderse esto... no tiene perdón de dios.

El gran teatro del mundo. Matadero.

Si quisiera hacer un acercamiento a Verdi no iría nunca a ver eso del "Pimiento Verdi" de Canal. Pues si alguien quiere acercarse a Calderón, desde luego que se ahorre los 22 nardos que te soplan por ver esta astracanada.
Saura dirige esto. A ver, es un señor importantísimo para la historia del cine mundial, eso sin duda, pero lo que es el teatro, o al menos, esta función a mí me ha defraudado mogollón. No basta con poner de pronto dos figuritas como de semana santa para darle profundidad a un texto que al propio director no le gusta. Coño, repiten varias veces que el texto de Calderón es muy rarito y que no hay quien lo entienda. Pues no dirijas esto, joer, anda que no hay cositas de Jardiel Poncela o de Mihura que seguro que te parecen más sencillas. Pero si eliges este texto, te callas, no lo pones a parir cada dos por tres.
Lo de trocear el texto y mezclarlo con texto nuevo para explicarlo mejor o acercarlo al mundo de hoy en día me parece una excusa para firmar una adaptación, registrarla en SGAE y cobrar por dos lados.
José Luis García Pérez y Fele Martínez están fabulosos, son dos actorazos. Los demás no. Emilio Buale está como cabreado todo el rato, igual que en otras cosas que le he visto. No sé si es que no da más de sí y lo intenta llenar todo con esa agresividad o si es que tiende a llevarse los trabajos por ese lado. El caso es que  no me mola. Hay alguno al que le tengo una tirria especial, que me pone malo con cada gestito que hace, aunque esto será problema mío. Hay otros como sacados de una serie de guays de la tele y alguno que directamente no te explicas qué hacen ahí. En fin, no entraré en más detalles.



En definitiva, una versión que no aporta nada, cero. Unos actores salvo dos excepciones, para cambiarlos a todos y una dirección fea fea, como barata y un espacio destrozado y mal aprovechado. ¡Las naves del Matadero son una mina, joder! El año pasado hicieron "Los últimos días de Judas Iscariote", por ejemplo y fué una maravilla ver cómo usaron el espacio. Y como eso, muchas más. Para poner un telóncillo al fondo y dejarlo todo encerrado en 5 metros, hazlo en una sala pequeña y dejas este espacio para cosas más interesantes.

La cena. Cuarta pared.

Ya lo he dicho otras veces e insisto ahora. Si te metes en un berenjenal, tienes que saber resolverlo.
En este espectáculo, antes de comenzar, te separan por grupos y tras una pequeña encuesta el público decide las "vidas" y los "objetivos" de cada personaje. Hablo desde lo que yo viví. Elegimos unas directrices para "nuestra actriz", que aparte de que fueran más o menos interesantes, debían formar parte del una improvisación basada en esas directrices. Por supuesto la gente eligió cosas cachondas o picantonas (así somos) y a continuacion, los actores debían juntarse en una "cena" y dejarse llevar por lo que cada personaje tenía marcado en su encuentro con el público para ver qué pasaba.
Hasta ahí ya llevábamos una horita larga en el teatro.
Y entonces empieza por fin "la funcion".



Los pobres actores, más vendidos que vendidos empiezan a intentar meter con calzador sus "premisas" en una especie de caos sin sentido, principio ni fin. Y es que hacer una improvisación puede estar bien como ejercicio para acercarte a tu personaje y para entender mejor cómo y por qué interactúas con el resto de personajes y desentrañar los conflictos del texto. Pero ya está. Es un ejercicio.
Acciones y reacciones que no se corresponden, actores intentando soltar frases que identifiquen lo que antes les hemos dicho pero que acaban pisándose unos a otros sin oír lo que dice el compañero... en fin, un caos sin sentido que empieza forzadamente y mal y acaba como el rosario de la aurora. Incluso los pobres, cuando deciden que hay que acabar (tras hora y media de batiburrillos que hacían bostezar), van, acaban y aguantan el tipo durante los escasos aplausos con cara de "vaya churro que nos ha salido". A lo mejor hay días en los que eso funciona, pero desde luego, el día que fuimos nosotros, no. Quizá sería más productivo que esas cosas las hicieran antes de cobrarte 12 euros para hacer de cobaya en un experimento que no funciona.

martes, 16 de abril de 2013

The Audience. Gielgud Theater.

Finde en Londres para ver cositas. Fuimos a Roundhouse a ver un circo, "Bianco". Dos horas y media de pie viendo circo contemporáneo. Un poco coñazo. Y desde luego, el circo que se hace aquí y sobre todo en Francia... es infinitamente mejor. Os podeis evitar le viaje e ir directamente al Price. Vais a alucinar mucho más.
Vimos a Judi Dench en "Peter & Alice". Una obra sobre el imposible encuentro entre Alicia ( la del país de las maravillas) y Peter (Pan) y sus autores. A mí el texto me parece monísimo, pero hay que reconocer que la dirección brillaba por su ausencia. Decorados como con forillos antiguos pero feos de cojones y actores solventes que prácticamente pasan texto y poco más. Pero eso sí, ver a Judi Dench, con ochenta años hablar en inglés de Inglaterra te da un gustito... Y lo mejor de todo. El ritual londinense de respeto a sus actores. Al día siguiente vimos a Helen Mirren en "The Audience" (especie de segunda parte de "The Queen) y el ritual fué el mismo. Lo explico. Reconozco que cuando en los aplausos, salió Judi Dench, a mí se me pusieron  los pelos de gallina (como  dice una amiga). Y el ritual es el siguiente. Cae el telón, aplausos. Salen todos a saludar. Cae el telón, sube de nuevo y están los protas, entonces el público se pone en pie, gritan "bravo"  durante un par de minutos y cae el telón. Ya está. En total 3 minutos. !!!Pero con una muestra de respeto y de amor por sus actores alucinante!!!   Hagan lo que hagan (Judi Dench tampoc es que hiciera mucho aparte de decir el texto), da igual ,son SUS ACTORES, son SUS MAYORES y son RESPETADOS. Yo me imaginaba eso hecho aquí y estaríamos como deseando que la función saliera mal, que hubiera lgún motivo pra ponerlos a parir y decir "si es que está mayor", o "muy mal tiene que estar para hacer esta función". Ya me entendeis, allí tienen admiración y respeto por sus actores. Yo creía morir de la envidia.
Bueno, evidentemente nos habíamos leído antes las funciones, porque, aunque hablo inglés, no habría cazado ni la mitad.


Y al día siguiente, Helen Mirren. esta sí que es una función inteligente, bien dirigida, muy bien iluminada, con un texto ingenioso e interpretada de maravilla, del primero al último. Helen Mirren maravillosa de la muerte. Y el ritual exactamente el mismo. Ni que decir tiene que la ristra de actores que trabajan con ella son estratosféricos de buenos. Los actores ingleses son raza aparte, está claro.
Así que me vuelvo con una lección más aprendida. El respeto que les tienen a sus actores allí deberíamos aprenderlo en España, y no estar deseando que nuestros actores tengan patinazos, que no ganen el Oscar, que les quiten las placas de las calles con sus nombres por rojos, o que se retraten en una entrega de premios. Somos tan ruines...

lunes, 15 de abril de 2013

Don Giovanni. Teatro Real.

Cuando uno se mete en determinados jardines, debe saber cómo salir de ellos.
He leído que en el estreno hubo abucheos paburrir y tampoco es para tanto. A mí, en general me gustó, aunque tengo que sacarle faltas sí o sí.
Dirección musical sosa. Todo estaba envuelto como de una pátina dulzona que se cargaba un poco el estilo de Mozart. Desde la primera hasta la última nota, todo sonaba como una salsa muy bien ligada, pero a la que tu paladar le pide "picos" de sabor, momentos vibrantes, agitados, dramáticos o jocosos. Nada de eso, todo "políticamente correcto".
Luego hay una cosa que me encanta. No sé si es cosa de Mortier o de quién, pero en todo lo que he visto en el Real, la gente canta tirada por los suelos. Y hasta la pobre Doña Anna, hay un momento en el que sale a escena y directamente se tira al suelo lo ca de los nervios. Jaja, me encanta!!
Dirección de escena: vamos a ver, la ópera es jodida. Es jodido asumir que un señor te diga que te quiere cantando. Es jodido oír a alguien que se tira minuto y medio sólo para decir "le pene del mio cor", pero una cosa es eso y otra justificar lo injustificable. Convertir a Doña Elvira en una histérica barbitúrica esposa de Don Giovanni, está bien. La mujer es una brasas que está todo el rato por ahí quejándose y jurando venganza aunque se esté hablando de otra cosa. El enfoque de anoche le da un toque cachondo y justifica muy bien esa actitud. Pero que Doña Anna sea prima de Elvira y madre de Zerlina... pues como que no. No aporta nada. Y la pobre Anna es prima y madre porque lo pone en el programa. No se ve por ningún lado. Podrían ser cuñadas, vecinas... o nada. Y vale que Masetto se las come dobladas, pero tampoco hay por qué sacarlo como si fuera un garrulo macarra.
Eso no aporta nada aunque tampoco estorba. Vale, aceptado. Pero presentar toda la acción en el mismo espacio tiene sus riesgos. Y cuanod llega el momento del cementerio... churro. Ya nos hemos tragado los cambios de identidad por todo el morro. Ya hemos asumido que igual todos están drogados para no darse cuenta del cambio de identidades... pero que no salga ni tumba del comendador, ni una luz especial, ni una silueta al fondo, ni nada de nada... ya es demasiado. Ahí pensé que Tcherniakov se había metido en un jardín que le había sobrepasado. Eso no me moló.


Cantantes: Christine Schäfer es divina. Canta que te mueres. Pero a pesar de que la pareja parecen un matrimonio paletroncho sacado de "Belleza y poder" o de "Dallas", la pobre mujer, se tira media función tirada por el suelo sin que se sepa por qué. Ese es un fallo en general con todos. Les han marcado determinadas acciones que están bien, pero entre medias se quedan vendidos. Y mi querida Christine estuvo bastante vendida y deambulando. Aún así, la sigo adorando. Zerlina ni fú ni fa. Masetto... pa lo que hace... normal. Paul Groves hizo un primer acto mono, cantando correctamente, pero le segundo acto fué un desastre absoluto y su "Il mio tesoro" fué patético. Kyle Ketelsen hizo un Leporello fabuloso y se comió con patatas al pobre Don Giovanni que ni estuvo a la altura ni lo estará. Presencia horrorosa, como espesito, sucio, y cantando casi como si me pongo yo. Muy de segunda fila el hombre.
Y Ainhoa Arteta hizo una Doña Elvira para llevartela a casa. Graciosa, divertida, dramática, con un vozarrón que se come al resto, a la orquesta y a todo lo que se le ponga al alcance. No la había oído nunca en directo y me maravilló. Inteligente, pizpireta, neurótica, graciosa... y cantando como los ángeles. Lo mejor, junto con Leporello de toda la noche.
Todas las arias en esta obra son jodidas, pero especialmente el "Mi tradi quell'alma ingrata". Y la Arteta respiro donde debía, marcó lo que debía marcar y respetó a Mozart como sólo los sabios hacen.

En resumen, me gustó, aunque con sus peros. Dirección de escena a ratos buena, a ratos curiosa y a ratos, ineficaz. Voces grandiosas y otras mediocres. Pero claro, oír a Mozart siempre es oír a Mozart. 

martes, 9 de abril de 2013

La entrega de Madrid. Sala Mirador.




Llevar cualquier proyecto adelante hoy en día supone un esfuerzo que te cagas. Y cuando lo que ves es un producto de una calidad determinada, la que sea, pero si tiene calidad, merece la pena.
La figura de Melchor Rodriguez es poco conocida. Y el director y autor, como descendiente de Melchor, quiere reivindicar esa figura. Lógico. Pero... creo que fracasa un poco en ese intento.
Quizá el hecho de querer contar muchas cosas tanto de Melchor como de la época en la que vivió sea el lastre que tiene la función. Queda claro que el autor/director sabe mucho de la época, la ha estudiado en profundidad y se la conoce perfectamente. Pero para ilustrar esa época y descubrirnos la figura del hombre no hacía falta tanto derroche de datos y sí un poco más de concreción, ir al grano y escribir un texto más adecuado. Tiene que ser jodido no contar todo lo que sabes y no querer decorar la figura de tu bisabuelo con datos y datos y datos. Habría sido mejor meter chicha en vez de datos que al espectador no le aportan demasiado. A ver, el conocimiento nunca sobra, pero si haces una función de teatro debes usar los códigos del teatro, no dar una conferencia. Ya buscaré yo lo que quiera cuanod vuelva a casa si es que me has hecho interesante la historia. Y encima dirigir la función para que nadie te la toque... pues mira, si sabes dirigir, guay, pero si no, pues déjaselo a otro.
Poner en labios de un niño palabras que no sabes cómo colocar en un adulto es más viejo que la tos y pa mi gusto, un truco que no me mola. Escribe un personaje adulto, o varios, y que ellos cuenten o ilustren lo que quieres decir. La pobre actriz a mí me parecía que hacía de cría de 13 años. Luego resulta que no, que es que tiene 17 (así lo dice incluso en la función). Iba meneando la falda, dando saltitos como de cría pero abría la boca y soltaba frases lapidarias. Coño, una niña tan lista no va como Laura Ingels por el escenario. Problema de dirección.
Varios momentos de batiburrillo por mala dirección y actores algunos buenos, un poco perdidos. Bueno, no, bastante perdidos. Otros actores directamente malejos y una actriz que sobresale por encima de todos. Crismar López es sin duda la mejor actriz de la función. Encima es amiga mía y me duele tener que decir estas cosas de su función. Pero ya las hemos hablado. Y lo que le dije a ella: como actor que soy, ya me gustaría a mí estar estrenandoen Madrid. Me corroe la envidia aunque esta no haya sido la función del año. Con todo y con eso, debería ir todo dios a verla tanto por la figura de Melchor como por el esfuerzo de esta gente por levantar un telón.

domingo, 7 de abril de 2013

Murmurs. Canal

Aurélia Thierrée es nieta de Chaplin. Eso se sabe y además lo pone en el programa. Y se sabe cuando la ves.
Preciosísimo espectáculo definido como "teatro visual". Yo diría "poesía visual". Imágenes mágicas, efectos rústicos pero efectistas, poesía en la música, y un gatito al final.
No tengo mucho que decir. Me ha recordado a esos circos franceses tan preciosisimos que mezclan magia, tristeza, poesia, ambiente decadente... El que haya visto alguno sabrá de qué hablo. 
A los 15 segundos se te pone cara de gilipollas, sonrisa boba, el corazón se te convierte en el de un niño de 5 años, y no se te quita hasta el final.
Magia, poesía y romanticismo que desgraciadamente, ya no podréis ver porque han estado solo 4 días.

jueves, 4 de abril de 2013

Las plantas. Sociedad Cervantina.

No soy bipolar, estoy bastante centrado (todo lo centrado que puede estar un actor), pero sí es verdad que ultimamente estamos viendo cosas horrorosas de la muerte y cosas de las que te dejan huella.
Digo lo que he dicho otras veces y con la misma seguridad. El que no tenga apuntados con mayúsculas los nombres de Pablo Messiez y de Estefanía de los Santos no tiene perdón de dios.
El texto escrito y dirigido por Messiez es una auténtica joya.  Si ya era bueno el de "Return", lo de "Las plantas" es de flipar. El dolor, la soledad, la pena, esa pena negra y honda que "es como la naturaleza, nunca desaparece, solo se transforma". La pena que una vez que te ha tocado, te invade y nunca te abandona, aunque se quede agazapada y que te hace pararte pensando que no puedes más. Pero sigues, porque es mentira.



Y Estefanía de los Santos es una médium. Si no no se explica que alguien coja un texto que no es suyo y lo viva (no digo interprete, sino viva) como lo vivió ella ayer. Empezar la función en bolas, a metro y medio de la peña, ya tiene huevos. Pero ver como una actriz bella, con unos ojos bellos, una sonrisa bella, una voz bella, una inteligencia bella, un sufrir bello, antes incluso de abrir la boca por primera vez, se ha desperezado transformada en un ser doliente y herido... es sobrehumano. Y no me puedo imaginar mayor naturalidad, mayor complicidad, mayor transformación que la de Estefanía. Es como si estuviera improvisando poesía. Cierto es que había mucho actor, supongo que mucho amigo y que el público estaba a priori, entregado. Yo no. No conozco a ninguno de los dos. Pero fue como una sesión de espiritismo. Una mujer transformada en otra. En algunos momentos la gente se descojonaba. Yo, aunque evidentemente me meaba de la risa por dentro por la forma en la que decía ciertas cosas, tenía tan encogido el alma, que más que risa, me producía mayor dolor. Yo no veía comedia, veía más dolor aún. Hay que haber sufrido mucho para escribir e interpretar algo como "Las plantas" y eso... a mí me tiene ya ganado.
Y el momento "manos-sobre-las-de-Nina-Simone"... eso ya debería pasar a la historia de la cultura universal.