miércoles, 24 de abril de 2013

Wunderkammer. Circo Price.

Hay momentos en los que el lirismo, la poesía y un imaginario fabuloso se te meten por la retina, por los poros, por los oídos, los ojos, el corazón y el intestino y no te abandonan en mucho tiempo.
Wunderkammer, de Circa, en el Price es de estos espectáculos. Música, acrobacias, estética, ritmo, progresión, todo, todo, todo tiene el tono exacto que me pone.
Números alucinantes, actores/acróbatas absolutamente increíbles, estética cuidadísima. Todo tiene una vuelta de tuerca más que hace que sobrepase lo que es el circo moderno y sea una experiencia sensorial completa. Esa vuelta de tuerca hace que del arte se pase a la genialidad. Y se puede resumir en la imagen de una chica de metro y medio y 35 kilos, aguantando sobre sus piernecitas a cinco actores, cuatro chicos y una chica. Es el no va más del circo estratosférico. Al Price hay que ir siempre, programen lo que programen, pero perderse esto... no tiene perdón de dios.

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