sábado, 22 de junio de 2013

Gala homenaje a Teresa Berganza. Teatro Real.

No hay nada como la inteligencia para dejar en bragas a los miserables.
José Luis Gómez salió, saludó a la Reina (no sé si al mencionarla debo poner "alteza" o "su majestad", perdón) y a continuación dijo simplemente: "señor ministro de Educación, Cultura y Deportes". Pausa. Y empezó el abucheo monumental. No desde lo asientos de arriba como dicen en los periódicos, sino por todas partes. TODO el teatro empezó a abuchear, patalear, gritar y de todo. Así durante varios minutos. Nosotros estábamos en la fila 3, pasillo, en el patio de butacas, un par de filas por delante de Gallardón. El patio de butacas ardía. Hasta una señora enjoyada que estaba a mi lado se puso a patear, supongo que quizá animada al verme. Hubo unos pocos aplausos. Pero pocos. Lo que se ve en el vídeo que rula por ahí es el final de la algarabía. Y parece que solo fueron tres gritos y ya está. Mentira. Fue un momento inolvidable. Ay, José Luis, qué listo eres.



Bueno, pero vamos a hablar de cultura, que es lo nuestro.
Es tontería que intente explicar lo que significa Teresa Berganza para la historia de la Música, de la Ópera, de la Zarzuela y del Arte y la Cultura en general.  Y lo pongo con mayúsculas porque sí. Su figura es tan importante como definitiva, como estratosférica, como vital para comprender la Cultura del siglo XX. Estuvo fabulosa en su discurso final, en el que incluso le mandó algún recadito al ministro siniestro. Emocionada, divertida y brillante.
El concierto en sí fue un poco regu, como de segunda fila. No sé qué ha pasado para que no hayan venido a cantar primeras estrellas mundiales, imagino que por cuestiones económicas. Annick Massis hizo un "Bel raggio lusinghier"totalmente descontrolado. María Bayo estuvo regulera. Ver a José van Dam tan mayorcito da como cosa. El hombre es una sombra de lo que fue, lógico. Y se llevó grandes ovaciones merecidísimas, sobre todo como homenaje y por estar ahí anoche. Carlos Álvarez es una bestia. De mayor quiero ser como él. Sabio y brutal como en sus mejores tiempos. El reparto de "El barbero de Sevilla" bastante de segunda fila, salvo Serena Malfi, que luego se cantó el "Voi che sapete" y flipamos todos. Registro bellísimo, canta fácil y tiene una expresión hermosa y única. Confieso que me recordó a Cecilia Bartoli, y yo tengo debilidad por la Bartoli. Sofía Soloviy me gusto bastante en su "Dove sono". Aunque iba hecha un cristo.
En definitiva, un concierto que, salvo excepciones, no estuvo muy a la altura de una diosa como doña Teresa Berganza. Pero salimos felices por haber estado en un momento histórico.

1 comentario:

  1. En el reportaje que han emitido en la sexta noticias, te he visto. Chico, que elegancia.

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