domingo, 5 de abril de 2015

Matilde Conesa.

Doña Matilde Conesa es uno de esos seres que aparecen sobre la tierra cada muchísimos años. Un modelo de perfección profesional absoluta. 
Todo el que me lee sabe que cuando vi "El público", cambió mi percepción del teatro, de su finalidad y de su forma. Aunque yo ya hacía teatro, aquel momento marcó un "antes" y un "después". Bueno, pues en el mundo del cine, lo que marcó mi cambio fue escuchar a Matilde Conesa. 
No pienso ponerme ahora a defender el doblaje sobre todo porque me aburre repetir otra vez lo de que NO es un invento franquista, lo de aprender idiomas, etc... El que a estas alturas no sepa de historia, que lea. Yo sólo digo que soy cinéfilo gracias a Matilde.



Recuerdo perfectamente aquellos ciclos que había cuando yo era niño en el UHF, creo que eran los viernes. Ciclos de directores, o de grandes actores. Ahí pudimos ver miles y miles de películas de los grandes clásicos e incluso alguna rareza. Mi pasión por el cine comenzó ahí, viendo esas pelis de Wyler, Huston, Visconti, Truffaut, Kurosawa, Mankiewicz, Bette Davis, Fellini... Todas esas películas estaban maravillosamente dobladas. Y gracias a eso me convertí en un cinéfilo pasional y enfermizo. Años después, compaginé esta pasión televisiva con mis tardes en el cine Groucho, devorando V.O. Pero mi origen cinéfago se lo debo a las pelis de la 2. Y todas esas pelis estaban dobladísimas. Y yo flipaba porque sentía que podía "escuchar" la película y habría sido casi como verla. Esas voces eran terciopelo y esa forma de interpretar... fascinante. Esas voces me hacía volar, soñar y elevarme por encima de la realidad. Eran lo que hacía que eso llamado cine fuera cercano, accesible y embaucador. 



Siempre se ha dicho que en el doblaje de aquellos años primaba sobre todo la interpretación, más que las "voces chulas". No estoy de acuerdo, porque que me diga alguien si eran feas las voces de Celia, Félix, Simón, Claudio, Josefina, Lola, María, Angel Mari, Ana María, Irene, Teófilo...o Matilde. Además de haber un abanico mayor de tipos de voces (eso sí), eran todos ellos unos actores inmensos. Todos o casi todos se dedicaban a muchas especialidades. Hacían teatro, cine si salía y mucha, mucha radio. Eran unos actores descomunales. Ese era su "truco". Si tú ves ahora "La carta", "Elisabeth R.", "La loba", "La carroza de oro", "Las chicas de la cruz roja" o "Jezabel" podrás comprobar que cada gesto..., y digo bien; cada gesto, cada arqueo de cejas, cada quiebro en un labio o un estremecimiento en la espalda está reflejado en la voz. Todo es absolutamente exacto a como lo habían interpretado los actores originales. Y en todas esas pelis está Matilde. Vive Matilde. Late Matilde. Matilde era tan buena como todas ellas porque a todas ellas les dio vida. Compartió sus papeles con ellas. Lo que ellas hicieron en inglés, francés, italiano o alemán, ella lo hizo es castellano. Y logró que todos sus doblajes fueran TAN buenos como lo que todas esas estrellonas habían hecho. 



En una de las pelis más señaladas del cine español hay un cierto guiño a todo esto. En "Mujeres al borde..." la Maura está doblando en Exa, "Johnny Guitar". La famosa escena "miénteme, dime que me amas...". Bueno, pues esa peli, ese doblaje con Simón y Matilde fue lo que hizo que yo quisiera dedicarme al doblaje. Esas frases se convirtieron casi en una obsesión y de repente me hicieron descubrir que como actor, yo quería probar si era capaz de darlo absolutamente todo con la voz. Como hacía Matilde. Os propongo una cosa, buscad en youtube esta escena, mejor aún, os pondré el enlace. Pinchad AQUÍ y ved la escena. ¿No os parece que están ambos dos acojonantes? "Habría muerto si tú no hubieras venido". Todavía me pone los pelos de punta. No hay "toniquetes" de doblaje, ni está cantarín ni nada. Está interpretado exactamente igual que había hecho la Crawford. Planito, sobrio, sin decoraciones pero con una intensidad y una densidad emocional estremecedora. Intentad hacerlo. Es imposible. Actuar con la voz NO es algo que pueda hacer cualquiera. Decir una frase como esa de la forma en que la dice Matilde, sólo lo consiguen los ángeles. Esa simple frase cambió mi vida. Acabé haciendo doblaje, conocí a Matilde y me volví a enamorar. Será absurdo, pero... cuando conviertes en terrenal a alguien a quien admiras tanto... sólo hace que la admires más. Nunca le conté en vida que ella tuvo la culpa de que quisiera dedicarme a hacer doblaje. Entre otras cosas, porque la vida de un mortal imperfecto como yo no tiene nada que ver con la de una mujer tocada por las musas. Y porque me parecía muy chorras, qué coño. Matilde lo era todo para mí, era mi causa y era mi sueño. Claro que fue Angel Chaning y la bruja Averías y Lisa y mil millones de actrices, pero para mí siempre será Viena, la Crawford. y eso que sólo la dobló esa vez. Pero ese "pero si no me he movido" me cambió la vida. La mitad de lo que soy, de dónde estoy y de lo que tengo es gracias a Matilde y a esa jodía frase.
Vivíamos muy cerca y me la he encontrado en el super miles de veces. Y cascarnos un par de besazos y cotillear sobre la charcutera o la del pescao... para mí era alegrarme el día. Que me perdone mi abuela, pero Matilde era la abuela que me habría gustado tener. Y en cierta manera... la tuve. 
Afortunadamente pasé una tarde en su casa mirando fotos antiguas y me contó miles y miles de historias y anécdotas de su vida. Esa tarde ha sido una de las más felices de mi vida. Ahora me has dejado un poco más solito. Como le decía a una amiga ayer mismo... la vida cada vez está mas llena de huecos. Y el hueco de Matilde... es de los jodidos. 



Y ahora... para darme un homenaje, me voy a escuchar a Matilde en otro momento histórico. Poniendo voz a Jeanne Moreau en sus narraciones de "El amante". No se puede decir y sentir mejor.
Espérame, Matilde, que aunque no nos pudimos tomar nunca ese vinito en la Rosell, lo tenemos pendiente. Y caerá.                  

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