Que el texto sea de Bertolt Brecht no significa ni que sea bueno ni interesante ni actual. La moraleja de este es bastante... digamos delicada. Un ser bueno es el que reparte su arroz con los pobres y acoge en su casa a dos pobres ancianos. El recado pseudo bienintencionado se queda pobretón y demasiado casi... catolicón. Increíble pero cierto.
Montaje soso como el agua de la berza y pobretón. Salgo, hablo, si eso grito un poco, me voy. Sale otro, habla, si eso grita un poco, se va. Sale otro, grita aunque no sepas por qué, se va. Así hasta que se acaba. Bueno, con alguna canción entre medias.
Poco más. El reparto, salvo Raquel Ramos, que se deja ahí toda su entrega, el resto...olvidable.
Como olvidable en general es esta adaptación de la obra de Brecht que está pasando sin pena ni gloria por Matadero. No me extiendo más. ¿Pa qué?
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
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