El recuerdo de la peli de Fernán Gómez es brutal. Iconos como el "señoritoooo" están clavados en la mente de varias generaciones. O en mi caso, la imagen de Nuria Gallardo se me quedó convertida en un amor que ya existía pero que en ese momento pasó a ser amor universal y eterno. Así que entrar a ver "El viaje a ninguna parte" era arriesgado de cojones.
Y mira, adelanto ya que salí encantado. Ni maravillado ni flipado, ni emocionadísimo, salí ligeramente feliz y con una sonrisilla de agrado en la cara. ¡Qué más quieres!
El escenario gigante del Valle Inclán está bien aprovechado y bien utilizado. Esas puertas incómodas... esa altura desmesurada, esa amplitud... sirven para que nos pongan unas luces monas que ayudan bastante a crear ese ambiente amplio y solitario de los campos de Castilla. Bien usada tanto la luz como la escenografía, los elementos que meten y sacan de forma bastante natural y coherente. Buenos efectos, vídeos, humos, y de todo para crear ambiente. Nada excesivamente brillante pero todo suficientemente correcto como para resultar agradable y plausible. Quizá se desaprovecha un poco la ocasión de mostrar a ese grupo humano como un icono. Su aparición en sombras moviéndose como una cofradía de semana santa es efectiva, pero quizá, incluso a riesgo de resultar reiterativa, yo habría acentuado más esa imagen de grupo de vagabundos, de masa errante, de zombies por los caminos polvorientos.
A pesar de eso empatizas con ellos nada más aparecer. De eso se trata. Y el malo te da coraje. Y la niña te parece monísima, y al abuelo te lo quieres comer... Vamos, que todo funciona como debe. Dirección correcta y efectiva. No hace falta nada más. Bravo por Carol López. Lo que hace es coherente, efectivo y muy mono y agradable. De eso se trata. Aunque no me habría importado haber notado algo más de pasión en algún momento. No sólo de pasión romántica sino de implicación con la historia. Y no sólo en las escenas románticas sino en las familiares también. Se me quedó un poco cojo de emoción desde la dirección.
Amparo Fernández está fantástica aunque me faltó un poco más de desarrollo de su personaje. Antonio Gil está bien. Sobre todo los cambios de época los dirige maravillosamente. Hace que sean creíbles y naturales. Vocalmente muy bien aunque quizá le falte un pelín de carisma (al planteamiento del personaje, por supuesto, no a él que es un actorazo). Olivia Molina está correcta. Lo que hace está bien. Simplemente. Tamar Novas se lleva el bombón del montaje. Está muy gracioso, de verdad, te meas con él y resulta entrañable en su cruel sinceridad. Pero ya está. Algo más de matiz no habría estado de más. Sí, está muy gracioso, pero sólo está gracioso. Y es buen actor, podrían haber confiado más en él y en el personaje. Miguel Rellán es un maestro. es de estas personas que desprenden humanidad por tos laos. Y te camela, claro que sí, y está brutal. Y su "señoritooooo" te hace no añorar el de Fernán Gómez. Maravilloso. Y luego, cosa aparte es Camila Viyuela. Una voz fascinante con una seguridad aplastante y una presencia física que hace que el ojo se te vaya a ella esté quien esté en ese momento con ella. Tiene un magnetismo, una seguridad, una presencia y un poderío acojonantes. Me voy a arriesgar y a lo mejor digo una burrada (es más que posible) pero esta chica de aquí a nada se nos convierte en la próxima Blanca Portillo. Me encantó, me flipó, me enamoró. Si en la peli fue mi Nuria Gallardo de mi amor, en esta función Camila me ha robado el corazón. Se lo cedo. José Ángel Navarro y Andrés Herrera bien también. Muy bien.
En definitiva, montaje agradable y agradecido. Está bien, es todo correcto y amable. No hay ni una pega que ponerle aunque tampoco despierta grandes pasiones (aparte de mi Camila). Prueba superada para todos. El reto era jodidísimo y lo han pasado todos los responsables con notaza.
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