La antigua sala Mirador, ahora llamada Centro de nuevos creadores nos está regalando en esta nueva etapa con Juan Diego Botto a la cabeza de la programación unos espectáculos brillantes y comprometidos. Y prometen mucho más, incluso un "Mes Messiez" que puede ser el sueño de cualquier teatrero que se precie.
Lo último que he visto allí ha sido "El rey tuerto", espectáculo que viene de triunfar en Barcelona y en el Lara, aquí en Madrid. ¡¡Pues claro, cómo no va a triunfar un montaje así!!
Marc Crehuet, autor y director, presenta una situación pintoresca. David, un garrulo que curra de antidisturbios (él prefiere denominarse "especialista en gestión de masas") coincide en una cena petarda con otro joven al que reventó un ojo en una manifestación. El conflicto está servido.
En la sala te reciben los actores y te dan las buenas tardes. Charlan contigo y te ayudan a sentarte por la sala. Está claro, lo que vas a ver es una ficción. Muy bien.
Todo comienza con una cena entre este tal David y su churri. Porque no es ni novia ni na, es su churri. Es un garrulo bestiajo que no soporta que le llamen garrulo pero que es bruto como un arado. Ella es un poco catetilla. Ocupa su tiempo en hacer cursillos. Y ahora toca uno de cocina creativa. Antes fue otro de fotografía. En fin. Esta escena costumbrista con toques de Darío Fo nos presenta a una pobre indolente simple como el asa de un cubo y a un bestia garrulo. Y es que no mola eso de llevarse el curro a casa. Ni hablar de ojos en medio de una cena "creativa".
La otra pareja es casi peor. Ella es una especie de pija revolucionaria que se irá descubriendo poco a poco como un ser oscuro y podrido. Él es el pobre que quedó tuerto por culpa de un madero loco. El pobre llora y llora. Es un "guay" porque se lo puede permitir. Hace "documental social" porque se lo paga papá.
El tono de la función va saltando de la comedia al drama costumbrista, al dramón y a la comedia romántica a golpe de textos ingeniosos y de un ritmo interno brillante. Los "guays" acabarán no siéndolo tanto y el bestia parda de David acabará pasándose al lado revolucionario. Eso sí, con el mismo fanatismo con el que antes justificaba la brutalidad y la injusticia social. Energúmenos hay en todas partes. Cualquier acto o forma de actuar puede llegar a justificarse (bueno, casi todas). La injusticia social es evidente y la crueldad del gobierno también. Pero cuando tienes la ocasión de cambiar algo, ¿qué haces? ¿Recoger firmas a través de una web? Con eso no basta, está claro, pero ¿qué más se puede hacer? ¿Quién tiene la respuesta? ¿Hay alguna respuesta? ¿Hay alguna alternativa a la lucha que ya está en las calles? En la función no plantean respuestas ni alternativas, sólo muestran la brutalidad, el fanatismo y la incoherencia de la situación. Pero, ¿quién tiene respuestas? Esa es la cuestión. Y la putada.
Betsy Túrnez está estupenda como la sosa cursillera racista, simplona y sometida aunque acabe siendo a la que más perdonas sencillamente por sencilla y por amante entregada (aunque tenga una guantada en todo lo alto por sumisa). Miki Esparbé también estupendo como el tuerto también algo simple que sólo llora y llora y no es capaz de posicionarse nunca. Xesc Cabot tiene un papel jodido. Es el político que sobrevuela todas las escenas pero al que no hacen ni puto caso en ningún momento. Y cuando se lo hacen es pa liarla aún más. Ruth Llopis es la más floja. También es el papel más desagradecido y con menos asideros. Y Alain Hernández está soberbio como el garrulo megabestia admirador de Vin Diesel. Va y viene de lo burro a lo sensible y cabalga entre muchos registros, todos ellos brillantes. Él sí que es una bestia parda, pero de los escenarios.
Vamos que es de esos espectáculos que no hay que perderse. Crítica social, hiperrealidad y actualidad brutal a golpe de carcajada. Y es que claro, con un caramelito, el jarabe entra mejor. Bravo, Marc Crehuet y bravo Juan Diego Botto. ¡¡¡Corriendo a la Mirador!!!
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
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La pena es que sólo vayan a estar un par de fines de semana. ¡Estupenda crítica, David! Como siempre.
ResponderEliminarEso lo dice usted, que siempre es generosísima conmigo, maestra!!! No te lo pierdas!!!
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