Si ya lo dijo el autor en una fabulosa entrevista: "el amor es la experiencia que nos hace elegir las palabras con cuidado y dedicación". Porque al elegir una palabra, al nombrar algo, le damos forma y la hacemos real. Como al bautizar con el nombre "tenedor" a ese aparato con forma de mano. O al tener que elegir las palabras que emplear con tu ser amado. Le estás dando forma al amor, a ese amor. Al amor como razón para vivir o como salvavidas. La peste puede ser el desamor, eso que te asola y que te hace sentir muerto. El amor redime, el amor es vida, el amor te salvará. "Pichurri", "caricari", "gordi", "te amaré para siempre...". Una extraña peste asola el planeta. Cuanto más enfadado estás más te afecta. Y cuando te puede la ira, como a la primera Orazi, mueres echando espumarajos por la boca. Sólo te salva la música y el elegir las palabras. Una rima de Becquer basta, pero no te vale pa todo. Busca las palabras. Incluso para abandonar a alguien. Si lo haces en portugués y cantando, sirve. El poder devastador de la palabra es tan fuerte como el poder sanador y salvador. En ti está cómo utilizarlo.
La metáfora está servida. Brillante, preciosa, brutal y metafísica. Me pone cachondo. Y como siempre el amor. El amor falso, el amor aburrido, el amor coleccionista, el amor regalado, el amor primaveral, el amor pasional, la falta de amor, la muerte del amor, la muerte del mito del amor, el amor ciego, el amor doloroso y el amor "para siempre". Todo este borbotón de emociones en manos del mago de la palabra. No hay NADIE en el panorama mundial capaz de analizar, elegir, desgranar y exprimir más eso que se llama "la palabra". NADIE. Es evidente en cada montaje suyo. En esta nueva carta de San Pablo Messiez al resto de los humanos auto homenajea a su propia capacidad, y hasta el título es una declaración de principios. La elección de las palabras, la rima, las canciones, el amor en definitiva es tanto el causante de la peste como su salvación. El amor crea y destruye. La palabra sana y enferma. Da vida y mata.
Encima te encuentras con unas luces geniales, con un ritmo interno en cada escena como de versos puros, y un ritmo global como de sinfonía. Unas imágenes bellísimas a más no poder, como esa lluvia de ceniza y esas tres mujeres retorciéndose y besando el suelo. Banda sonora de mearte.
Y encima vas y tienes un repartazo de caerte de espaldas.
Estefanía (de los dioses) y de los Santos. Nada que ver con nada que se le haya visto a esta mujer. Es otra. Y esa voz... y esa forma de hablar... Yo es que no puedo, cada nota que sale por su boca me suena a poesía. Nunca nadie me ha llegado tanto con cada palabra que pronuncia. Como dice una amiga mía, "me pone los pelos de gallina". Es la voz del dolor de la Tierra. Y si en otras ocasiones la he definido como "actriz médium", creo que me quedo corto. Realmente ES otra persona. Jugando de nuevo con el leit motiv de la función, no hay palabras para definir tanta intensidad. Te lo digo yo, que estaba en la fila 1 y veía cómo besaba la lluvia de ceniza como si fuera otra persona, no mi Estefanía de mi amor y de mi dolor. ¿Para cuándo "La voz humana" con esta mujer, por dios?
Marianela Pensado. Una presencia diminuta pero arrolladora. Tiene una fuerza brutal y una sensibilidad que se le escapa por todas partes. Debilidad total por ella. ¡Y encima canta que te mueres!
Javivi Gil. No es santo de mi devoción y no me hace gracia. Pero reconozco que está muy bien. De gesto y de composición física está soberbio. Pero hay algo en él que provoca la risa en la gente. Como en su conversación telefónica buscando las rimas. Quizá su imagen le puede. O me puede a mí.
Alicia Calot me dejó frío. Reconozco que de gesto está muy bien, pero su forma de "decir" me parece demasiado fría.
Fernanda Orazi. Maravilloso prodigio de actriz. Es un container de matices y de naturalidad. Actriz sabia que tiene desgranados todos y cada uno de los matices de lo que dice, vive y siente. Mira que está en cosas, pero debería estar en más. ¡¡En todas!! Esas lágrimas no tienen precio... PERO...siento decir esto, pero creo que su composición de los dos personajes que interpreta en "Las palabras" se parecen demasiado. Quizá sea a propósito, no digo que no, aunque esto le quitaría una baza gorda a Fernanda. No digo que se parezcan los personajes, digo que las composiciones físicas de los dos, son demasiado cercanas. Especialmente en el segundo personaje yo habría agradecido que fuera más terrena. La forma de andar y de moverse me recuerda demasiado al primer personaje. Es como si fuera la misma pero sin peluca rubia y no tan maleducada. Esto lo digo por rizar el rizo, porque insisto en que no hay cosa igual sobre las tablas hoy en día.
Y ahora voy a meterme en el pantano. El estreno de una función nueva de Monsieur Messiez es en sí un acontecimiento. Todo el mundo está espectante y ansioso, empezando por mí, que antes de la función estaba tan nervioso que parecía que estrenaba yo. El éxito está prácticamente asegurado. Y las buenas críticas. Casi todo lo que he dicho hasta ahora es bueno o muy bueno o buenísimo. Así que en este momento estoy a puntito de meterme en un jardín que te cagas y a ganarme el odio de medio Madrid. Me pondrán a parir. Pero tengo que decirlo. Por coherencia conmigo mismo y por la exagerada admiración que siento por San Pablo.
No salí tan estremecido como esperaba y deseaba. Pensé que iba a ver el montaje del año y no. A pesar del planteamiento tan genial y de la forma brillante de llevar la función, a pesar de la belleza que hay en cada momento, para mi gusto el autor ha sido víctima de su propio genio. Empecé el espectáculo con el espíritu volando por encima del planeta, pero acabé en la butaca aplaudiendo.
Para mi gusto justamente lo que no me funciona en esta ocasión es el propio texto. Todo el grueso de la función, la parte en verso no me gusta. A ver, es horriblemente difícil escribir genialidades en verso, está claro y Messiez no lo consigue. Todo el poder seductor y trágico que tiene Pablo en sus textos no está en la parte rimada. Por la propia esclavitud de la rima, se pierde ese toque, ese genio, ese adentrarse en lo más profundo de las palabras. Sólo reconozco al Messiez que me estremece en sus partes no-rimadas. La escena de la ruptura, por ejemplo es asombrosa. ESE sí es el mejor Messiez. La disquisición del "para siempre" es para leérsela todas las mañanas. Pero en toda la parte rimada para mi gusto se pierde la esencia misma de Pablo Messiez. Incluso la dirección en esa parte me parece más deambulante, más imprecisa. Y ahí caí del cielo a la Tierra.
Insisto, Messiez es hoy en día de los tres directores (y autores) que más admiro y creo que es la figura a ocupar el Olimpo teatral español sin ninguna duda, pero en este caso, con todo el dolor de mi corazón (y lo digo en serio) no le puedo poner el 10 que suelo ponerle siempre.
Seguiré a la espera del momento abrazo, si es que con este comentario no me he jugado el cielo, y tendré que vagar por el purgatorio por toda la eternidad. Espero que no, porque no quiero encontrarme allí con ningún ministro de anticultura. Ah, no, que esos van directos al infierno.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
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¡Muy bueno, David!
ResponderEliminarValiente tontería, una crítica profunda. Genial, como siempre.
Lo de la tontería me refería a mi comentario de "muy bueno". Es que parece que me refería a tu crítica. Lo he releído y me ha sonado fatal. Besoooos
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