Este espectáculo, que tranquilamente podía haber venido a Madrid a través del año dual España Japón, pero no, a venido así a pelo, gracias, supongo a la labor de Boadella y de su equipo. Y de verdad te digo que nunca se lo agradeceremos lo suficiente.
Pero claro, es que el coreógrafo, Jo Kanamori, se formó con Béjart y en el Netherlands Dance theatre. ¿Qué te vas a esperar? Pues eso, algo como lo que vimos anoche. O "sentimos" anoche, porque hay espectáculos que te entran por los conductos habituales y otros que se te meten por los poros o no sé yo ni por donde, pero que te inundan por dentro y acabas invadido por las sensaciones. Chico, no sé, pero es que desde el segundo uno, un sentimiento de felicidad se me metió por los tuétanos. Imágenes de una belleza inaudita y ejecutadas con un virtuosismo que no tiene más explicación yo creo, que las horas y horas y horas de trabajo e investigación para llegar a ese nivel de ejecución tan exquisitamente perfecto.
Pero no sólo el virtuosismo con el que todos los componentes de la compañía ejecutan sus movimientos, sino una coreografía que a mí particularmente me hizo sentirme pequeñito, como si de pronto me hubiera convertido en un crío de tres años y estuviera viendo un espectáculo de magia. La mandíbula yo creo que se me desencajó y debía de estar por el andén de la línea 7 del metro. Simplemente la imagen de ese Geppetto manipulando sus muñequitos antes de que arranque la música, me llevó a mi infancia. Y no es que el espectáculo te traslade a tus años mozos, porque hable o emule sensaciones de cuentecito de hadas, no, sino porque el sentido "mágico" que inunda cada imagen, te transporta a otro universo. Belleza, virtuosismo y poesía alternadas con imagenes de una potencia brutal. Los "kurogo", manipuadores de las marionetas bunraku, dominan y dirigen las vidas de sus muñecos. Les alteran y se convierten en seres despóticos o casi diabólicos que alteran las relaciones entre los muñecos o entre los seres humanos a los que convierten en muñecos. Unos manipulan a otros. Geppetto a su muñeca, su muñeca a él (Carmen), los kurogo a sus criaturas, la mujer de Geppetto a la muñeca... Todo es manipulación, todo es crueldad y todo lleva a un éxtasis musical-sangriento-dominador.
La selección musical, a pesar de ser bastante... obvia, funciona perfectamente. Las luces, perfectas y el ritmo interior y el general, brillantes. Dos momentos bizarros pero que funcionaron a la perfección. El momento Pavarotti, un poco hortera, y el momentazo "Carmen" que despertó los aplausos de la peña. Bizarros pero acertados.
Yo creo que si nos hubieran preguntado a los del público, habríamos votado por unanimidad que siguieran bailando horas y horas. Al terminar el espectáculo, te diría que un 70% del público se puso en pie y gritó "bravo". Y eso, en Canal o en cualquier otro sitio, lo habré visto una vez... o ninguna.
Ah, eso sí, tuvo que sonar un puto móvil de un/una desgraciad@ al que sin duda yo mandaría a limpiar Fukushima. Y cientos, miles de tuberculosos, gargajosos y tísicos. De verdad, es un suplicio. En primavera las alergias, en invierno los catarros, en otoño no sé qué coño será y en verano... el aire acondicionado, pero eso de la peña tosiendo a diestro y siniestro es una cosa mala. Y no te creas tú que se ponen la manita o se tapan con el abrigo, no. Tosen como si estuvieran dando un "do" de pecho en el Real. Tosen para su público. Y no se preocupan lo más mínimo por intentar no hacer mucho ruido. Yo los mataría junto con los movileros.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
domingo, 1 de diciembre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario