No es ninguna novedad que "Lo único que necesita una gran actriz..." fue junto con "Diario de un loco" lo que más me estremeció del Fringe 2013. El trabajo de Damián Cervantes dirigiendo aquella liturgia y por supuesto el curro demoledor de Diana Magallón y de Mari Carmen Ruiz revolucionaron mi concepto de teatro, de comunicación, de estremecimiento y de cómo afrontar un texto. Y ahora van y se meten con ese icono que es "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera. Y el nivel de depuración se dispara.
Si en "Lo único..." la referencia a "Las criadas" era más evidente, sobre todo en el comienzo y en algún otro momento bizarro, aquí la referencia no es tan clara, y aparece o mejor dicho, permanece oculta, como una esencia soterrada que invade todo, incluso el "intermedio". Resulta que este montaje es anterior al otro, pero por depuración, parece posterior. Al menos a mí me pareció de una sutileza producto de la depuración de una forma de trabajo.
De nuevo te colocan a escasos centímetros de los actores. Mejor dicho, de los personajes. Tomás, Teresa, ella, él, los dos, cada uno, sólo, acompañado, busco, fumas, te cuento, me echan, miento, gritas, lloro, poema, sufres, yo más. Lo que encuentras del libro de Kundera es como un tarrito de esencias. Si yo hiciera cábalas sobre el posible método de trabajo te diría que parece que han cogido escena por escena, momento por momento, los han reducido a una sola palabra que defina el conflicto y han empezado a jugar alrededor de esa palabra, de esa esencia. Unos juegos se han quedado, otros no, seguramente se han reordenado, todo se ha pulido hasta la esencia más depurada y leve. Ya no está el libro de Kundera (está, pero por debajo) ni siquiera están esos juegos, están los brochazos de esencia formando una historia cruel, demoledora, triste hasta unos límites dolorosos. ¿Puede el dolor desgarrado del abandono ser sutil? Pues sí, ya te digo yo que sí.
A ver, claro que hay pinceladas del libro, pero sobre todo lo que yo recibí fue un trabajo de depuración, de llevar hasta los límites de la esencia lo que se va planteando en distintos momentos. Es como una secuencia de conflictos materializados en una especie de puzzle de sentimientos. Aderezados con poemas tan desgarradores como el de Sylvia Plath o con boleros como ese brutal de Los tres Caballeros. "Regálame esta noche, retrásame la muerte..." que cuando lo oyes la primera vez,sonríes, aunque se te congele la sonrisa, ya la segunda vez que lo oyes, empiezas a llorar y no paras, porque también preferirías ser horizontal, porque caminas entre ellos, pero no se dan cuenta.
Me confieso eterno devoto del dolor de Vaca35, de su forma de trabajo, de sus depuraciones, de tu infinita inteligencia y de su trabajo exhaustivo y de una profundidad abismalmente dolorosa. Ni que decir tiene que tanto mi admiradísima Diana Magallón como los descomunales Damián Cervantes y José Rafael Flores están absolutamente soberbios y que hacen un trabajazo de una profundidad e implicación emocional salvaje. Son tres monstruos que incluso en el "intermedio" están escarbando en sus soledades y estrujando sus almas antes de seguir estrujando la tuya. Devoto eterno de Vaca 35. Gracias, gracias, gracias y gracias.
Voy a añadir un enlace, cosa que no hago nunca, pero este comentario sin esta banda sonora... no es nada.
http://www.youtube.com/watch?v=oDIThAJQMmQ
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
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