martes, 8 de julio de 2014

FRINGE 2014. Jornada 2.

El domingo solamente vimos un espectáculo. 

La ceguera no es un trampolín.



Reconozco que no había mucho público y que hubo un par de deserciones durante la función. También te digo que cuando se terminó, a mí se me había quedado cara de rodaballo. Yo no sé si no me enteré de nada o si me enteré de lo que me querían contar. De ser así, confieso que me pareció demasiado pedante el tono elegido y demasiado denso y enrevesado el mensaje. Vamos por partes. Los tres actores aparecen vestidos y maquillados como si fueran una mezcla de personajes de "La naranja mecánica" con los maniquíes estos de las simulaciones de los accidentes de coche.



El caso es que yo lo que creo que me contaron era algo así como que tenemos pánico a pensar, a expresar ideas o a crear pensamientos y expresarlos. Somos reacios a exponer nuestras ideas o pensamientos, porque una vez creados, tienen vida propia y no podemos controlar ni hacia dónde van ni su efecto. Ese miedo a pensar y a expresar ideas se convierte en recurrir a frases hechas, a "plantillas" o estereotipos, a tópicos que nos piden poca implicación y tras los que nos sentimos a salvo. 
Ese miedo a usar la palabra y a su poder revolucionario nos tiene acojonaos, esperando el impacto del coche del que somos maniquíes, o de la "ola" esa de la función de la que sólo nos salvamos si recurrimos a tópicos o a frases inconexas, sin consecuencias.
También hay algo por ahí como de recochineo con el cambio "ejemplar" alemán tras la caída del muro, pero eso me interesa menos.
Vamos, igual me he montado yo una paja mental que te cagas y para nada hablaban de esto, pero... es lo que yo saqué en claro. Eso sí, todo envuelto en una especie de verborrea hiperdensa. En serio, creo que tenían que habernos pasado el texto unos días antes para haberlo estudiado. El texto era tannnnn denso que intentar exprimir tannnta intensidad en unos sobretítulos que iban a toda leche... era realmente complicado. Digo, eso en el caso de que me haya enterao de algo, porque igual ni lo he olido. 
Interesante propuesta aunque quizá demasiado espesa y cargante. Parecía un poco densa porque sí, por darle pedantería... digo... intensidad de forma algo premeditada. Hombre, es una opción, claro, y muy respetable, pero me temo que eso hizo que todos termináramos con cara de figurita de Lladró.    

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