Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
martes, 10 de marzo de 2015
La ola. Valle Inclán.
Este espectáculo calcadito ya estuvo en el Lliure el año 2013, creo. Allí gustó mucho. Al parecer tuvo muchísimo éxito entre el público más bien tirando a juvenil. Quizá por eso yo, que soy más bien... digamos.. maduro..., quizá por eso no me tocó. Porque ya estoy mayor, o porque el discurso se me queda anticuado, o ya visto, o flojuno. El caso es que la propuesta escénica es un poco artificiosa, la verdad. No sé por qué razón se ha adelantado el escenario, quizá para meter más al público en la acción. O quizá para que quepan las pancartas del final, no lo sé. Casi todo me resulta artificioso. Empezando por una puesta en escena distante, fría, como de esas latitudes de las que suelen llegarnos espectáculos efectivos, correctos, limpios, hipoalergénicos y desinfectados. Todo es correcto. Pero sólo correcto. Incluso el texto es como las cartillas Rubio; un punto de partida. La profundidad queda reducida a mera ilusión. Lo que se dice y cómo se dice (hablo sólo de nivel textual) es bastante básico, simplista e inocuo. NO hay un sólo momento en el que se vea a algún personaje a solas. En su intimidad, donde veamos una mínima duda. Y si no hay dudas, pues que no las haya, pero que se vea algo más. Yo eché en falta en todo momento conocer sus intimidades, sus puntos débiles, sus grietas. Todo es demasiado aséptico, demasiado Tommy Hilfiger. Y el discurso final en el que se hace esa reflexión sobre las dictaduras y el ser humano, es un poco del Reader's digest. Los actores están bien. Bueno, hay alguno que personalmente me resulta... cargante, pero son manías personales. Todo lo que se ve está bien y todos ellos están muy bien. En serio. El problema es que todo lo que va lastrando la función es como blando, como desinfectado.
Si lo que el teatro deja o debería dejar en nosotros es el recuerdo de unas impresiones, esta "Ola" en mí no caló, no dejó más huella que la de las ganas que llevaba de disfrutar y lo frío que me quedé tras ver este espectáculo lejano, aséptico y muy bien interpretado.
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