domingo, 31 de marzo de 2013

Kafka enamorado. María Guerrero

¡Qué gusto da salir de ver algo que te gusta y te llena!

La versión es fabulosa. No conozco el texto íntegro, pero en lo que hemos visto se cuentan cosas que interesan, no se hace largo ni echas de menos que te hablen de otras. Perfecto. Una hora y poquito que pasa volando y en la que no paras de gozar.
Espacio bien utilizado, luces chulas y bien empleadas, ritmo absolutamente milimétrico y preciso... no sé, casi no hay "peros".
Por poner alguno... quizá la dirección sea demasiado impersonal. Quiero decir: José Pascual ha decidido (o eso me ha parecido) respetar todo lo que se ve. Parece como que su mano flota por el montaje desde el respeto y sin meterse en nada. Está muy bien, es una buena opción. Pero igual un poquito de toque personal habría podido ser interesante. Se nota que ama a los personajes y le encanta el texto. Pero un poco de personalidad a mí al menos me provoca curiosidad. Y quizá le sobraba el remarcar determinados momentos con música. Las escenas son lo suficientemente poderosas como no tener que remarcarlas.



Y luego los actores. Chema Ruiz está muy bien haciendo de todo y de nada. Pero consigue estar cada vez que sale, tan bien como los protagonistas. Y eso, además de incómodo, es difícil que te cagas.
Beatriz Argüello, que ya nos había gustado mucho en "Noche de reyes", está que te la comes enterita de maravillosa. Sufre, goza, ríe, se desepera, se decoloca, seduce, lee, y de todo como una gran dama de la escena. Lo domina absolutamente todo. Y estamos hablando de la sala pequeña, donde los actores están a metro y medio de tí. Ahí no se puede mentir, es como en "La casa de la portera". Se multiplican las mentiras pero también las verdades. Y esta mujer es una GRAN actriz. Y yo me he quedado embelesado con Jesús Noguero. Por dios, que le den todos los papelones del año, que es una pasada de actor. Habla, sufre, padece, grita, susurra, saca pa fuera, saca pa dentro, piensa, medita, vuelve a sufrir, padece más y vuelve a padecer más aún. Y en cada microgesto suyo, te lleva con él. Habría estado horas y horas viéndole y oyéndole. Otro mito más, junto con Beatriz Argüello que sumo a mi cartera, cada vez más cargada de gente que mataía por conocer.
Y todo esto, mientras ella, enamorada, lee mirándole a él , y él, lee mirando al público. Incomunicación o falta de conexión. Todo lo contrario que conmigo, que desde la primera sílaba del texto hasta la luz rojiza del final, me ha enamorado.

1 comentario: