lunes, 27 de julio de 2015

Julián, que tiés el Frinje.

Dicen que se ha pasado de Fringe a Frinje porque es como más castizo, que Frinje es como lo pronunciamos los madrileños (nacidos en Madrid, los castizos). No sé si será por eso, si será por desligarlo del festival escocés o quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa. El caso es que este año, el Fringe se llama Frinje. Al parecer ha aumentado el presupuesto y reducido el número de compañías que han actuado en Matadero. Así que es evidente que cobrarán más, estarán más contentas y todo se acercará más al soñado festival en el que todo sea chachipiruli. De momento, nosotros, como espectadores, encantaos de que organicen este festival, o muestra o como queráis llamarlo de teatro "alternativo". Vamos, que lo que ves aquí seguramente no lo veas en un teatro. Y eso, que puede parecer atractivo, es una leche en algunos casos. Lo de que cada "tipo" de espectáculo se haga en un circuito distinto es delicado. ¿Por qué MBIG no se puede hacer en el María Guerrero? A fin de cuentas, ¿"La piedra oscura" no es Off?, y "Verano en diciembre" va ahora a un nacional, "Adentro" es Off, etc... La verdadera pena de festivales como este Frinje es que muestren productos que van a nacer y morir allí y no se van a desarrollar como deberían.
Bueno, pero voy por partes. Lo primero que echo en falta en el Frinje es una promoción más salvaje y efectiva. De alguna manera, este festival pasa desapercibido. Los que vamos al Frinje somos el público del Off. Los madrileños no se enteran de que existe. Es más, si alguno recalara por Matadero cualquier tarde de estas a darse un paseo tampoco se coscaría de que hay un festival en marcha. NADA en la cuidad indica que se esté celebrando un evento así, un escaparate de "otro tipo" de propuestas. No lo digo para criticar, al contrario, lo digo para que los responsables tomen nota y sopesen para otros años darle más promoción. Nadie ha visto un folleto amarillo fuera de Matadero (aunque también es cierto que en ninguna sala se ven flyers de otras salas, sólo de su propia programación, y para mí eso es un error; es cerrar la posibilidad de crear un "espíritu Off", pero ese es otro tema).
Pues nada, que eso, que se debería promocionar más y mejor e intentar crear un ambiente realmente festivo. O pasas por la entrada de la sala Hormigón o no te enteras de que allí hay algo, y claro, nadie pasa por la puerta de esa sala.




Otro tema son los espectáculos que se pueden ver. Ignoro el proceso de selección pero en algunas casos realmente son grandes enigmas de nuestra civilización. Aunque también te puedes encontrar con maravillas como "Dévoration (con amor o con odio pero siempre con violencia)" de Le Theatre du Baleti que te dejan ausente de este mundo durante varias horas. Este espectáculo brutal e impactante sobre la violencia, la historia de la violencia, la violencia disfrazada de amor, el amor disfrazado de amor, la violencia disfrazada de amor de madre... es un prodigio que si seguimos mi teoría primera, bien podría verse en un teatro de los de gran aforo o dentro del Festival de Otoño, por ejemplo. Simplemente la primera escena, con los actores desplomándose una y mil veces por el espacio tiene tanto poder de hipnosis que merecería un trato privilegiado en la programación de esta ciudad. ¡¡Y desgraciadamente no seríamos más que unos treinta espectadores!!





Yo tengo una habilidad especial. Cuando viajo por ahí, al extranjero, suelo acertar al elegir la comida en esas cartas indescifrables y con las que se te pone cara de rodaballo al leerlas. Pues la suerte que tengo para eso no la tengo para compaginar trabajo y ocio. Total, que por movidas que no vienen al caso me quedé sin ver "La mujer del monstruo", uno de los proyectos más apetecibles. Dirigía Salva Bolta, los textos partían de un taller creativo y el reparto femenino era de babear. No puedo opinar porque no lo he visto, pero mis cercanos salían en-tu-sias-ma-dos. Y seguramente este espectáculo, al venir de un taller, no esté todo lo terminado y pulido que debería. Quiero decir que con un pelín más de tiempo, tendrías un espectáculo estelar para programarlo en cualquier gran teatro. Y quizá muera ahí, el Matadero, en julio, en el Frinje. Coño, una pena. Como es una pena ver sólo tres cuartas partes de lo que podría ser "I'm sitting on top of the world", la última criatura de Antonio Rojano y Juan Francisco Ferré. Un espectáculo anunciado ya como "inacabado", como una parte de lo que podría ser. Pero claro, montarlo entero cuesta una pasta y lleva su tiempo. Así que la final vemos un trozo sólo. Quizá se podría haber financiado entero desde el festival, aunque claro, habría supuesto traer a menos compañías y entonces me quejaría de que vienen pocas compañías.




El trabajo más ambicioso ha sido sin duda "Shoot / Get treasure / Repeat".  Los textos de Mark Ravenhill dirigidos por esa mente que es Carlos Tuñon y traídos a la vida por Nudus teatro. Las distintas piezas, aunque se podían ver por separado, formaban un conjunto que resultaba un tanto irregular. Todos los actores sin excepción son prodigiosos, pero claro... hay segmentos que eran complicados y no todos funcionaban. Es casi imposible que si haces bien de ser frágil sea más difícil que des el tipo de soldado bruto y aguerrido. En definitiva, me han parecido unas apuestas escénicas muy buenas pero con un interés desigual y un resultado también desigual.

Desgraciadamente "Danzad, danzad malditos" tampoco lo he podido ver. Pero tiene todas las papeletas de que eso se podrá ver en Madrid después del verano. Fijo. 

Luego hemos podido comprobar cómo por desnudar a los actores de un montaje, uno no se convierte en moderni de sopetón. También que un actor, por muy resultón que sea, no puede sacar adelante un texto soso y plano, lleno de tópicos a medio gas y con un final facha que te cagas. También hemos podido ver cómo lo que sale de un taller no siempre está maduro e incluso ni siquiera tiene por qué ser interesante. Si encima lo montas feo, lo diriges con los ojos tapados y pones a un actor en un espacio que no controla, sólo puede salir un quiero y no puedo aburrido e insustancial. E incluso se puede llegar a ver lo chulo que es el invernadero, aunque entre medias haya unos actores intentando dar vida a unos textos... digamos que pobres y sin el más mínimo interés. Grandes actores mezclados con otros no tan buenos, jugando con unos textos reguleros, a las tantas de la noche y con un calor que te cagas...sólo provocaban que quisieras ir al bar a tomar algo. Aunque viendo lo mal que se ha gestionado un espacio tan vital como ese, mejor era irse a sobar. Porque mira que ha estado mal llevado el bar, madrededios...




En "Fuerza de gravedad" pudimos ver a un grupo de artistas disfrutando del paso del tiempo y provocando que la única mirada condescendiente fuera la tuya al pensar la tristeza que debe de suponer para ellos el paso del tiempo. Mentira, ellos están encantados de que pase el tiempo y sigan ahí, y de que encima puedan presumir de pasado. Fantástico montaje delicado y sensible con unos intérpretes fantásticos.  





Otra de las joyas ha sido "Cosas que se olvidan fácilmente". Un viaje al que te invitaba Xavi Bobés rodeado de sus fotos, sus objetos y sus vidas. Una inmersión en la memoria, en el recuerdo, en la Historia y en la memoria histórica. Dulzura, melancolía, desgarro, vida y muerte, olvido y herencia, perduración y olvido. Un viaje emocionante y emotivo por los rincones de la memoria de muchas generaciones. Bellísimo y estremecedor.




Y de remate "Añicos" debut en la dirección de Pablo Martinez Bravo con un texto de Carlos Be. Al mando del asunto nada más y nada menos que Raquel Pérez y David González (ahí es ná) acompañados de Carlos López y Sara Moraleda. Mu listo Pablo, se ha rodeado de lo más granado para debutar como director y demostrar lo que lleva aprendido en este tiempo. Y es capaz de sobreponer su propuesta al entorno y a las circunstancias y ofrecernos una propuesta concreta, limpia, reducida a su esencia, moviendo a sus criaturas por los caminos oscuros por donde los lleva Carlos Be. No quiero reventar nada, porque este espectáculo se podrá ver en Madrid en septiembre, así que mejor vais a verlo. No digo más: nombre míticos, Carlos Be, Raquel, David, acompañadísimos por Carlos y Sara y con Pablo a los mandos. No sé qué más quieres. Un MUST, sin duda. 




Más o menos eso es lo que he visto y sentido este castizo año. Salgo con la sensación de otros años. Lo primero, que julio es mu mal mes, y entre que la peña huye enlobada a la sierra en cuanto puede, que hace un caloraco que se muere la perra y la poca promoción que hay, te encuentras con una respuesta desigual. El funcionamiento y el resultado acaba siendo un poco como habitualmente en el Off: funcionan mejor los espectáculos que tiene más amigos  y los que cuentan con nombres con más tirón. El tirón del Off. Pero claro, si va a acabar siendo como el Off pero desde un teatro público, no vale. Paguen y programen directamente "La mujer del monstruo" en la Margarita Xirgu. O "Añicos", o "I'm sitting in top of the world" o lleven "Devoration" a la grande, o a Matadero, pero dentro de la programación regular. Porque el Off ya existe, ya funciona. Mal o bien, pero funciona. Y quitarle el Off al Off no vale. El Off está ahí, y hacer un festival del Off en Matadero es como hacer pública una necesidad que ya la gente se está buscando la vida para sacar adelante. O si no, hagamos algo para acabar con el concepto Off, y lleven "Añicos" a la Xirgu. Pero de verdad. El Off está saciando una necesidad que el teatro público no satisface. Y hacerse con ese espíritu... no mola. Pero no sé cómo se podría hacer. El Frinje es demasiado Off como para ser público. Yo qué se. Es un lío todo y me quiero ir de vacaciones. Eso sí, cambien el bar, pordiosssss.              

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