¡Qué gusto da salir de ver algo que te gusta y te llena!
La versión es fabulosa. No conozco el texto íntegro, pero en lo que hemos visto se cuentan cosas que interesan, no se hace largo ni echas de menos que te hablen de otras. Perfecto. Una hora y poquito que pasa volando y en la que no paras de gozar.
Espacio bien utilizado, luces chulas y bien empleadas, ritmo absolutamente milimétrico y preciso... no sé, casi no hay "peros".
Por poner alguno... quizá la dirección sea demasiado impersonal. Quiero decir: José Pascual ha decidido (o eso me ha parecido) respetar todo lo que se ve. Parece como que su mano flota por el montaje desde el respeto y sin meterse en nada. Está muy bien, es una buena opción. Pero igual un poquito de toque personal habría podido ser interesante. Se nota que ama a los personajes y le encanta el texto. Pero un poco de personalidad a mí al menos me provoca curiosidad. Y quizá le sobraba el remarcar determinados momentos con música. Las escenas son lo suficientemente poderosas como no tener que remarcarlas.
Y luego los actores. Chema Ruiz está muy bien haciendo de todo y de nada. Pero consigue estar cada vez que sale, tan bien como los protagonistas. Y eso, además de incómodo, es difícil que te cagas.
Beatriz Argüello, que ya nos había gustado mucho en "Noche de reyes", está que te la comes enterita de maravillosa. Sufre, goza, ríe, se desepera, se decoloca, seduce, lee, y de todo como una gran dama de la escena. Lo domina absolutamente todo. Y estamos hablando de la sala pequeña, donde los actores están a metro y medio de tí. Ahí no se puede mentir, es como en "La casa de la portera". Se multiplican las mentiras pero también las verdades. Y esta mujer es una GRAN actriz. Y yo me he quedado embelesado con Jesús Noguero. Por dios, que le den todos los papelones del año, que es una pasada de actor. Habla, sufre, padece, grita, susurra, saca pa fuera, saca pa dentro, piensa, medita, vuelve a sufrir, padece más y vuelve a padecer más aún. Y en cada microgesto suyo, te lleva con él. Habría estado horas y horas viéndole y oyéndole. Otro mito más, junto con Beatriz Argüello que sumo a mi cartera, cada vez más cargada de gente que mataía por conocer.
Y todo esto, mientras ella, enamorada, lee mirándole a él , y él, lee mirando al público. Incomunicación o falta de conexión. Todo lo contrario que conmigo, que desde la primera sílaba del texto hasta la luz rojiza del final, me ha enamorado.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
domingo, 31 de marzo de 2013
El coloquio de los perros. Pavón.
Cayó el telón. Salimos pitando y nos siguieron varios grupos. En total cerca de 15 personas. Y era para haber oído los comentarios de los otros grupitos. Luego que si yo soy duro.
No conozco el texto de Cervantes, quizá no sea muy apropiado para hacerlo hoy en día, no lo sé. Pero hacer una adaptación como la que vimos anoche... es de tener un vacío de ideas como para hacérselo mirar. Hace tiempo vimos "Amadeu", un espectáculo que nos pareció... digamos... malo. En aquella función, salía un personaje que era un rockero del siglo XXI. Lo más moderno que decía era "tronco, mola mogollón". Pues ayer igual. Había por ahí un señor que sólo le faltaba decir "efectiviwonder" o "no te enrolles, Charles Boyer". El resto de la llamada "versión libre" parecía que la había hecho un viejo verde anclado en los ochenta. Ni trata temas actuales, ni dibuja personajes medianamente interesantes o representativos ni ná de ná. Pobre, pobre, pero pobre del verbo pobre. Además, no se puede consentir que se diga encima de un escenario "callaros" o "estaros quietos", o eso tan habitual de "estoy seguro que" o "tengo la sensación que...".
Los protas, pues entregados, pero sin hacer nada concreto aparte de la "composición física" que tampoco era pa echar cohetes. Y los tres secundarios... bueno, bueno, bueno. Una señora gritona, un señor soso y otro señor haciendo todo tipo de acentos a cual más ridículo. Pasaba de Zaragoza a Galicia o a Rabat en un alarde de... falta de vergüenza inenarrable.
Y como remate, aparte de haber ridiculizado a veces rozando la falta de respeto a todo tipo de inmigrantes, llega la frase más bonita de la obra. Algo así como que en España hay muchos titiriteros, que en cuanto les dan un premio lo que hacen es quejarse de todo. Ojiplático tardé varios segundos en reaccionar. A lo mejor en esos segundos me perdí la miga de la obra, pero claro, mi mente mientras pensaba que si tienes que hacer eso para agradecer el que te hayan dado un subvención, vamos mu malamente.
No conozco el texto de Cervantes, quizá no sea muy apropiado para hacerlo hoy en día, no lo sé. Pero hacer una adaptación como la que vimos anoche... es de tener un vacío de ideas como para hacérselo mirar. Hace tiempo vimos "Amadeu", un espectáculo que nos pareció... digamos... malo. En aquella función, salía un personaje que era un rockero del siglo XXI. Lo más moderno que decía era "tronco, mola mogollón". Pues ayer igual. Había por ahí un señor que sólo le faltaba decir "efectiviwonder" o "no te enrolles, Charles Boyer". El resto de la llamada "versión libre" parecía que la había hecho un viejo verde anclado en los ochenta. Ni trata temas actuales, ni dibuja personajes medianamente interesantes o representativos ni ná de ná. Pobre, pobre, pero pobre del verbo pobre. Además, no se puede consentir que se diga encima de un escenario "callaros" o "estaros quietos", o eso tan habitual de "estoy seguro que" o "tengo la sensación que...".
Los protas, pues entregados, pero sin hacer nada concreto aparte de la "composición física" que tampoco era pa echar cohetes. Y los tres secundarios... bueno, bueno, bueno. Una señora gritona, un señor soso y otro señor haciendo todo tipo de acentos a cual más ridículo. Pasaba de Zaragoza a Galicia o a Rabat en un alarde de... falta de vergüenza inenarrable.
Y como remate, aparte de haber ridiculizado a veces rozando la falta de respeto a todo tipo de inmigrantes, llega la frase más bonita de la obra. Algo así como que en España hay muchos titiriteros, que en cuanto les dan un premio lo que hacen es quejarse de todo. Ojiplático tardé varios segundos en reaccionar. A lo mejor en esos segundos me perdí la miga de la obra, pero claro, mi mente mientras pensaba que si tienes que hacer eso para agradecer el que te hayan dado un subvención, vamos mu malamente.
sábado, 23 de marzo de 2013
Homenaje al Bolero de Ravel. Canal
Entiendo la idea. Juntar a la Compañía Nacional de Danza con el Ballet de la Generalitat Valenciana. Así esta compañía (la segunda, evidentemente) puede actuar en Madrid, en un gran teatro y junto a una gran compañía como la CND.
Yo siempre he confesado que soy un devoto de la CND. Y hoy me he reafirmado. Eso sí, como a veces el teatro es cruel, los que han salido perdiendo han sido los valencianos.
La primera parte del programa ha sido un pelín flojona. La primera coreo, caótica. El pobre chico casi se va al suelo por un revoleo que le ha metido una bailarina. Normal, estarían atacados. La segunda ha sido más chula. La tercera ha sido bastante horrorosa. El bolero ha estado mejor, sobre todo por la coreografía, que era más chula aunque los chicos no dan pa más. Hacen lo que pueden y eso es de agradecer, pero son un poco limitados. Salvo una chica rubia y un chico, los demás... justitos. Y otra cosa que ya es como de rizar el rizo: no me parece de recibo salir con las camisetas llenas de seterones de sudor. Coño, que vas a actuar, sal limpito.
Y en la segunda parte, llega la CND y el teatro se da la vuelta. Eso es bailar. Eso es expresar. Coreografía envolvente, mágica, hipnótica. Y unos bailarines que han tenido su gran noche hoy. Y por encima de todos ellos, Isaac Montllor. ¡Qué pedazo de artista! ¡Qué forma de bailar y qué pedazo de actor! Ha terminado con unos lagrimones como puños por la cara. Y eso sólo lo hace alguien que SIENTE lo que está haciendo, además de hacerlo como los tocados por la varita de la musa.
Si ya era superfan de la CND, desde hoy soy hiperfan e hiperfan de Isaac Montllor. Un artista como hay que ser. Integral, íntegro, inteligente y con una capacidad sobrehumana. Poned todas las alertas de correo y lo que haga falta para no perderos a este chico. Si como ya he dicho, daría lo que fuera por conocer a José Carlos Martínez, lo daría otra vez por conocer a Isaac. Otro mito más a mi cartera.
Yo siempre he confesado que soy un devoto de la CND. Y hoy me he reafirmado. Eso sí, como a veces el teatro es cruel, los que han salido perdiendo han sido los valencianos.
La primera parte del programa ha sido un pelín flojona. La primera coreo, caótica. El pobre chico casi se va al suelo por un revoleo que le ha metido una bailarina. Normal, estarían atacados. La segunda ha sido más chula. La tercera ha sido bastante horrorosa. El bolero ha estado mejor, sobre todo por la coreografía, que era más chula aunque los chicos no dan pa más. Hacen lo que pueden y eso es de agradecer, pero son un poco limitados. Salvo una chica rubia y un chico, los demás... justitos. Y otra cosa que ya es como de rizar el rizo: no me parece de recibo salir con las camisetas llenas de seterones de sudor. Coño, que vas a actuar, sal limpito.
Y en la segunda parte, llega la CND y el teatro se da la vuelta. Eso es bailar. Eso es expresar. Coreografía envolvente, mágica, hipnótica. Y unos bailarines que han tenido su gran noche hoy. Y por encima de todos ellos, Isaac Montllor. ¡Qué pedazo de artista! ¡Qué forma de bailar y qué pedazo de actor! Ha terminado con unos lagrimones como puños por la cara. Y eso sólo lo hace alguien que SIENTE lo que está haciendo, además de hacerlo como los tocados por la varita de la musa.
Si ya era superfan de la CND, desde hoy soy hiperfan e hiperfan de Isaac Montllor. Un artista como hay que ser. Integral, íntegro, inteligente y con una capacidad sobrehumana. Poned todas las alertas de correo y lo que haga falta para no perderos a este chico. Si como ya he dicho, daría lo que fuera por conocer a José Carlos Martínez, lo daría otra vez por conocer a Isaac. Otro mito más a mi cartera.
Transición. María Guerrero
Como aquí escribo lo que quiero, pues a días escribo de lo que me apasiona y a días, de lo que no me mola nada. Incluso hay cosas que vemos de las que ni hablo.
Hoy toca una que no me ha gustado casi nada.
La puesta en escena sosa, con una escenografía fea de cojones y que no aporta nada. Incluso a veces estorba. Luces de primero de EGB (de cuando había enseñanza pública... qué tiempos aquellos...). Dirección compartida entre dos señores que no sé muy bien qué querían contar.
La función tiene sus cosas majas. Antonio Valero está bien. Digo bien. Ya está. El resto... pues mira, casi mejor no digo nada por no ofender. Pero a ratos parecía que estaba en Cádiz viendo las chirigotas.
Y lo que es el texto... qué quieres que te diga... tiene sus cosas. Hay un par de escenas como de debate televisivo que son lo más interesante. Suarez y una chica de ahora dan cada uno su visión de cómo se hizo la transición y de por qué se hizo como se hizo. Dando por buenas sus respectivas teorías... me vale. Pero igual habría sido más interesante haber montado la función a partir de esto y haber tirado por ahí. Me parecía un primer ejercicio de improvisación para acercarte a los personajes y poco más. Y los numeritos musicales... inenarrables.
Y luego eso de justificar la corrupción de la clase política diciendo que TODOS defraudamos a Hacienda y somos un poco choris... pues me ofendió. Hay un momento en el que Suarez dice "Yo defraudo a Hacienda. Como todos, ¿a que sí?" mirando al público. Y abajo, risitas. Pues mira, no. Yo no defraudo y soy honrado. Y como yo muchos. Que España es el país de la picaresca y que la gente alardea de lo que consigue engañar, choricear, ahorrarse y demás, es cierto. Pero que la gente se busque la vida para cositas con poca importancia no tiene que ver con lo que roban los bancos, muchos políticos, ciertos ministros, algunos yernos y muchos directivos. Su responsabilidad es otra. Y no admito que desde un teatro me digan que por las altas esferas hay corrupción porque la clase política es un reflejo de la sociedad y la sociedad entera es choriza. Me indignó. Y encima en un teatro. Y encima en un teatro público. Me sonó a que la función la habían escrito desde el gobierno.
Hace poco, en otra función, un personaje decía: "esto es sólo teatro, y el teatro no puede cambiar el mundo". Pues no estoy de acuerdo. El teatro debe cambiar el mundo, el teatro cambia el mundo o al menos debe intentar cambiar el mundo. Y esta función echa la culpa a la gente corriente de los males de los políticos. Y por ahí no paso. ¡Una polla como una olla pa vosotros!
Hoy toca una que no me ha gustado casi nada.
La puesta en escena sosa, con una escenografía fea de cojones y que no aporta nada. Incluso a veces estorba. Luces de primero de EGB (de cuando había enseñanza pública... qué tiempos aquellos...). Dirección compartida entre dos señores que no sé muy bien qué querían contar.
La función tiene sus cosas majas. Antonio Valero está bien. Digo bien. Ya está. El resto... pues mira, casi mejor no digo nada por no ofender. Pero a ratos parecía que estaba en Cádiz viendo las chirigotas.
Y lo que es el texto... qué quieres que te diga... tiene sus cosas. Hay un par de escenas como de debate televisivo que son lo más interesante. Suarez y una chica de ahora dan cada uno su visión de cómo se hizo la transición y de por qué se hizo como se hizo. Dando por buenas sus respectivas teorías... me vale. Pero igual habría sido más interesante haber montado la función a partir de esto y haber tirado por ahí. Me parecía un primer ejercicio de improvisación para acercarte a los personajes y poco más. Y los numeritos musicales... inenarrables.
Y luego eso de justificar la corrupción de la clase política diciendo que TODOS defraudamos a Hacienda y somos un poco choris... pues me ofendió. Hay un momento en el que Suarez dice "Yo defraudo a Hacienda. Como todos, ¿a que sí?" mirando al público. Y abajo, risitas. Pues mira, no. Yo no defraudo y soy honrado. Y como yo muchos. Que España es el país de la picaresca y que la gente alardea de lo que consigue engañar, choricear, ahorrarse y demás, es cierto. Pero que la gente se busque la vida para cositas con poca importancia no tiene que ver con lo que roban los bancos, muchos políticos, ciertos ministros, algunos yernos y muchos directivos. Su responsabilidad es otra. Y no admito que desde un teatro me digan que por las altas esferas hay corrupción porque la clase política es un reflejo de la sociedad y la sociedad entera es choriza. Me indignó. Y encima en un teatro. Y encima en un teatro público. Me sonó a que la función la habían escrito desde el gobierno.
Hace poco, en otra función, un personaje decía: "esto es sólo teatro, y el teatro no puede cambiar el mundo". Pues no estoy de acuerdo. El teatro debe cambiar el mundo, el teatro cambia el mundo o al menos debe intentar cambiar el mundo. Y esta función echa la culpa a la gente corriente de los males de los políticos. Y por ahí no paso. ¡Una polla como una olla pa vosotros!
viernes, 22 de marzo de 2013
Requiem de Verdi. Auditorio Nacional
El Requiem de Verdi es en sí mismo un monumento. Un monumento a la vida, a la muerte, al deseo de pervivencia, un pulso con el destino o con la voluntad divina. Y si encima se lo oyes a Carmen Solís ya se caga la perra.
No voy a decir nada que no se haya dicho mil veces de la obra. El "Dies irae", el "Ingemisco", el "Agnus dei" y por encima de todo, el momento culmen final, ese sobrehumano "Libera me"... no hay palabras. Pocas cosas se han escrito con tanta profundidad. No sé, también es que ahora mismo estoy poseído.
En cuanto al concierto del otro día... tuvo sus más y sus menos.
Para mi gusto, la orquesta estuvo bien, con algunos momentos de ligero descontrol, pero bien llevados, y como casi siempre... con las trompetas decontroladas. Pero en general bien.
A ver, luego me enteré de cosas, pero este análisis es frío, como si no las supiera. Por eso creo que estuvo bien el maestro, llevó bien a la orquesta, respetó a las voces y manejó hábilmente la progresión dramática de la obra.
El coro, otro personaje más como en todo Verdi, para mi gusto estuvo un poco por debajo de lo que la obra requiere. Habría sido mejor contar un un gran coro, más experimentado y menos "zarzuelero". Pero el "Dies Irae" moló. Los pelos como escarpias. Pero claro, mu mal hay que cantar para cargarte algo así.
Laura Vila cantó muy bien. Respetuosa con su compañera. Cantó el dúo con la soprano de muerte. Respetándose ambas. Preciosísimo.
A Marc Pujol le falta voz, al menos para cantar algo así. Pero tiene una voz chula y se entregó con pasión. Andrés Veramendi, el tenor... voz preciosa.
Y llegamos a la soprano. Carmen Solís. Que todo el mundo se apunte este nombre. Este portento de mujer tiene una voz maravillosa, una presencia que te caes de espaldas, respeto por lo que canta, un dominio de la voz como pocas veces se ha visto, un cantar "fácil" que va de arriba a abajo como si nada, unos agudos preciosos, unos graves prefundos y dramáticos, es una sabia estudiando y comprendiendo lo que dice en cada momento, un chorro de voz capaz de sonar por encima de coro (cantando el "Dies Irae" nada menos), yo qué sé, si es que me quedo sin palabras hablando de ella.
Espero sabiamente durante toda la obra, cantando como si fuera un ángel divino hasta que llegó su momento. Y ahí temblaron el cielo, el infierno, el purgatorio, la Santa Sede, y toda la faz de la tierra.
Hay momentos y momentos. Está la Tosca de la Callas en LOndres, la Norma de la Caballé, el Trovatore de Plácido, la Suor Angélica de la Soviero... y a esa altura estuvo el "Libera me" de Carmen. Su "pulso" con Dios estuvo a la altura de las cimas del arte.
Mira, me estoy poniendo nervioso, así que igual paro aquí y a lo mejor hasta sigo en otro momento. Porque es que vamos...
No voy a decir nada que no se haya dicho mil veces de la obra. El "Dies irae", el "Ingemisco", el "Agnus dei" y por encima de todo, el momento culmen final, ese sobrehumano "Libera me"... no hay palabras. Pocas cosas se han escrito con tanta profundidad. No sé, también es que ahora mismo estoy poseído.
En cuanto al concierto del otro día... tuvo sus más y sus menos.
Para mi gusto, la orquesta estuvo bien, con algunos momentos de ligero descontrol, pero bien llevados, y como casi siempre... con las trompetas decontroladas. Pero en general bien.
A ver, luego me enteré de cosas, pero este análisis es frío, como si no las supiera. Por eso creo que estuvo bien el maestro, llevó bien a la orquesta, respetó a las voces y manejó hábilmente la progresión dramática de la obra.
El coro, otro personaje más como en todo Verdi, para mi gusto estuvo un poco por debajo de lo que la obra requiere. Habría sido mejor contar un un gran coro, más experimentado y menos "zarzuelero". Pero el "Dies Irae" moló. Los pelos como escarpias. Pero claro, mu mal hay que cantar para cargarte algo así.
Laura Vila cantó muy bien. Respetuosa con su compañera. Cantó el dúo con la soprano de muerte. Respetándose ambas. Preciosísimo.
A Marc Pujol le falta voz, al menos para cantar algo así. Pero tiene una voz chula y se entregó con pasión. Andrés Veramendi, el tenor... voz preciosa.
Y llegamos a la soprano. Carmen Solís. Que todo el mundo se apunte este nombre. Este portento de mujer tiene una voz maravillosa, una presencia que te caes de espaldas, respeto por lo que canta, un dominio de la voz como pocas veces se ha visto, un cantar "fácil" que va de arriba a abajo como si nada, unos agudos preciosos, unos graves prefundos y dramáticos, es una sabia estudiando y comprendiendo lo que dice en cada momento, un chorro de voz capaz de sonar por encima de coro (cantando el "Dies Irae" nada menos), yo qué sé, si es que me quedo sin palabras hablando de ella.
Espero sabiamente durante toda la obra, cantando como si fuera un ángel divino hasta que llegó su momento. Y ahí temblaron el cielo, el infierno, el purgatorio, la Santa Sede, y toda la faz de la tierra.
Hay momentos y momentos. Está la Tosca de la Callas en LOndres, la Norma de la Caballé, el Trovatore de Plácido, la Suor Angélica de la Soviero... y a esa altura estuvo el "Libera me" de Carmen. Su "pulso" con Dios estuvo a la altura de las cimas del arte.
Mira, me estoy poniendo nervioso, así que igual paro aquí y a lo mejor hasta sigo en otro momento. Porque es que vamos...
domingo, 17 de marzo de 2013
Return. Matadero
A estas alturas deberíais saber que soy un enfermo de una buena iluminación y un mitómano. Marta Etura me ha gustado siempre y me dió coraje que lo de la pequeña del Español fuera flojillo. Pero hoy me he reconciliado con esta señorita y conmigo mismo.
Iba, lo confieso, un poco reticente. "A ver esta chica cómo baila. Que muy buena actriz, pero meterse con la danza..." Pues me meto mis palabras por el culo y me descubro ante ella. FABULOSA es poco. Ha estado maravillosa.
El espectáculo es bellísimo. El tema del amor, clásico y tópico, visto desde un punto de vista maduro e inteligente. Pablo Messsiez es un poeta sufridor y disfrutador del amor y eso se nota en cada palabra. Visiones del amor polidoloroso y polivivo desde un corazón que sabe lo que siente. Poesía pura. Cuando en un espectáculo de danza se habla suele ser un poco pedo. La gente sabe bailar pero hablar es otra cosa (menos Carmen Werner, que todo lo hace bien y por tol morro). Pero claro, si la que habla es doña Marta Etura, derrocha inteligencia y sabiduría en cada palabra.
Toda la primera parte es divertida, ágil, donde sobrevuela el amor alegre y vivo del principio. Y la segunda parte, con el amor problemático, el no correspondido, el dominante, el fin del amor... es una auténtica obra maestra con momentos bellísimos. Esos objetos descendiendo sobre esa mesa/cárcel crean un efecto entre barrotes de prisión y película codificada que le da aún mayor dramatismo a lo que vemos.
Marta Etura baila, y baila que te cagas. Y Chevi Muraday por supuesto también. Él es fabuloso y no voy a descubrir ahora América. Cojonudos los dos.
Y las luces... brutales, geniales, dramáticas a más no poder y creando una progresión dramática en toda la función que flipas. Así se ilumina un espectáculo, joder. Bravo, David Picazo.
Si podeis... id a verlo, pordiossss.
Iba, lo confieso, un poco reticente. "A ver esta chica cómo baila. Que muy buena actriz, pero meterse con la danza..." Pues me meto mis palabras por el culo y me descubro ante ella. FABULOSA es poco. Ha estado maravillosa.
El espectáculo es bellísimo. El tema del amor, clásico y tópico, visto desde un punto de vista maduro e inteligente. Pablo Messsiez es un poeta sufridor y disfrutador del amor y eso se nota en cada palabra. Visiones del amor polidoloroso y polivivo desde un corazón que sabe lo que siente. Poesía pura. Cuando en un espectáculo de danza se habla suele ser un poco pedo. La gente sabe bailar pero hablar es otra cosa (menos Carmen Werner, que todo lo hace bien y por tol morro). Pero claro, si la que habla es doña Marta Etura, derrocha inteligencia y sabiduría en cada palabra.
Toda la primera parte es divertida, ágil, donde sobrevuela el amor alegre y vivo del principio. Y la segunda parte, con el amor problemático, el no correspondido, el dominante, el fin del amor... es una auténtica obra maestra con momentos bellísimos. Esos objetos descendiendo sobre esa mesa/cárcel crean un efecto entre barrotes de prisión y película codificada que le da aún mayor dramatismo a lo que vemos.
Marta Etura baila, y baila que te cagas. Y Chevi Muraday por supuesto también. Él es fabuloso y no voy a descubrir ahora América. Cojonudos los dos.
Y las luces... brutales, geniales, dramáticas a más no poder y creando una progresión dramática en toda la función que flipas. Así se ilumina un espectáculo, joder. Bravo, David Picazo.
Si podeis... id a verlo, pordiossss.
sábado, 16 de marzo de 2013
Cosí fan tutte. Teatro Real
Juntar a Mozart con Haneke prometía. Y vaya tela los colegas.
La orquesta sonó de maravilla. Respetuosa, sobria, y exhaustiva con la música de Mozart. Eso es exactamente lo mejor que se puede hacer con Mozart. Respetarlo. Bastante artista era él como para intentar serlo más.
Puesta en escena curiosa, con figurines, luces y escenografía actuales. Funcionaba perfectamente.
Y Haneke se lo montó muy bien. El enredo está muy bien llevado. Con concesiones que como público, aceptas y no te planteas (como no disfrazar a los amantes). En los recitativos, tratamiento teatral. Así como los momentos musicales son musicales, los recitativos son puramente teatrales. Pausas, miradas, acción-reacción... en definitiva, cuando había música, la música mandaba, pero cuando hablaban, era puro teatro. Y mola, porque eso es la Ópera. Teatro cantado. Todo el tratamiento dramático de la obra está llevado de la farsa al drama con una soltura espeluznante. A ratos, parecía que estabas metido en una de sus pelis, con sus resquemores, sus traiciones, sus odios, sus desconfianzas y sus luchas de poder. Y todo para llevarte a un final en el que los cuatro amantes parecen monigotes llevados por los traumas de los malvados pero de donde no pueden ni saben escapar. Y a pesar de que en la obra las mujeres, por supuesto, son las malas y las únicas que traicionan (como si no se enrollaran con los tíos), al final, buenos y malos acaban enganchados unos a otros, sin poder despegarse y sin saber hacia dónde deberían ir. Todos quedan perdonados porque todos son víctimas.
Anett Fritsch hace una Fiordiligi pa comértela. Monísima, entregada, amorosa, dura, y con una voz, que a pesar de parecer la menos mozartiana de todas, se come a todos con patatas. Ese "Come scoglio" fué aterradoramente sublime. Paola Gardina tiene el papel más desagradecido, pero su Dorabella fué cachonda, divertida, sensual y juguetona. Andreas Wolf tiene una voz de morirte de chula. Ya le conocíamos de "Moses und Aron" y si ya nos gustó, anoche más. Juan Francisco Gatell me encantó. La más mozartiana de todas las voces. Bella, limpia y cargada de expresividad.
William Shimell bien y Kerstin Avemo regu. La pobre tiene una voz muy apropiada, pero entre que el personaje es el más desdibujado, que ella, pobre, cantaba como a golpes de diafragma y que iba hecha un cristo... como que no.
Pa mi gusto, una gozada ver un Mozart tan bien llevado y tan bien cantado. Y encima fuimos con una amiga que se estrenaba en el mundo de la Ópera y disfrutó como una loca. La guinda que colmó una noche de fábula.
La orquesta sonó de maravilla. Respetuosa, sobria, y exhaustiva con la música de Mozart. Eso es exactamente lo mejor que se puede hacer con Mozart. Respetarlo. Bastante artista era él como para intentar serlo más.
Puesta en escena curiosa, con figurines, luces y escenografía actuales. Funcionaba perfectamente.
Y Haneke se lo montó muy bien. El enredo está muy bien llevado. Con concesiones que como público, aceptas y no te planteas (como no disfrazar a los amantes). En los recitativos, tratamiento teatral. Así como los momentos musicales son musicales, los recitativos son puramente teatrales. Pausas, miradas, acción-reacción... en definitiva, cuando había música, la música mandaba, pero cuando hablaban, era puro teatro. Y mola, porque eso es la Ópera. Teatro cantado. Todo el tratamiento dramático de la obra está llevado de la farsa al drama con una soltura espeluznante. A ratos, parecía que estabas metido en una de sus pelis, con sus resquemores, sus traiciones, sus odios, sus desconfianzas y sus luchas de poder. Y todo para llevarte a un final en el que los cuatro amantes parecen monigotes llevados por los traumas de los malvados pero de donde no pueden ni saben escapar. Y a pesar de que en la obra las mujeres, por supuesto, son las malas y las únicas que traicionan (como si no se enrollaran con los tíos), al final, buenos y malos acaban enganchados unos a otros, sin poder despegarse y sin saber hacia dónde deberían ir. Todos quedan perdonados porque todos son víctimas.
Anett Fritsch hace una Fiordiligi pa comértela. Monísima, entregada, amorosa, dura, y con una voz, que a pesar de parecer la menos mozartiana de todas, se come a todos con patatas. Ese "Come scoglio" fué aterradoramente sublime. Paola Gardina tiene el papel más desagradecido, pero su Dorabella fué cachonda, divertida, sensual y juguetona. Andreas Wolf tiene una voz de morirte de chula. Ya le conocíamos de "Moses und Aron" y si ya nos gustó, anoche más. Juan Francisco Gatell me encantó. La más mozartiana de todas las voces. Bella, limpia y cargada de expresividad.
William Shimell bien y Kerstin Avemo regu. La pobre tiene una voz muy apropiada, pero entre que el personaje es el más desdibujado, que ella, pobre, cantaba como a golpes de diafragma y que iba hecha un cristo... como que no.
Pa mi gusto, una gozada ver un Mozart tan bien llevado y tan bien cantado. Y encima fuimos con una amiga que se estrenaba en el mundo de la Ópera y disfrutó como una loca. La guinda que colmó una noche de fábula.
viernes, 15 de marzo de 2013
Gala CND. Teatro Real
Siempre he sido y siempre seré un defensor abosluto de la Compañía Nacional de Danza. Deberíamos apoyar su trabajo todos y siempre. Que un genio como José Carlos Martínez esté al frente ya lo dice todo. Es aemás una cantera de la que a veces puede salir gente como Jean Philippe Dury, otro genio. Sólo por eso, merece la pena.
Peeeeero... no todo el monte es orégano. Anoche lo vimos.
Empiezo confesando que no soy mingún experto en danza, ni mucho menos, aunque me vuelve loco. Siempre he pensado que los hombres de la CND son mejores que las mujeres. Anoche vimos a alguna mujer haciendo cosas chulas, muy buenos giros... pero en general, ellas me parecieron un poco irregulares. Y creo que lo que puede fallar es la disciplina. Las veía como que cada una iba a lo suyo, preocupadas e intentando ser minuciosas con la técnica pero con poco corazón. Y cuando eran cuerpo de baile, un poco desiguales, poco sincronizadas.
Los "tres preludios"... maravillosos. Dulces, sensibles, preciosos.
La "Holberg" suite muy chula. Ahí creo que es donde mejor se mueven los artistas de la CND.
"Who cares?" me pareció una mala elección. Evidentemente nadie duda de la categoría de Balanchine, eso está claro. Pero sinceramente... ni en tono ni estéticamente me pegaba con el resto de cosas que estábamos viendo. La coreografía me parecía como de ejercicio de gimnasta americana o un poco de "mira quién baila". Insisto, Balanchine es incuestionable, seguramente sea yo, pero no me gustó. Además, menos Moisés Martín, que sí tenía el tono chulesco que pedía la coreo, las niñas estaban como fuera de tono. No las notaba cómodas. Habría preferido ver algo de Kylian.
Y claro, las comparaciones son odiosas, y tener en el escenario a Lucía Lacarra y a Marlon Dino puede ser un poco cruel. Lo de esta mujer es sobrehumano. Esos brazos, esas manos, esas patas parriba, esos giros, esa elegancia brutal... No he visto cosa igual en la vida. ¡Y claro, luego sal tú!
De remate, las "Sonatas" de José Carlos Martínez. Y yo ahí ya me quería cortar las venas.
¡Qué preciosidad! ¡Qué sensibilidad! ¡Qué dúo entre Lucía y Marlon más preciosísimo de la muerte! Se me helaron la sangre y el cuerpo de tanta belleza. Otra prueba más de que Martínez es uno de los grandes genios del mundo mundial. ¡Y enima esas luces! ¡Por fin alguien que sabe que si metes un zenital, tienes que contrarestarlo con luces bajas paar que se vea todo y no pierda fuerza dramática!
Daría mi vida por conocer a Martínez, aunque me quedara mudo de la admiración. Así de pedorro soy.
Peeeeero... no todo el monte es orégano. Anoche lo vimos.
Empiezo confesando que no soy mingún experto en danza, ni mucho menos, aunque me vuelve loco. Siempre he pensado que los hombres de la CND son mejores que las mujeres. Anoche vimos a alguna mujer haciendo cosas chulas, muy buenos giros... pero en general, ellas me parecieron un poco irregulares. Y creo que lo que puede fallar es la disciplina. Las veía como que cada una iba a lo suyo, preocupadas e intentando ser minuciosas con la técnica pero con poco corazón. Y cuando eran cuerpo de baile, un poco desiguales, poco sincronizadas.
Los "tres preludios"... maravillosos. Dulces, sensibles, preciosos.
La "Holberg" suite muy chula. Ahí creo que es donde mejor se mueven los artistas de la CND.
"Who cares?" me pareció una mala elección. Evidentemente nadie duda de la categoría de Balanchine, eso está claro. Pero sinceramente... ni en tono ni estéticamente me pegaba con el resto de cosas que estábamos viendo. La coreografía me parecía como de ejercicio de gimnasta americana o un poco de "mira quién baila". Insisto, Balanchine es incuestionable, seguramente sea yo, pero no me gustó. Además, menos Moisés Martín, que sí tenía el tono chulesco que pedía la coreo, las niñas estaban como fuera de tono. No las notaba cómodas. Habría preferido ver algo de Kylian.
Y claro, las comparaciones son odiosas, y tener en el escenario a Lucía Lacarra y a Marlon Dino puede ser un poco cruel. Lo de esta mujer es sobrehumano. Esos brazos, esas manos, esas patas parriba, esos giros, esa elegancia brutal... No he visto cosa igual en la vida. ¡Y claro, luego sal tú!
De remate, las "Sonatas" de José Carlos Martínez. Y yo ahí ya me quería cortar las venas.
¡Qué preciosidad! ¡Qué sensibilidad! ¡Qué dúo entre Lucía y Marlon más preciosísimo de la muerte! Se me helaron la sangre y el cuerpo de tanta belleza. Otra prueba más de que Martínez es uno de los grandes genios del mundo mundial. ¡Y enima esas luces! ¡Por fin alguien que sabe que si metes un zenital, tienes que contrarestarlo con luces bajas paar que se vea todo y no pierda fuerza dramática!
Daría mi vida por conocer a Martínez, aunque me quedara mudo de la admiración. Así de pedorro soy.
domingo, 10 de marzo de 2013
A cielo abierto. Español.
Texto inteligente. Dirección de actores buena. Merece la pena.
Drama en dos actos. El primero te acerca a la situación y el segundo desarrolla lo que apunta el primero. No se hacen largas las 2 horas y media que dura.
Aunque Pou, no sé por qué empieza ambos actos como engolado, como con una voz rara e incongruente, se le olvida enseguida en cuanto sale la verdad. Actorazo secundado por la Poza que está que se sale de natural y de sincera. Los dos están soberbios.
Y el texto mola porque te va llevando de un lado a otro como quiere de una forma muy inteligente. Cuando ella describe la vida de él, te parece un hijoputa y cuando es él quien describe la vida de ella, la pobre parece una petarda. No te pones de parte de ninguno, o te pones de parte de los dos según en qué momento.
Buen texto, muy bien interpretado. Merece la pena, sin volvernos locos.
Drama en dos actos. El primero te acerca a la situación y el segundo desarrolla lo que apunta el primero. No se hacen largas las 2 horas y media que dura.
Aunque Pou, no sé por qué empieza ambos actos como engolado, como con una voz rara e incongruente, se le olvida enseguida en cuanto sale la verdad. Actorazo secundado por la Poza que está que se sale de natural y de sincera. Los dos están soberbios.
Y el texto mola porque te va llevando de un lado a otro como quiere de una forma muy inteligente. Cuando ella describe la vida de él, te parece un hijoputa y cuando es él quien describe la vida de ella, la pobre parece una petarda. No te pones de parte de ninguno, o te pones de parte de los dos según en qué momento.
Buen texto, muy bien interpretado. Merece la pena, sin volvernos locos.
Subprime. Fernán Gómez
Pues desde luego alguien debería haberse dado cuenta de que por culpa de esa escenografía fea que han puesto, no se oye un cagao. Las voces de van para adentro, y además suena todo farfullado. Desde la fila 4 no se oía casi nada y lo poco que se oía se oía mal. Un desastre. Y el público comentaba y estaba tan desbordado o más que nosotros.
No sé si será por eso, pero Pep Munné hacía unas cosas mu raras. Más que actuar, dió un recital cantando más que Bisbal. Y me da que tiene algún problemilla en las cuerdas, tipo nódulos o pólipos porque no es normal que tirara tanto de diafragma y que aún así no se le oyera.
El reparto, menos Federico Aguado, que está bien, están pa matarlos. Alguno tirando a horrible.
Ahorráos la pasta y vais mejor a ver "Recortes".
No sé si será por eso, pero Pep Munné hacía unas cosas mu raras. Más que actuar, dió un recital cantando más que Bisbal. Y me da que tiene algún problemilla en las cuerdas, tipo nódulos o pólipos porque no es normal que tirara tanto de diafragma y que aún así no se le oyera.
El reparto, menos Federico Aguado, que está bien, están pa matarlos. Alguno tirando a horrible.
Ahorráos la pasta y vais mejor a ver "Recortes".
viernes, 8 de marzo de 2013
Recortes. Cuarta Pared.
Entre otras flores que me adornan, también soy un mitómano que lo flipas. Soy mitómano de mis amigos y de la gente a la que considero tocada por la varita de la magia. La gente que es decididamente superior y que ha nacido con un "don". Así, que se me ocurran, por ejemplo Mozart, Puccini, la Callas, Lluís Pasqual, Leontyne Price, Lorca, Bjork, García Márquez, la Lizaran, Berta Riaza, nosécuántosmás y Nuria Gallardo.
Juro por Mahler que hace muuuucho tiempo que no veo a alguien que me haya hecho sentir lo que sentí ayer con Nuria Gallardo. El texto es brutal. Habla evidentemente de los jodíos recortes, pero de una manera que te hace empatizar desde el principio. No es maniqueo ni manipulador. Es una historia bellísima de amor. Y el personaje que encarna (según la RAE: tomar forma corporal una idea o espíritu) Nuria vive, contagia, desborda un amor y una sensibilidad que se escapa en sus respiraciones, en cada pausa, en cómo se le llenan los ojos de lágrimas agridulces. En un optimismo que te desarma y que te hace no sólo tener el corazón encogido durante todo su monólogo, sino reir mientras lloras, odiar mientras amas, sobrevivir sin abandonar.
La labor de Mariano Barroso es genial. Todo tiene pinta de haber "fluido". No digo que no esté trabajado, al contrario, pero transmite la sensación de que todo ha salido solo. El primer monólogo se basa en Nuria y en el texto bellísimo. El segundo monólogo se plantea de una forma muy chula. Interacción total con el público. Somos el antagonista. Lo somos porque "los recortes" no permiten que se pueda pagar a una actriz. Idea genial que hace que te sientas cómplice antes incluso de empezar. También es verdad que al existir esa interacción provoca que no fluya tanto como debería. Yo así lo sentí en una noche llena de actores, amigos y gente cercana. Si esto es así con un público entregado, no sé cómo irá con un público más... objetivo.
En defnitiva, un espectáculo obligado por cómo afronta el tema de los "recortes" que matan vidas, familias, esperanzas, sueños y amores. Fabulosos textos, fabulosa dirección, fabuloso Alberto San Juan y Nuria Gallardo... sobrehumana.
Debería ir directamente a un teatro nacional y hacer gira por todo el universo, pero claro, no hay cojones.
Juro por Mahler que hace muuuucho tiempo que no veo a alguien que me haya hecho sentir lo que sentí ayer con Nuria Gallardo. El texto es brutal. Habla evidentemente de los jodíos recortes, pero de una manera que te hace empatizar desde el principio. No es maniqueo ni manipulador. Es una historia bellísima de amor. Y el personaje que encarna (según la RAE: tomar forma corporal una idea o espíritu) Nuria vive, contagia, desborda un amor y una sensibilidad que se escapa en sus respiraciones, en cada pausa, en cómo se le llenan los ojos de lágrimas agridulces. En un optimismo que te desarma y que te hace no sólo tener el corazón encogido durante todo su monólogo, sino reir mientras lloras, odiar mientras amas, sobrevivir sin abandonar.
La labor de Mariano Barroso es genial. Todo tiene pinta de haber "fluido". No digo que no esté trabajado, al contrario, pero transmite la sensación de que todo ha salido solo. El primer monólogo se basa en Nuria y en el texto bellísimo. El segundo monólogo se plantea de una forma muy chula. Interacción total con el público. Somos el antagonista. Lo somos porque "los recortes" no permiten que se pueda pagar a una actriz. Idea genial que hace que te sientas cómplice antes incluso de empezar. También es verdad que al existir esa interacción provoca que no fluya tanto como debería. Yo así lo sentí en una noche llena de actores, amigos y gente cercana. Si esto es así con un público entregado, no sé cómo irá con un público más... objetivo.
En defnitiva, un espectáculo obligado por cómo afronta el tema de los "recortes" que matan vidas, familias, esperanzas, sueños y amores. Fabulosos textos, fabulosa dirección, fabuloso Alberto San Juan y Nuria Gallardo... sobrehumana.
Debería ir directamente a un teatro nacional y hacer gira por todo el universo, pero claro, no hay cojones.
miércoles, 6 de marzo de 2013
Ahora empiezan las vacaciones. La casa de la portera
Ya lo he dicho. Soy superfan de "La casa de la portera". El que no lo conozca, debería ir y el que ya haya estado, debería volver para ver TODO lo que programen allí.
Y además, soy superfan de "El pelícano" de Strindberg, así que, como soy muy tiquismiquis pa mis cosas, iba un poco con las uñas sacadas por si me habían mancillado mi obra. Aunque viendo que trabajaba Raúl Tejón, tendría que haber sabido que el listón estaría bien alto.
Como dije el otro día, ese espacio reducido no deja lugar a la mentira ni al truco. Estás viendo el brillo en los ojos de los actores, sientes sus respiraciones...
De Paco Bezerra había visto "Grooming" y "La escuela de la desobediencia" y me parece un auténtico bestia este chico. Él sí que es un valor a tener en cuenta, no otros nombres que ahora mismo se hartan de hacer cosas y que pa mi gusto, son un poco "bluff". La adaptación que hace es fabulosa, sencillamente fabulosa.
Y los actores... en fin... los actores. Mariana Cordero es una madre brutal, salvaje, cruel, mala mala mala, asquerosa. La odias. Juan Codina hace del hijo y está sencillamente brutal. ¡Pero qué bueno es! Débil, pesimista, acabado, amargado, vengativo. Helena Castañeda para mi gusto es la que peor está. Ya la había visto en "La piel en llamas" y me pareció lo mismo. Tiene una presencia arrolladora, pronuncia muy bien todas las letras (aunque hubo un par de "estoy segura que" y "me alegro que") pero lo dice todo igual. No importa lo que le pase, ella lo dice todo con el mismo tono y la misma voz. Una pena, porque creo que es buena y que sabe lo que hace. Y luego está Raúl Tejón que es cosa aparte. Yo es que desde que le vi en "Ivanoff" no tengo palabras. Cada matiz, cada subida de cejas, cada inflexión en la voz, cada respiración, cada suspiro, cada pausa es una demostración de inteligencia y de naturalidad. Me quito el sombrero. Y dirigir esto no es fácil. Darle punto de vista, coherencia y mil dosis de sabiduría sólo lo hacen los directores tocados por la mano de la musa, y a Luis Luque no es que le haya tocado, es que se ha posado sobre él.
Insisto, estáis a tiempo de ir a verlo. Y si os perdéis esto, que no tendría perdón de dios, por lo que más queráis, id alguna vez a "La casa de la portera".
Y además, soy superfan de "El pelícano" de Strindberg, así que, como soy muy tiquismiquis pa mis cosas, iba un poco con las uñas sacadas por si me habían mancillado mi obra. Aunque viendo que trabajaba Raúl Tejón, tendría que haber sabido que el listón estaría bien alto.
Como dije el otro día, ese espacio reducido no deja lugar a la mentira ni al truco. Estás viendo el brillo en los ojos de los actores, sientes sus respiraciones...
De Paco Bezerra había visto "Grooming" y "La escuela de la desobediencia" y me parece un auténtico bestia este chico. Él sí que es un valor a tener en cuenta, no otros nombres que ahora mismo se hartan de hacer cosas y que pa mi gusto, son un poco "bluff". La adaptación que hace es fabulosa, sencillamente fabulosa.
Y los actores... en fin... los actores. Mariana Cordero es una madre brutal, salvaje, cruel, mala mala mala, asquerosa. La odias. Juan Codina hace del hijo y está sencillamente brutal. ¡Pero qué bueno es! Débil, pesimista, acabado, amargado, vengativo. Helena Castañeda para mi gusto es la que peor está. Ya la había visto en "La piel en llamas" y me pareció lo mismo. Tiene una presencia arrolladora, pronuncia muy bien todas las letras (aunque hubo un par de "estoy segura que" y "me alegro que") pero lo dice todo igual. No importa lo que le pase, ella lo dice todo con el mismo tono y la misma voz. Una pena, porque creo que es buena y que sabe lo que hace. Y luego está Raúl Tejón que es cosa aparte. Yo es que desde que le vi en "Ivanoff" no tengo palabras. Cada matiz, cada subida de cejas, cada inflexión en la voz, cada respiración, cada suspiro, cada pausa es una demostración de inteligencia y de naturalidad. Me quito el sombrero. Y dirigir esto no es fácil. Darle punto de vista, coherencia y mil dosis de sabiduría sólo lo hacen los directores tocados por la mano de la musa, y a Luis Luque no es que le haya tocado, es que se ha posado sobre él.
Insisto, estáis a tiempo de ir a verlo. Y si os perdéis esto, que no tendría perdón de dios, por lo que más queráis, id alguna vez a "La casa de la portera".
martes, 5 de marzo de 2013
El café. La Abadía
No conzoco el texto de Fassbinder. Según parece es una adaptación de un texto de Goldoni que el alemán situó en la Alemania de los años 60. Será. Pero trasladar eso a ahora, para hacer una especie de paralelismo con el mundo corrupto actual me parece un poco pillado con alfileres. No todo lo que habla de corrupción tiene que ver con el drama que estamos viviendo en España. No veo que aquí se esté hablando de la España de Urdangarín, Bárcenas y demás elementos.
Y no me convenció la puesta en escena. Tiene un tono como de farsa absurda y exagerada que poco tiene que ver con la comedia dell'arte. Lo que sí me inquietó mucho fueron las pausas, los silencios, ahí entré bien. El absurdo de verse defendiendo algo tan indefendible.
La forma de ventilarse el segundo acto, no sé si está en el texto, pero bueno, me vale. No me vuelve loco, pero me vale.
El trabajo de los actores está bien. Todos están muy bien haciendo lo que hacen. Aunque no sé por qué lo hacen.
Y no me convenció la puesta en escena. Tiene un tono como de farsa absurda y exagerada que poco tiene que ver con la comedia dell'arte. Lo que sí me inquietó mucho fueron las pausas, los silencios, ahí entré bien. El absurdo de verse defendiendo algo tan indefendible.
La forma de ventilarse el segundo acto, no sé si está en el texto, pero bueno, me vale. No me vuelve loco, pero me vale.
El trabajo de los actores está bien. Todos están muy bien haciendo lo que hacen. Aunque no sé por qué lo hacen.
Breve ejercicio para sobevivir. La casa de la portera
Yo es que soy superfan de La casa de la portera. Me vuelve loco el sitio.
Ver a dos actores a 30 centímetros de tí, desgarrándose, sufriendo de verdad, (o haciendo que sufren de verdad) es difícil de llevar. Es difícil para el espectador y peor aún para el actor. No hay márgen para la mentira. Y tanto Bárbara Lennie como Santi Marín desnudan sus almas a poca distancia. En plano corto y desgarrado. Sin duda, dos trabajazos de premio.
Ver a dos actores a 30 centímetros de tí, desgarrándose, sufriendo de verdad, (o haciendo que sufren de verdad) es difícil de llevar. Es difícil para el espectador y peor aún para el actor. No hay márgen para la mentira. Y tanto Bárbara Lennie como Santi Marín desnudan sus almas a poca distancia. En plano corto y desgarrado. Sin duda, dos trabajazos de premio.
Lastres. Bellas Artes
Pues a ver. Si uno va a ver esto, tiene que saber a lo que va. Evidentemente no es Chejov, ni Shakespeare, ni nada con una profundidad avasalladora. ¿Y qué? Vas a ver un espectáculo banal, divertido y ligero. Y lo es.
Yo confieso que me meé de la risa. Las tres actrices están pa comérselas. Marta Belenguer carga con el papel más desagradecido, el más soso, el que menos recursos tiene y para el que han elegido el tono más difícil de defender. Y lo hace muy bien. Ana Fernández es grandiosa haga lo que haga. No la había visto nunca haciendo comedia y tiene recursos para dar y tomar. Es el personaje más antipático y menos "de comedia", y lo lleva de puta madre todo el rato. Y la explosión final es de jartarte de reír. Y luego, con permiso de las otras actrices, está Anabel Alonso. No para. No para de hacer el ganso, de meter morcillas, de reírse de todo. Cierto es que a veces pasa por encima de sus compañeras. Están las otras pobres con sus diálogos, y el ojo se te va a ella, que no para. Eso no me mola, porque hay que tener respeto por tus compis. Una función es de todos y hay que respetar a todo el mundo. Yo no he visto cosa igual. Están Meryl Steep, Hellen Mirren, Ana Fernández, la Wagener, Anna Lizarán (ya no), Blanca Portillo y toda una ristra de actrices dramáticas y en el polo opuesto está Anabel Alonso. Y no es ni mejor ni peor. Igual que de momento no me la imagino haciendo cosas "dramáticas", tampoco me veo a la Portillo haciendo comedia al nivel que está Anabel Alonso. ¿Qué es mejor? ¿Qué tiene más mérito? Pues el mismo.
Y el atracón de pollo merece la pena verlo.
Yo confieso que me meé de la risa. Las tres actrices están pa comérselas. Marta Belenguer carga con el papel más desagradecido, el más soso, el que menos recursos tiene y para el que han elegido el tono más difícil de defender. Y lo hace muy bien. Ana Fernández es grandiosa haga lo que haga. No la había visto nunca haciendo comedia y tiene recursos para dar y tomar. Es el personaje más antipático y menos "de comedia", y lo lleva de puta madre todo el rato. Y la explosión final es de jartarte de reír. Y luego, con permiso de las otras actrices, está Anabel Alonso. No para. No para de hacer el ganso, de meter morcillas, de reírse de todo. Cierto es que a veces pasa por encima de sus compañeras. Están las otras pobres con sus diálogos, y el ojo se te va a ella, que no para. Eso no me mola, porque hay que tener respeto por tus compis. Una función es de todos y hay que respetar a todo el mundo. Yo no he visto cosa igual. Están Meryl Steep, Hellen Mirren, Ana Fernández, la Wagener, Anna Lizarán (ya no), Blanca Portillo y toda una ristra de actrices dramáticas y en el polo opuesto está Anabel Alonso. Y no es ni mejor ni peor. Igual que de momento no me la imagino haciendo cosas "dramáticas", tampoco me veo a la Portillo haciendo comedia al nivel que está Anabel Alonso. ¿Qué es mejor? ¿Qué tiene más mérito? Pues el mismo.
Y el atracón de pollo merece la pena verlo.
Invierno en el barrio Rojo. Español
No merece la pena que nadie pierda el tiempo viendo esto. No es un horror, pero sí es totalmente prescindible.
El texto es tirando a malejo. Melodrama tonto envuelto en un supuesto ambiente sórdido o no sé qué.
Puesta en escena al uso y luces absolutamente inexistentes, aunque al final salió un actor a decir que había habido un fallo y que si queríamos ir otro día, pasáramos por taquilla. ¡Otro día! ¡Anada que no hay cosas que ver como para repetir!
Dirección sosa y sin ninguna personalidad. Todo basado en la fuerza de unos actores que no terminan de funcionar. Alejandro Botto está pasadísimo e insolportable haciendo de insoportable. Así que igual está bien, pero para mí era una sucesión de tics y de gestitos pretendidamente "naturales". Aura Garrido no le da toda la profundidad al personaje, aunque la pobre tiene que lidiar con un personaje bastante chorras. Y Gonzalo de Santiago, por mucho que sea el traductor y adaptador de la obra... debería aprender a pronunciar todas las letras antes de lanzarse a hacer un personaje que además no para de hablar y a toda leche.
Se te queda cara de "ah, ¿y ya está?".
El texto es tirando a malejo. Melodrama tonto envuelto en un supuesto ambiente sórdido o no sé qué.
Puesta en escena al uso y luces absolutamente inexistentes, aunque al final salió un actor a decir que había habido un fallo y que si queríamos ir otro día, pasáramos por taquilla. ¡Otro día! ¡Anada que no hay cosas que ver como para repetir!
Dirección sosa y sin ninguna personalidad. Todo basado en la fuerza de unos actores que no terminan de funcionar. Alejandro Botto está pasadísimo e insolportable haciendo de insoportable. Así que igual está bien, pero para mí era una sucesión de tics y de gestitos pretendidamente "naturales". Aura Garrido no le da toda la profundidad al personaje, aunque la pobre tiene que lidiar con un personaje bastante chorras. Y Gonzalo de Santiago, por mucho que sea el traductor y adaptador de la obra... debería aprender a pronunciar todas las letras antes de lanzarse a hacer un personaje que además no para de hablar y a toda leche.
Se te queda cara de "ah, ¿y ya está?".
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