jueves, 30 de mayo de 2013

Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán. Pradillo.

Nada más lejos de mi intención que cuestionar la historia de Méjico. Ni muchísimo menos. Está claro que es muy interesante, compleja y tan definitiva y aberrante como la de casi cualquier país. La historia de Méjico ha pasado de unos ideales tras la revolución, pasando por muchos gobiernos más o menos corruptos, más o menos engañosos y más o menos traidores hasta el día de hoy, llevándose por delante todos esos ideales y la esperanza de mucha gente. Esto está claro.
Lo que no está claro es que aguante como para hacer una función de casi dos horas de datos, datos y más datos. A los diez minutos tienes montado un cacao mental de nombres, siglas, fechas y datos que ni te enteras. A lo mejor el problema es mío por no tener ni pajolera de la historia de Méjico antes de entrar a la Pradillo. Mea culpa. Pero a los veinte minutos ya no sabía de qué me estaban hablando. Tenía la sensación de estar leyendo de corrido la entrada de Wikipedia sobre la historia de Méjico. Y entre medias la historia de una familia que me parecía bastante más interesante aunque no terminara de ver el paralelismo.



El montaje es sencillo. Mezcla (como en muchas ocasiones últimamente, y no lo digo como reproche, ni mucho menos) vídeo, proyecciones antiguas, cambios de personalidad sobre la marcha, maquetas, etc... Todo funciona. Pero solo eso, funciona, no emociona. Recursos bien utilizados, vale, pero ya está. Eso sí, como casi siempre, los actores salvan la función. Los tres hombres, fabulosos, entregadísimos y todo lo que hacen lo hacen bien. No así la actriz, que por decirlo de una manera fina, no estuvo a la altura de sus compañeros. Y lo que no me moló nada es que en medio de un accidente fortuito en medio de la función, lo único que se le ocurriera a la chica es echarse a reír. No hija, si pasa eso, busca soluciones como hicieron tus compis, no te descojones y te quedes ahí en medio.
En fin, que hubo de todo, buenísimos actores, cancioncillas, datos, fechas, siglas, desnudos, nombres, escenografía correcta y útil, accidentes, resbalones, algún bostezo, una historia lejana e interesante mal llevada pero sobre todo, grandes actores.

martes, 28 de mayo de 2013

Viento (es la dicha de amor). Teatro de la Zarzuela.

Vimos a un señor irse en la primera "jornada". Hubo deserción en el entreacto. Un par de matrimonios de fueron muy airados al final casi de la segunda "jornada" (haciendo visible su enfado, aunque para eso, que se hubieran ido antes o al menos en silencio) y a la salida se oían comentarios tipo: "yo estoy mareadita de tanta modernez". Y mira, mi parte macarra se meaba de la risa. Me gusta que haya polémica. Y en parte supongo que el espectáculo debió de ofender a todo el sector pleistocénico de la Zarzuela. Claro que si se ofenden por unas tetas, un par de culos, una polla y algún magreo... entonces me pongo de parte de Andrés Lima. Esto es el siglo XXI, señores míos.
Ahora, si la ofensa y las huidas eran por el espectáculo en sí, entonces igual a alguno le doy la razón.
Vamos a ver, a mí la partitura me pareció muy chula, con grandes momentos y en general, bastante más precios ade lo que me esperaba (desconocía la obra por completo). La dirección musical me pareció quizá falta de brío en algunos momentos. Bueno, más bien en general. Aunque la orquesta sonó bien, a ratos estaba un poco "apagada". La puesta en escena... digamos que creo que Andrés Lima no está llamado por los caminos de la lírica. En el fondo, da la sensación de que no le gusta nada y que quiere enmendar lo que a él le parece pobre, con ocurrencias suyas. Y acaba montando un batiburrillo que no favorece en nada el resultado.




Cantantes, actores, "actores, bailarines, coro y gente deambulando por el escenario. Todos a la vez. Había tal mogollón de gente a la vez, que no sabías a quién mirar. Las pobres cantantes estaban dando lo mejor de sí mismas y mientras tenían alrededor al menos a una pareja de actores ilustrando lo que ellas cantaban y a un grupo de bailarines haciendo cosas a veces realmente feas. Coño, yo quiero mirar al cantante mientras canta. Pero se me iba el ojo a unos bailarines (fatal vestidos, sobre todo ellas, que parecían todas caderonas, las pobres) que estaban por ahí. Las cantantes hablan mal. Pobrecitas, pues a ver qué quieres, ellas saben cantar, no tienen por qué saber hablar. Y los actores bastante desiguales, con especial mención a Alberto San Juan, que desde luego el mundo lírico no le acompaña. Con lo bien que estaba en "Recortes", pa qué se meterá. Demasiado guirigay (pronúnciese con "a" o con "e", tanto monta...). Y momentos realmente cutres como esa bañera de confetis. En definitiva, demasiado jari para intentar ilustrar cosas que de por sí ya están en la partitura.



Muy bien Beatriz Díaz como "Amor" y realmente fabulosas Yolanda Auyanet y Clara Mouriz como "Liríope" y "Céfiro". El resto de cantantes, bien. Y los actores... pues no sé, porque con tanto jaleo uno ya no sabe si los pobres están bien o mal. Para mí, sobraban, pero lo que hacían lo hacían con mucha entrega, eso sí.  En ese sentido es para aplaudirles. Al que no, al director de escena, al que evidentemente, este espectáculo aparte de no gustarle nada, le quedaba grande.
Ah, y la elección de los poemas... aunque independientemente sean muy buenos, creo que sólo servían para ralentizar la acción y cargarse el ritmo que tratándose de un espectáculo musical, es el de la propia obra musical. Se sacrificaba demasiado la música por la palabra y a mí eso, no me va.
Pero mira, sólo por "disfrutar" de Víctor Massán mereció la pena. En serio, este actor está... pero que muy bien. Que sí, que lo digo en serio, que es muy buen actor.

The old lady and the beast. Cuarta Pared.

¿Por qué el título en inglés para este espectáculo que nada tiene de inglés? Porque les ha dado la gana. Pues eso.



No cabe duda de que el espectáculo fue un rotundo éxito la noche del domingo. Tampoco cabe duda de que estéticamente el espectáculo es un prodigio. Tampoco cabe duda de que Alexandra Lupidi toca muy bien el organillo, la turuta, y de que canta como quiere. Tampoco cabe duda de que el arranque, con esa bailarina patética y decrépita anuncia un espectáculo espeluznante visualmente. Sí cabe la duda de si es un espectáculo para críos de a partir de 11 años. Cabe la duda de si hay un regodeo quizá exagerado en un cuerpo decrépito. Cabe la duda de si las escenas se alargan demasiado. Cabe la duda de si con media horita menos, y sin tanto alargar en exceso cada gesto habría ganado en ritmo y habría tenido a TODO el público pegado a la butaca. Cabe la duda de si a la señora del pelo blanco de la primera fila le hizo gracia que le tiraran paja, sidra, manzana y demás. Cabe la duda de si por eso no aplaudió con muchas ganas. Cabe la duda de si la historia no deja de ser simple y simplista (que conste que me encantan los cuentecitos). Cabe la duda de si sólo con imágenes impactantes se puede mantener en pié un espectáculo de hora y media. Cabe la duda de si Alexandra Lupidi se habría tragado la turuta si llega a durar diez minutos más el espectáculo.



Que conste que veníamos de ver un concierto de Bach preciosísimo y teníamos el espíritu dispuesto para más cosas monas, sensibles y envolventes. Así que no cabe duda de que a nosotros no nos pilló el corazón este espectáculo que no cabe duda de que debe de ser absolutamente magistral, aunque a nosotros no nos llegara del todo. No cabe duda de que si te pones a pensar entre cabezadas en la lista de la compra del día siguiente, es que al menos a ti no te ha calado tanto.

domingo, 26 de mayo de 2013

La caja. Teatro Lara.

Solemos participar en todos los concursos que hay en los que regalan entradas, porque chico, si nos lo podemos ahorrar... Y llevamos ya tres veces que nos tocan entradas para el Lara. Y por ahora, hemos hecho pleno. 3 de 3. Tres tristes truños. Pero lo de "La caja" ya es una cosa exagerada.
Por partes: entiendo que los gestores de la sala quieran sacar pasta. Normal, para eso tienen un negocio. Saben que lo que funciona es este tipo de obras. Las 3 veces el teatro estaba lleno a rebosar. Eso quiere decir que hay mucha gente que quiere pagar una entrada por ver cosas así, y si eso es una evidencia, no lo puedo criticar. Lo que sí me parece triste es que la cultura teatral sea tan pobre que haya salas medio vacías y funciones suspendidas mientras este tipo de funciones llenan. Pero será lo que tenemos. El Lara hace bien en programar estas cosas, porque llenan, la productora gana, la sala gana, los actores cobran... El problema está claro que lo tengo yo.
Lo que igual hago es escribir a la productora para ofrecerles escribir una media de 16 obras como "La caja" a la semana. Total, juntas varios tópicos, personajes jóvenes y febriles, metes a un par de cuquis, polvetes, birras y ya está.
Ayer vimos una supuesta historia de unos jóvenes que tienen que hacer una mudanza. Ya está. No hay más trama. Lo aderezan con unos personajes planos y ridículos. Tíos que sólo piensan en follar y en engañar a sus chicas, una pava tonta, engañada por su novio (lo que encima tiene que parecerte bien, porque el chico es el prota y encima la peña se parte con sus engaños y desmadres) y cuya mayor preocupación es que sospecha que su hermano es gay. ¡Tócate los cojones! Los hombres, machistas, zafios, tópicos, crueles, sosos, chorras hasta decir basta. Y las pobres mujeres son seres engañados, follables, y la que no es tonta está ahí pa follarsela. Acojonante, denigrante y triste. ¡Y las actrices encantadas! Claro que también opino que no todo el que se sube a un escenario y suelta un texto poniendo caras es actor. Igual que no todo lo que se hace en un escenario cobrando una entrada es teatro. Al menos no es el teatro que yo quiero para mí ni para mi sociedad. Mira, y no pongo etiquetas ni foto.

sábado, 25 de mayo de 2013

"Muda" de Pablo Messiez. El Sol de York.

Que al entrar en la sala te reciba un pobre hombre canturreando canciones de su tierra y dispuesto a ahorcarse ya te está marcando de qué va la cosa. Empezamos con el listón arriba de cojones.
Aclaro que no me he colado. He puesto como título "Muda de Pablo Messiez" porque para mí ese es el título real. Esta como pocas es una obra de autor e incluso en su título debería remarcarse la autoría. Autor no como escritor, sino como creador, como pensador, como médium entre el corazón y la palabra. Y como él no va a cambiar el título, lo cambio yo.
La sala es ingrata. A ver, el concepto mola todo, el sitio es chulo, cómodo, la gente maja, y enseguida se ha convertido, merecidamente en una de las principales salas de Madrid. Pero es ingrata. El escenario es jodido. Pero en este caso hasta viene bien. Las "columnotas" ayudan a la historia, y ese aspecto desvencijado acentúa el "espíritu" de la función.
Y vamos al lío. Tras el recibimiento del suicida, siguiente acierto. Fundidos a blanco. No a negro, no, a blanco. ¿La realidad dada la vuelta? ¿La luz es lo ajeno y las sombras lo que realmente importa? Ya sé que no es un elemento nuevo, pero aquí es también un hallazgo. ¡¡Y llevamos medio minuto de función!!
Los actores pasan impunemente por los laterales antes de incorporarse a la acción. Por tol morro. Pues sí, por qué no. ¿Acaso no sabemos que es falso, que es una obra de teatro y que esos actores en realidad están interpretando unos papeles? Pues eso. Y aparecen tres personajes que poco a poco nos van a desvelar sus capas, sus soledades, sus intentos de compartirlas, sus secretos, sus miedos. Todo con prácticamente monólogos. El interlocutor es mudo, no responde, e incluso casi ni gesticula, así que, como si fuera una terapia, empiezan a vomitar poco a poco lo que les pasa. Genial idea y gran problema de dramaturgia poder conseguir que ese proceso sea natural.  Y descubres poco a poco que bajo sus trajes mundanos se esconden tragedias y miedos que inundan de soledad el teatro. Son tres seres solos que deseas que acaben uniendo sus soledades aunque no sepas cómo lo van a conseguir. Y lo hacen con un hecho casi folletinesco, de culebrón, pero otra vez más, Messiez lo hace de tal forma que en vez de pensar "anda, majo, te has pasao", lo asumes con tanta naturalidad que se te encoge el corazón. Y las cosas como son, plantarte por tol morro un canción de Nina Simone y tenerte de pronto tres minutos con la lágrima colgando e hipnotizado en ese momento tan crítico para la paciencia del espectador, es de ser un genio. Y en esos tres minutos de canción, ni una tos, ni un carraspeo, todos en nuestras butacas acurrucándonos y queriendo un abracito. Hay que ser muy bueno para hacer eso.



Y los actores... qué digo yo ahora. Oscar Velado. En un principio no parece que tenga mucha enjundia su personaje. Es lo que es. Pero en sus monólogos vas descubriendo a un ser solo, lejos de sus raíces, frágil, y en la escena de la anécdota del jabón y el padre te quieres morir del gusto. De los momentos más mágicos de la función. Mi padre murió hace años, y mi relación con él está en un plano irreal que me hizo entender exactamente lo que decía Oscar. Y te dan ganas de subir al escenario y abrazarle. Fabuloso de principio a fin. 
Marianela Pensado es una bestia. Sus silencios, sus gestos, sus miradas, cómo escucha, cómo habla, como mira, cómo toca las cosas... brutal.
Y Fernanda Orazi. Marca un personaje a un paso de la farsa en toda la primera parte. Es una mujer sola, presa de la verborrea para ocultar sus faltas. Increíble cómo habla en todo el principio. Habla a toda pastilla, pero no atropelladamente ni de forma histérica, sino con una verborrea natural que enmascara lo que realmente le pasa. Un silencio con ella sería un hueco por el que entraría sus auténtica realidad, su soledad, su mirarse en el espejo del subte y verse fea, gris, débil y sola. Y eso sí que no. Por eso habla. Y en un tobogán emocional pasa de ese tono al drama profundo y de entrañas y te deja helado. Ese alud emocional que sufre Fernanda sólo lo hacen natural y creíble las más sabias actrices.
Bueno, no voy a insistir en mis debilidades por Monsieur Messiez, por la Orazi, y desde ahora por Marianela y por Oscar, porque va a parecer que me pagan por decir estas cosas. Solo digo, que cualquiera que tenga un mínimo de corazón, que sepa lo que es sentirse solo y que se arrugue escuchando a Nina Simone, debe ir a "El Sol de York" ya mismo.

Ghost Road. Canal.

No sé muy bien cómo analizar este espectáculo. Lo cierto es que después de haber visto "Exils", iba un poco reticente. No me volvió loco como no me volvió loco "Ghost Road".
La estética no es tan apabullante como la de "Exils". Aquí todo es más "normal". Puesta en escena, luces, música... Pero se plantean muchas dudas casi desde el comienzo.
Uno le quiere buscar cierta lógica a lo que está viendo. En el programa de mano cuentan que es algo así como la historia de una mujer, última superviviente de una ciudad fantasma, que decide irse a vivir a otra ciudad fantasma en los restos de la antigua ruta 66 porque es muy lista y se siente muy viva. Bueno, pues lo que se ve es a una señora que la desahucian, que rememora a una antigua bailarina que lo dejó todo (personaje real que sí lo dejó todo) y más o menos como que se va por ahí a entrevistar a gente que ha tenido una vida para mi gusto realmente insulsa y en algún momento lo dejó todo para irse a malvivir a algún poblacho norteamericano. Ahí es donde Murgia no conecta conmigo. Esa gente que aparece, para mi gusto no tenían vidas interesantes y las que tienen ahora son incluso más aburridas. ¿Que ellos están felices? Pues muy bien, mejor para ellos. Pero unos señores (todos hombres) que no demuestran la más mínima inquietud sino que ven pasar los días y su único valor es haber dejado atrás su anterior vida (poco interesante) al encontrar su "lugar en el mundo" y que ahora lo que hacen es vivir tranquilos en medio de un pueblo fantasma sin hacer absolutamente nada en todo el día, no es mi ideal de futuro. Si lo que pretende es que yo sienta envidia de ellos, o les admire, o piense qué guay eso de dejarlo todo y buscar "mi lugar", desde luego con lo que nos presenta, no me dan ganas. Y casi todo este meollo lo cuenta a través de una peli. Vale que mola la mezcla de técnicas de comunicación, pero media hora de documental es un poco mucho.
En definitiva, que a los 20 minutos ya no me interesa lo que me cuenta ni lo que me diga la protagonista. Eso sí, todo envuelto en una estética muy chula y visualmente muy poderosa. Aunque ese final, con las dos actrices en el escenario me hicieron pensar si no serán dos locas en un manicomio. Curioso.



La actriz protagonista es una señora mayor, con vozarrón de vividora, y una gran presencia. Es aplastante, y quizá por eso se llevó gran parte de los aplausos, más que por lo que hizo. Respetable. Los aplausos eran merecidos. Comparte escenario con otra señora mayor, que canta arias de Ópera y tambie´n con una presencia brutal. Ahora, yo me pregunto...¿qué pintan esas arias en todo esto? ¿Por qué canta Traviata, Gioconda, Lucia, Manon Lescaut, Tosca y no otras? ¿Qué tienen en común? ¿Por que subtitulan sólo Tosca? Hombre, quedar queda muy mono, pero por algo será. Quizá deberían haber puesto un apéndice en el programa de mano para explicar también esto.

viernes, 24 de mayo de 2013

La monja alférez. María Guerrero.

Si es que a quién se le ocurre. Anda que no hay cosas para ver en Madrid. Pero bueno, es lo que tiene tener un abono.
Primer acierto: a la entrada nos regalan un libro de celebración de los 20 años del CDN. Evidentemente el libro es de 1998!!! Hasta tiene un prólogo de Esperanza Aguirre como ministra de Cultura!!!! Pero mira, no lo tenía y ahora ya lo tengo. Lo más gracioso si cabe, es que nos lo dan en una bolsita de papel y como cabría esperar, la gente decidió buscar ubicación a la dichosa bolsita cuando se apagaron las luces, con lo cual, tuvimos concierto de bolsas de papel crujiendo hasta bien empezada la función.
Cuento toda esta tontuna porque casi fue más entretenido eso que la función. Truño de los que hacen época. Sin que nadie se ofenda... ¿de verdad a alguien le parece tan interesante la vida de Catalina de Erauso como para escribir una función aunque sea en el año 86? Y si te lo parece, al menos que tenga otro punto de vista. Seguro que su vida fue muy interesante, pero coño, si escribes una obra sobre su vida que sea para darle algo de interés, porque si sólo haces una especie de texto de aventurillas, no sé para qué eliges a esta señora. Una mujer así seguro que fue mucho más interesante que lo que nos han contado ayer. El texto es simplón, aburrido, añejo, se carga a un personaje interesante y lo convierte en un mosquetero que va de puerta en puerta haciendo... no sé qué.



La puesta en escena es un intento tras otro de utilizar truquitos para ver si así gana la cosa en interés. Pero ni con magia, ni con sombras chinescas, ni con leches en vinagre. Eso no lo levanta ni dios. Y en medio de esa historia plana, aburrida, interesante cero, están un puñado de actores intentando dar lo mejor de sí mismos para ver si así la peña no se queda sobada en la butaca. Alguno incluso haciendo el chorras. Y vamos a ver, aceptamos que a la monja la interpreten ocho actores. Aceptamos que sean 4 hombres y 4 mujeres. Hasta ahí, vale. Pero que salgan algunos actores marcando... generosa anatomía, como que es un poco exagerado. Claro que ese pobre chico es tan flojito que al menos sirvió de aliciente para su escena.  Cristina Marcos genial de monja e intentando salvar su escena de Catalina. Nuria González, maravillosa en todo y todos en general entregadísimos e intentando dar enjundia a lo que no la tiene. Un diez para todos, hasta para el chavalín ese tan flojito. Ah, una sugerencia. Si hay que cortar una peluca en cada función, igual es mejor no hacerlo a sacar ese pelucón de los chinos horrible de la muerte. Pobre chica.
En definitiva, truño de texto que desaprovecha un personaje interesante y lo convierte en un ser soso y nada interesante. Puesta en escena llena de efectos para intentar darle interés a lo que no lo tiene y actores con un nivel de entrega para quitarse el sombrero y un resultado por su parte bastante bueno. 
Manda narices que en lo que llevamos visto este año en el María Guerrero lo mejor hasta ahora haya sido "Doña Perfecta". Claro que casi todos los actores y en especial la grandiosa Lola Casamayor le quitaban naftalina a aquel montaje.

jueves, 23 de mayo de 2013

Por un infierno con fronteras. La casa de la portera.

Anoche volvimos al templo del teatro que más me gusta de Madrid, La casa de la portera para ver "Por un infierno con fronteras". La autora: Denise Despeyroux.



Hemos estado años enterrados bajo montañas de trabajo y hemos dejado de lado el teatro. Cuando lo retomamos, uno de los hallazgos más brillantes fue "La realidad", de la misma autora. Aparte de un texto magnífico, supuso el descubrimiento de un actrizón como Fernanda Orazi. Todo un recital de sabiduría. Así que esperábamos un pedazo de texto. Y qué quieres que te diga, pero salimos un poco como que vaya. Es indudable el grandísimo talento de la autora, pero quizá por el formato de la sala o no sé por qué, pero creo que el texto (y no quiero destripar nada, porque tenéis que ir a verlo sí o sí) empieza bien, sigue bien, hay una segunda escena que te sugiere cosas nuevas, pero hacia el final, flaquea un poco y lo que sugirió en esa segunda escena, como que se diluye, se ralentiza, se hace un poco confuso y acaba sin terminar de rematar lo que podría haber sido un gran texto. Eso sí, es un divertimento en el que las dos actrices están pa comértelas. Carmela Lloret te da un yuyu desde que aparece que pa qué. Piensas, "dios mío, si la tuviera de amiga, estaría mirando de reojo todo el rato". Está fabulosa. Se compone, se descompone, cambia, va y viene como le da la gana. Grannnnde. Y Sara Torres es de flipar. Cada minigesto, cada mirada, cada inflexión, son las de una terapeuta. No interpreta un papel, sino que crea y se convierte en ese personaje. Me encantó.
Claro, el listón de La casa de la portera está tan alto, que cuando ves algo un pelín más flojillo parece que te desinflas. Pero no. Aunque para mi gusto el texto no termina de redondear lo que promete, el espectáculo merece la pena por las actrices, por la autora y por el sitio.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Pepita Jiménez. Canal.

Lleno prácticamente absoluto en Canal para ver una de las cuatro representaciones (sólo cuatro) de Pepita Jiménez, de Albéniz, con dirección escénica de Calixto Bieito. Muchos aplausos, y algún bravo tanto para el maestro como para la protagonista.
Y entre medias, la música genial de Albéniz. Y aquí creo que me voy a ganar la excomunión ya definitivamente. La partitura está muy bien, tiene trozos maravillosos, otro preciosos, y otros, para mi gusto, un poco sosos. Claro, yo sin querer lo comparo con la Ópera italiana y se me queda un poco pequeña. Me gusta que me subrayen el drama y la pasión. Evidentemente no seré yo el que critique a Albéniz, estaría bueno, pero como a ratos estaba viendo una especia de "Cavallería rusticana" española, me faltaba un poco de pasión. La orquesta, fabulosa, muy bien dirigida por José Ramón Encinar.



Y ya voy a la puesta en escena. Apabullante la escenografía, con los famosos armarios. Idea brillantísima y muy bien utilizada. El problema de ayer fue técnico. En un momento dado, un cantante se dejó abierta una puerta, y al mover ese armario, hizo tope, se atascó y ese armario en concreto dejó de funcionar. Claro, luego unos cañones iluminaron ese armario por donde debía salir la virgen, y durante unos minutos iluminaron la nada. Y la pobre virgen salió de por ahí mismo, por donde pudo. En fin, cosas de la técnica. Pero brillante idea la de los armarios. Las luces sin embargo no me gustaron mucho. Por partes: de entrada yo creo que este montaje era para haberse hecho en el Real. Si se han hecho "cosas" como "Ainadamar", por qué no se va a montar la Pepita ahí. Y seguramente, con la iluminación del Real habría quedado más apañado. En Canal, han iluminado con luz dentro del decorado y luego con cañones y los cañones quedaban pobretones. El resto de la luz, algo sosa pero me temo que por esas carencias técnicas.
Estuvimos en la segunda fila y ya desde el principio, tuvimos la sensación de que la orquesta se oía regu y a los cantantes, fijo que desde las filas de atrás no se les oía. Algo pasa en esa sala que el sonido de la orquesta se queda como metido en el foso y a los cantantes se les oye mal. Que conste que nosotros lo oímos muy requetebien, pero me da que desde atrás no.
Bueno, sigo con la puesta en escena, que me lío. Referencias a Buñuel, imágenes "irreverentes", sangre, gente frotándose con to lo que pilla... bien. Me gustó. Nada me estorbó, aunque algunas de esas imágenes me parecieran un tanto puestas "porquesí". Eso sí, lo que no veo es lo de las referencias a "La tía Tula"más que en que ella va de negro.
Los cantantes, soberbios y entregadísimos. Marina Rodriguez Cusí muy bien interpretando a esa criada malona que se pone hasta cachonda viendo el lío que hay montado y engatusando a todos para darse el gusto, como buena vecina chunga, de ver cómo sufren los demás. Gustavo Peña muy bien y Nicola Beller muy bien también, aunque un poco pasadita sobre todo en la primera parte. Grandes cantantes y actores los dos. Y mención aparte para Federico Gallar, con una presencia aplastante y una voz de morirte de gusto.
En definitiva, un espectáculo grandioso que debería haber estado en el Real para haberlo explotado mejor y haberle dado mayor repercusión e importancia, porque se la merece.

lunes, 20 de mayo de 2013

Contrarios comunes. Microteatro.

Empecemos diciendo que el sitio no me vuelve loco. Creo que el concepto de hacer "teatro" en cualquier sitio, está bien, pero reducirlo tantísimo tanto en espacio como en duración, hace que más que teatro estés viendo sketches. No sé, no me ha convencido de momento. Por supuesto, nada que ver con templos del teatro como "La casa de la portera".



Hasta ayer que vimos "Contrarios comunes". Lo flipé. Claro que ir a ver a alguien como Chevi Muraday es una apuesta segura, pero montarse una historia con un contenido interesante y encima hacer un espectáculo de danza tal cual en metro y medio por dos metros tiene un mérito que te cagas. Tanto Chevi Muraday como Alberto Velasco están fabulosos. En la parte interpretativa y en la "danzísitca" (¿existe ese palabro?). A ver, la historia tampoco es que sea el descubrimiento del siglo, pero cumple lo que tiene que cumplir. Es interesante, te tiene pillado y lo que dice mola y es verdad. Nada más y nada menos. Y en cuanto a la danza... sacan un partido impresionante  a un espacio tan reducido y crean imágenes y una complicidad que no se puede pedir más. Chevi, un genio. Y a los dos, gracias por el buen rato que pasamos. Ah, confieso que mentí. Sí me gustan las judías verdes.

domingo, 19 de mayo de 2013

Exils. Canal.

Fabrice Murgia ha llegado a Madrid como un gran nombre de la escena internacional. No le voy a quitar ningún mérito, estaría bueno. De hecho, puede que acabe compartiendo esta opinión. De momento, y por mi ignorancia, lo dejaré en "gran promesa".  
Estéticamente o visualmente el espectáculo es prodigioso. Simplemente el poner una tela entre escena y público es un acierto y te hace forzar la vista para intentar ver más allá de lo que ves. Iluminación, decorados (o más bien atisbos de decorados) y ambientación en general muy chulos. Sugieren, enmarcan, crean una sensación de frialdad y de mundo fantasmal muy interesantes. Hasta los subtítulos que aparecen lo hacen de forma cuanto menos "curiosa". Lo malo es que lo que ves es bastante más simple de lo que cabría esperar.



Escenas con imágenes impactantes como la llamada telefónica del inmigrante a su madre, la cena del médico moribundo con su "alter ego" (aunque era mucho más salvaje y desoladora "Tamaño natural", por ejemplo) te hacen esperar una profundidad o un tono casi metafórico que luego no se cumple. El drama del inmigrante ilegal, que poco a poco nota como se va desvaneciendo (ha tenido que olvidar su origen y está a punto de desaparecer de donde vive ahora) suena poco a poco, cada vez más simplista. Empieza prometiendo pero se va cayendo cada vez más con personajes cada vez más simples o huecos, como la trabajadora simplona de la empresa de venta de "cosas", o la funcionaria medio zombi medio descompuesta de la escena final. En definitiva, un discurso oído muchas veces, y que aunque desgraciadamente siga siendo real y estremecedor, en este caso se queda en un intento algo simplista envuelto en una parafernalia mágica y preciosa que le resta trazos a la historia en lugar de potenciarla. ¿Interesante? Sí, mucho. ¿Resultado? Parafernalia abrumadora para un fondo demasiado trillado y sobre el que no sólo no aporta nada sino que hace que te suene a demasiado oído. Y eso, a un drama como el de la inmigración, no le hace ningún bien.  

Kaïros, Sísifos y zombies. Teatro Pradillo.

Oscar Gómez Mata aparece en un vídeo. Empieza a contar cosas entre divertidas y angustiosas. Te ríes, disfrutas, te cae simpático. Quieres que siga. Se acaba el vídeo y sigue. Saca a una supuesta "madre" que acompañará la función bajo su pelucón, flipando con un robot y una pelotita flotante. Se queja de todo pero traga con todo (menos con la empanadilla). Oscar y su gente siguen. A ratos te ríes. A ratos piensas en tus cosas. A ratos bostezas. A ratos te vas y a ratos vuelves.
En esta sucesión de sketches, hay de todo. Hay situaciones divertidas, misteriosas, elocuentes, absurdas, hilarantes y cerradas. Unas funcionaron conmigo, otras no. Lo que no recibí claramente o no logré entender (quizá sea problema mío) es el hilo conductor entre ellas. Y aunque me leí el programa de mano varias veces como si fuera el prospecto de un medicamento buscando los efectos secundarios que la función debía provocar en mí, no los encontré.
Me gustó la escena del "inmigrante" y su desarrollo hasta llegar a mis impuestos (últimos causantes de una determinada explotación). Me gustó el intermedio en el que el público, en silencio, nos mirábamos unos a otros buscando el objeto de nuestro flipe y me gustó de ahí al final, pero no me hizo tampoco demasiada gracia el discurso antigobierno. A ver, estoy de acuerdo con todo lo que se decía, evidentemente, pero decir esas cosas así, a palo seco, como espectador no me mola. Prefiero que me ilustren dramáticamente lo que me quieren contar y ya sacaré yo las conclusiones. En ese sentido prefiero "Recortes" con la inconmensurable Nuria Gallardo o "Los iluminados". Igual que para hablar del amor prefiero "Return" o "Las plantas" con la actriz/medium Estefanía (de los dioses) y de los Santos. Claro que hablo de Pablo Messiez, el genio de la palabra y el sentimiento. Quiero decir, que yo, como espectador prefiero que me sugieran y yo sacar is conclusiones a que me lo den mascado. Y como soy humano y me contradigo, en cambio habría preferido tener un poco más mascado el meollo de lo que en realidad me querían contar con el conjunto de la función. Lo del poner un billete de 20 euros (la mierda de la actriz) y dejar que alguien lo coja sin más... no sé, aún no lo he descifrado.



Eso sí, los actores, impecables. Los dos chicos en bolas con los globos de helio fue descacharrante, y las actrices, efectivas y más que correctas. Aunque Oscar Gómez, no sé si a propósito o sin querer, tiene una cara de cachondo que convierte en cómico todo lo que dice, incluido ese final aplastante.   

lunes, 13 de mayo de 2013

Los animales y los niños tomaron las calles. Cuarta Pared.

Espectáculo precioso, mágico. Te quedas embelesado desde el comienzo y sigues embelesado cuando termina.
La estética, mezcla de cine mudo y expresionismo alemán te engancha automáticamente. La música es apropiada, muy buena, graciosa, dura, y totalmente canallesca. Las tres actrices están milimétricamente en sus papeles. Son versátiles y cada papel que hacen es único. Todo mola. Es preciosísimo todo. Te embruja.



Pero la historia se ve lastrada por ese esteticismo. En teoría presenta un barrio que puede estar en cualquier ciudad, con una gentuza arisca, negra, envenenada. Pueden ser nuestros vecinos y si me apuras, incluso nosotros mismos en algunos momentos. Hay algo de caña. Se sueltan ahí en medio, como si nada, puñaladas con ese retintín británico que tanto me gusta. Pero no dejan de ser puñaladas sueltas. La historia se me queda un poco en un cuento cruel que empieza muy bien, sigue bien, cae en el medio, cae más aún y termina un poco de repente. Yo habría querido más caña, que la historia fuera un poco menos cuento y un poco más adulto. Pero vamos, que soy yo, que me gusta la caña y me gusta que si te pones, te pongas. a mí la magia me funcionó al principio, pero fue decayendo un poco y se me acabó quedando un poco floja, aunque estéticamente es intachable.
Merece la pena verlo, sin duda, y si vuelve esta compañía iré sin duda, pero espero que lo siguiente que traigan esté un poco mejor hilvanado todo, y no tan sacrificado a la estética. 

La Copla Negra. Valle Inclán.

Ir un domingo a las 6 de la tarde y meterte en el teatro en pleno Lavapiés en vez de tirarte en una terracita a tomarte un mojito es arriesgado. Lo tiene todo pa cagarte en la leche si no te gusta lo que vas a ver y acabar lanzándote al primer antro que pilles abierto y empujarte tres seguidos (mojitos, digo). Pero si lo que ves es algo como "La copla negra" con Las Chirigóticas, te cagas en la leche pero por no haber ido antes y por no poder ir otra vez (acabaron justo ayer).
¡¡¡Pero qué bien me lo pasé, madre del amor hermoso!!!




Por partes. El texto es tela. Pero tela, tela. Da y reparte por partes iguales a hombres de los de antes (o no tan antes) y a mujeres de las de antes (o no tan antes). Ese hijoputa del Hoze Luí es pa matarlo. Es un pedazo de cabrón, engaña a su mujer y lleva toda la vida haciéndolo. Luego le suelta tres milongas de las de "te pego porque te quiero" y ya está, encima la culpa es de ella por dudar. Explota a tres pobres necesitadas y se ríe del mundo y de la dignidad con sus amigachos. Y ellas... porque la MaliCammen es de las que se lo tragan todo porque "mi marido es que es asín, el pobre, no tiene la culpa". Callan y soportan como han hecho sus madres e hicieron sus abuelas. Eso sí, todos, hombres y mujeres viven de alguna "paguita", de sus trapis y de trincar en negro tó lo que puedan y "eso que me llevo". La historia  de la puta yonki es dura de narices, como lo son todos los personajes que pululan por ese puticlub "de categoría" que es "La Copla Negra". Bajantes que no funcionan y no tragan más que agua. Como nosotros, que nos tragamos ese dramón porque lo hacen las Chirigóticas, lo escribe Antonio Álamo y nos lo envuelven en comedia, que si no...
Brillante texto y brillantes actrices. Texto en el que encima meten críticas ácidas a todo el mogollón de ahora (sobres, deshaucios, recortes, mierda y basura negra) tan bien metido que forma parte indispensable de lo que ves aunque no te des casi ni cuenta. Te meas y te vuelves a mear con Teresa Quintero. Su "Lolo" y sobre todo su "MaliCammen" son antológicos. Si el público se retuerce con cada frase es por algo.
Alejandra López está que te la comes a bocaos como "La Olvido", pero ese Hoze Luí cabrón y asqueroso plagado de matices, de tics, de minigestos, es de premio. Y Ana López Segovia es de otro planeta. Canta que te revuelcas por el suelo de lo bonito que lo hace y cuando se despliega como actriz (y como actor también), estás en medio de una peli de Benito Zambrano. Se transforma y saca un barrio y una verdad que te hacen querer salvar a esa pobre yonki y cortarle los huevos a su torturador (y de paso a su señora). Y encima ha escrito la letra de las canciones que cantan las tres. Deberían sacar un CD o un DVD ya mismo. Quiero tenerlas todas. Esos "Anda y muérete tú" o el himno "Soy bollera" o esa otra de la operación de ciruelo ("arrastrando mi condena")son épicas. ¡Canción española que ni Martirio! De verdad, acojonantes. No puedo parar de soltar elogios a la función que más me ha hecho disfrutar en bastante tiempo.



Y que me perdonen mis familiares gaditanos, pero con estos actrizones, parece talmente que estuvieras en un bareto del Puerto de Santa María, o mejor dicho, en Valdelagrana. Eso es Cádiz, Cádiz, por la gloria de mi madre!!

domingo, 12 de mayo de 2013

Claudio, tío de Hamlet. El Sol de York.

Visitar una sala nueva siempre es motivo de alegría. En estos momentos, tener el arrojo de invertir pasta en crear un espacio así es de amar la profesión y mientras no demuestren lo contrario, es también motivo de celebración y de apoyo.
El espectáculo tiene cosas muy chulas y otras un poco... cutrecillas o no muy bien resueltas. Hay que tener en cuenta que el espacio limita y que no deja de ser un montaje "menor" en cuanto a medios. Bonito juego de espejos, escenas bien resueltas y ritmo bastante certero. La muerte de Ofelia, por ejemplo, siempre es bella, y en este caso también. Preciosa, con dos elementos pero muy bien empleados. Quizá no terminan de funcionar del todo algunos cambios y los cambios de personaje. Pero en general está todo bien resuelto. Sin tirar cohetes tampoco, simplemente bien. Y funciona.
Los tres actores están muy voluntariosos y eso es de agradecer. Sobre todo si tienes un público de  doce personas. Y no digo ninguna tontería. He visto hace no mucho una función en la que éramos pocos, y los actores torcieron el morro y se dedicaron a pasar texto. De todas formas, con tan poco público es muy jodido que se cree magia. Una lástima. A pesar de su gran trabajo, los tres actores están en registros y resultados dispares.  Eduardo Mayo está muy voluntarioso y lo que hace lo hace bien, pero no me terminó de transmitir todo lo que él quería. Verónica Ronda tiene un registro afectado que no es mi preferido, pero consigue estar mejor como Ofelia que como Gertrudis. Y alguno de sus cambios resultaban confusos. Y Ernesto Arias es evidentemente un gran actor. Pero la sensación que tuve con él era de que "tiraba" demasiado el texto, y a pesar de querer darle naturalidad a su interpretación, lo que consiguió conmigo fue sentir como que todas las escenas eran de transición, y que en la siguiente escena iba a haber un pico. Quiero decir, que parecía que la escena importante iba a ser la siguiente. Y así casi toda la función.  De todas formas, aplaudí con ganas el trabajo de los tres, porque se lo merecían.



Lo que sí que no me convenció fue el texto. Tanto en "Los últimos días de Judas Iscariote" como en "Juicio a una zorra" no se altera la historia. La historia es la que es, todo depende de "quién cuente la historia". En las dos obras, sus protagonistas cuentan su punto de vista de los mismos hechos, que son lso que son. Simplemente ( o no tan simplemente) te cuentan su "relectura" y reinterpretan los hechos. Aquí sí se inventan hechos que ni siquiera son históricos, sino que están basados en un texto teatral. Alterar de esa forma unos hechos "creados" me parece una licencia que valdría si estuviera bien resuelta, pero, por ejemplo (spoiler) el embarazo de Ofelia da un enfoque a la acción que no tiene nada que ver con la historia original.
Vamos, que tocar un texto como "Hamlet" es osado. Y si sale bien, guay, pero si no sale bien, como que no mola. Y la historia que me contaron anoche a mí no me funcionó. No es la de mi Hamlet. 

sábado, 11 de mayo de 2013

Miss Knife chante Olivier Py. La Abadía

Lo primero que me llama la atención es que en un país como Francia, que lo mismo son la vanguardia cultural europea como salen a las calles para protestar por el matrimonio entre personas del mismo sexo (independientemente de su orientación sexual) aparezca un caballero como Olivier Py. Aparte de director de escena tanto de teatro como de Ópera, ha sido director de uno de los más importantes teatros nacionales y ahora director del festival de Avignon, además de tener un curriculum apabullante. Pues un caballero así ha creado el personaje de Miss Knife. Mezcla de travesti, cantante de tugurio, gran dama de la canción, ser patético que canta las miserias del ser humano de hoy, y juglar de la vida dura y de la vida (homo)sexual de estación y callejón. Es como si aquí lo hubiera hecho... no sé, el ministro Wert por ejemplo. ¿Cómo lo llevaríamos los españolitos? Pues me temo que fatal. Pero ahí está él. Culto, cultural, francés, católico y homosexual. Con dos cojones.
Escribe, canta e interpreta canciones que bien podrían ser de Kurt Weil si viviera en nuestros días. Letras deprimentes, situaciones tristes o jocosas, patéticas y atrevidas, personajes acabados o salvajes. Hacer un "tango al suicidio" es de tener mucho valor. Eso es Miss Knife, o Olivier Py. Quizá sean lo mismo, quizá el disfraz no sea un disfraz, quizá Olivier junto a un piano sea Miss Knife o quizá Miss Knife sea Olivier en un despacho. Poco importa si lo que hay en el escenario es un personaje atrevido, simpático, sensual, feote, pícaro, como una diva venida a menos. A ratos parece Gloria Swanson en "El crepúsculo de los dioses". Aparece con un pelucón rubio imposible que le dura dos canciones. Luego tira de pelucón y aparece el Olivier que mola. O la Miss Knife que mola. Son lo mismo. Y poco a poco se quita el maquillaje cabaretero, las pestañonas, y tienes al personaje, se llame como se llame, contando y cantando historias tristes y sórdidas. Y te meas del gusto.
A la salida, dos matrimonios de setenta y pico años comentaban que eso no era en realidad un concierto, que era "teatro cantado", y ellos, los cuatro, estaban felices con lo que habían visto.
Pero aparte de todas estas consideraciones, si te lo tomas como un concierto, que es lo que es, a mi parecer, tuvo sus altibajos. Cuando la canción era algo más... sosa (perdón, no encuentro la palabra), el concierto como que caía un poco.
En cualquier caso, creo que habría que correr a ver a este caballero genial en el amplio sentido de la palabra y disfrutar de una noche canalla, en la que sólo faltó que nos dejaran haber tenido una copita de absenta para haber disfrutado al 100% del talento y la magia de alguien que querrías tener como amig@.  


viernes, 10 de mayo de 2013

Esperando a Godot. Valle Inclán.

A estas alturas del mundo no pienso poner en duda el inmenso valor del texto de Samuel Becket, ni muchísimo menos. Es un auténtico monumento que significó mucho para la historia de la literatura y del teatro. Tampoco voy a intentar explicar quién o lo que para mí es Godot. Hay cientos de estudios de gente especializada y no voy a ser yo el listillo que intente sentar cátedra.  ¿God = Dios y Tod = muerte? Quizá. ¿Godot es el Dios que nos tiene dando vueltas sin saber muy bien por qué pero convencidos de que debemos hacerlo? Puede. ¿Vladimir y Estragón son el hombre moderno que no encuentra sentido a su vida y se mueve y vive por inercia esperando... nosesabequé? Tal vez. ¿Los protagonistas viven vagando y dando vueltas, prácticamente esperando morir? ¿Didi y Gogo "vualven y vuelven" al mismo sitio porque un "dios" que ha muerto les pide que lo hagan a través de un supuesto emisario que ni siquiera saben si es un emisario real o alguien que finge ser un "mesías"? Todo eso está en el texto. O no. En cualquier caso si vas a ver "Esperando a Godot" deberías saber qué te vas a encontrar. Es como si ves "2001, una odisea del espacio" y lo quitas porque te da coraje lo del monolito. Por eso no entiendo que la gente se marche de la función. Y se van. Al menos cuando estuve yo.



Otra cosa es que sea un tostón. Y para mi gusto, lo es. 
No me gustaron algunos actores. Juan Antonio Lumbrearas está pasadísimo y en un tono que para nada conseguía que simpatizase con él. Vladimir no tiene ni puta idea de qué hace ahí, igual que Estragón, pero aquí parece un cachondo mental que está vacilando a su compi. Y ese hablar como de Aragón y esa pluma me ponían de los nervios. Me gustó Juan Antonio Quintana. Físicamente está muy bien, pero el momento en el que "piensa" me pareció montado demasiado a posta para que la gente se meara de la risa. Y hubo alguna risilla, pero pocas como para aguantar los 5 minutos eternos que dura ese "monólogo". Paco Déniz está muy bien en su desmemoria/desazón/vacío/inocencia/simplicidad, etc...
Pero hubo un par de detalles que me sacaron del todo. Uno, cuando en un momento empiezan a discutir atropelladamente Didi y Gogo, y Vladimir empieza a decirle a su compi: "...con lo que te gustan a tí los rabos. Sí, que te he visto comerte unos rabos..." En fin, no sé, hace tiempo que no releo la obra, pero esto no lo recuerdo. Y me da un punto de vista, que unido a los morreos, al intento de calentón hurgando por debajo del abrigo y a algún refrote entre ellos, que no me convence nada. A mí me sugiere algún tipo de relación física que los convierte en seres reales y eso a mi parecer, aleja del simbolismo de la obra. No puede ser tan terrenal. Y otro momento. Lucky desfallece y canta "Daisy bell". A mí al menos me pareció que cantaba "Daisy bell". Juraría que lo cantaba. Estoy seguro de que lo cantaba. Es lo que cantaba HAL 9000 en "2001, una odisea..." cuando lo descontectaban y moría. Eh... no sé, me parece una referencia que me trae al mundo real. ¿Lucky ha visto la peli? ¿La tiene en DVD o la ha bajado de emule? Vamos que me descolocó mucho oír eso.
El segundo y desolador acto no tuvo toda la fuerza y el desasosiego que debería haber tenido. Además me parece un error garrafal unirlo al primero sin ninguna transición, como si la acción siguiera desde el primer acto a este. Al menos un negro en medio. Algo que no sitúe en el tiempo cuándo sucede ese segundo acto. Allá tú y lo que pienses. Ha podido pasar un día, dos, un mes, un año o seis. Es mucho más desolador si ha pasado un tiempo indefinido y ellos siguen ahí, volviendo al mismo árbol, mientras unos se han quedado ciegos, otros no recuerdan si se conocen... el vacío y la inercia absurda tendría mucho más sentido.  
En definitiva, para mi gusto, versión algo fallida tanto por un ritmo que iba y venía como por una dirección escénica un poco errante y una dirección de actores... que no.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Los iluminados. Teatro Español

Hostias, vaya mejunje mental que me pillé anoche. Lo que tenía claro era que me había divertido muchísimo, las dos horas y pico se me habían pasado volando y salía encantado con los actores.
Vamos por partes. El texto mola. Ese grupo de "idealistas" está muy bien definido. Cada uno con sus caractérísticas, vicios, cosas buenas y cosas malas. David te mola y te pone de los nervios a partes iguales. Entiendes sus valores y los compartes, pero también compartes y criticas sus miedos. Tan incongruente como real. Velarde quieres que se calme desde que sale, pero luego le comprendes, te enamoras de él y de sus dudas metafísicas (o no tan metafísicas) y al final es al único al que casi salvas. Amor, la "cerebro" del grupo": todo lo que sale por su boca es cierto, no le puedes poner ni un sólo "pero", aunque cada vez que abre la boca la quieres matar. Es una brasas de tres pares de cojones. Y Amanecer es sencilla, simple, visceral, virgen (en el otro sentido de la palabra) y vive a impulsos según le vienen. No conoce el mal aunque se haya criado en medio de él.
Los actores están sublimes. Jorge Muriel y Marina Cruz están fabulosos. Empiezan bien y van cada vez más hacia arriba. Mónica Dorta es todo un descubrimiento (para mí al menos). Es una especie de Elvira Mínguez adorable. Habla por derecho, tiene una presencia apabullante y un saber estar, escuchar y reaccionar maravillosos. Mariano Estudillo debería ser la próxima estrella joven del panorama, junto con Irene Escolar. Dice y está con una naturalidad que flipas. Y luego Pedro Ángel Roca. Hacer lo que he dicho antes, conseguir que pases de tener ganas de ponerle un esparadrapo en la boca a querer irte a vivir con él para siempre es muuuuy difícil. Y lo hace con la punta. Se lleva la función de calle. Y aunque parezca una chorrada, tirarse media función en bolas no es ninguna tontería. Javier Albalá sin embargo no me gustó nada. No me gustó en aquella "Gaviota" que prefiero no mencionar, pero aquí tiene un registro y se ha llevado el personaje por un sitio que no me gusta nada. Pero cero, vamos. Y lo que dice no está mal. Cuestiona el idealismo de esta familia desde puntos que no son tan ilógicos. Pero quizá por miedo a simpatizar demasiado con él, el personaje malo, el ogro, el hijoputa, han decidido llevarlo por un tono farsesco que a mí me aleja.
Dirección un poco al uso, pero no echo en falta nada más. Está bien montada, medidas las escenas para que duren lo que tiene que durar, con un ritmo de cronómetro. Eso es un trabajo bien hecho.
Y luego pasamos al "mensaje". Esto es lo que me dejó anoche... desorientado. Veamos. El que no lo haya visto que no lea más, spoiler!!!!



Son un grupo de idealistas, cada uno con unos sueños distintos, pero embarcados en un proyecto "guay", que a todos nos parece superchulo y envidiable. Pero... viven donde viven y hacen lo que hacen porque un capitalista se lo permite. Quiero decir que a fin de cuentas ellos viven en casa de un tipo que no les cobra nada a cambio de trabajr en su restaurante sin contrato y sin un sueldo. Ellos lo ven como un sistema de "trueque" pero, ¿por qué no lo podemos ver los demás como una ilegalidad o como que están vendidos a un ricahón? Pues porque si piensas eso pareces un burgués asqueroso. Entonces igual yo lo soy. Pero hasta el hermano pequeño, ajeno a todo esto, es lo primero que les recrimina.
Cuando se les presenta la ocasión de trincar un sobre con mil euros, ninguno duda. Hasta Amanecer se va corriendo al banco a ingresarlos. ¿La pasta es la pasta? 
En otro momento, llegan a presentarse casi como unos "mesías" a los que habría que seguir porque son superguays. Ese momento me hizo pensar en ciertos dictadores "comunistas", y de nuevo,  el hermano pequeño, virgen, ajeno a todo, hace una bromita con "Chávez".
Luego hay algunas referencias a dios, a "la luz", a una determinada búsqueda de cierta trascendencia, al qué hay después de la muerte, a si dios existe... que sigo sin saber colocarlas. Hoy ya he colocado algunos sentimientos, estos otros... ya son demasiados. Y ese final... realmente no sé qué pensar. Si alguien lo tiene claro, por favor, que me escriba, que no me llega la camisa al cuerpo.

Pero en definitiva, hoy me siento fatal, porque creo que he visto algo que, envuelto en rollo guay, 15M, enrollado, cosas, en definitiva que me molan y con las que evidentemente sipatizo, al final, todo eso se desmorona porque la pela es la pela. El dinero manda, o el capricho del capitalista manda, o los sueños idealistas mueren bajo la realidad o bajo una realidad más aplastante.
Desear ser comunista es lógico y coherente, pero intentar serlo hoy en día es absurdo. Eso es lo que me hace sentir fatal hoy, un día después de ver "Los idealistas", digo, "Los iluminados".
Eso sí, el amor es vida, amémonos.    

Ah, si hay algo mal escrito... perdón, pero he escrito del tirón y prefiero no releerlo así que igual se me escapa alguna errata.

lunes, 6 de mayo de 2013

Grupo Corpo. Canal

Ya había visto al Grupo Corpo la temporada anterior, cuando estuvieron en Canal y había flipado. Así que iba entregado. Pero no me esperaba esto.
Desde la primera nota que suena en el escenario hasta la última estuve pegado a la butaca gozzzzzzando como un loco.
La coreografía de Rodrigo Pederneiras es una auténtica maravilla. Esa forma de mezclar elementos casio acrobáticos con el ritmo brasileño, con unos cuerpos sensuales, sexpresivos, vigorosos y vertiginosos... mezclado con la música de Arnaldo Antunes es una cosa de alucinar. Gestos que te transportan a un barrio, exhibición de la capacidad casi atlética de esos bailarines portentosos, delicadeza y suavidad cuanod el momento lo requiere, todo eso, envuelto en una luz magistral y en un sentido del rítmo escénico que te hace sentir hipnotizado.
En "Sem mim" hacen exactamente lo mismo. O mejor dicho, consiguen exactamente el mismo efecto con otros ingredientes más folclóricos a ratos y más académicos en otros momentos. Si tengo que destacar a alguien por encima de los demás (muy poquito por encima, porque todos son excelsos), destacaría a Edson Hayzer, a Uátila Coutinho, a Andressa Corso y a la prodigiosa Janaina Castro. Pero la sensación final, compartida por el público que gritaba sin parar al terminar la función, era de haber asistido a un festival de expresión, ritmo, volputuosidad, sensibilidad, ternura, brutalidad y saborrrrr que te pone los pelos de punta. Por dios, hay que ir a ver a esta compañía cada vez que vengan a Madrid. Y si hay que repetir, se repite.

 
 

miércoles, 1 de mayo de 2013

Mi piedra Rosetta. Cuarta Pared

A pesar de loable esfuerzo que habrá supuesto montar esta función, no tengo nada que destacar. Actores bien, sobre todo Christian Gordo y actrices mal.
Lo único reseñable, una reflexión que hacían. Era algo así como: "para los africanos, el suicidio es cosa de blancos. Cuando están mal, no se dan cuenta de que podrían estar peor. Y cuando finalmente están bien, se dan cuenta de que tampoco estaban tan mal y de que podrían haber estado peor". Tampoco es que sea una reflexión de volverse loco, pero es curiosa. Siempre está bien recordar que todo es relativo, hasta el sufrimiento, y que mientras estemos vivos, podríamos estar peor, asi que... a vivir! 


La Chunga. Español.

Iba con el corazón dividido. Por un lado había leído alguna cosilla ( no muchas, para no ir mediatizado), y estando ahí mis adorados Jorge Calvo y Asier Etxeandía... pero por otro lado me daba miedito lo de Vargas Llosa en teatro. Y mira, chico, salí casi encantado.
No sé si es una especie de "Rashomon" en el que estamos viendo distintas posibilidades de lo que pudo pasar, o si todo pasó en realidad, y si pasó, en qué orden. No sé si es culpa mía o del montaje en sí, pero no me hizo salir con sensación de caos mental del que mola, sino del otro, del de "no sé si me he enterado". Seguramente sea culpa mía.
Bien dirigido, sobre todo la dirección de actores. Sólo hubo una cosa que me chirriaba. Escuchar tantas expresiones peruanas en castellano de Valladolid se me hacía raro. A ver, el texto es así, está claro, y no vamos a ponernos ahora a adaptar la obra al castellano de España, pero oír esas expresiones en un castellano tan puro... se me hacía raro. Ya sé que tiene difícil solución, pero lo comento porque sí. Y esto es por ponerle algún pero, porque el trabajo de los actores es tan brutal, que hace que te olvides de esos detallitos y simplemente goces como una perra.



Voy de menos a más. Aitana lo da todo. Gesto, movimientos, gritos, sufrimientos, acercamientos, seducción, humillación. Todo lo que hace está muy bien. Y está entregadísima. Pero... yo es que no la termino de ver. Si se hubiera hecho hace unos años, yo vería a una Charo López. Al personaje de "La Chunga" lo veo más amargado, más seco, más imponente (una mujer que saca adelante un local así en un sitio así ha tenido que pasar por encima de muchos hombres y situaciones y haberse ganado su respeto). Aitana lo da todo, y lo da bien, pero por ejemplo no le acompaña eso tan importante que es la voz. Pero se entrega a tope y repito, todo lo que hace está bien, así que me descubro ante ella.
Rulo Pardo está bien, aunque le haya tocado el personaje más desagradecido. Tomás Pozzi está inmenso. Hace de todo y todo lo hace bien. Te lo quieres comer. Se lleva la función de calle... si no fuera por lo difícil que se lo pone Jorge Calvo. Actorazo donde los haya. El Peter Ustinov o el Dustin Hoffman español. Está tierno, duro, patético, sensible, acabado... Su "escena" es una auténtica maravilla de matices, de presencia, de dureza. Si aquel momento "Agapimú" de "El inspector" ´fue inolvidable, su escenón en "La Chunga" es antológico. Irene Escolar desde el momento en que aparece en escena es un hada. Esta actriz es cojonuda. Habla por derecho, es bella pa rabiar, tiene una presencia, una sensibilidad, una sabiduría, unos matices y una naturalidad que sólo tienen las grandes. Al loro, si no lo es ya, va a ser uno de los actrizones del país, y si no, al tiempo.
Y Asier. Chico, yo qué sé. Qué voy a decir de este señor que no haya dicho ya. Si lo de "La casa de la portera" es la cara, esto es la cruz. Es sobrehumano hacer ambas cosas y hacer las dos tan bien. Si tengo que ponerle un pero quizá sea, y espero que no se moleste, que en la primera parte parece que tenga algún problema con la voz. Le oigo demasiado rasgado, como si tuviera realmente algún problema en las cuerdas. Aunque a los dos minutos empieza a soltar ese chorro lleno de matices y te meas encima. No he visto a nadie ya no que actúe, sino que se convierta literalmente en el personaje. Asier muta en Josefino. Mira, gesticula, habla, se mueve, salta, se tambalea, y siente como Josefino. Cualquier palabra se queda corta para la mutacion que ves en el escenario. No sé quién es el mejor actor de la historia, ¿Marlon Brando? Pues entonces es el Marlon Brando español.
Si no hay hostias por tenerlo en todos los montajes habidos y por haber, yo me voy del país. Aunque estos gobernantes nuestros me lo están poniendo cada día más a huevo.