lunes, 30 de septiembre de 2013

Ahora empiezan las vacaciones (2). La casa de la portera.

Decir que Paco Bezerra es uno de los mejores dramaturgos del país es como decir que las amapolas son rojas. Decir que Luis Luque es uno de los mejores directores del país es como decir que llueve hacia abajo. Decir que Juan Codina es un actor prodigioso es como decir que en verano hace calor. Decir que Lola Casamayor es de las pocas actrices capaces de dar vida donde no la hay es como decir que el IVA cultural es un crimen. Decir que Raúl Tejón es uno de los mejores actores de este país es como decir que la hierba es verde. Y decir que Raquel Pérez es una de las mejores actrices de este país es como decir que La Strada es un peliculón. Y si juntas a todos estos seres, les pones como base un Strindberg, Paco Bezerra te lo adapta, Luis Luque te lo dirige y los demás le dan vida en un templo como La casa de la portera, ¡¡cómo no va a salir una pasada como "Ahora empiezan las vacaciones"!!



Si me leéis ya sabéis que adoro a Strindberg, y "El pelícano" en concreto. Pues la aventura de adaptar ese texto a nuestros días (aunque podrían ser otros, da igual) y darle una forma quizá más contemporánea, es de matrícula. El texto, respetando al autor sueco, es una gozada. Toda una lección de adaptación y dramaturgia para conseguir un texto novedoso y terroríficamente aplastante. Luis Luque, con sus manos de maestro y de demiurgo crea el milagro de darle sentido a todo y orquestar este concierto de cámara tan sutil como brutal y tan milagroso que te deja helado en la silla.
Los cambios en el reparto le dan un dimensión nueva a la función. Si la antigua era como un viaje por una estepa gélida, esta nueva es un recorrido mucho más terrenal, pasional y apasionado. Lola Casamayor está perfecta como madre déspota, de vuelta de todo, calentorra y perra desalmada. Su relación con Axel, su yerno es más carnal. Plagada de matices, hasta comiéndose la magdalena está inconmensurable. Raúl Tejón es un chulangano asqueroso ya desde que asoma por la puerta. Su composición física es perfecta y los toboganes emocionales de su Axel, dificilísimos. Se le cayó un lagrimón en su reto con la madre. Señal de que estaba absolutamente transformado en su personaje. ¡Y eso a 30 centímetros de tus morros! Y Raquel Pérez... es que es cosa aparte. Desde que aparece ver a una mujer sufriente y padeciente que guarda una bomba en su desgraciada apariencia. Va y viene emocionalmente y estalla de una forma que te hiela el corazón. Su relación con su marido es más creíble y descarnada y con su hermano, Juan Codina más juguetona y desafiante. Juan Codina tiene el papel quizá menos lucido, pero que encadena y desencadena todo el movidón. Si Juan falla en cualquier momento, la función se cae. Y no sólo no falla, sino que lleva de la manita a sus compis hacia una atmósfera enfermiza y cruel de una forma prodigiosa. La escena de los bombones es de traca. Un servidor la vivió con una mezcla de lagrimones y risa absurda. Como tiene que ser. Y porque me leen niños, que si no... os hablaba de las bondades de la Nocilla. ¡Josús...!
Si ya dije, hablando de Estefanía (de los dioses) y de los Santos, que era una "actriz medium", este reparto es de otro planeta. Siempre insisto en que en esta sala es imposible mentir. Los actores (mediums en este caso) están tan cerca que si no hay verdad, lo ves en sus miradas, en su piel. Y todos ellos están poseídos por sus personajes.
Si es que hasta el cartel lo dice todo. El corazón de magdalenas estrujadas puede ser el de cualquiera de los personajes o el tuyo. Ayer fue el mío.
Sólo un "pero" ya para rizar el rizo. El "con ropa o sin ella" de Axel, creo que podría tener incluso otra vuelta de tuerca más. Pero eso lo digo por mi morbo natural.  
No sé qué más añadir. Si a estas alturas de la historia todavía no habéis ido a ver "Ahora empiezan las vacaciones", no sé a qué coño esperáis.

Ubu roi. María Guerrero.

En 1896, fecha de su estreno, este texto de Alfred Jarry fue un escandalazo y se prohibió durante no sé cuánto tiempo. Con sus recuerdos evidentes de McBeth, supondría un toque de atención a los poderes de entonces. Declan Donnellan, director y creador de este montaje dice que "todo teatro es político". Y si entonces este texto tocó las narices, ahora mismo sigue estando de actualidad. Por eso mismo, cuando se hace un paréntesis y el prota baja entre el público y busca un banquero, porque está indignado, no chirría en absoluto. El matrimonio Ubú son dos hijos de puta malísimos, crueles y descarnados incluso entre ellos mismos. Sólo buscan su propio beneficio y matan y roban con tal de conseguirlo. La vida misma.



Los montajes que he visto de Donnellan me han parecido siempre prodigiosos. Sobre todo porque se nota que se ha estudiado los textos en profundidad, los ha entendido y les da una interpretación coherente y redonda. Aquí utiliza el texto de Jarry, precursor en cierta forma del teatro del absurdo y le da una visión personal y coherente. Utiliza varios planos de realidad por tol morro y hace que los entiendas en cuestión de segundos. Tienes a una familia francesita mona, el marido muy mono y ella muy mona. Los invitados son también monísimos. Casi los típicos burgueses de una peli de Chabrol. Todo mono, hasta la cena es mona. Menos el niño, que como buen adolescente, ve debajo de esa primera realidad, la podredumbre del poder. Y ahí entra la segunda realidad, la del texto de Jarry. Seres deformados, luces estridentes, ritmos variables, personajes enloquecidos metidos en una especie de juego infantil cruel, o casi como de psiquiátrico. Los actores hacen todos ellos unas composiciones físicamente geniales y anímicamente enfermas. Todos y cada uno de ellos están absolutamente entregados y maravillosos. Y Donnellan los mueve por el espacio de una forma prodigiosa, dándole sentido a cada una de las palabras de Jarry. La escenografía es estupenda y cada detalle que aparece en escena está brillante e ingeniosamente justificado. Como esa batidora, dios mío...
Y ya sólo con la larga escena inicial, antes del famoso "Merdre", ves de qué va el asunto y sólo deseas que el espectáculo dure y dure y dure. Con este tipo de teatro sólo quieres más.
Es un espectáculo redondo. Y aunque utilice los mismos recursos durante las casi dos horas que dura la función, en cada momento resultan ingeniosos y totalmente imprescindibles.
La peña se lo pasó pipa, se rió mogollón, se gritaron "bravos" y el público se puso en pie. Enhorabuena a los encargados de haber traído este espectáculo a Madrid. Ha sido un éxito rotundo y el público madrileño, listo donde los haya, lo ha sabido apreciar y agradecer. Han puesto el listón muy alto para lo que nos queda de temporada. 

domingo, 29 de septiembre de 2013

Los amantes suicidas de Sonezaki. Teatro Español.

¿Se puede definir una puesta de sol en Santorini? ¿O el cielo en las dunas Namibia? ¿O un atardecer en los templos de Angkor? ¿O el vuelo de un águila real? Hay veces que la belleza es tan inmensa que no hay palabras. El bunraku está declarado "patrimonio intangible de la humanidad". No hay más vueltas. La belleza de lo visto anoche no se puede definir. Esas marionetas, esos muñecos, tenían vida propia, se convirtieron en pequeños seres humanos vivos y nos contaron una historia sencillamente bella o bellamente sencilla. La delicadeza, la sensualidad y la poesía inundaron el Español y a mí en concreto me tuvieron hipnotizado las dos horas y pico que duró el recital.
El momento en que Tokubei busca el pie de su amada y lo acaricia suavemente fue de una delicadeza que ni los seres humanos podrían alcanzar. O la belleza de la muerte de Ohatsu.





En la charla previa que nos dieron por la mañana explicaron que hay que pasar 15 años manipulando los pies de la marioneta antes de pasar a mover la mano izquierda. Y te tiras otros 15 años manipulando la mano izquierda antes de pasar a manipular la cabeza y la mano derecha. Si eso no es una especialización absoluta, no sé qué es. Por eso un leve movimiento de la cabeza, o de una mano, son un verso dentro de la poesía total que estamos viendo.
PERO el bunraku se compone de tres ingredientes. Las marionetas, la música del shamisen y la narración. Y ahí la cagamos. Porque ayer nos robaron parte de la narración.
No sé si será por ahorrar, o por falta de infraestructura, o porque era mucho trabajo o qué. Nos dijeron allí mismo que "para respetar la belleza de las imágenes no habría sobretítulos". Eso es como decir que respetar la belleza del trabajo del director de fotografía, las pelis de Terence Davies se proyectan sin subtitular las canciones (parte fundamental de las pelis) o que "El duelo" del Valle Inclán del otro día va a pelo en ruso para no desviar la atención de las interpretaciones. A ver, si dos señores (o marionetas) después de decidir que se van a suicidar, se tiran 25 minutos hablando entre sí, quiero saber qué dicen. Imagino que estarán hablando del vuelo de la alondra, o del rayo de sol en el borde del agua de un lago, o yo qué sé. Pero de algo hablarán. Y si lo que veo es poesía, me imagino que lo que oigo lo será también. No le veo justificación. No me puedo quejar porque tampoco ponía en ningún sitio que tuviera sobretítulos. Lo di por hecho. Pero insisto, si el bunraku son tres ingredientes, levitamos con las marionetas, gozamos con la música pero con la narración... nos quedamos a dos velas. Ah, y si queréis información exhaustiva y primordial sobre el bunraku y sobre este espectáculo en concreto, os recomiendo el blog de Miguel Pérez Valiente, glosasteatrales. ¡¡¡Fabuloso!!!     

sábado, 28 de septiembre de 2013

Roberto Zucco. Matadero.

Los terribles años ochenta, con una sociedad que de pronto era consciente de su futuro incierto. Como he leído por ahí, unos años en los que la "civilización" comenzó a asumir las culpas  de los desastres de la Historia. Y un escritor siempre descarnado que está a punto de morir por una enfermedad (como casi todas) silenciosa y traicionera que cortó de cuajo la vida y la forma de vida de mucha gente. Si en este caldo de cultivo crías a un asesino sin motivos (o con ellos, según cómo se mire) te sale "Roberto Zucco". Una especie de ángel de la muerte que rompe primero con su historia (sus padres) luego con las instituciones o los convencionalismos (el inspector) y más tarde con el futuro (el niño, algo tocahuevos de todas formas) en su huida hacia ese deseo de ser invisible y acabar cegado por el sol. En una huída como la de Antoine Doinel pero hacia convertirse en agua (el agua es transparente y es lo único que puede escapar de la prisión). Un Woyzzeck más cruel o más justiciero contra la injusticia. Todos somos asesinos en potencia y estamos esperando la señal para matarnos los unos a los otros. Roberto se adelanta a ese señal. ¿Loco? Eh... sí, supongo. ¿Un Hamlet moderno? Yo eso no se lo veo, pero bueno. Si eso, quedamos un día y nos tomamos unos vinitos hablando de esta monumental obra apocalíptica escrita por un ser herido de muerte. Esa muerte tan caprichosa que se posa en quien se posa como lo hizo con él sin razón aparente. Y si Roberto es repugnante en sus actos, no lo son menos casi todos los seres que le rodean. ¿O es peor matar que vender a tu hermana? Las mujeres son vírgenes, putas, madres o seres traicioneros. Hay hombres perdidos (con el señor del metro, tan perdido por "salirse" de la norma como Roberto), policías filosóficos, chulos, macarras traidores. La fauna y flora que rodea a Roberto esta tan podrida como él.



Pero vamos a lo que vamos. Este montaje. La escenografía es llamativa, parece una casita de muñecas con espacios cerrados y agobiantes. Como las celdas de un panal de abejas donde cada uno cumple su cometido. Está bien planteada y bien utilizada. Aunque suena a ya vista. Pero bueno, bien. Música muy bien elegida y muy bien metida. Lo malo es que a mí en concreto, el "Guarda che luna" de Fred Buscaglione me lleva directamente a "La ley del deseo", donde otro asesino, en justo cuando cuando suena esta canción, está matando al enamorado del prota. Es lo que tiene la memoria emocional. Te lleva a donde ella quiere. Y a mí en ese momento me sacó del teatro y me llevó a mi adolescencia.
Dirección escénica... bien. No hay grandes descubrimientos pero lo que se ve funciona. Salvo la dirección actoral. Oriol Guinart está muy bien. Me gustó mucho todo lo que hizo y el tono en el que lo hizo. Xabier Boada me gustó en la escena del metro. Pero es que me encanta la escena del metro.
El resto... estan todos gritones y en un tono... que es lo opuesto a Pablo Derqui. Rosa Gámiz no se cree ni de lejos nada de lo que le está pasando y se dedica a enfatizar de una forma artificiosa  cada palabra que dice. Y grita, grita mucho. La familia en general grita mucho, todos en general gritan mucho. Como si gritando le fueran a dar más intensidad. Al final se convierte todo en un batiburrillo de peña gritando desaforadamente hasta para darse los buenos días, como si así el público se fuera a estremecer más. Claro que sale Pablo Derqui, mira de reojillo sin decir una palabra y te cagas vivo. Eso sí es intensidad, señores.
Laia Marull, está hipergritona en toda la parte de la hermana, la virgen, la enterrada viva. Tan gritona que se ahoga ella sola. Y el monólogo de "los machos del mundo" no funciona. Reconozco que ella se esforzaba y se forzaba en cada frase por darle intensidad, pero no. Algo en ella hacía que no le pillara el punto. Y si algo así no es orgánico y sale de dentro, pasa lo que pasa. Que acabas poniendo caras e intentando buscar intensidad donde no la hay, y por mucho que hagas que lloras, no se te cae ni una sola lágrima. Y si tú no  lloras, el público tampoco. Ya claro, luego está Pablo Derqui. Con una sola mirada reune más intensidad que todos sus compañeros juntos. Es una auténtica bestia escénica. Es como si Julio Manrique le hubiera dedicado todos sus esfuerzos en buscar la verdad en él y se hubiera olvidado de sus compis. Hay un abismo entre Derqui y el resto. Y eso no mola. Pero sólo por ver y aprender de Derqui, vale la pena ir a ver "Roberto Zucco".      
"Todos tenemos que morir, y eso hace que los pájaros canten, que los pájaros rían". "No quiero olvidar que has matado a tu padre, y tu dulzura me haría olvidarlo todo". Frases del texto que en  este caso está por encima de los actores y del montaje, aunque Pablo Derqui vuele por otras constelaciones por encima del resto.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Nada tras la puerta. Valle Inclán.

El programa de mano a veces es traicionero, a veces muestra unas intenciones, y en contadas ocasiones es tan humilde que simplemente expone para que tú saques conclusiones. En el programa de "Nada tras la puerta" te explican que esa "puerta" es la que une norte y sur y que en ambos sentidos ya no hay mucho. Desde el norte no se ve ni se siente el sur y desde el sur no hay ningún paraíso. Vale. Queda explicado y y sabes de qué va el título. Ahora, eso de que me digan lo que debo sentir al ver la escenografía... pues como que no. Ya veré yo lo que siento, y si veo o o veo un nido, una matriz o una raíz. Que me lleven de esa forma me toca las narices. Y qué qué quieres que te diga, no vi ni nido, ni raíz ni matriz.
La visión del "norte" puede valer. Unos amigos están viendo un partido de fútbol y hablan de un jugador africano que gana una pasta y que al llegar a España vivía de lo que encontraba en la basura. Simple y expresivo. Bien. Al otro lado, al sur, un grupo de actrices intenta sacar adelante unos monólogos sobre los abusos contra las mujeres en el "tercer mundo". Vamos a ver. Los dramas que se cuentan son reales y seguramante hay historias reales incluso más crueles y dolorosas. Parece que si criticas este espectáculo estas cuestionando la brutalidad de lo que en él se cuenta. Y no. Claro que todo lo que se cuenta pasa. Eso y cosas peores. Y que es cruel. Claro. Y que deberíamos sentirnos solidarizados con lo que vemos. Eso no. En definitiva me parecieron una serie de monólogos más propios de ser leídos que interpretados, conectados de forma artificiosa y poco fluida y reiterativos. Insisto, no cuestiono el mensaje ni mucho menos. Cuestiono el resultado. Y me pareció que repetir tanto el mismo mensaje no ayuda a potenciarlo sino a lo contrario. Un buen repaso a la dramaturgia habría ayudado a este bonito proyecto para no quedarse en eso, en un bonito proyecto. Y que conste que tampoco cuestiono la valía y calidad de todos los escritores que han participado.



Puesta en escena forzada, intentando dar cohesión a esos textos. Escenografía... rara y poco efectiva. La música en vivo... casi ridícula o al menos gratuita. Vamos, que si esto lo convierten en un documental, lo vemos en "La noche temática" o en "Documentos TV" y guay, pero en un escenario, no funciona.

Las actrices que se encargan de los monólogos están entregadísimas y todas ellas sufren mucho y muy bien. Bravo por ellas. Alfonso Torregrosa, fabuloso. Y ya.    

lunes, 23 de septiembre de 2013

El duelo. Valle Inclán.

El duelo del título es tanto el que veremos hacia el final de la función como el duelo en el que se baten casi todos los personajes entre lo que hacen y lo que deberían hacer o lo que les haría más felices. Todos están insatisfechos. Todos viven una vida que no es la que quizá querrían, pero, en definitiva, "es mejor ser el primero en un pueblo que el segundo en una ciudad".



Laevsky se mudó a este rincón del Cáucaso con su querindonga para intentar ser feliz. Pero no lo es. Se debate entre su obligación moral de cuidar de ella y la repugnancia que siente por Nadiezhda. Incluso su mejor amigo, un bonachón que no se plantea grandes cosas le recrimina esta lucha. Su duelo es consigo mismo, por sentirse un miserable por jugar, gastar, endeudarse y estar con alguien a quien no ama (quizá nunca la ha amado) y tirar por la calle del medio y buscar su lugar en el mundo. Quiere huir pero se siente tan miserable que no puede. Y Von Koren es racional, alemán hasta la médula (menuda anticipación a la hora de definir a un nazi que tuvo Chéjov). Quiere solucionar los males del mundo aniquilando a los débiles, a los que impiden el progreso. Brutal y sanguinario. Presume de integridad aunque sabe que es un hijoputa. Una pobre mujer, insoportable, a la que nadie quiere, a la que todos utilizan y que solo desea sentirse amada. Personajes perdidos en el Cáucaso y perdidos en sus propias vidas y destinos. Cuando el enfrentamiento lleve al límite a todos ellos, la única solución es la catarsis, el duelo, el gran petardazo que te haga ver la salida, una salida.
La dirección de Anton Yakovlev es prodigiosa. Ya la escenografía, la luz maravillosa y la música dulce marcan un entorno poético a más no poder. Los actores se mueven por el espacio con absoluta naturalidad y control del espacio (esa huida por encima de las sillas, el picnic, el duelo o Von Koren a bordo de la barca salvadora omnipresente pero inaccesible son muestras de ese sentido poético totalmente integral y orgánico). Manejo del espacio asombroso, naturalidad dentro del artificio perfecto y unos actores de otro mundo. La escena de María (Olga Vasileva) es brutal. Cómo empieza la escena esa mujer, como progresa y cómo termina, es una lección actoral. O el diácono (fabuloso Valery Troshin) soltando casi como un autómata sentencias que ni sabe lo que quieren decir, pero que cree que son las que tocan en ese momento. Maravilloso cura que "va a ver el duelo y tiene amigos anarquistas". Evgeny Miller está apabullante como Von Koren. Lleno de crueldad y de mala hostia pero vencido por la debilidad del otro. Y Anatoly Beliy está desbordante. Hace un ejercicio de entrega y de profundidad dramática total y generoso. Si yo no quisiera ser como José Luis García Pérez, querría ser como Anatoly. Su monólogo antes del "suicidio" es asombroso.
En definitiva, un Chéjov hecho con soltura, vivo, lleno de personajes muertos pero sin pretender ser trascendente. Esto es hacer las cosas sabiendo uno lo que hace. Todo un ejercicio que cualquier amante del teatro debería ver.

El Barbero de Sevilla. Teatro Real.

Pues oye, buen comienzo de temporada del Real. Aunque este montaje era de 2005, no lo había visto, y chico, me gustó. No es que haya un antes y un después en mi vida, pero oye, estuvo bien.

La dirección escénica de Emilio Sagi es chula. Lo del blanco y negro funciona. Sobre todo cuando irrumpe una flor roja que Berta se apresura a pulverizar con un spray de pintura blanca. Aunque la alfombra rosa del "Una voce poco fa" no me la explico. Pero era mona. Eso sí, el trajecito rosa del pobre Conde en el segundo acto no le hacía ningún favor. Parecía una mezcla de Liberace y el Fari filogay. Buen movimiento escénico, sin grandes alardes. Todo apañadamente correcto y medianamente efectivo. Algo más trabucado todo en el segundo acto pero bueno. Que estaba chulo, vamos.
La dirección musical de Tomas Hanus me pareció más sosa. La orquesta del Real para mi gusto suena que es una delicia, pero si el maestro no está acertado, todo se queda a medio gas. Y Hanus creo que no estuvo a la altura de Rossini. Correcto casi todo, pero sin el mordiente y la picardía que yo le veo a Rossini. Le faltó el brillo y la ironía que en muchos momentos pide la trama.





Dmitry Korchak estuvo correctito como el Almaviva. Los jugueteos vocales no son lo suyo, está claro. Pero cantó bien y con entrega. Aunque (y mi compi hizo el mismo comentario sin hablarlo previamente) daba la sensación de no estar dando las notas que correspondían. Quiero decir, que las notas principales estaban bien, eran esas y tal, pero todas las de entre medias, como que no eran esas. En definitiva daba la sensación de estar desafinado. Aunque los momentos definitivos eran esos. No sé explicarlo mejor. No se le aplaudió demasiado. Por algo será. Bruno de Simone hizo un Bartolo cachondo, muy gracioso pero vocalmente fuera de tempo en varios momentos, asfixiado y casi sin voz. Él iba desacompasado con la orquesta. Igual ya no tiene la agilidad de antes... Mario Cassi me gustó mucho como Fígaro. Empezó bien y siguió igual de bien.  Buena presencia escénica y muy buena voz y forma de cantar e interpretar. De lo mejor de la noche. Dmitry Ulyanov hizo un Basilio antológico. La "calunnia" fue fabulosa. Ya el año pasado fue lo mejor del McBeth del Real, y este Basilio, genial. Vozarrón y buen actor. Susana Cordón se lucio como actriz, haciendo una Berta alcahueta, brujona y muy graciosa. Vocalmente es que la pobre tenía poco pa lucirse, pero lo hizo bien. Se llevó una de las mayores ovaciones de la noche. Y Serena Malfi. Ya la escuchamos en el homenaje chapucero a Teresa Berganza y fue lo mejor de la noche. Ya lo dije en su momento. Tiene un algo tanto en la voz como físicamente que me recuerda muchísimo a Cecilia Bartoli. Canta que te mueres de bonito y de fácil. Tiene un timbre precioso. Y aunque como actriz quizá esté un poco sosa, es angelical y divina. A lo mejor son años, pero le falta "algo" para ser una gran estrella. No sé qué, pero algo le falta para dar ese salto cualitativo. Es maravillosa, pero...

En definitiva, dirección musical regulera, Serena Malfi y Ulyanov maravillosos, Cassi muy bien y el resto, con altibajos. Insisto, buen comienzo de temporada. Claro que tampoco era mucho arriesgar, pero bueno, la gente salía contenta y eso mola. Igual con una propuesta más "Mortier" (que a mí me encantan, por otra parte) habría estado servida la polémica. Y ya bastante polémicas hay. Lo que tiene es que ir la gente a los teatros.

Ballet Nacional de Cuba. Coppélia. Canal.

No soy ni de lejos un experto en danza. Vamos, que más bien no tengo ni pajolera. Solo sé lo que me gusta y lo que no. Evidentemente hablar de este montaje es como hablar de una leyenda. Y la leyenda viva, Alicia Alonso estaba allí, en el patio de butacas, atendiendo a cualquiera que se le acercaba. Eso es una gran dama y un mito viviente. Y el montaje... en fin... música de Delibes, coreografía de la propia Alonso sobre una idea de Petipa... ¿alguien da más? Hablar de la calidad de este montaje sería como criticar la Tosca de la Callas en Covent Garden o plantear si el Requiem de Verdi mola o no mola.
Público entreagadísimo y generoso. Pero generoso porque había muchísima calidad, claro. Así que tenía que ser una noche mágica sí o sí. Y lo fue.
Sadaise Arencibia hizo una Swanilda dulce, traviesa y pa comértela. Bailó de maravilla. Aunque hubo un momento en el que rozó el drama. En pleno torrente de giros, la pobre perdió el eje y empezó a inclinarse. Se mascaba la tragedia. Pero su compi, Arián Molina pero un saltito y la cogió cuando apenas quedaban dos centímetros para que la pobre perdiera todo el glamour. Maravillosa.





Arián Molina es un prodigio. Hizo de todo y todo lo hizo de maravilla. Salta, gira, corre, sonríe, hace de todo y todo de una forma absolutamente mágica. Brutal.
Y ya lo siento, pero poco más que añadir. Que es un gusto ver a esta gente bailar. Aunque las amigas de Swanilda fueran algo más irregulares. Pero es una pasada ver bailar tan bien, de una forma tan grupal, tan seria y tan encantadoramente dulce y maravillosa. La esencia de la danza clásica. Y el viernes que viene... "El lago de los cisnes", ahí es ná.  

Tio Vania. La puerta estrecha.

Por una parte el problema fue nuestro. Por no pararnos a pensar. En ningún momento engañan ni dicen otra cosa. La sala tiene su propia compañía, y supongo que algunos de ellos serán alumnos de los cursos que dan allí. Insisto, problema nuestro por no haberlo pensado bien. Pero claro, si cobras 17 euros como 17 soles por ver un espectáculo, no puede ser una muestra del trabajo del curso. Y además, o eres un genio (y aún así) o todo el mundo necesita una mirada desde fuera para no caer en pozos viciados. Me da la sensación de que Rodolfo Cortizo está montando las cosas que le gustan (está en su derecho, para eso es su escuela, su sala y su compañía) sin tener en cuenta si tiene gente suficiente para montarlo.



A lo que vamos. Eramos seis personas. Una lástima, aunque si te cuesta 17 euros como 17 soles, normal que la gente se corte. La escenografía, como en el resto de cosas que hemos visto en esa sala, está bien. Elementos bien utilizados y acordes con el montaje. Luces más que correctas dado el nivel que suele haber tan normalito (como si las luces no fueran un elemento más en un espectáculo). El montaje en sí es bastante soporífero. Empieza de forma ampulosa y sigue por esos derroteros hasta el final. Todas las frases se dicen con demasiada solemnidad, como si fueran importantísimas. Frases como: "No tengo gota, tengo...¡reúma!" Como si el eje de la historia fuera el reúma. En fin, ritmo tedioso unido a esa pretendida grandilocuencia para intentar dar una profundidad que como en casi todo Chéjov, está más en el fondo que en la forma, más en lo que se siente (o se evita sentir) que en lo que ocurre. Le faltaba la chispa de ironía y de cotidianeidad que tiene la obra. Que los personajes estén aburridos, perdidos y sin alicientes no quiere decir que caminen lentamente y casi a cámara lenta. No tiene objetivos porque están desubicados y el tiempo ha pasado por encima de ellos. En fin, que cada uno monta como quiere, pero para mi gusto particular, se intentaba cargar de dramatismo algo que debe ser más ligero. Ese es el drama.
Y los actores... Rodolfo Cortizo evidentemente está por encima del resto. Es una gran actor lleno de recursos y sabe lo que hace. Victoria Peinado Vergara está correcta. Bien, sufridora, entregada a la función pero quizá un pelín afectada. Y desde luego, en su encuentro con el doctor después de saber definitivamente que él pasa de ella, debería al menos mirarle, o evitar su mirada. Algo. Se vuelven a encontrar como si nada. Nicolás Fryd también está correcto. Sin los recursos que tenía en "La danza de la muerte" se queda un poco flojo. Pero más que correcto. Es buen actor. Concha Roales Nieto bien. Actriz a la antigua usanza. Solvente y encantadora. Tucho y Patricia Domínguez del Pino... digamos que no están a la altura. Bueno, no, están flojísimos, están en otra historia. Supongo que son alumnos y que lo han montado con la gente que tenían. Están a años luz de sus compañeros. Ella solo parece que se va a animar cuando se sube a la mesa y empieza a desbarrar. Pero no, falsa alarma, se baja de la mesa y ahí acaba todo.

No puedo recomendar el espectáculo. Mi opinión desde luego es personal y no creo que influya a nadie para dejar de ir a ver este montaje. Pero sintiéndolo mucho tampoco puedo animar a nadie para que vaya y pague 17 euros como 17 soles.
Ah, y vale que te siente mal que solo haya seis personas, o que sientas que la función ha salido mal, pro no puedes salir a saludar con esa cara de cabreo, porque a lo mejor, la cara de cabreo la tengo que poner yo.    

jueves, 19 de septiembre de 2013

Marranadas. Matadero.

Me imagino que es verdad que el libro se vendió como rosquillas desde su publicación en el año 1996. Este texto, en una novela, puede ser interesantísimo y con un planteamiento original incluso formalmente. Y también me imagino que será verdad que Alfredo Arias es un actor reputadísimo.  
Pero no todas las buenas novelas (suponiendo como digo que esta lo sea, yo no la he leído) tienen por qué ser buenas funciones teatrales. De estas "Marranadas" mejor no voy a poner ningún calificativo. Mi buena educación me lo prohíbe.
Sólo os voy a contar lo que yo vi. Llegué con ganas de que me gustara. Sobre todo porque seguía embutido en las bondades de la "Cerda" del día anterior. Los primeros veinte segundos me quedé ojiplático. Los siguientes diez minutos, ojipaéllico y el resto pasé del cabreo más monumental a pensar en mis cosas y a ver el momento de salir de allí sin molestar demasiado (estaba en la fila 1).
El proceso de transformación de una mujer en cerda por una sociedad podrida que se muestra incluso más cerda que la propia cerda me sonaba demasiado a Kafka. Pero sin la maestría de Kafka. Y ciertas descripciones que quizá queden monísimas en una novela, en un escenario no funcionan.



Y si esto lo representa un actor oculto siempre bajo máscaras inexpresivas que le quitan todo tipo de conexión con el público, pa qué quieres más. El actor, al estar oculto tras las máscaras estas, se dedica a buscar la expresividad yendo de acá para allá sin ton ni son, con una gesticulación de Drag queen mala, y queriendo subrayar cada palabra con un meneo de cadera, una caída de muñeca o un saltito. Claro, así no hay forma. Y para más inri (qué bonita expresión) empieza a soltar el texto sin parar hasta que termina. Todo del tirón, sin una sola pausa, sin una transición, sin nada que justifique el decirlo todo seguido, sin casi tonos ni nada de nada. Empezó a hablar y siguió sin parar hasta que de repente se acabó la función. Se supone que representa a varios personajes con los que se cruza la cerda Zoe y que son peores que ella y más sórdidos y podridos. A mí me parecían todos iguales, Mujeres, hombres, lobos, perras... Pero en esos monólogos, ni hay pausas para escuchar las respuestas, ni la más mínima transición de un supuesto estado de ánimo a otro, ni la más remota acción/reacción. Es un soltar texto del tirón. A lo mejor es que es un ejercicio de estilo. Pero yo no me cosqué. Se supone además que la cerda está siempre detrás de una gasa, en una especie de habitáculo. Siempre que sale la figura de la cerda, está ahí dentro. Hasta que deja estar. De pronto, lo que parecía un recurso, deja de serlo. Claro, dirigirse uno a sí mismo y hacerse todos los papeles es arriesgado. Sólo se callaba para dar paso a una peli que se proyecta sobre esa telilla de la que hablo. Protagonizada por Pepa Charro, aunque sonaba a algo ya visto, era lo mejor. Estéticamente y formalmente muy chula. Pero claro, si estás deseando que el prota se calle por diossssss... Y encima el pobre tenía tos, pero eso, claro, no tiene nada que ver.

Pues eso, que como sigo embutido por la "Cerda" de La casa de la portera, sólo puedo decir que en mi vida he visto cosa de la manera.  Y que conste que me he cortado mogollón escribiendo esto.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Cerda. La casa de la portera.

"Cerda" tiene trampa. Como sus personajes, te hace creer que estás viendo una cosa (o viviendo una vida) cuando en realidad estás viendo otra. Aunque aquí, la capa superficial es real, aunque menos importante que lo que ahí abajo subyace.
Desde el minuto uno te empiezas a partir el culo de risa. El humor que ha desarrollado Juan Mairena es brutal, cercano, chochipop, cabaretero e infinitamente inteligente. ¡Anda que no es difícil escribir un texto brillante, ingenioso, descacharrante, con millones de referencias hilvanadas unas con otras con un arte prodigioso y encima, llevando adelante una historia dura y tremendamente cruel! Pues Juan Mairena hace eso y mucho más como si nada. Al loro, porque como autor, Juan Mairena es un diamante que hay que seguir muy, muy de cerca. Texto prodigioso donde junta estilos con un humor desbordante y una poesía pocas veces vista. Yo eso de "en la vida he visto cosa de la manera" me llevó a mi amigo Ángel, que lo decía mucho. Y ya me conquistó el cuore.
O yo tengo la mente muy calenturienta, o estaba oyendo mil referencias enlazadas unas con otras. Es más, el 70 % del texto me parecían referencias a pelis, canciones, textos teatrales, anuncios de la tele, frases de famosos (incluidos frikis y politiquillos odiosos y odiables). A ver, que no lo digo como demérito, sino todo lo contrario. Juntar tantísimas referencias con arte, gracia , poesía y calado dramático es un ejercicio de virtuosismo que pa mí lo quisiera. Incluso mete referencias a la crisis y a la actualidad social con una soltura de flipar ("Hazme un ERE y te voto"). Todo eso aderezado con la musiquita de "Sor Citroen". Y cruel ese test para demostrar que la aspirante es realmente "italiana de pura cepa". Algo que quizá, dentro de no mucho, se acabe viendo por ahí. Engañosa, sí, porque lo que esconde esta alta comedia retropop es un dramón de tomo y lomo.



Juan Mairena hace como sor Leona (más mala que Barbara Stanwyck). Nos hace creer una vida cuando la real es otra. La función, bajo ese envoltorio cachondo esconde un dramón casi operístico y cruel.  
Sor Leona ha robado niños toda su vida. Como Sor María, oculta su crueldad con una supuesta bondad pero lo que hace es robar la vida de la gente. Y les crea otra. Incluso les roba el nombre y les da otro. Sor Bette, Cosetta, Cecilia, sor Katana... referencias que yo quiero ver pero que me las callo por no meter la para o pasarme de listo. Sor Bette y Cecilia añoran otra vida, la que nunca tuvieron o la que imaginaron. Algo tan etéreo y tan ingenuo como para gritar: "yo soy muy Pasionaria". Una mujer como Leona sólo puede parir ( o robar, por qué no) una cerda. Una cerda animal, no una cerda humana como ella. La prisión no elegida en la que están estas pobres monjas (y un monjo) podría incluso ser un reflejo de esta sociedad en la que estamos, en la que nos roban la libertad con la escusa de los recortes, nos roban los estudios, la preparación y la cultura para crear unas cuantas generaciones de borregos que, como las pobres monjas, sólo soñamos con el mar. Un mar que no conocemos, que deseamos y que añoramos. El mar visto a través de un agujero negro, imagen unida al agujero del bollito famoso ("eres más bollera que la bella Easo", genial). Poesía pura y dura. Gente que añora lo que ni siquiera ha conocido, una niña jugando con olas niñas como ella, los sueños vistos a través de un agujero negro, y claro, el drama. A tanto llega la crueldad de Leona, que incluso ha robado la identidad a un crío y ha "construido" una Cosetta con cosita. No se puede ser más mala.

Los actores, confieso que están un pelín irregulares. Pero destaco a David Aramburu, con el papel más poco lucido pero con quizá más carga dramática. Él lleva la poesía encima. Sus palabras son versos dolorosos y su creación, una maravilla de sensibilidad y coherencia. Dolly... pues es Dolly, un muestrario de tonos, de intenciones, de gestos, de maldades, de desprecios, de crueldades. Maravillosa. Y luego, y aparte Inma Cuevas. Yo la miraba y veía a Cecilia Bartoli de Suor Angelica.
Desde su aparición (tras esa procesión con las monjas con su tocado-burka) con ese brillante: "¡Alá, Alá, alabado sea el señor!" te enamoras de ella. Rica en matices, con una bis cómica brutal, capaz de transmitir instintos bajos y bajunos y la más alta sensibilidad. Si ya flipé con su trabajo en "Los últimos días de Judas Iscariote", de los mejores montajes del años pasado, ahora demuestra no sólo esa capacidad para el drama interior y el matiz pequeñito, sino una habilidad especial para la comedia sutil, la gruesa y para todo lo que le pongan por delante. Y su mirada limpia y dulce enamora al instante. Yo me declaro superfans de este animal escénico.
Sí, otro acierto más del templo del teatro madrileño, La casa de la portera al que sólo se puede estar agradecido.
Y qué quieres que te diga, yo, después de ver "Cerda" también me siento más joven y más republicana.

lunes, 16 de septiembre de 2013

La cama. El sol de York.

Lo digo desde ya, este comentario tiene mogollón de spoilers. Vamos, que es un puro spoiler. Si no has ido aún, no leas, y si ya lo has visto, entonces puedes seguir tranquilamente.
A ver, dependiendo de lo que uno considere "teatro" esto lo es o no. Si "teatro" es ver a unos actores recreando unos personajes para contarnos una historia...en fin, como que no hay mucho personaje ni mucha historia (dramáticamente hablando). Si "teatro" es un espectáculo que te sumerge en otro mundo o en otra realidad... entonces sí. Como para mí no es eso, personalmente lo definiría más bien como "experiencia sensorial" o "viaje emocional". Aclaro que hay muchos espectáculos de danza o de circo por ejemplo que tampoco cuentan una historia. Eso no quiere decir que no entren dentro de las artes escénicas. No lo digo por criticar, sino por ubicar.



Dicho esto, la compañía Teatro en el Aire nos conduce desde la sala de bienvenida, a través de un  juego hasta la sala de las camas atravesando lo que ellos definen acertadamente como "una gran matriz blanca". Yo preferí disfrutar del espectáculo con los ojos cerrados. A través de cancioncillas suavecitas, sábanas con olor a vainilla y gestos delicados te van transportando por distintos universos. Es como si te comieras todas las galletas y las setas de Alicia una detrás de otra. Pasas por la cama de un bebé, a la "cama" de un sin-techo, a la cama de un moribundo, a la cama de un crío, a la cama de un polvazo o a la cama de una parturienta. Yo, personalmente, volé con algunas pero otras me dejaron un frío. Particularmente el polvo y el parto. Razones evidentes. También, debido a la oscuridad, me llevé unos cuantos pisotones. Así que, reconozco que a la media hora empecé a desconectar de ese mundo onírico, abrí los ojos y me dediqué a "ver" el espectáculo. Vamos, que ese "tripi onírico" me enganchó al principio, pero luego me enganchó menos de lo que yo mismo habría querido. Con todo y con eso, la experiencia es muy curiosa, y si vas con la mente de un niño, como decían ellos "si cierras los ojos estando enojado, no verás las estrellas, pero si cierras los ojos alegre, las verás todas".  

domingo, 15 de septiembre de 2013

Fuenteovejuna. Ensayo desde la violencia. Sala Mirador.

Nos cuentan que ha habido algún cambio y que la función ya no es en el patio, por cuestiones climatológicas. Será en la sala. Las sillas están colocadas en círculo alrededor del "escenario" y decidimos ponernos de frente a la grada, o sea, de espaldas a los actores. No sería problema, puesto que ellos actúan en todas direcciones salvo porque desde esa zona, no se oye nada. Las voces, cuando nos dan la espalda y hablan hacia la grada, reverberan de tal forma que no se entiende lo que dicen. Una lástima, porque el monólogo final de Laurencia se pierde totalmente.
Aún así el espectáculo es totalmente recomendable. La propuesta escénica es original, consecuente, agresiva y completamente acertada. Ya casi desde el principio se transmite una agresividad que está luego tanto en el texto como en la acción, ese "prólogo de lo que ustedes han hecho" brutal y que ya te pone un poco como culpable de los desmanes de la sociedad. No tanto por acción como por omisión. Y te la envainas porque es verdad.
Los cambios de escena están trufados de textos en los que se alude a la sociedad más actual pero igual de injusta, cruel y dolorosa que la de la época. Ingenioso medio para acercar aún más la acción al día de hoy. Brillante. Vestuario bueno, con referencias ligeras a cosas más actuales, como el boxeo, o ese brazalete del Comendador, que casi parece el capitán de un equipo de fútbol o el líder de un grupo fascista.



Y unos actores fabulosos. César Barló, director de la función hace un Comendador bruto y brutal. Podría ser incluso el director de un banco o un político cruel de esos que tanto abundan. El Frondoso de Sergio Torres es alegre, enamorado, juguetón y vengativo, siempre en su justa medida. Y se lleva uno de los momentos más preciosos de la función, cuando él mismo se convierte en la ballesta que amenaza al cruel déspota. Juan C. Arráez quizá sea el más flojo. Le tocan los papeles más ingratos y quizá esa compostura corporal, con los brazos colgando y esa frialdad con las que hablan no le ayuden mucho. Luna Paredes está para comérsela. Dulce, salvaje, lista, seductora, pequeñita, doliente y sufridora. Sufre un auténtico tobogán de emociones y en todas está en el punto justo. Grandísima actriz. Y luego está Iria Márquez. Le han tocado los papeles más ingratos de la función pero los eleva a un punto de maestría apabullante. Quizá sea la que más redonda está en todo lo que hace. Un auténtico ejercicio de versatilidad y calidad. Maravillosa y terrorífica en sus miradas al público.
Espectáculo duro, cruel, con una propuesta compacta muy inteligente y coherente. Enlaza Lope con la crisis actual de forma inteligente y cuenta con unos actores fabulosos. Un gran espectáculo para abrir la nueva andadura de la Mirador, que promete ser el centro teatral madrileño de este año. ¡¡¡Muchísima suerte!!!  

viernes, 13 de septiembre de 2013

Capitalismo (hazles reír). Price.

Claro, uno antes de ver la función ya había leído cosas sobre el proceso y tal. Al parecer esto nació como un proyecto de investigación a través de un taller multidisciplinar. Y como la cosa parece que les gustó, decidieron hacer este espectáculo. En ese taller, según el programa de mano, participaron no solo actores, directores, escenógrafos y coreógrafos sino periodistas, economistas, arquitectos, abogados, profesores, clowns... Pues muy bien. Seguramente el taller este funcionó muy bien y todos se lo pasaron pipa y sacaron muchas conclusiones. Pero a eso luego hay que darle forma. Y luego lees que si todos han trabajado en cooperativa, y claro, ya vas un poco predispuesto porque todo parece muy guay y que va a haber mucha crítica al sistema, a los políticos y todas esas cosillas que nos molan tanto a todos los que somos críticos con el sistema. Pues muy bien.
Dice textualmente le programa de mano: "un espectáculo de riesgo, de compromiso estético, de belleza perturbadora. Teatro, circo, actores bailando, bailarines en el trapecio, y lanzadores de cuchillos interpretando... una locura". Escribir uno su propio programa de mano es peligroso, sobre todo si tu ego es ligeramente superior al del resto, pero yo, en este caso, más que "una locura" diría que es "un churro".
No le quito valor al proyecto, ni al taller, ni a las intenciones. El teatro debe cambiar el mundo. O al menos debe intentar cambiar el mundo. Es parte del compromiso con la cultura, con los autores, con el público y con la sociedad. Pero si el resultado es un batiburrillo inconexo, feo de ver y lleno de tics, chistes fáciles, e imágenes básicas (el ataque a las torres, la invasión de Irak...) entonces el compromiso social del teatro se convierte en doctrina facilona y sin el menor pellizco en el alma de nadie.



Ya en "Viento (es la dicha de amor)" me pareció que Andrés Lima estaba sobrepasado por un encargo que en aquel caso, no le gustaba nada. En "Capitalismo (hazles reír)" me ha dado la sensación de estar sobrepasado por una empresa que también le queda grande. No puede ser uno el artífice de esto y encima ser un maestro de ceremonias que más bien parecía el señor de una tómbola sorteando muñecas chochonas. El personaje le queda grande por tos laos.
El espacio no puede ser más feo y peor planteado. Hay una pantallona al fondo que se ve fatal y que proyecta imágenes básicas de "los desastres del mundo moderno" y que sólo desvía la atención de lo que pasa en la pista del circo. Circo en el que, hay sólo una trapecista. Ahí acaba el circo. Muy buena, eso sí, Marilén Ribot. Y luego hay otra pantallona delante de la que se colocan a veces los actores dando la espalda al público y que los tapa totalmente. Vamos, que desde la fila 2, no se veía una leche.
Todo está muy deslabazado y como a medio hacer. Curiosa la imagen de ese grupo de actores/ocas moviendose por el espacio como si fueran un rebaño, el rebaño del público a los que nos querían llevar como a esas ocas. Y poco más. Aparte de esa imagen, algo sobreexplotada, poco más hay. Una historia floja, la del tal Luis y su familia, a los que no se sabe qué les pasa ni te interesan mucho, la verdad. Todo trufado con numeritos bastante poco afortunados que no sé muy bien qué querían conseguir. En general, todo muy sucio, muy embarullado y con altibajos brutales para intentar contarnos una historia a veces como si el público fuera tonto. Por dios, si de entrada das por hecho que al público hay que darle las cosas mascaditas... mal vamos.
En el cartel está anunciada Aitana Sánchez-Gijón. Supongo que lo estrenó, pero ayer no estaba. No sé si tendría otros compromisos. Imagino. Pero la reestructuración de los personajes sólo contribuyó a que alguno estuviera más bien perdido y hasta con el texto pillado con alfileres. Un caos, vamos.
Destaco a Rulo Pardo, tan profesional y sabio como siempre, y a Irene Escolar, maravillosa niña china. Edu Soto tan.. digamos... estridente como siempre para mi gusto. El resto... salvo Nathalie Poza intentando salvar ese personaje poco más que resaltar, aparte de sus buenas intenciones.
Eso sí, no hace falta que esa señora diga "Hay que tener Esperanza" para que sepamos a quién representa. Ni sacar al vaquero ese para saber quién es ni dónde quiere montar el casino. Ni mezclar esas imágenes tipo "Independence day" para que sepamos que se habla del fin de una cierta humanidad. El público es más listo que todo eso. Y si es que alguien ha pensado que somos como ese grupo de ocas... mal vamos. Y si no, ahí tienes "En construcción" por ejemplo, como una muestra de teatro inteligente dirigido a un público inteligente. Ah, y en castellano, no existe el fonema "v" ni se pronuncia como si fuera una "f". Vamos, que no se dice "fida" sino "vida" y el imperativo de "sonreír" es "sonreíd", con "d", no con "r".     

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La dama duende. Español.

Hablar de una función cuando el director ha fallecido hace tan poco tiempo es un marrón. Es indiscutible la figura de Narros en la historia del teatro mundial y evidentemente ha sido uno de los puntales del teatro en España. Pero igual que no me gustó su "Yerma", esta "Dama duende" no me ha vuelto loco tampoco.
Y si hay comentarios que duele tener que hacer, este es uno de ellos, por muchas implicaciones personales que uno tiene con este proyecto.



La función de ayer les salió un poco deslabazada. Luces que no entraban cuando debían, la dichosa alacena a veces con vida propia, pisotones y faldas desgarradas, los soplidos apagavelas que no se atinaban ni a la de tres... Pero bueno, son cosas que pasan. Es lo de menos.
Sí tengo que destacar que la función tiene un ritmo trepidante que es justo el que pide la acción y el texto. De ritmo está milimetrada y funciona bien. La música de Luis Miguel Cobo fabulosa, como todas las suyas. Este artista está llamado a ser el músico más disputado de las artes escénicas del mundo entero. Si no, al tiempo. 
De luces está peché peché. Normalitas. Aunque algunas no entraban a tiempo, y al apagarse un farol, pasaban segundos antes de que reaccionasen los focos. Y luego... a ver, una cosa es que demos por hecho que pueda haber dos personas en la misma habitación y que no se vean, pero en esta función hay que tragar con demasiado. Con la luz a todo meter, hay personajes que están al ladito de otros !y no se ven!  Que vale, que hay que ceder con cosas, pero otras... es que son demasiado. O que digan y repitan que no ven nada mientras los focos están a tope.
Y los actores...Chema León e Iván Hermes están para comértelos de bien. Es su tono justo y diciendo el verso con solvencia. Luego es que hay un actor que a mí me carga y me resulta especialmente insufrible. Y una chica que a ratos se pone flamencona y a ratos (los más) parece "La Loli" aquella que hacía Beatriz Carvajal en el "Un, dos, tres". Diana Palazón está bien de gesto y de cuerpo pero la voz... está totalmente estrangulada y apenas se la oye. Eso es problema de técnica.
En fin, que los genios lo son porque no siempre aciertan. ¡Hasta John Huston hizo pelis horribles! Y a pesar de la desgracia de la muerte de Narros y de reivindicar tanto su extraordinario talento como su importancia mundial, me temo que esta vez, no acertó. Montaje al uso con muy poquito que destacar. Y mira que lo siento.

martes, 10 de septiembre de 2013

Bouazizi. Insectotrópics.



Si la "Caperucita galáctica" era como un tripi, "Buazizi" es como el crack. (Y no he probado ninguna de las dos cosas, que quede claro).

La Caperucita era para verlo tiradazo en el suelo, revolcado y volando entre esas imágenes y ese cuento cruel y envolvente. Pero "Bouazizi" es un golpe al estómago, un espectáculo brutal y explosivo que hay que verlo en movimiento. Escenario con visión 360º. Es así para que no pares, gires y lo veas desde todos los ángulos posibles. Como la realidad, o como una noticia. Si la ves desde un sólo ángulo no la ves en realidad. Pues lo mismo. En cada momento, en cada ángulo hay cosas distintas y todas forman parte de los mismo visto desde otros ojos. Es necesario verlo por todas partes. 
Un hecho trágico, dramático, bestial. La maquinaria entra en funcionamiento y comienza a ofrecer visones parciales, manipuladas e interesadas. El hecho trágico se convierte en estandarte de posiciones muy distintas. Casi enfrentadas y convierten a una víctima en el supuesto mensaje manipulado por todos lados. Se manipulan las imágenes, se convierten en iconos cosas que no lo son, se manipula la opinión pública y hasta los sentimientos. Y el pobre Bouazizi acaba convertido en un pantócrator, o en un ídolo africano, o en Alá, o en lo que sea menester. 
Los artistas de la compañía, todos ellos, cada uno en su especialidad, son salvajemente brutales. Íntergos e integrales. Y el derroche de imágenes y de sentimientos que provocan no dejan indiferente a nadie. Es más, te remueven los entresijos y las mollejas y te dejan luego tirado en medio de un caos mental del que sólo tú eres responsable. Culpa tuya. 
Y culpa tuya si te has quedado sentado esperando a que te den y te has perdido la proyección de las imágenes en los muros de la iglesia. 

Cru. Fet a má. Fira Tárrega.



Es difícil explicar la poesía. Pau Portabella y Marta Torrents son dos seres abandonados, solitarios, complementarios y necesarios el uno para el otro. Forman una metáfora de la pareja, o de los seres humanos, o de los individuos que necesitan de otros. El color y la luz llenan y acompañan a tu alma cuando se sumerge en este derroche de sensibilidad y de soledad compartida y complementada. Si Pau es un mastodonte, una montaña de sensibilidad y de indefensión, Marta es un prodigio de la expresión. Pocas veces se ha visto a una actriz tan expresiva sin pronunciar ni una palabra. Desde antes de que comience la función, con ellos en escena, ya vas viendo sus miradas dependientes, entregadas y sumisas. Y con un ritmo prodigioso y alucinógeno, comienzan sus "encuentros" y "desencuentros". Cuando están solos de desintegran, literalmente se rompen en mil pedazos, se descoyuntan. Luego se buscan, se eluden y se encuentran. Al juntarse se investigan, buscan formas de complementarse que pasan de la rigidez casi fantasmal del principio a una complementariedad necesaria de la parte final. Hay amor, sí. Hay desamor, también. Pero sobre todo lo que hay es una necesidad recíproca de sentirse el uno con el otro. A veces son hermanos, a veces son amantes, a veces son sostén, pero siempre son necesarios. Físicamente Pau es imponente y demuestra un dominio corporal y expresivo mezcla del ogro de los cuentos y un oso delicado e indefenso. Marta es la fortaleza, el cuerpo vivo y con un capacidad infinita. Dominatrix, herida, delicada, manejable, necesitada. Los dos se complementan perfectamente y se unen incluso en esa carcajada cruel que te descoloca tanto como te trae a la realidad. El pelo, el cuerpo, la carne, los abrazos, la ayuda, la necesidad del otro son los otros protagonistas de este espectáculo poético a rabiar y donde el ritmo, pausadísimo en muchas ocasiones, como una pieza de Mahler, sirve perfectamente a crear una metáfora de la comunicación y de la sensibilidad que te hace empezar a llorar de lo bello que es lo que ves y no paras hasta un buen rato después de haber acabado. No sé por qué, yo hasta vi a Genet por ahí. Igual es cosa mía. Lo que no es cosa mía es que tras una horita escasa de espectáculo, el público estalló en aplausos, bravos y gritos desaforados. Señal de que a todos nos había removido lo más profundo un espectáculo sin palabras. Pero cuando se expresa de una forma tan bella el dolor y el encuentro, no hacen falta palabras. Me declaro admirador eterno de esta compañía y de estos dos monstruos de lo bello y de la comunicación. 


 

Fira Tárrega 2013. Resumen de casi todo lo que he visto.

Llegar a Tárrega y empezar a correr de un lado para otro...
Bueno, como no quiero ser pesado escribiré de todos los espectáculos que hemos visto en un solo comentario. Únicamente voy a separar dos espectáculos porque para mí han sido lo mejor y quiero dedicarles más tiempo. Allá voy.

(remor) Res de res.





Un espectáculo de danza en un espacio cerrado, que simula una celda de la prisión de Palma de Mallorca. Dura 11 minutos. 11 minutos maravillosos, preciosísimos. La coreografía es como a cámara inversa, va de final a principio. Eso le da un tono mágico que convierte la coreo en un número irreal, poético y tremendamente bello. Aunque si me apuras... ya que es una celda... si hubieran sido dos hombres... Pero eso es por sacarle punta. Veo difícil que este espectáculo llegue a Madrid. Son 11 minutos, así que dime tú dónde se puede programar esto. Y no es un "microteatro", es más. Pero si lo veis por ahí anunciado, id a verlo, por dios. Tiene premio del Fringe de Edimburgo y todo. ¿Qué más se puede pedir?


El otro. Teatro niño proletario.







Espectáculo durísimo visualmente hablando. La compañía recrea las imágenes de un libro de fotografías de un psiquiátrico y nos cuenta unas historias de "amor"entre los internos. Historias duras, imágenes brutales, personajes al límite. Aunque una tendencia al ritmo pausado hacen que al menos yo, desenchufe a ratos. Demasiada vocación de trascendencia y grandísimo trabajo actoral.


Baños Roma. Teatro línea de sombra.







La compañía mejicana de enorme proyección internacional presenta la supuesta investigación sobre la vida de un famosísimo ex-boxeador. Pero esa investigación sirve de excusa para hablar de la violencia en Ciudad Juárez y un poco en la violencia en México en general. En otros espectáculos mejicanos ya he notado un exceso de verborrea. Curiosamente daban datos y más datos hablando y hablando. Como aquí. Así que al final, la intención de la compañía no cuajó en mí. Demasiados atisbos y poca concreción. Demasiadas cosas dichas y pocas hechas. Eso me distanció demasiado. Una lástima.


Otradnoie.1. Proyecto Otradnoie.






Buena idea para este circo-danza. Un mundo donde todo ha perdido su esencia y donde dos personas intentan encontrar una esperanza. Buenísimos artistas que hacen de todo y todo bien. Quizá con unas luces un poco más sugerentes, unas transiciones no tan tediosas, y un pelín menos de esteticismo habría cuajado mejor este espectáculo, que pese a ser muy chulo, te deja un poco frío.


Ârtica. Ponten pie.





Una casita de madera en un hangar. Te pones un abrigo de piel y entras en la casita. El ambiente es gélido y se respira una mezcla de cuento de los hermanos Grimm y de peli de Tim Burton. O quizá estés en una peli de Kaurismäki. Comienza un cuentecito en el que se mezclan imágenes delicadas con otras tristes y con otras melancólicas. La historia no es muy complicada, ni falta que hace. Es un cuentecito. Pero un cuentecito mono, donde las ancianas adorables ponen carita de pena y las niñas adorables son azucaradamente adorables. Idea preciosa, ambiente original y cautivador, pero para mi gusto, una historia demasiado almibarada.



Carvalho contra Vázquez Montalbán. MVM, 10 anys d'absència.




Es todo un puntazo entrar a ver este espectáculo por un callejón lleno de personajes. Putas gritando, putas insinuándose, detectives, y todo tipo de fauna propia de Vázquez Montalbán. Y todos representados por gente de Tárrega. Un puntazo. Y entras en una biblioteca. Estás rodeado por más personajes de las novelas. En otro entorno, el espectáculo no sería lo mismo. Brillante dirección y brillante planteamiento. El actor que encarna a Clarvalho está genial. Lleno de matices y de sabiduría de actor de toda la vida.
Pero... el personaje se me queda pequeño. No soy un lector de novelas de Carvalho, así que lo que se cuenta me pilla muy lejos. Y tampoco es que se extrapole el diálogo personaje-autor más allá. Son Carvalho hablando con Vázquez Montalbán. Quizá si fuera un poco más personaje hablando con autor, podría funcionar por toda España. A mí me pareció lejano. Pero será cosa mía. El espectáculo en sí no tiene tachas.


Transforma-T. Nats Nus.



Espectáculo inaugural. En una plaza. Visión, 360º. Espectáculo de danza, acrobacia y sobre todo, expresión. Un mundo impersonal o borreguil. Buscar tu sitio y salir del rebaño es la única forma de sobrevivir. Si encima cuentas con una música brutal, una luces expresivas y unos actores-acróbatas brillantes, el resultado es un espectáculo redondo que vence todos los inconvenientes del sitio. Quizá había momentos demasiado alargados, pero el resultado es que querías seguir viendo a esa gente horas y horas.



Todavía...siempre. Teatro de ciertos habitantes.




Igual no sé leer. O igual hago como todo el mundo y leo una cosa y entiendo lo que me da la gana. Pensé que iba a ver otra cosa. Vale, aceptado. Al final, lo que ves es la historia recreada de una gran dama del teatro. Poco a poco, va contándote anécdotas de su supuesta vida de actriz y mujer desde la vejez, con la presencia de la muerte rondando en cada episodio. Una visión madura y serena de la vejez y de la muerte desde un punto en el que supongo que todo se ve distinto. Pero esas anécdotas son algo deslabazadas. Y no tienen quizá demasiada enjundia. Son trazos de una vida no demasiado especial aunque curiosa. Y todo envuelto en azúcar, azúcar y más azúcar. No desvelaré la sorpresa inicial, sólo diré que desde el minuto cero, simpatizas con la actriz. Tara Parra está para comérsela. Es adorable, monísima y la querrías como abuela. Es absolutamente encantadora y una actriz de esas como de toda la vida y que encandilan a cualquiera. Y tiene al público ensimismado con sus cachondadas en todo momento. Desde que aparece, sabes que la función va a acabar con "bravos" y todo el mundo en pie. Pero creo que se abusa demasiado del almíbar. El lado doloroso de la muerte no está. O está pero muy poco, tan poco que se hace irreal. Eso sí, al acabar, efectivamente todo el mundo en pie y llorando como descosidos. Bueno, todos no. Yo no.


Nomarramón. Zirkus Frak/Jorge Albuerne




¿Se puede hacer un espectáculo de circo con mástil chino con alguien al que nunca le sale nada en el mástil chino? Pues por qué no. O mejor dicho, pues sí. Porque para que lo haga alguien que lo hace bien ya hay muchos y maravillosos. Blade Runner, el replicante a punto de entregarse a la muerte. La terrorífica historia de los dos pueblos. El exilio se llena de olvido y la patria, de mierda. Yo me lo guiso y yo me lo como. Monto todo yo por ahorrar y porque sí. ¿No hablo de mi abuelo? Pues quién mejor que yo. Beckett por ahí rulando. La vida es un tango, titi. Te lo digo yo. Poesía del fracasado. O del que no deja huella. O del que no marca historia. Pues eso, como casi todos nosotros. Pero él lo hace con dos cojones. Para eso es su abuelo. Fascinante poesía pura y bravos que confirman que a pesar de ser el atiespectáculo, la peña no es tonta, titi. Te lo digo yo.


Acrometria. Psirc.




Espectáculo de circo que mezcla una concepción estética brillante con una labor de los acróbatas de flipar. Altamente recomendable. Ellos tres son brutales y lo que hacen es precioso y dificilísimo, rizando el rizo en cada número. Geometría de la comunicación entre tres seres algo perdidos o buscando un sitio y una relación, sea cual sea. Hay que verlo. Aunque haya momentos algo tediosos, pero los pobres tiene que respirar, claro.


Whose are those eyes? Macarena Recuerda Shepherd.




Pues bueno, la propuesta es como un juego de rol. Te dividen por grupos, te otorgan un personaje dentro de una película de cine negro y sales a las calles. El resto, prácticamente lo haces tú. Aparte de algunos actores que te encuentras por las calles y que te van dando claves a seguir, el resto lo haces tú. Nosotros tuvimos un percance que nos apartó un poco del juego, pero a pesar de eso, no le vi yo mucho la gracia. Fin de fiesta regulero.