lunes, 30 de septiembre de 2013

Ahora empiezan las vacaciones (2). La casa de la portera.

Decir que Paco Bezerra es uno de los mejores dramaturgos del país es como decir que las amapolas son rojas. Decir que Luis Luque es uno de los mejores directores del país es como decir que llueve hacia abajo. Decir que Juan Codina es un actor prodigioso es como decir que en verano hace calor. Decir que Lola Casamayor es de las pocas actrices capaces de dar vida donde no la hay es como decir que el IVA cultural es un crimen. Decir que Raúl Tejón es uno de los mejores actores de este país es como decir que la hierba es verde. Y decir que Raquel Pérez es una de las mejores actrices de este país es como decir que La Strada es un peliculón. Y si juntas a todos estos seres, les pones como base un Strindberg, Paco Bezerra te lo adapta, Luis Luque te lo dirige y los demás le dan vida en un templo como La casa de la portera, ¡¡cómo no va a salir una pasada como "Ahora empiezan las vacaciones"!!



Si me leéis ya sabéis que adoro a Strindberg, y "El pelícano" en concreto. Pues la aventura de adaptar ese texto a nuestros días (aunque podrían ser otros, da igual) y darle una forma quizá más contemporánea, es de matrícula. El texto, respetando al autor sueco, es una gozada. Toda una lección de adaptación y dramaturgia para conseguir un texto novedoso y terroríficamente aplastante. Luis Luque, con sus manos de maestro y de demiurgo crea el milagro de darle sentido a todo y orquestar este concierto de cámara tan sutil como brutal y tan milagroso que te deja helado en la silla.
Los cambios en el reparto le dan un dimensión nueva a la función. Si la antigua era como un viaje por una estepa gélida, esta nueva es un recorrido mucho más terrenal, pasional y apasionado. Lola Casamayor está perfecta como madre déspota, de vuelta de todo, calentorra y perra desalmada. Su relación con Axel, su yerno es más carnal. Plagada de matices, hasta comiéndose la magdalena está inconmensurable. Raúl Tejón es un chulangano asqueroso ya desde que asoma por la puerta. Su composición física es perfecta y los toboganes emocionales de su Axel, dificilísimos. Se le cayó un lagrimón en su reto con la madre. Señal de que estaba absolutamente transformado en su personaje. ¡Y eso a 30 centímetros de tus morros! Y Raquel Pérez... es que es cosa aparte. Desde que aparece ver a una mujer sufriente y padeciente que guarda una bomba en su desgraciada apariencia. Va y viene emocionalmente y estalla de una forma que te hiela el corazón. Su relación con su marido es más creíble y descarnada y con su hermano, Juan Codina más juguetona y desafiante. Juan Codina tiene el papel quizá menos lucido, pero que encadena y desencadena todo el movidón. Si Juan falla en cualquier momento, la función se cae. Y no sólo no falla, sino que lleva de la manita a sus compis hacia una atmósfera enfermiza y cruel de una forma prodigiosa. La escena de los bombones es de traca. Un servidor la vivió con una mezcla de lagrimones y risa absurda. Como tiene que ser. Y porque me leen niños, que si no... os hablaba de las bondades de la Nocilla. ¡Josús...!
Si ya dije, hablando de Estefanía (de los dioses) y de los Santos, que era una "actriz medium", este reparto es de otro planeta. Siempre insisto en que en esta sala es imposible mentir. Los actores (mediums en este caso) están tan cerca que si no hay verdad, lo ves en sus miradas, en su piel. Y todos ellos están poseídos por sus personajes.
Si es que hasta el cartel lo dice todo. El corazón de magdalenas estrujadas puede ser el de cualquiera de los personajes o el tuyo. Ayer fue el mío.
Sólo un "pero" ya para rizar el rizo. El "con ropa o sin ella" de Axel, creo que podría tener incluso otra vuelta de tuerca más. Pero eso lo digo por mi morbo natural.  
No sé qué más añadir. Si a estas alturas de la historia todavía no habéis ido a ver "Ahora empiezan las vacaciones", no sé a qué coño esperáis.

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