Está claro que la fiebre sube más cuanto más cerca está el foco que la provoca. Quizá un simple viaje no se sabe muy bien con qué fin a un país "pobre" le abriera los ojos al autor. Viajar es lo que tiene. Y ya no solo si vas a países más pobres que el tuyo, sólo con que salgas de tu realidad y veas otras realidades te da horizonte y perspectiva. Si encima vas a sitios más pobres, más. Y si encima tienen guerras, lo flipas. Y sí, te hace pensar en si realmente haces algo por los demás en esta vida o si quieres hacerlo, o en cómo hacerlo o si tu vida acomodaticia basta para salvar tu conciencia o si la realidad política es otra o si tu esfuerzo serviría o no.En fin, todas esas dudas y torturas que te asaltan cuando sitúas tu realidad frente a la de otros países o incluso personas.
¿Podríamos salvar a alguien realmente? ¿Hacemos suficiente? ¿Podríamos o deberíamos hacer más? ¿Serviría de algo el esfuerzo personal? ¿Los "pobres" son pobres porque existimos los "ricos"? Todo eso está en un texto que sintiéndolo mucho y para mi gusto, no termina de cuajar. Un poco simplista a ratos, y a ratos embarullado. Aunque el mensaje es claro, la forma no termina de convencerme. Aunque eso sí, el recital que da Israel Elejalde es de libro. No se puede estar mejor. Cada frase, cada palabra, cada movimiento, cada silencio, cada mirada, cada sílaba es una lección. Está absolutamente perfecto de principio a fin. No se me ocurre ni un solo minigesto que yo hubiera hecho de otra forma o con otra intención. Hay actores que están mal, otros que están horribles, otros que ni lo huelen, otros que están bien, otros muy bien, otros maravillosos, otros prodigiosos, y luego está Israel Elejalde.
Entiendo el éxito de la función, y este señor actor se merece eso y más, pero reconozco que me quedé un poco plof.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
lunes, 22 de julio de 2013
domingo, 21 de julio de 2013
Il postino. Teatro Real.
No había escuchado la Ópera completa, sólo algunos trocitos y la verdad es que no me decía mucho, pero tener la oportunidad de escuchar a Plácido Domingo merecía la pena. Luego resulta que el pobre se cayó del cartel por su enfermedad, y claro, ya teníamos las entradas sacadas desde hacía mucho. Así que allí fuimos.
Yo quizá sea un cateto y no sepa valorar algunas cosas, pero la partitura me pareció sosa, pero sosa como el agua de la berza. Algún momentillo suelto, un dúo un poco más mono, y poca cosa más. Los pobres cantantes se mueven entre cinco o seis notas, y un agudillo suelto de vez en cuando. Música que iba como ilustrando lo que pasaba en escena pero sin gracia. Insisto, igual soy yo que soy un cateto. Pero que yo sepa, hasta ahora, "Il postino" no ha pasado a los anales como "la última obra maestra". Un amigo y ángel de la guarda la definió como "una zarzuela mala y antigua". Lo dice mi amigo, no yo. Pero vamos... Lo que está claro es que Daniel Catán es una figura totalmente respetable y valorable, pero tras la novela y la película, no le veo yo necesidad de escribir esta Ópera.
Puesta en escena más sosa aún que la partitura. Escenografía feota y sosa. Coloritos, pocos elementos y encima feos. Luces también sosas.
Dirección musical digamos que correcta. La orquesta tuvo que tocar casi todo el rato muy bajito para que se oyera al prota, porque se lo comían con patatas. El pobre Vicente Ombuena, claro, hiciera lo que hiciera, se le iba a comparar con Plácido Domingo. Tenía las de perder sí o sí. Pero es que además no tiene una voz bonita ni de amplio registro. El timbre a mí no me gustaba mucho, proyecta poco y aunque tiene momentos delicados y bellos, en general, se queda por detrás del personaje y no le da el empaque físico ni vocal que requiere un prota así.
Leonardo Capalbo sí está fabuloso. Físicamente está perfecto y vocalmente no tiene tacha. Tiene una voz preciosa, una dicción maravillosa (es norteamericano y cantaba en español como si tal cosa) y una sensibilidad y unos pianos de volverte loco de chulos. Olé por él. Silvia Schwartz tiene una voz preciosa también y cantó de maravilla, pero es un poquito sosa también y daba la sensación de tener muy poquitas ganas de abrazar a Leonardo Capalbo. Nancy Fabiola Herrera tiene vozarrón pero para mi gusto se pasó en su personaje de tía mala y borde. Y Cristina Gallardo-Domâs... a mi es que me encanta. Lo que hace aquí es un poco una colaboración especial, porque tiene una escena, otra escenita y poco más. Pero yo me la como de lo que me gusta.
En fin, que yo creo que Mortier tenía pensado un fin de temporada con Plácido Domingo a lo grande. Y ha tenido que hacer este "Il postino" con lo que ha podido. Seguramente si sabe que no tiene a Plácido, no la programa como fin de fiesta.
Yo quizá sea un cateto y no sepa valorar algunas cosas, pero la partitura me pareció sosa, pero sosa como el agua de la berza. Algún momentillo suelto, un dúo un poco más mono, y poca cosa más. Los pobres cantantes se mueven entre cinco o seis notas, y un agudillo suelto de vez en cuando. Música que iba como ilustrando lo que pasaba en escena pero sin gracia. Insisto, igual soy yo que soy un cateto. Pero que yo sepa, hasta ahora, "Il postino" no ha pasado a los anales como "la última obra maestra". Un amigo y ángel de la guarda la definió como "una zarzuela mala y antigua". Lo dice mi amigo, no yo. Pero vamos... Lo que está claro es que Daniel Catán es una figura totalmente respetable y valorable, pero tras la novela y la película, no le veo yo necesidad de escribir esta Ópera.
Puesta en escena más sosa aún que la partitura. Escenografía feota y sosa. Coloritos, pocos elementos y encima feos. Luces también sosas.
Dirección musical digamos que correcta. La orquesta tuvo que tocar casi todo el rato muy bajito para que se oyera al prota, porque se lo comían con patatas. El pobre Vicente Ombuena, claro, hiciera lo que hiciera, se le iba a comparar con Plácido Domingo. Tenía las de perder sí o sí. Pero es que además no tiene una voz bonita ni de amplio registro. El timbre a mí no me gustaba mucho, proyecta poco y aunque tiene momentos delicados y bellos, en general, se queda por detrás del personaje y no le da el empaque físico ni vocal que requiere un prota así.
Leonardo Capalbo sí está fabuloso. Físicamente está perfecto y vocalmente no tiene tacha. Tiene una voz preciosa, una dicción maravillosa (es norteamericano y cantaba en español como si tal cosa) y una sensibilidad y unos pianos de volverte loco de chulos. Olé por él. Silvia Schwartz tiene una voz preciosa también y cantó de maravilla, pero es un poquito sosa también y daba la sensación de tener muy poquitas ganas de abrazar a Leonardo Capalbo. Nancy Fabiola Herrera tiene vozarrón pero para mi gusto se pasó en su personaje de tía mala y borde. Y Cristina Gallardo-Domâs... a mi es que me encanta. Lo que hace aquí es un poco una colaboración especial, porque tiene una escena, otra escenita y poco más. Pero yo me la como de lo que me gusta.
En fin, que yo creo que Mortier tenía pensado un fin de temporada con Plácido Domingo a lo grande. Y ha tenido que hacer este "Il postino" con lo que ha podido. Seguramente si sabe que no tiene a Plácido, no la programa como fin de fiesta.
sábado, 20 de julio de 2013
La Caperucita galáctica. Matadero. Fringe 13.
Tercer espectáculo de Fira Tárrega y otro acierto más. Soy superfan de Fira Tárrega, pordiosssss.
Esto sí que es un espectáculo multidisciplinar en condiciones. No sólo bien hecho, sino fascinante y absolutamente brutal.
En el escenario dos artistas gráficos o como se llamen dos señores que pintan, dibujan y hacen todo tipo de creaciones gráficas en el momento. Dos genios. Una actriz brutal que se mueve por el pantanoso terreno de la realidad virtual y la entrega total con una exigencias técnicas que podrían limitar su "verdad" pero que al contrario, la potencian. Unos músicos que han creado una banda sonora envolvente, fabulosa (de buena y de fábula) y expresiva. Una joya. Y unos artistas multimedia que dan forma a todo eso y crean un espectáculo total absolutamente genial, envolvente e hipnótico.
Mira que yo tengo la espalda chunga y lo de estar tirado en unos cojines lo llevo regumal, pero desde el primer sonido caí hipnotizado por la historia y por la estética y el virtuosismo de la compañía Insectotrópics y volé con Caputxeta y recorrí el laberinto con ella.
Cuento tradicional reinterpretado como cuento cruel en el que Caperucita exorciza la tortura y sometimiento de la jodía mamá y manda al pedo a la abuela explotadora (antológico momento "no habrá más cestitas, abuela") tras haberse encontrado con el "lobo". El mal que en definitiva es ella misma, o está en ella. "Yo soy tú, tú eres yo, yo soy yo, yo soy tú". A tomar por culo las tiranías. Rompo con mis explotadores y me convierto en un ángel de la muerte o de la justicia, a saber.
Yo desde luego, cuando logré salir de la hipnosis, sentí lo mismo que sentí cuando vi por primera vez a La Fura, por ejemplo, con el "Accions", allá por los ochenta y muchos. Había estado dentro de un espectáculo vivo de verdad, único y absolutamente posesivo y vampírico.
Esto sí que es un espectáculo multidisciplinar en condiciones. No sólo bien hecho, sino fascinante y absolutamente brutal.
En el escenario dos artistas gráficos o como se llamen dos señores que pintan, dibujan y hacen todo tipo de creaciones gráficas en el momento. Dos genios. Una actriz brutal que se mueve por el pantanoso terreno de la realidad virtual y la entrega total con una exigencias técnicas que podrían limitar su "verdad" pero que al contrario, la potencian. Unos músicos que han creado una banda sonora envolvente, fabulosa (de buena y de fábula) y expresiva. Una joya. Y unos artistas multimedia que dan forma a todo eso y crean un espectáculo total absolutamente genial, envolvente e hipnótico.
Mira que yo tengo la espalda chunga y lo de estar tirado en unos cojines lo llevo regumal, pero desde el primer sonido caí hipnotizado por la historia y por la estética y el virtuosismo de la compañía Insectotrópics y volé con Caputxeta y recorrí el laberinto con ella.
Cuento tradicional reinterpretado como cuento cruel en el que Caperucita exorciza la tortura y sometimiento de la jodía mamá y manda al pedo a la abuela explotadora (antológico momento "no habrá más cestitas, abuela") tras haberse encontrado con el "lobo". El mal que en definitiva es ella misma, o está en ella. "Yo soy tú, tú eres yo, yo soy yo, yo soy tú". A tomar por culo las tiranías. Rompo con mis explotadores y me convierto en un ángel de la muerte o de la justicia, a saber.
Yo desde luego, cuando logré salir de la hipnosis, sentí lo mismo que sentí cuando vi por primera vez a La Fura, por ejemplo, con el "Accions", allá por los ochenta y muchos. Había estado dentro de un espectáculo vivo de verdad, único y absolutamente posesivo y vampírico.
Conferencia optimista, de milagros y maravillas. Matadero. Fringe 13.
Segundo espectáculo de Fira Tárrega y segundo acierto.
Yo ante una compañía como Fundación Collado-Van Hoestenberghe que se define como "asociación con ánimo" ya me entrego así, sin empezar.
El arranque ya te deja flipado. Lo del rabo de la pera es tan cierto como desestabilizador. A mí se me cayó la mandíbula y no la pude cerrar hasta el final. O incluso después.
Bárbara canta, toca de todo y hasta baila ese baile frenético que me recordaba algún vídeo clip de los ochenta. Todo con un toque naif que te embruja. No sabes si las canciones son bobas ni si canta mal. Puede ser, aunque yo creo que nada es casual, ni canta mal ni mucho menos las canciones son tan chorras como puede parecer.
Ernesto Collado aparece con las orejas tapadas con cinta aislante (porque tiene desprendimiento de orejas, dicen, jajaja) y se empuja una jarra de zumo de sandía y pera por tol morro antes de empezar. Y lo que parece que va a ser un monólogo tipo club de la comedia descubres al instante que es un ejercicio naif (usaré esta palabra muchas veces en este comentario, porque es la que mejor define lo que vi) de comicidad unida a filosofía cotidiana (la relación entre los bolis BIC y los mecheros) y a filosofía casi universal y a metafísica (el Dios garbanzo gordo subido en una mobylette o las fotos en los espejos). Momentos de autoreflexión mientras ves una foto y escuchas al autor. O ese momento John Wayne irrepetible (qué fácil puede ser convertirte en otro) Y ese momento Montaigne, que Collado lee de fábula... pero pa dentro.
En definitiva, una horita llena de ingenio, humor de los hermanos Marx, inteligencia, varias dimensiones de comunicación juntas, diversión, drama de andar por casa (y de sufrir en casa) y una inteligencia que rebosa en cada palabra, en cada gesto y en cada elemento que hay en escena.
Y yo me declaro públicamente desde este momento superfan eterno de Ernesto Collado.
Yo ante una compañía como Fundación Collado-Van Hoestenberghe que se define como "asociación con ánimo" ya me entrego así, sin empezar.
El arranque ya te deja flipado. Lo del rabo de la pera es tan cierto como desestabilizador. A mí se me cayó la mandíbula y no la pude cerrar hasta el final. O incluso después.
Bárbara canta, toca de todo y hasta baila ese baile frenético que me recordaba algún vídeo clip de los ochenta. Todo con un toque naif que te embruja. No sabes si las canciones son bobas ni si canta mal. Puede ser, aunque yo creo que nada es casual, ni canta mal ni mucho menos las canciones son tan chorras como puede parecer.
Ernesto Collado aparece con las orejas tapadas con cinta aislante (porque tiene desprendimiento de orejas, dicen, jajaja) y se empuja una jarra de zumo de sandía y pera por tol morro antes de empezar. Y lo que parece que va a ser un monólogo tipo club de la comedia descubres al instante que es un ejercicio naif (usaré esta palabra muchas veces en este comentario, porque es la que mejor define lo que vi) de comicidad unida a filosofía cotidiana (la relación entre los bolis BIC y los mecheros) y a filosofía casi universal y a metafísica (el Dios garbanzo gordo subido en una mobylette o las fotos en los espejos). Momentos de autoreflexión mientras ves una foto y escuchas al autor. O ese momento John Wayne irrepetible (qué fácil puede ser convertirte en otro) Y ese momento Montaigne, que Collado lee de fábula... pero pa dentro.
En definitiva, una horita llena de ingenio, humor de los hermanos Marx, inteligencia, varias dimensiones de comunicación juntas, diversión, drama de andar por casa (y de sufrir en casa) y una inteligencia que rebosa en cada palabra, en cada gesto y en cada elemento que hay en escena.
Y yo me declaro públicamente desde este momento superfan eterno de Ernesto Collado.
La cita. Matadero. Fringe 13.
La compañía "Green and red" presentan en Fringe una microfunción de 15 minutillos realmente graciosa y acertada.
Lo chungo de hacer un microteatro es como lo que pasa con algunos cortos. O acabas contando un chiste, o una anécdota que no da pa más o cuentas una paja personal sin interés. Escribir un texto con sus conflictos y sus cositas y que dure 15 minutos, es chungo. Pero esta compañía lo hace. Lo que te cuentan es lo que es. Y fíjate que si quisieran, daría para reescribirlo y hacerlo un espectáculo de hora y pico. Pero como microteatro, como lo que es, es perfecto.
A la historia no le falta de nada. Y lo cachondo, que es que cada cierto tiempo piden la opinión del público para decidir por dónde debe seguir la historia, funciona, te hace sentir cómplice. Y si de repente pasan de lo que decide el público, también guay. Es todo tan relajado y tan auténtico que mola todo lo que hacen. Y tanto Nacho Redondo como Marta Aledo están sublimes. Graciosos, naturales, frescos y muy de verdad.
Además me tocó hacer de camarero, así que encima participé de la movida, con lo cual, la sensación de felicidad con la que salí me moló todo.
viernes, 19 de julio de 2013
Que vaya bonito. Matadero. Fringe 13.
Si es que no hay que hacer videproyecciones ni interacciones ni procesos creativo-degenerativos para hacer buen teatro. La simplicidad (aparente) de la palabra en San Pablo Messiez, el teatro inteligente y sabio de Amaya Curieses o de La Zaranda, por ejemplo.
Y si eliges un sitio ideal para una fiesta de despedida como la terraza de la Cantina, creas un ambiente festivo, sueltas por ahí a tres actores superlativos y cuentas una historia cercana, bien contada y sin florituras ególatras, ya lo tienes.
Puedes sentir que estás en medio de una peli de Albaladejo, o a ratos de Benito Zambrano, o si me apuras de Lars Von Trier si tuviera más sentido del humor.
Te tomas una cervecita o una sangría, te comes unos gusanitos y comienza el desastre.
Formalmente es muy interesante y logrado. Al principio, la realidad queda congelada, surge la oscuridad y con ella la verdad oculta. Según avanza el "drama" la realidad sigue congelándose pero ya no hay oscuridad hasta que finalmente ni se congela la realidad ni nada, se juntan verdades ocultas con secretos más ocultos, con confesiones más ocultas aún con la realidad más negra si cabe. Gran idea que funciona de maravilla. Hasta la peligrosa canción final funciona que te cagas.
La historia es talmente lo que te puedes encontrar en cualquier reunión familiar o fiestuqui tipo boda, bautizo o comunión en la que el alcohol da paso a la verdad de cada uno.
Te meas de la risa, reconoces a tus tías, te reconoces a ti mismo, a tu madre, a tu prima Conchi y al tío Fermín. Ni más ni menos que lo que puede pasar en cualquier reunión etílica de cualquier familia española. Hacer un espectáculo así de naif sólo es posible cuando le has dado la vuelta a la realidad. Es como en pintura. Para pintar abstracto hay que saber dibujar y pintar. Luego eso lo sobrepasas. Pues aquí igual. para hacer este hiperrealismo hay que saber hacer teatro pero que muy bien, si no, no te sale. Es un ejercicio de estilo.
Y los tres actores interactúan con el público con el tono justo para convertirte en cómplice y no intimidarte. Además están absolutamente sublimes los tres. Tanto en su composición física como el la forma y método de interpretarlo. Yo me los quería llevar a casa a los tres.
Hoy tenemos otros dos espectáculos de Fira Tárrega y estamos nerviositos.
Y si eliges un sitio ideal para una fiesta de despedida como la terraza de la Cantina, creas un ambiente festivo, sueltas por ahí a tres actores superlativos y cuentas una historia cercana, bien contada y sin florituras ególatras, ya lo tienes.
Puedes sentir que estás en medio de una peli de Albaladejo, o a ratos de Benito Zambrano, o si me apuras de Lars Von Trier si tuviera más sentido del humor.
Te tomas una cervecita o una sangría, te comes unos gusanitos y comienza el desastre.
Formalmente es muy interesante y logrado. Al principio, la realidad queda congelada, surge la oscuridad y con ella la verdad oculta. Según avanza el "drama" la realidad sigue congelándose pero ya no hay oscuridad hasta que finalmente ni se congela la realidad ni nada, se juntan verdades ocultas con secretos más ocultos, con confesiones más ocultas aún con la realidad más negra si cabe. Gran idea que funciona de maravilla. Hasta la peligrosa canción final funciona que te cagas.
La historia es talmente lo que te puedes encontrar en cualquier reunión familiar o fiestuqui tipo boda, bautizo o comunión en la que el alcohol da paso a la verdad de cada uno.
Te meas de la risa, reconoces a tus tías, te reconoces a ti mismo, a tu madre, a tu prima Conchi y al tío Fermín. Ni más ni menos que lo que puede pasar en cualquier reunión etílica de cualquier familia española. Hacer un espectáculo así de naif sólo es posible cuando le has dado la vuelta a la realidad. Es como en pintura. Para pintar abstracto hay que saber dibujar y pintar. Luego eso lo sobrepasas. Pues aquí igual. para hacer este hiperrealismo hay que saber hacer teatro pero que muy bien, si no, no te sale. Es un ejercicio de estilo.
Y los tres actores interactúan con el público con el tono justo para convertirte en cómplice y no intimidarte. Además están absolutamente sublimes los tres. Tanto en su composición física como el la forma y método de interpretarlo. Yo me los quería llevar a casa a los tres.
Hoy tenemos otros dos espectáculos de Fira Tárrega y estamos nerviositos.
2001: a Fringe Odyssey. Matadero. Fringe 13.
Empezó tarde. Mucho colega y ambiente amistoso. En la ficha habla de "reinterpretación" de la peli de Kubrick. Aparte de una cara de mono que sale por ahí y de unas imágenes de naves espaciales, ahí acaba la "reinterpretación". Yo no veo ni rastro de la peli. Pero bueno, tendrá que ver con 2001, supongo.
En otras instalaciones audiovisuales que hemos visto, los que están al mando de los ordenadores y los músicos están a un lado o detrás y en la pantalla ves lo que ellos están desarrollando. Aquí están sobre un escenario, tapando la pantalla, con lo cual lo que más se ve son unas sombras manipulando los cacharros y que no te dejan ver las imágenes que son lo que realmente importa.
Imágenes chulas a veces, otras no tanto y música muy interesante. Pero bueno, a mí personalmente me pareció un poco un ejercicio de fin de carrera o de curso con cosas sueltas interesantes: ciertas imágenes y la música. Pero me resultó frío y como "ya visto" además, hace años. Pero ya veis lo rarito que soy yo. Y como no encuentro ninguna fotico del montaje este, pongo una de HAL, que me sigue dando un yuyu...
En otras instalaciones audiovisuales que hemos visto, los que están al mando de los ordenadores y los músicos están a un lado o detrás y en la pantalla ves lo que ellos están desarrollando. Aquí están sobre un escenario, tapando la pantalla, con lo cual lo que más se ve son unas sombras manipulando los cacharros y que no te dejan ver las imágenes que son lo que realmente importa.
Imágenes chulas a veces, otras no tanto y música muy interesante. Pero bueno, a mí personalmente me pareció un poco un ejercicio de fin de carrera o de curso con cosas sueltas interesantes: ciertas imágenes y la música. Pero me resultó frío y como "ya visto" además, hace años. Pero ya veis lo rarito que soy yo. Y como no encuentro ninguna fotico del montaje este, pongo una de HAL, que me sigue dando un yuyu...
Zoomwooz. Matadero. Fringe 13.
Debíamos de ser unos quince como mucho. Y es una pena, porque esta... vídeo performance está bien.
Escenarios en miniatura. Una cámara de vídeo va recorriendo los distintos miniespacios y nos muestra un mundo sucio, lleno de seres robóticos, tugurios, deshumanización y oscuridad. Imágenes chulas y maquetas sugerentes y oscuras. Un poco de memoria histórica y otro poco de revueltas sociales. Bien. Pero, ¿qué nos quieren contar? Eh... no lo sé muy bien. ¿Podíamos haber visto lo mismo en una videocreación grabada antes y simplemente proyectada y ya está? Pues hombre, sí. Vamos, que el intríngulis de la cosa es ver cómo se hace un vídeo como ese en directo, pero si nos lo proyectan grabado pues tan ricamente.
Ah, y eso sí que no. Por ahí no paso. No hay nada en el universo, por muy gordo que sea que caiga "encima nuestro". Cae "encima de nosotros", joder, que "de nosotros" no es posesivo. Claro, que de esas la peor que he oído en un escenario fue un "siento algo dentro mío..." que ya es de cagarse por las patas.
Escenarios en miniatura. Una cámara de vídeo va recorriendo los distintos miniespacios y nos muestra un mundo sucio, lleno de seres robóticos, tugurios, deshumanización y oscuridad. Imágenes chulas y maquetas sugerentes y oscuras. Un poco de memoria histórica y otro poco de revueltas sociales. Bien. Pero, ¿qué nos quieren contar? Eh... no lo sé muy bien. ¿Podíamos haber visto lo mismo en una videocreación grabada antes y simplemente proyectada y ya está? Pues hombre, sí. Vamos, que el intríngulis de la cosa es ver cómo se hace un vídeo como ese en directo, pero si nos lo proyectan grabado pues tan ricamente.
Ah, y eso sí que no. Por ahí no paso. No hay nada en el universo, por muy gordo que sea que caiga "encima nuestro". Cae "encima de nosotros", joder, que "de nosotros" no es posesivo. Claro, que de esas la peor que he oído en un escenario fue un "siento algo dentro mío..." que ya es de cagarse por las patas.
jueves, 18 de julio de 2013
Torrents of rapture. Matadero. Fringe 13.
Espectáculo realmente multidisciplinar en el que se utilizan todo tipo de elementos teatrales para contarnos la historia de Reggie. O mejor dicho, para que Reggie nos cuente su historia.
Danza casposa, vídeos alucinantes, originales y superbien hechos donde se mezclan maquetas, pequeñas marionetas, color, blanco y negro, una estética tipo cine mudo/expresionismo alemán/melodramón. Dugald Ferguson hace de todo sin ningún tipo de pudor y riéndose de todo y de todos. Fabuloso. Todo sirve para que Reggie, desde su profunda depresión, nos cuente, pluma en mano cuál ha sido la historia real de su relación con Charlie. O la inventada. O la que le habría gustado tener.
Conoció a Charlie, se enamoró de él, vivieron felices, le pilló con otro, el mundo se rompió, le perdonó y le volvió a pillar con otro. Ahora Reggie es un mar de lágrimas, un torrente de pasión desbocada. Y nos cuenta "la otra historia". La del vídeo que vemos detrás. Parecen Gary Cooper y Patricia Neal. Una historia de amor hiperbólica. Y él es los dos. Una idea brillante. ¿Quién es quién? Un tren, dos hombres, un romance, una pasión, hasta que una bomba los separa. Una bomba, una bomba, vamos. ¿Los primeros cuernos? Al pobre Charlie se lo llevan a un campo de concentración los malos, el lado oscuro y Reggie cruza medio mundo para salvar a su amado. ¿El perdón? Y vuelven a vivir una pasión sin freno hasta que estalla otra bomba y los vuelve a separar. ¿Los segundos cuernos? ¿Cuál es la historia real? ¿Qué pasó en realidad? ¿Con cuál te quedas? Reggie desde luego con la del vídeo, la desbocada, la hiperbólica, con el torrente de pasiones. Yo habría hecho lo mismo.
Danza casposa, vídeos alucinantes, originales y superbien hechos donde se mezclan maquetas, pequeñas marionetas, color, blanco y negro, una estética tipo cine mudo/expresionismo alemán/melodramón. Dugald Ferguson hace de todo sin ningún tipo de pudor y riéndose de todo y de todos. Fabuloso. Todo sirve para que Reggie, desde su profunda depresión, nos cuente, pluma en mano cuál ha sido la historia real de su relación con Charlie. O la inventada. O la que le habría gustado tener.
Conoció a Charlie, se enamoró de él, vivieron felices, le pilló con otro, el mundo se rompió, le perdonó y le volvió a pillar con otro. Ahora Reggie es un mar de lágrimas, un torrente de pasión desbocada. Y nos cuenta "la otra historia". La del vídeo que vemos detrás. Parecen Gary Cooper y Patricia Neal. Una historia de amor hiperbólica. Y él es los dos. Una idea brillante. ¿Quién es quién? Un tren, dos hombres, un romance, una pasión, hasta que una bomba los separa. Una bomba, una bomba, vamos. ¿Los primeros cuernos? Al pobre Charlie se lo llevan a un campo de concentración los malos, el lado oscuro y Reggie cruza medio mundo para salvar a su amado. ¿El perdón? Y vuelven a vivir una pasión sin freno hasta que estalla otra bomba y los vuelve a separar. ¿Los segundos cuernos? ¿Cuál es la historia real? ¿Qué pasó en realidad? ¿Con cuál te quedas? Reggie desde luego con la del vídeo, la desbocada, la hiperbólica, con el torrente de pasiones. Yo habría hecho lo mismo.
miércoles, 17 de julio de 2013
Apnea. Matadero. Fringe 13.
Definida como "espectáculo interactivo, buceo libre, performance". Buena definición. No desvelaré mucho de lo que pasa en cuanto entras en el espacio creado por Sala 46 para este espectáculo. Realmente, cuanto más sincero contigo mismo seas y más te apetezca implicarte, más al borde te pondrán y más removerán lo que igual no te apetece remover así porque sí. Hay indicaciones a través de una megafonía sugerente y si las sigues y te pringas, disfrutas, aunque te resulte violento abrazar a un desconocido. Igual eso es lo malo, que nos dé cosa acercarnos a un desconocido, aunque esté en el mismo punto que tú.
Salí con varios rostros en mi retina, y me imagino que si estos días nos vemos por ahí, igual nos reconocemos mutuamente, y quién sabe, puede que hasta nos saludemos.
Os invito a todos a probar esta experiencia. ¿Teatro? Bueeeeenoooo, si por teatro entendemos algo preparado que nos hace sentir algo... sí. Pero claro, esa puede ser también la definición de un plato de arroz con carabineros. Lo dejaremos en "espectáculo interactivo, buceo libre y performance". Eso sí, te llevas a casa un deseo y un secreto inconfesable de alguien del público. Mola.
Pero fíjate, que el buen rollito con el que salí anoche hoy como que ni fú ni fá.
La increíble historia de la chica que llegó la última. Matadero. Fringe 13.
Cuando la mayor parte del público se pone en pie y grita "bravo" y yo estoy aturdido, medio sobado y sin haber sentido la más mínima emoción, está claro que o había muchos amigos o soy rarito. Supongo que soy rarito.
Título precioso que prometía una historia curiosa, bonita y dura. Pero al minuto y medio de empezar la función, oigo que un personaje que es sueco dice "estantería Billy" para corroborar que es sueco. Entonces empiezo a desenchufar. Y tras hora y pico de ver a una actriz con sonrisa permanente, varios actores luchando por darle a la obra lo que no tiene, después de la escena de los Gaddafi, después de escuchar "Ay, pena, penita, pena" y "Corazón contento" de Palito Ortega...
Eh... no sé, mejor no comento más. Pero insisto, la mayor parte del público en pie y gritando "bravo".
Título precioso que prometía una historia curiosa, bonita y dura. Pero al minuto y medio de empezar la función, oigo que un personaje que es sueco dice "estantería Billy" para corroborar que es sueco. Entonces empiezo a desenchufar. Y tras hora y pico de ver a una actriz con sonrisa permanente, varios actores luchando por darle a la obra lo que no tiene, después de la escena de los Gaddafi, después de escuchar "Ay, pena, penita, pena" y "Corazón contento" de Palito Ortega...
Eh... no sé, mejor no comento más. Pero insisto, la mayor parte del público en pie y gritando "bravo".
lunes, 15 de julio de 2013
Static. Matadero. Fringe 13.
Coño, pues mira que íbamos con ganas de ver este espectáculo, porque aparte de otras mil cosas (y los que me leéis ya os habréis dado cuenta) nos vuelve loco el circo contemporáneo.
Y bueno, llegas y los dos componentes de la compañía están por ahí calentando, junto a una furgoneta y tal y tal. Empieza el espectáculo y lo que parece un número con humor casi Keatoniano (si se puede usar esa expresión). Vale, tienen un punto y te sonríes. Hacen un número de trapecio y otro de telas acrobáticas. Muy bien hecho, aunque tampoco nada del otro jueves. Y ya lo que sigue son intentos de números yo diría como de clowns, porque lo que es de circo, ya nada más. El número del equilibrio con la bici tampoco les salió mu pallá. Y el cuerpo te empieza a pesar, pasan los minutos, y pasan y te vienes abajo. Hasta los críos, que al principio estaban encantados y riendo como locos, se callan, y uno de ellos se tira en los cojines y pasa de lo que ve.
Igual ha sonado un poco duro, y no es para tanto. Que el espectáculo está bien, se deja ver y lo que hacen tiene mérito. Lo que sí es verdad, es que hubo no demasiado circo y para mi gusto, el espectáculo se me hizo largo. Claro, si te lees lo que pone en la ficha del festival, no tiene mucho que ver con lo que realmente yo vi, pero bueno, a lo peor es que me pilló con el cuerpo cambiado. Pero también te digo que después de haber visto las maravillas que hemos visto en el Price, auténtico templo del circo bello, novedoso y de una calidad de caerte de espaldas, lo que vimos ayer se nos quedó como sosillo. Pero luego nos fuimos a ver a Esperanza Spalding y se nos pasó el muermo.
Y bueno, llegas y los dos componentes de la compañía están por ahí calentando, junto a una furgoneta y tal y tal. Empieza el espectáculo y lo que parece un número con humor casi Keatoniano (si se puede usar esa expresión). Vale, tienen un punto y te sonríes. Hacen un número de trapecio y otro de telas acrobáticas. Muy bien hecho, aunque tampoco nada del otro jueves. Y ya lo que sigue son intentos de números yo diría como de clowns, porque lo que es de circo, ya nada más. El número del equilibrio con la bici tampoco les salió mu pallá. Y el cuerpo te empieza a pesar, pasan los minutos, y pasan y te vienes abajo. Hasta los críos, que al principio estaban encantados y riendo como locos, se callan, y uno de ellos se tira en los cojines y pasa de lo que ve.
Igual ha sonado un poco duro, y no es para tanto. Que el espectáculo está bien, se deja ver y lo que hacen tiene mérito. Lo que sí es verdad, es que hubo no demasiado circo y para mi gusto, el espectáculo se me hizo largo. Claro, si te lees lo que pone en la ficha del festival, no tiene mucho que ver con lo que realmente yo vi, pero bueno, a lo peor es que me pilló con el cuerpo cambiado. Pero también te digo que después de haber visto las maravillas que hemos visto en el Price, auténtico templo del circo bello, novedoso y de una calidad de caerte de espaldas, lo que vimos ayer se nos quedó como sosillo. Pero luego nos fuimos a ver a Esperanza Spalding y se nos pasó el muermo.
sábado, 13 de julio de 2013
Stockmann. Matadero. Fringe 13.
Los miembros de la compañía Les Antonietes te reciben en la puerta de la Nave 16.2, bajo la solanera de Matadero y te ofrecen un vasito de ponche. Van en albornoz, y todo hace prever que vas a ver un divertimento. Ese relax y cercanía con el público mola. Y según entras, te sientas en esos cojines incomodísimos y empiezas a sudar, ellos hablan un poco con la gente e incluso saludan a algún conocido. Pero empieza la función, y salvo un par de detalles como de cercanía con el público, lo que vemos es una buena adaptación de "El enemigo del pueblo" de Ibsen. Pero se acabó el juego.
Bueno, da igual. La función está bien. Bien dirigida y bien interpretada, aunque todos los actores sean jóvenes para sus papeles. Pero bueno. Lo hacen bien. Y aunque la dirección sea correcta, sin nada novedoso. Pero está bien. Todo es correcto. Todo está bien. Hay algún actor que a mí particularmente me carga un poco, pero son cosas mías. Está bien de ritmo, está bien la escenografía, está bien de luces. Todo está bien. Simplemente bien. O no tan simplemente, porque hacer algo que aunque no innove nada ni te haga sentir que has visto la función del año, esté bien, ya es difícil.
Sí destaco el curro de Bernat Quintana, que aunque de entrada no le vaya mucho el papel, pero todo lo que hace lo hace bien y se entrega totalmente, lo cual es de agradecer. Y es que este chico es muy bueno, y lo que hace está muy bien. Enhorabuena.
Eso sí, con lo que no puedo es con las patadas al diccionario. "Estoy seguro que", "estoy convencido que", "tengo la sensación que". Por favor, mucho cuidado con el texto. Oí también algún catalanismo que no es correcto. Cuidadín con las traducciones, hay que hacerlas correctamente. Y que conste que ese tipo de cosas las he oído en espectáculos de las más importantes compañías catalanas, madrileñas, de Toledo y de Valladolid. Quizá deberían contar todas las compañías con un corrector de estilo que vigile para que el uso de la palabra sea siempre correcto. Pero bueno, aunque me rechina, no es algo vital.
Resumiendo, el espectáculo funciona, está bien, es correcto, aunque no aporta nada nuevo. Lo ves, lo disfrutas, no te aburres, se acaba y la vida sigue. Te queda una frase, "qué más da que tengas razón si no tienes el poder" y el buen recuerdo de Bernat Quintana y... la pena porque hayan metido a esta compañía en un hangar que no ayudaba nada con tantísimo eco y una acústica tan mala. Joer, cada espectáculo puede y debe ir a un espacio concreto que ayude a potenciar la función, no que vaya tan en contra como ayer con estos pobres, que después del currazo que tienen, es una putada que efectivamente parezca que están "en la catedral de Burgos" como bien dijo uno de ellos.
Bueno, da igual. La función está bien. Bien dirigida y bien interpretada, aunque todos los actores sean jóvenes para sus papeles. Pero bueno. Lo hacen bien. Y aunque la dirección sea correcta, sin nada novedoso. Pero está bien. Todo es correcto. Todo está bien. Hay algún actor que a mí particularmente me carga un poco, pero son cosas mías. Está bien de ritmo, está bien la escenografía, está bien de luces. Todo está bien. Simplemente bien. O no tan simplemente, porque hacer algo que aunque no innove nada ni te haga sentir que has visto la función del año, esté bien, ya es difícil.
Sí destaco el curro de Bernat Quintana, que aunque de entrada no le vaya mucho el papel, pero todo lo que hace lo hace bien y se entrega totalmente, lo cual es de agradecer. Y es que este chico es muy bueno, y lo que hace está muy bien. Enhorabuena.
Eso sí, con lo que no puedo es con las patadas al diccionario. "Estoy seguro que", "estoy convencido que", "tengo la sensación que". Por favor, mucho cuidado con el texto. Oí también algún catalanismo que no es correcto. Cuidadín con las traducciones, hay que hacerlas correctamente. Y que conste que ese tipo de cosas las he oído en espectáculos de las más importantes compañías catalanas, madrileñas, de Toledo y de Valladolid. Quizá deberían contar todas las compañías con un corrector de estilo que vigile para que el uso de la palabra sea siempre correcto. Pero bueno, aunque me rechina, no es algo vital.
Resumiendo, el espectáculo funciona, está bien, es correcto, aunque no aporta nada nuevo. Lo ves, lo disfrutas, no te aburres, se acaba y la vida sigue. Te queda una frase, "qué más da que tengas razón si no tienes el poder" y el buen recuerdo de Bernat Quintana y... la pena porque hayan metido a esta compañía en un hangar que no ayudaba nada con tantísimo eco y una acústica tan mala. Joer, cada espectáculo puede y debe ir a un espacio concreto que ayude a potenciar la función, no que vaya tan en contra como ayer con estos pobres, que después del currazo que tienen, es una putada que efectivamente parezca que están "en la catedral de Burgos" como bien dijo uno de ellos.
viernes, 12 de julio de 2013
Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y ganas de triunfar. Matadero. Fringe 13
La compañía Vaca 35 Teatro en Grupo viene de Méjico y se nota. Yo le veo un toque Ripstein que me pone. ¡Y encima, basado en "La Criadas" de Genet! Dos mitos juntos.
Te dan un chupito de licor que no te nubla la mente, pero que te va a hacer sudar. Bajas a un sótano enano, estás apelotonao con el resto del público. Hay dos actrices mirándose a 20 cm de distancia. Y entonces empieza el huracán.
Todos habréis visto alguna foto. Todos sabéis que hay una actriz menudita y otra inmensa. Y cuando comienza el huracán, empiezan a gritan desaforadamente y con un nivelamen de energía desbocada y de agresividad y sordidez que tú menguas en tu silla y sólo rezas para que no te vuele una hostia. Son cerca de 15 minutos a todo gas. Pero a todo gas. Es como una pelea de perros, o como el encuentro de dos elefantes furiosos. Tú has empequeñecido, ellas se han ventilado el poco oxígeno que hay en la habitación, el chupito empieza a hacer efecto, sudas, el aire está irrespirable y te entra un agobio que pa qué. Y es verdad que huele. A jabón, a sudor, a cerrado...
Empezar así un espectáculo, con ese nivel de energía, es casi cargártelo, porque a ver quién es el chulo que aguanta con el listón tan alto. No se puede mantener ese nivel de energía y de tensión. Mentira. Sí se puede.
Las siguientes escenas son tan duras o más que la primera, aunque con otro tempo, con otra estética casi, con otra crueldad distinta. La escena en la que una de ellas prepara un revueltito de huevos con cebolla mientras la otra se baila "Hay Tani, mi Tani" es para mearte. O cuando limpian el estropicio mientas se echan flores la una a la otra. O el duelo brutal y descarnado a golpe de bocata... son todas piezas espeluznantes. Porque el baño en ese barreño... no tiene precio. O el cuento final... Casi podríamos decir que hemos asistido a una liturgia o a al menos a una ceremonia que pasa por el pecado, la culpa, el arrepentimiento, el apocalipsis, hasta llegar al baño purificador y delicado que termina con una madonna arropando a su bebé. Quiero agradecer a Alfredo Millán que me deje utilizar sus fotografías para este artículo. Son las dos en color y podéis ver que reflejan la brutalidad del espectáculo.
Espero no ser maleducado, pero creo que es evidente que el aspecto, las dimensiones, la valentía, el vozarrón y en general el efecto que producen dos actrices físicamente tan dispares, hace que la función sea algo irrepetible. Un bravo enorme para las dos actrices, enorrrrrmes en el sentido más amplio de la palabra. Están arrasando en su llegada a España y pocas veces estoy más de acuerdo con este exitazo. Lo que no sé es cómo lo hicieron en "La casa de la portera", pero Martret y Puraenvidia con unos genios y lo habrán adaptado perfectamente. Yo no sé, chico, pero salí espeluznado.
Te dan un chupito de licor que no te nubla la mente, pero que te va a hacer sudar. Bajas a un sótano enano, estás apelotonao con el resto del público. Hay dos actrices mirándose a 20 cm de distancia. Y entonces empieza el huracán.
Todos habréis visto alguna foto. Todos sabéis que hay una actriz menudita y otra inmensa. Y cuando comienza el huracán, empiezan a gritan desaforadamente y con un nivelamen de energía desbocada y de agresividad y sordidez que tú menguas en tu silla y sólo rezas para que no te vuele una hostia. Son cerca de 15 minutos a todo gas. Pero a todo gas. Es como una pelea de perros, o como el encuentro de dos elefantes furiosos. Tú has empequeñecido, ellas se han ventilado el poco oxígeno que hay en la habitación, el chupito empieza a hacer efecto, sudas, el aire está irrespirable y te entra un agobio que pa qué. Y es verdad que huele. A jabón, a sudor, a cerrado...
Empezar así un espectáculo, con ese nivel de energía, es casi cargártelo, porque a ver quién es el chulo que aguanta con el listón tan alto. No se puede mantener ese nivel de energía y de tensión. Mentira. Sí se puede.
Las siguientes escenas son tan duras o más que la primera, aunque con otro tempo, con otra estética casi, con otra crueldad distinta. La escena en la que una de ellas prepara un revueltito de huevos con cebolla mientras la otra se baila "Hay Tani, mi Tani" es para mearte. O cuando limpian el estropicio mientas se echan flores la una a la otra. O el duelo brutal y descarnado a golpe de bocata... son todas piezas espeluznantes. Porque el baño en ese barreño... no tiene precio. O el cuento final... Casi podríamos decir que hemos asistido a una liturgia o a al menos a una ceremonia que pasa por el pecado, la culpa, el arrepentimiento, el apocalipsis, hasta llegar al baño purificador y delicado que termina con una madonna arropando a su bebé. Quiero agradecer a Alfredo Millán que me deje utilizar sus fotografías para este artículo. Son las dos en color y podéis ver que reflejan la brutalidad del espectáculo.
Espero no ser maleducado, pero creo que es evidente que el aspecto, las dimensiones, la valentía, el vozarrón y en general el efecto que producen dos actrices físicamente tan dispares, hace que la función sea algo irrepetible. Un bravo enorme para las dos actrices, enorrrrrmes en el sentido más amplio de la palabra. Están arrasando en su llegada a España y pocas veces estoy más de acuerdo con este exitazo. Lo que no sé es cómo lo hicieron en "La casa de la portera", pero Martret y Puraenvidia con unos genios y lo habrán adaptado perfectamente. Yo no sé, chico, pero salí espeluznado.
Vamos a hacerte bailar: Persiguiendo a Patti Smith. Matadero. Fringe 13.
Ya desde que llegas lo que hay es lo que hay. Están las dos actrices/bailarinas como calentando y pidiendo a la gente un cigarrito o un mechero. Si alguien del público te pide un piti, no se lo das, pero si te lo pide una de las actrices, sí, pierdes el culo. Pues eso es lo que es. Los "artistas", por el hecho de serlo, tienen "beneficios" que el resto no tenemos. Y la Patti y su entorno pueden portarse como les salga de ahí mismo porque "como son artistas..."
Meritxell Barberá e Inma García cuentan, porque la cuentan, la historia de su odisea por conseguir que Patti Smith se involucre en un proyecto que tienen ellas y para el que cuentan con apoyo y subvención de mogollón de instituciones. Pero Patti pasa. Hasta les prohiben usar cualquiera de sus canciones. ¿Qué hacemos entonces? Pues como las dos tienen mucha ilusión en el proyecto, siguen adelante. Y si no pueden usar sus canciones, pues las cantan. Y si no, las cantamos los demás.
La verdad es que la historia es tronchante y durita, porque vamos con la Patti. "No os dejo usar las canciones NUNCA JAMÁS". Pero ambas artistas te lo cuentan de una forma, y lo escenifican tan bien, que sacan adelante un espectáculo fresco, divertido, delirante y sarcástico en medio de la adversidad. Y además actúan, bailan, hay unas proyecciones audiovisuales bellísimas y de auténtico video-arte. Escenografía chula, vestuario muy bien elegido (desde el vestido "Pina Bausch" al pelucón final), buenas luces, maravillosos vídeos.
Vamos, que te lo pasas pipa, piensas que la Patti es una pedorra aunque ellas en ningún momento dicen nada malo de ella, y disfrutas de un gran espectáculo de danza y teatro con un planteamiento original y un desarrollo fresco, divertido y muchísimo más profesional y exhaustivo de lo que puede parecer. Desde luego, una compañía para tener en cuenta. Bravísimo, chicas. Aunque... quizá le sobraban 10 minutitos. Y el "solo" largo, demasiado largo, tampoco era para tirar cohetes.
¡Coño, y se quedaron mi mechero!
Meritxell Barberá e Inma García cuentan, porque la cuentan, la historia de su odisea por conseguir que Patti Smith se involucre en un proyecto que tienen ellas y para el que cuentan con apoyo y subvención de mogollón de instituciones. Pero Patti pasa. Hasta les prohiben usar cualquiera de sus canciones. ¿Qué hacemos entonces? Pues como las dos tienen mucha ilusión en el proyecto, siguen adelante. Y si no pueden usar sus canciones, pues las cantan. Y si no, las cantamos los demás.
La verdad es que la historia es tronchante y durita, porque vamos con la Patti. "No os dejo usar las canciones NUNCA JAMÁS". Pero ambas artistas te lo cuentan de una forma, y lo escenifican tan bien, que sacan adelante un espectáculo fresco, divertido, delirante y sarcástico en medio de la adversidad. Y además actúan, bailan, hay unas proyecciones audiovisuales bellísimas y de auténtico video-arte. Escenografía chula, vestuario muy bien elegido (desde el vestido "Pina Bausch" al pelucón final), buenas luces, maravillosos vídeos.
Vamos, que te lo pasas pipa, piensas que la Patti es una pedorra aunque ellas en ningún momento dicen nada malo de ella, y disfrutas de un gran espectáculo de danza y teatro con un planteamiento original y un desarrollo fresco, divertido y muchísimo más profesional y exhaustivo de lo que puede parecer. Desde luego, una compañía para tener en cuenta. Bravísimo, chicas. Aunque... quizá le sobraban 10 minutitos. Y el "solo" largo, demasiado largo, tampoco era para tirar cohetes.
¡Coño, y se quedaron mi mechero!
jueves, 11 de julio de 2013
Tres hermanas, versión androide. Matadero. Fringe 13.
A mí me gusta mucho Chéjov. Y no es que haya que respetar a los clásicos y hacerlos siempre única y exclusivamente de la forma tradicional, no es eso. Pero yo, por lo que había leído, iba esperando ver un Chéjov. Revisitado por una compañía japonesa, que ya es un puntazo. Y con un personaje "interpretado" por un androide. Vale. Pero es que ni Chéjov ni Cristo que lo fundó.
Vamos por partes. El espectáculo es de sofá. Los personajes entran y salen, se sientan en un sofá y hablan. Hablan sentados en un sofá. A ratos era un poco como estar viendo un Mihura o algo así. Bueno, ahí hay hasta más acción. Pero bueno, es una opción. Me la trago.
Me da a mí que el 99% del publico íbamos por lo del robot. Y el robot mola, es chulo, es muy bonito, parece una mujer realmente. Pero claro, sus entradas y salidas son un poco forzadas y casi torpes. Vale, es un robot y no es un humano. Me lo trago también. No es problema. Pero claro, los personajes están tan cambiados respecto al original que...
Hay otro robot, el mayordomo de la casa de las hermanas, que es muy salao pero que poco aporta.
El conflicto de las hermanas es... no sé muy bien cuál es. "Irina" lleva diez años muerta y ha sido reemplazada por un androide. Todos lo aceptan, cosa normal en un Japón del futuro. Pero el conflicto de esa "Irina" es que tuvo un trauma de joven y por eso decidió "morir" y ser reemplazada. Pero la "Irina" humana no murió y vive también en la casa. Me estoy liando...
El meollo de la obra es que van a cenar caballa, que es poco apropiada para una cena de postín. Cualquier asomo de los conflictos de la obra de Chéjov desaparece y sólo quedan unos personajes que terminan exactamente igual que empiezan, a los que no les ha pasado nada, y tras hora y media hablando casi todo el rato sobre cosas insulsas. No hay apenas conflicto ni pasa realmente nada. Lo único que mola es una reflexión del androide, que se lamenta de que como robot, no va a morir nunca, con lo que su perspectiva de las cosas es distinta a la de los humanos.
En definitiva, nada que ver con Chéjov ni con sus personajes. De hecho, "Olga" es una maru y "Masha" una cornuda algo histérica, punto. Y luego, qué quieres que te diga, pero que la frase final sea "hay que comer" me derrumba muchos andamios emocionales.
Que sí, que se deja ver, que está mono, que mola el robot, pero si crees que vas a ver un Chéjov, olvídate.
Vamos por partes. El espectáculo es de sofá. Los personajes entran y salen, se sientan en un sofá y hablan. Hablan sentados en un sofá. A ratos era un poco como estar viendo un Mihura o algo así. Bueno, ahí hay hasta más acción. Pero bueno, es una opción. Me la trago.
Me da a mí que el 99% del publico íbamos por lo del robot. Y el robot mola, es chulo, es muy bonito, parece una mujer realmente. Pero claro, sus entradas y salidas son un poco forzadas y casi torpes. Vale, es un robot y no es un humano. Me lo trago también. No es problema. Pero claro, los personajes están tan cambiados respecto al original que...
Hay otro robot, el mayordomo de la casa de las hermanas, que es muy salao pero que poco aporta.
El conflicto de las hermanas es... no sé muy bien cuál es. "Irina" lleva diez años muerta y ha sido reemplazada por un androide. Todos lo aceptan, cosa normal en un Japón del futuro. Pero el conflicto de esa "Irina" es que tuvo un trauma de joven y por eso decidió "morir" y ser reemplazada. Pero la "Irina" humana no murió y vive también en la casa. Me estoy liando...
El meollo de la obra es que van a cenar caballa, que es poco apropiada para una cena de postín. Cualquier asomo de los conflictos de la obra de Chéjov desaparece y sólo quedan unos personajes que terminan exactamente igual que empiezan, a los que no les ha pasado nada, y tras hora y media hablando casi todo el rato sobre cosas insulsas. No hay apenas conflicto ni pasa realmente nada. Lo único que mola es una reflexión del androide, que se lamenta de que como robot, no va a morir nunca, con lo que su perspectiva de las cosas es distinta a la de los humanos.
En definitiva, nada que ver con Chéjov ni con sus personajes. De hecho, "Olga" es una maru y "Masha" una cornuda algo histérica, punto. Y luego, qué quieres que te diga, pero que la frase final sea "hay que comer" me derrumba muchos andamios emocionales.
Que sí, que se deja ver, que está mono, que mola el robot, pero si crees que vas a ver un Chéjov, olvídate.
Happy end. Matadero. Fringe 13.
Poco se puede contar de este espectáculo de 15 minutos. Historia sobre el amor en cinco actos. Gran poder de concreción para resumir cada momento del amor en un sketch de 2 minutos, incluso alguno de 50 segundos. Tres intérpretes que hablan, cantan y bailan en una historia que merecería estar en un Microteatro. El espectáculo dura 15 minutos, y está divertido, es gracioso, está bien interpretado y mola, sobre todo el número final. Si lo veis por ahí anunciado, id a verlo. A mi me han quedado ganas de ver más cosas y más largas de esta compañía. Para empezar el Fringe, guay.
miércoles, 10 de julio de 2013
El mal de la liebre. Cuarta Pared.
Qué mejor forma de terminar la semana y enfrentarse al duro lunes que viendo una función fresca, divertida, bien dirigida, bien interpretada y con mensajito todo por el mismo precio.
Si es que ya lo explican divinamente en el dossier. La liebre corre como loca delante del galgo. A veces no mide sus fuerzas y muere antes de tiempo sin que el galgo la haya cazado. No han medido sus fuerzas y mueren ellas solas. a veces incluso mueren sin darse cuenta de que no las persigue nadie. Eso nos pasa a los humanos. Corremos como locos, no medimos nuestras fuerzas, ni las sabemos encauzar, ni distinguimos qué merece la pena y qué no. No vemos lo que tenemos delante y nos colapsamos sin saber qué nos agobiaba tanto.
Esta moraleja te la cuentan desde el principio, y a través de todo tipo de juegos y "técnicas teatrales", danza, teatro, psicodrama... te van llevando tanto el director, Pedro Casas como todos y cada uno de los fabulosos actores por un juego cruel hasta el final. Maravillosamente dirigida y genialmente interpretada. Divertida, con unos cambios de registro fabulosos y que funcionan a la perfección. Ya desde la entrada, los actores hablan contigo y te saludan como si fueras a formar parte de una quedada entre colegas. La moraleja es triste, cruel, pero tan real que se te ponen los pelos de punta. Y digo moraleja, porque se trata de un cuento. Ya no sólo el cuento de "La verdadera historia del Señor Smith", sino el cuento de la vida de cada uno de los actores y de cada uno de nosotros. No sé si lo que se cuenta en el capítulo "¿Qué hiciste el año 2009? ¿Y en 2008?..." es cierto. Supongo que cosas sí y cosas no. Pero si ese ejercicio lo hiciéramos cada uno de nosotros, nos daríamos cuenta de lo "liebres" que somos y quizá levantaríamos el pie del acelerador un poquito.
No habla de los grandes dramas universales ni de los mogollones de hoy en día, pero habla de cómo somos y de por qué estamos todos como estamos. De nuestros mogollones diarios. Yo no pido más. Ni menos, que lo que te cuentan no es moco de pavo.
Y yo es que me llevaba a todos los actores a casa de lo majos que son.
Si es que ya lo explican divinamente en el dossier. La liebre corre como loca delante del galgo. A veces no mide sus fuerzas y muere antes de tiempo sin que el galgo la haya cazado. No han medido sus fuerzas y mueren ellas solas. a veces incluso mueren sin darse cuenta de que no las persigue nadie. Eso nos pasa a los humanos. Corremos como locos, no medimos nuestras fuerzas, ni las sabemos encauzar, ni distinguimos qué merece la pena y qué no. No vemos lo que tenemos delante y nos colapsamos sin saber qué nos agobiaba tanto.
Esta moraleja te la cuentan desde el principio, y a través de todo tipo de juegos y "técnicas teatrales", danza, teatro, psicodrama... te van llevando tanto el director, Pedro Casas como todos y cada uno de los fabulosos actores por un juego cruel hasta el final. Maravillosamente dirigida y genialmente interpretada. Divertida, con unos cambios de registro fabulosos y que funcionan a la perfección. Ya desde la entrada, los actores hablan contigo y te saludan como si fueras a formar parte de una quedada entre colegas. La moraleja es triste, cruel, pero tan real que se te ponen los pelos de punta. Y digo moraleja, porque se trata de un cuento. Ya no sólo el cuento de "La verdadera historia del Señor Smith", sino el cuento de la vida de cada uno de los actores y de cada uno de nosotros. No sé si lo que se cuenta en el capítulo "¿Qué hiciste el año 2009? ¿Y en 2008?..." es cierto. Supongo que cosas sí y cosas no. Pero si ese ejercicio lo hiciéramos cada uno de nosotros, nos daríamos cuenta de lo "liebres" que somos y quizá levantaríamos el pie del acelerador un poquito.
No habla de los grandes dramas universales ni de los mogollones de hoy en día, pero habla de cómo somos y de por qué estamos todos como estamos. De nuestros mogollones diarios. Yo no pido más. Ni menos, que lo que te cuentan no es moco de pavo.
Y yo es que me llevaba a todos los actores a casa de lo majos que son.
lunes, 8 de julio de 2013
El mercader de Venecia. Festival de Almagro.
Pues este Shakespeare del Teatro estatal de Dresde es una pura gozada desde que empieza hasta que acaba.
Si el teatro es un juego o al menos la palabra "play" significa "interpretar" y "jugar", este montaje es puro juego, puro divertimento untado con toda la crueldad de la obra de Shakespeare, que tiene un rato.
Un escenario vacío, una caja negra. Unos actores salen y entre risas y juegos se reparten los papeles y se "disfrazan" con ropa que llueve del cielo, o que cae del cielo de la mano de alguien. A saber. Lo que está claro es que es un puro divertimento. Al menos de momento.
Yo me lo pasé pipa con los Propeller, pero esta otra forma de ver a Shakespeare mola todo.
Lo mismo, todo tíos. Pero aquí el escenario está vacío, negro, y no hay casi objetos, sólo un par de cosas. El resto se escenifica con ropa. Cientos de pantalones, camisetas, chupas, sudaderas, faldas... Y todo va surgiendo. Personajes, situaciones, conflictos, de entre esas montañas de ropa.
La obra es tela. Enredos amorosos mezclados con una historia de venganza disfrazada de justicia o de justicia disfrazada de venganza. El judío es malo, es casi un skinhead, macarra que te cagas y con un mal rollito... pero la venganza sobre él es brutal. Casi tan brutal como la venganza que él quiere, exige y lo peor de todo, está a punto de recibir.
Los actores no pueden estar mejor, lo que sí puede estar mejor son los sobretítulos. Van a ratos un poco a su bola, como casi siempre. De pronto se paran y cuando le dan a la tecla, los pasan a todo meter. Lo de siempre. Pero como sigues bien lo que pasa, ya está. Y es que los actores están tan maravillosos, que la función fluye. Un sentido del ritmo genial que hace que las tres horas que dura la función pasen volando. Eso sí, con un caloraco que estábamos todos al borde de la lipotimia, pero es lo que tiene Almagro en Julio.
En resumen, un montaje divertido, ágil, duro, con una dirección y unos actores absolutamente brillantes y un resultado fascinante y cruel. Ese final con los pobres hombres humillados porque sí por sus churris... pero el texto es el texto. Si de refilón os enteráis de que lo van a hacer a menos de mil kilómetros a la redonda, id cagando leches.
Si el teatro es un juego o al menos la palabra "play" significa "interpretar" y "jugar", este montaje es puro juego, puro divertimento untado con toda la crueldad de la obra de Shakespeare, que tiene un rato.
Un escenario vacío, una caja negra. Unos actores salen y entre risas y juegos se reparten los papeles y se "disfrazan" con ropa que llueve del cielo, o que cae del cielo de la mano de alguien. A saber. Lo que está claro es que es un puro divertimento. Al menos de momento.
Yo me lo pasé pipa con los Propeller, pero esta otra forma de ver a Shakespeare mola todo.
Lo mismo, todo tíos. Pero aquí el escenario está vacío, negro, y no hay casi objetos, sólo un par de cosas. El resto se escenifica con ropa. Cientos de pantalones, camisetas, chupas, sudaderas, faldas... Y todo va surgiendo. Personajes, situaciones, conflictos, de entre esas montañas de ropa.
La obra es tela. Enredos amorosos mezclados con una historia de venganza disfrazada de justicia o de justicia disfrazada de venganza. El judío es malo, es casi un skinhead, macarra que te cagas y con un mal rollito... pero la venganza sobre él es brutal. Casi tan brutal como la venganza que él quiere, exige y lo peor de todo, está a punto de recibir.
Los actores no pueden estar mejor, lo que sí puede estar mejor son los sobretítulos. Van a ratos un poco a su bola, como casi siempre. De pronto se paran y cuando le dan a la tecla, los pasan a todo meter. Lo de siempre. Pero como sigues bien lo que pasa, ya está. Y es que los actores están tan maravillosos, que la función fluye. Un sentido del ritmo genial que hace que las tres horas que dura la función pasen volando. Eso sí, con un caloraco que estábamos todos al borde de la lipotimia, pero es lo que tiene Almagro en Julio.
En resumen, un montaje divertido, ágil, duro, con una dirección y unos actores absolutamente brillantes y un resultado fascinante y cruel. Ese final con los pobres hombres humillados porque sí por sus churris... pero el texto es el texto. Si de refilón os enteráis de que lo van a hacer a menos de mil kilómetros a la redonda, id cagando leches.
La verdad sospechosa. Festival de Almagro.
La obra de Ruiz de Alarcón, leyendas aparte, podría ser digan del mejor Lope. En cualquier caso es digna del mejor Ruiz de Alarcón. Enredos, amores, retos, padres, hijos, mujeres, hombres y mentiras. Mogollón de mentiras. La mentira casi como razón de ser. García vive y disfruta en medio de la mentira. Quizá si no no sería quien es y lo que es. Chico, cada uno se busca la vida para lucir un poco entre el resto, ¿no?
Ver una función como esta en Almagro es lo suyo. Aunque no sea en el corral de comedias. También te digo que este montaje en concreto, en el Pavón, no será lo mismo. la escenografía funciona. Espacio limpio (que no vacío) que se transforma en lo que sea menester. Hasta podría haber un paralelismo con el corral de comedias, ya que hasta hay balcones. Aunque el balcón precisamente sea lo que peor funciona.
Comedia dirigida con muy buena mano. Tiene buen ritmo, es más, tiene el ritmo adecuado. Cada escena es una unidad y todas juntas forman otra unidad. Brío y precisión en un gran trabajo de Helena Pimenta.
Rafa Castejón no es un actor que me guste demasiado. Lo siento pero es así. De hecho, en "La vida es sueño" no me gustó nada. Pero aquí está que se sale. Evidentemente domina el texto de forma magistral. Sabe lo que dice en cada segundo y todo lo que hace está bien. Es todo un acierto que le da una dimensión al texto interesante. De entrada te esperas a un galanazo de estos guapetones. Pero el físico de Castejón no es de galán. Pero por eso mismo, le da al personaje un toque como de que vive rodeado de mentiras (unas más graves que otras, pero casi todas graciosas) para hacerse de valer. Si fuera un tiazo, usaría la mentira como un arma cruel, pero al no serlo, parece que es un juego que le da un lugar en el mundo. Claro que se pasa tres pueblos con su padre y con todo dios que se le cruce y eso no mola. Por eso acaban todos con quien no deben, en un baile que es casi una danza macabra. La mentira, por muy cachonda que sea, sólo trae desgracias. Si te pillan, claro.
El resto del reparto está bien. Todos graciosos cuando deben estarlo, diciendo bien el verso. Pepa Pedroche mola todo. Sin hablar se lleva el foco cada vez que sale. Y si habla, más todavía. ¡Qué lista es! David Lorente quizá demasiado payaso pa mi gusto. hable o no hable no para de hacer muecas. Y es gracioso, claro que lo es, pero menos cosas serían más valiosas. y Marta Poveda, que lo que hace está muy bien, creo que tiene un problema en las cuerdas. Al menos esa es la sensación que me da. Ya lo pensé en "La vida es sueño" pero aquí es que se nota mucho. Abusa un poco de los grititos, y de verdad que da la sensación de tener nódulos o pólipos o algo en la voz. Igual es su timbre que es así, pero a mí me saca y me tiene pensando que en cualquier momento peta.
Y yo es que tengo debilidad absoluta por Joaquín Notario y por Nuria Gallardo. Notario siempre está perfecto y aquí está más que perfecto. Dice mejor que nadie y cada gesto, inflexión y matiz, es una lección. Yo de mayor quiero ser Joaquín Notario. Por soñar... Y Nuria Gallardo es que está pa comérsela. La voz más bella del teatro español y la sonrisa más dulce. El personaje aquí no es que sea una maravilla, pero ella le da una luz que te enamora.
En definitiva, buen montaje, buenos actores, grandes Notario y Nuria, sobresaliente Castejón y buen montaje aunque bueno, es eso, un buen montaje. No es la obra del año, pero todo es correcto y funciona. Jo, pero me jode no haber encontrado una foto de Nuria y Notario. No hay, claro.
Ver una función como esta en Almagro es lo suyo. Aunque no sea en el corral de comedias. También te digo que este montaje en concreto, en el Pavón, no será lo mismo. la escenografía funciona. Espacio limpio (que no vacío) que se transforma en lo que sea menester. Hasta podría haber un paralelismo con el corral de comedias, ya que hasta hay balcones. Aunque el balcón precisamente sea lo que peor funciona.
Comedia dirigida con muy buena mano. Tiene buen ritmo, es más, tiene el ritmo adecuado. Cada escena es una unidad y todas juntas forman otra unidad. Brío y precisión en un gran trabajo de Helena Pimenta.
Rafa Castejón no es un actor que me guste demasiado. Lo siento pero es así. De hecho, en "La vida es sueño" no me gustó nada. Pero aquí está que se sale. Evidentemente domina el texto de forma magistral. Sabe lo que dice en cada segundo y todo lo que hace está bien. Es todo un acierto que le da una dimensión al texto interesante. De entrada te esperas a un galanazo de estos guapetones. Pero el físico de Castejón no es de galán. Pero por eso mismo, le da al personaje un toque como de que vive rodeado de mentiras (unas más graves que otras, pero casi todas graciosas) para hacerse de valer. Si fuera un tiazo, usaría la mentira como un arma cruel, pero al no serlo, parece que es un juego que le da un lugar en el mundo. Claro que se pasa tres pueblos con su padre y con todo dios que se le cruce y eso no mola. Por eso acaban todos con quien no deben, en un baile que es casi una danza macabra. La mentira, por muy cachonda que sea, sólo trae desgracias. Si te pillan, claro.
El resto del reparto está bien. Todos graciosos cuando deben estarlo, diciendo bien el verso. Pepa Pedroche mola todo. Sin hablar se lleva el foco cada vez que sale. Y si habla, más todavía. ¡Qué lista es! David Lorente quizá demasiado payaso pa mi gusto. hable o no hable no para de hacer muecas. Y es gracioso, claro que lo es, pero menos cosas serían más valiosas. y Marta Poveda, que lo que hace está muy bien, creo que tiene un problema en las cuerdas. Al menos esa es la sensación que me da. Ya lo pensé en "La vida es sueño" pero aquí es que se nota mucho. Abusa un poco de los grititos, y de verdad que da la sensación de tener nódulos o pólipos o algo en la voz. Igual es su timbre que es así, pero a mí me saca y me tiene pensando que en cualquier momento peta.
Y yo es que tengo debilidad absoluta por Joaquín Notario y por Nuria Gallardo. Notario siempre está perfecto y aquí está más que perfecto. Dice mejor que nadie y cada gesto, inflexión y matiz, es una lección. Yo de mayor quiero ser Joaquín Notario. Por soñar... Y Nuria Gallardo es que está pa comérsela. La voz más bella del teatro español y la sonrisa más dulce. El personaje aquí no es que sea una maravilla, pero ella le da una luz que te enamora.
En definitiva, buen montaje, buenos actores, grandes Notario y Nuria, sobresaliente Castejón y buen montaje aunque bueno, es eso, un buen montaje. No es la obra del año, pero todo es correcto y funciona. Jo, pero me jode no haber encontrado una foto de Nuria y Notario. No hay, claro.
Todos mienten. Teatro Guindalera.
La sala es una gozada, y si encima ves teatro del de verdad, del de toda la vida, y bien hecho, con sinceridad, arrojo y un gran currazo, uno sale feliz.
En la línea de juicios paralelos a personajes de la Historia, o de reivindicación de personajes secundarios, "Todos mienten" es de lo mejorcito que he visto. El texto, basado en un obra de Dürrenmatt es inteligente, cachondo, sencillo, cercano, ágil, coherente y funciona de maravilla.
Primer "bravo" para Amaya Curieses. Luego es que encima la puesta en escena es acierto tras acierto. Desde el programa del corazón hasta la última escena, todas tienen un tono y una estética distinta y todas están bien y funcionan de perlas. Cambios ágiles, desdoblamientos o multiplicación de personajes que funcionan a la perfección, elementos currados, elegantes, bellos. Los títeres que sacan con preciosos y precisos. Y la manipulación también. Luces perfectas, música ajustada a lo que se necesita, máscaras trabajadas y brillantes, escenografía preciosa y funcional. El vestuario es justo el necesario además de ser superchulo. Hasta el uso de la cámara de vídeo está hecho de maravilla. Luego es que encima tiene un regusto a compañía de teatro de toda la vida. A teatro de carromato (o furgoneta, vamos) hecho por gente sabia que lleva toda la vida haciendo teatro y se las sabe todas. Amaya e Irene Curieses son dos señoras del teatro. hacen de todo y todo bien.
Pero voy a sacar una falta, jeje. Si algo habría quizá que pulir un pelín serían las transiciones. Quizá sean demasiado rápidas. No has tenido tiempo casi de reponerte de lo que acabas de ver, y aparece el siguiente personaje. Ya no solo el batiburrillo mental que tienes de nombres e historias, sino que al estar tan unidas unas escenas con otras, hacen que quede pelín precipitado a veces. Pero vamos, eso por decir, porque el buen cuerpo que se te queda cuando acaba la función es de esas cosas que te hacen querer volver a subirte a un escenario para hacer exactamente eso.
En la línea de juicios paralelos a personajes de la Historia, o de reivindicación de personajes secundarios, "Todos mienten" es de lo mejorcito que he visto. El texto, basado en un obra de Dürrenmatt es inteligente, cachondo, sencillo, cercano, ágil, coherente y funciona de maravilla.
Primer "bravo" para Amaya Curieses. Luego es que encima la puesta en escena es acierto tras acierto. Desde el programa del corazón hasta la última escena, todas tienen un tono y una estética distinta y todas están bien y funcionan de perlas. Cambios ágiles, desdoblamientos o multiplicación de personajes que funcionan a la perfección, elementos currados, elegantes, bellos. Los títeres que sacan con preciosos y precisos. Y la manipulación también. Luces perfectas, música ajustada a lo que se necesita, máscaras trabajadas y brillantes, escenografía preciosa y funcional. El vestuario es justo el necesario además de ser superchulo. Hasta el uso de la cámara de vídeo está hecho de maravilla. Luego es que encima tiene un regusto a compañía de teatro de toda la vida. A teatro de carromato (o furgoneta, vamos) hecho por gente sabia que lleva toda la vida haciendo teatro y se las sabe todas. Amaya e Irene Curieses son dos señoras del teatro. hacen de todo y todo bien.
Pero voy a sacar una falta, jeje. Si algo habría quizá que pulir un pelín serían las transiciones. Quizá sean demasiado rápidas. No has tenido tiempo casi de reponerte de lo que acabas de ver, y aparece el siguiente personaje. Ya no solo el batiburrillo mental que tienes de nombres e historias, sino que al estar tan unidas unas escenas con otras, hacen que quede pelín precipitado a veces. Pero vamos, eso por decir, porque el buen cuerpo que se te queda cuando acaba la función es de esas cosas que te hacen querer volver a subirte a un escenario para hacer exactamente eso.
Animal. La casa de la portera.
Que "La casa de la portera" me vuelve loco está claro. Que aún así no todo vale, también. Este comentario es un spoiler total. Si no quieres saber qué ocurre en esta función, no sigas leyendo.
El texto escrito y dirigido por Rubén Ochandiano es para mi gusto, malo. La supuesta intriga no es tal, e incluso diría que es incongruente. ¿Qué madre que haya pasado por lo que se supone que ha pasado esta, se queda en casa en vez de ir corriendo como una loca al hospital para no separarse de su hija ni un segundo? ¿Y si el padre tiene tan claro lo que ha ocurrido, deja a su mujer con su amigo durmiendo tranquilamente en la habitación de al lado? Por supuesto, los pretendidos giros de la acción son predecibles. Lo que no esperas es que el texto sea tan obvio a veces y tan casi diría que pedante otras veces. Nadie usa la palabra "infligir", aunque esté bien utilizada, cosa rara. E incluso dando por bueno el texto, si hubiera estado arropado por unos buenos actores, se podría haber salvado. No tiene por qué ser un Shakespeare. Pero es que aparte de María Vázquez, que está maravillosa en su composición de esa madre rota, traicionada, manipulada y enloquecida, el resto del casting no ayuda. Y que conste que tampoco me pareció coherente que una mujer que ataca con la rabia con la que ataca en la primera parte, se retraiga como lo hace frente a un marido claramente básico. Tamar Novas está con los brazos colgando todo el rato y no da ni un atisbo de vida a su personaje y Alejandro Casaseca lucha por componer un personaje plano e irreal y no lo consigue.
Y la utilización del espacio es rara. Las salidas de la habitación te hacen esperar algo que no pasa. Salen, están un rato fuera y luego vuelven. Y ya.
Me duele tener que hacer un comentario chunguillo de un espectáculo de "La casa de la portera", pero creo, después de haber visto bastantes cosas allí, que esta función no está a la altura del resto de cosas que hemos visto en el templo del teatro independiente de Madrid.
El texto escrito y dirigido por Rubén Ochandiano es para mi gusto, malo. La supuesta intriga no es tal, e incluso diría que es incongruente. ¿Qué madre que haya pasado por lo que se supone que ha pasado esta, se queda en casa en vez de ir corriendo como una loca al hospital para no separarse de su hija ni un segundo? ¿Y si el padre tiene tan claro lo que ha ocurrido, deja a su mujer con su amigo durmiendo tranquilamente en la habitación de al lado? Por supuesto, los pretendidos giros de la acción son predecibles. Lo que no esperas es que el texto sea tan obvio a veces y tan casi diría que pedante otras veces. Nadie usa la palabra "infligir", aunque esté bien utilizada, cosa rara. E incluso dando por bueno el texto, si hubiera estado arropado por unos buenos actores, se podría haber salvado. No tiene por qué ser un Shakespeare. Pero es que aparte de María Vázquez, que está maravillosa en su composición de esa madre rota, traicionada, manipulada y enloquecida, el resto del casting no ayuda. Y que conste que tampoco me pareció coherente que una mujer que ataca con la rabia con la que ataca en la primera parte, se retraiga como lo hace frente a un marido claramente básico. Tamar Novas está con los brazos colgando todo el rato y no da ni un atisbo de vida a su personaje y Alejandro Casaseca lucha por componer un personaje plano e irreal y no lo consigue.
Y la utilización del espacio es rara. Las salidas de la habitación te hacen esperar algo que no pasa. Salen, están un rato fuera y luego vuelven. Y ya.
Me duele tener que hacer un comentario chunguillo de un espectáculo de "La casa de la portera", pero creo, después de haber visto bastantes cosas allí, que esta función no está a la altura del resto de cosas que hemos visto en el templo del teatro independiente de Madrid.
Mis padres no lo saben. Nave 73.
Mira que me gusta Nave 73 y mira que me apetecía a mí ver "Mis padres no lo saben". Y mira que el comienzo mola, y mira que el primer monólogo está gracioso y Miguel Ángel Jiménez está de fábula y te lo quieres llevar a casa. Y mira que yo creo que el público estábamos entregados y deseosos de que nos molara. Pero llega el segundo monólogo, y luego el tercero, y luego el cuarto... y me fui desinflando por segundos. No digo yo que las historias no sean interesantes para un libro, o quizá para un estudio sobre cómo se vive la homosexualidad en las familias o en el interior de cada uno. Pero lo que son sueltas y puestas en un montaje como este... se me quedan blanditas y poco o nada interesantes. A ver, cada uno ha vivido su propia vida y ha hecho lo que ha podido o lo que ha sabido para ser consecuente con uno mismo. Pero yo, que tengo ahora 44 años y me crié en Valladolid... no he sentido nunca esas cosas de las que me hablaban. Y no digo que para alguien no hayan sido así, pero a mí, criado en Valladolid... me parecen lejanísimas. No me creo que un tío de 35 años, que vive en Madrid desde hace un taco de años, tenga problemas para vivir su homosexualidad. Insisto en que respeto al que haya tenido problemas por vivir su vida, que los ha habido y los hay, y ojalá veamos el día en el que estas funciones no hagan falta. Pero sinceramente, las historias me parecían flojas y poco interesantes. Y no porque sea una función sobre problemática gay, hecha la semana del orgullo va a tener que ser superguay. Lo siento pero esta no lo es. Al menos a mí no me lo pareció. Por muy gay que sea la obra y muy gay que sea yo. Si hay que ser condescendientes porque lo hagan en la semana del orgullo y algunos del público seamos gays (no sé cuántos ni me interesa, al menos estábamos dos, mi marío y yo) mal vamos. Cuando podamos hablar de un función sin mencionar si trata de temática gay o no, entonces habremos ganado la batalla de la normalización. Y aquí el primer culpable soy yo, que soy el primero que destaco ese aspecto de la obra. Pero si no lo destaco, la obra en sí es floja.
Uy, coño, hasta el corrector ortográfico me marca "gay" para que lo revise. Qué fuerrrrrte.
La danza de la muerte. La puerta estrecha.
Yo tengo debilidad por Strindberg de toda la vida. Motivos personales, claro. Y "La danza de la muerte", pese a no ser de las obras que tengo más estudiadas, la tengo asociada a grandes recuerdos de mi infancia en Valladolid. Reencontrarme con ella años después, en un sitio tan mágico como "La puerta estrecha" es un gusto. Hace un tiempo vimos allí un Pinter (tres personas de público, patético) y ya entonces el espacio determinaba parte de lo que veíamos. En esta otra función, creo que hasta más aún. Suelo sucio, paredes rajadas, aspecto como de establo o de sótano. Más bien de sótano. Y acierto en hacer que los personajes entren y salgan por una rampa. Es como si bajaran de la realidad a un submundo habitado casi por zombis, o muertos en vida. Una tumba a la que se accede por una rampa que hace además mucho ruido. Acierto total.
Y he hablado de Pinter porque también hay un cierto y lejano recuerdo. Diálogos crípticos y herméticos que parece que Rodolfo Cortizo entiende a la perfección.
Nicolás Fryd está exagerado, pasadísimo, hasta esperpéntico. Bien, es una opción. Y estilísticamente muy válida si la contrapones al registro de Victoria Peinado Vergara. Aunque Fryd se deja la piel, a mí había algo que no me terminaba de llegar. No me preguntes qué, pero me pareció un poco desmangado. Aún así funciona bien junto a su compañera, que tiene un registro totalmente opuesto. Ella lleva la procesión por dentro, o el entierro. Gran control físico, fabuloso dominio vocal y una intensidad acojonantes. La única pega, es mi manía personal. Se come todos los finales. Mejor dicho, suelta alientazos en los finales. En todos. Y no tiene el más mínimo problema vocal, al contrario. Tiene buen timbre y proyecta divinamente, y vocalmente trabaja de maravilla. Pero termina todas las frases con aliento. Sus otros dos compis... regu. Pero bueno, sólo son catalizadores de la batalla mortal que se tiene este matrimonio. Yo quizá los vea más caníbales de lo que son, como que con cada frase se dieran un mordisco y se arrancaran un trozo el uno al otro. Pero esa es mi visión. La del director está clara, es coherente, está muy bien llevada, y muestra mucha maestría. Aunque para mi gusto... una vueltecita de tuerca más habría molado. El texto y el montaje son una apisonadora emocional.
Y he hablado de Pinter porque también hay un cierto y lejano recuerdo. Diálogos crípticos y herméticos que parece que Rodolfo Cortizo entiende a la perfección.
Nicolás Fryd está exagerado, pasadísimo, hasta esperpéntico. Bien, es una opción. Y estilísticamente muy válida si la contrapones al registro de Victoria Peinado Vergara. Aunque Fryd se deja la piel, a mí había algo que no me terminaba de llegar. No me preguntes qué, pero me pareció un poco desmangado. Aún así funciona bien junto a su compañera, que tiene un registro totalmente opuesto. Ella lleva la procesión por dentro, o el entierro. Gran control físico, fabuloso dominio vocal y una intensidad acojonantes. La única pega, es mi manía personal. Se come todos los finales. Mejor dicho, suelta alientazos en los finales. En todos. Y no tiene el más mínimo problema vocal, al contrario. Tiene buen timbre y proyecta divinamente, y vocalmente trabaja de maravilla. Pero termina todas las frases con aliento. Sus otros dos compis... regu. Pero bueno, sólo son catalizadores de la batalla mortal que se tiene este matrimonio. Yo quizá los vea más caníbales de lo que son, como que con cada frase se dieran un mordisco y se arrancaran un trozo el uno al otro. Pero esa es mi visión. La del director está clara, es coherente, está muy bien llevada, y muestra mucha maestría. Aunque para mi gusto... una vueltecita de tuerca más habría molado. El texto y el montaje son una apisonadora emocional.
martes, 2 de julio de 2013
Requiem de Verdi. Teatro Real.
Es el segundo Requiem de Verdi que veo así, en directo, y si el primero me flipó sobre todo por un motivo, este segundo ha sido... como tocar el cielo.
Como ya dije en su momento, la obra es un monumento a la vida, a la muerte, al deseo de salvación y de pervivencia. Un pulso al destino. Por otro lado, Verdi compuso esta obra, a mi entender, como si se tratara de otra Ópera, con cinco personajes y una trama. Están el tenor, el bajo, la mezzo, la soprano y el coro. Y ayer tengo que destacar que el coro sonó como lo que es, como ese quinto personaje.
La dirección musical de Teodor Currentzis fue absolutamente magistral. Perfecta. Desde esa primera nota que surgía leve, levísima, como del corazón de la vida o del mismísimo cielo. Esa primera nota me abdujo a la espiral de la partitura de Verdi y no me soltó hasta que pasados varios segundos de silencio y paz tras la última nota, el director bajó los brazos y los músicos los arcos y nos devolvió a la realidad del teatro. Entonces sentí un torrente de emociones que no sabría ordenar. Bueno, pero es que ya desde que sonó el "Dies Irae" se me pusieron los pelos de gallina (como dice una amiga mía) y no paraban de subir y bajarme escalofríos por la espalda. Espeluznante.
La orquesta sonó totalmente perfecta. La dirección asombrosa y los músicos entregados y magistrales todos ellos. Con decir que hasta la trompetas sonaron PERFECTAS!!!!
El coro del Real yo creo que nunca en su vida ha cantado mejor. Tan pronto eran un Dios bondadoso, como eran un Dios tirano y cruel. O la voz de la conciencia. Lo que te digo, otro personaje más.
Ildebrando D'Arcangelo yo diría que tenía algo en la voz. Sonaba ligeramente rasposa en algunos momentos, y se le veía beber agua sin parar. Pero estuvo potente, con un empaque riguroso, un timbre bellísimo y una presencia severa y magistral. Jorge de León cantó de maravilla. Quizá empezó un pelín asustado, aunque no se le notaba en la cara, pero cuando se soltó, que fue en el minuto dos, desplegó una voz bellísima, unos pianos maravillosos y un poderío que te mueres. Soy superfan. Violeta Urmana cantó la mezzo e hizo bien. Ya cantó la soprano, pero pa mi gusto le va más la mezzo. Estuvo impecable, divina. Bueno, yo es que soy muy de la Urmana, jeje. Y para la soprano, hubo un cambio más o menos de última hora y lo cantó Lianna Horoutounian. A ver... cantó muy bien. Canta fácil y va para arriba tranquilamente. Tiene unos agudos potentes y un timbre en general potente potente. Quizá demasiado potente. Pa mi gusto le faltaron pianos y de graves anda justita. No me estoy explicando bien. Cantó de fábula, tiene una voz bella y un registro muy amplio, pero es que... el otro Requiem que ví lo cantó Carmen Solís y claro, el listón está directamente en el cielo. Lianna cantó muy bien, pero eso, quizá le faltaron pianos y controlar un pelín cuando cantaba con los demás. Por ejemplo en el "Agnus Dei" debió respetar un poco más a su compi. Un dúo es un dúo, no son dos solos. Pero maravillosa.
En resumen, yo sentí que había asistido a uno de esos momentos que hacen historia. No ha salido o no he visto ninguna crítica profesional, y a lo mejor lo ponen a parir, pero que medio Teatro Real se pusiera en pie a aplaudir creo que dice bastante. Yo, por mi parte, cada Requiem que vea anunciado iré a verlo. Es que me cago por las patas con cada nota.
Como ya dije en su momento, la obra es un monumento a la vida, a la muerte, al deseo de salvación y de pervivencia. Un pulso al destino. Por otro lado, Verdi compuso esta obra, a mi entender, como si se tratara de otra Ópera, con cinco personajes y una trama. Están el tenor, el bajo, la mezzo, la soprano y el coro. Y ayer tengo que destacar que el coro sonó como lo que es, como ese quinto personaje.
La dirección musical de Teodor Currentzis fue absolutamente magistral. Perfecta. Desde esa primera nota que surgía leve, levísima, como del corazón de la vida o del mismísimo cielo. Esa primera nota me abdujo a la espiral de la partitura de Verdi y no me soltó hasta que pasados varios segundos de silencio y paz tras la última nota, el director bajó los brazos y los músicos los arcos y nos devolvió a la realidad del teatro. Entonces sentí un torrente de emociones que no sabría ordenar. Bueno, pero es que ya desde que sonó el "Dies Irae" se me pusieron los pelos de gallina (como dice una amiga mía) y no paraban de subir y bajarme escalofríos por la espalda. Espeluznante.
La orquesta sonó totalmente perfecta. La dirección asombrosa y los músicos entregados y magistrales todos ellos. Con decir que hasta la trompetas sonaron PERFECTAS!!!!
El coro del Real yo creo que nunca en su vida ha cantado mejor. Tan pronto eran un Dios bondadoso, como eran un Dios tirano y cruel. O la voz de la conciencia. Lo que te digo, otro personaje más.
Ildebrando D'Arcangelo yo diría que tenía algo en la voz. Sonaba ligeramente rasposa en algunos momentos, y se le veía beber agua sin parar. Pero estuvo potente, con un empaque riguroso, un timbre bellísimo y una presencia severa y magistral. Jorge de León cantó de maravilla. Quizá empezó un pelín asustado, aunque no se le notaba en la cara, pero cuando se soltó, que fue en el minuto dos, desplegó una voz bellísima, unos pianos maravillosos y un poderío que te mueres. Soy superfan. Violeta Urmana cantó la mezzo e hizo bien. Ya cantó la soprano, pero pa mi gusto le va más la mezzo. Estuvo impecable, divina. Bueno, yo es que soy muy de la Urmana, jeje. Y para la soprano, hubo un cambio más o menos de última hora y lo cantó Lianna Horoutounian. A ver... cantó muy bien. Canta fácil y va para arriba tranquilamente. Tiene unos agudos potentes y un timbre en general potente potente. Quizá demasiado potente. Pa mi gusto le faltaron pianos y de graves anda justita. No me estoy explicando bien. Cantó de fábula, tiene una voz bella y un registro muy amplio, pero es que... el otro Requiem que ví lo cantó Carmen Solís y claro, el listón está directamente en el cielo. Lianna cantó muy bien, pero eso, quizá le faltaron pianos y controlar un pelín cuando cantaba con los demás. Por ejemplo en el "Agnus Dei" debió respetar un poco más a su compi. Un dúo es un dúo, no son dos solos. Pero maravillosa.
En resumen, yo sentí que había asistido a uno de esos momentos que hacen historia. No ha salido o no he visto ninguna crítica profesional, y a lo mejor lo ponen a parir, pero que medio Teatro Real se pusiera en pie a aplaudir creo que dice bastante. Yo, por mi parte, cada Requiem que vea anunciado iré a verlo. Es que me cago por las patas con cada nota.
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