lunes, 8 de julio de 2013

Mis padres no lo saben. Nave 73.




Mira que me gusta Nave 73 y mira que me apetecía a mí ver "Mis padres no lo saben". Y mira que el comienzo mola, y mira que el primer monólogo está gracioso y Miguel Ángel Jiménez está de fábula y te lo quieres llevar a casa. Y mira que yo creo que el público estábamos entregados y deseosos de que nos molara. Pero llega el segundo monólogo, y luego el tercero, y luego el cuarto... y me fui desinflando por segundos. No digo yo que las historias no sean interesantes para un libro, o quizá para un estudio sobre cómo se vive la homosexualidad en las familias o en el interior de cada uno. Pero lo que son sueltas y puestas en un montaje como este... se me quedan blanditas y poco o nada interesantes. A ver, cada uno ha vivido su propia vida y ha hecho lo que ha podido o lo que ha sabido para ser consecuente con uno mismo. Pero yo, que tengo ahora 44 años y  me crié en Valladolid... no he sentido nunca esas cosas de las que me hablaban. Y no digo que para alguien no hayan sido así, pero a mí, criado en Valladolid... me parecen lejanísimas. No me creo que un tío de 35 años, que vive en Madrid desde hace un taco de años, tenga problemas para vivir su homosexualidad. Insisto en que respeto al que haya tenido problemas por vivir su vida, que los ha habido y los hay,  y ojalá veamos el día en el que estas funciones no hagan falta. Pero sinceramente, las historias me parecían flojas y poco interesantes. Y no porque sea una función sobre problemática gay, hecha la semana del orgullo va a tener que ser superguay. Lo siento pero esta no lo es. Al menos a mí no me lo pareció. Por muy gay que sea la obra y muy gay que sea yo. Si hay que ser condescendientes porque lo hagan en la semana del orgullo y algunos del público seamos gays (no sé cuántos ni me interesa, al menos estábamos dos, mi marío y yo) mal vamos. Cuando podamos hablar de un función sin mencionar si trata de temática gay o no, entonces habremos ganado la batalla de la normalización. Y aquí el primer culpable soy yo, que soy el primero que destaco ese aspecto de la obra. Pero si no lo destaco, la obra en sí es floja.

Uy, coño, hasta el corrector ortográfico me marca "gay" para que lo revise. Qué fuerrrrrte.

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