viernes, 19 de julio de 2013

Que vaya bonito. Matadero. Fringe 13.

Si es que no hay que hacer videproyecciones ni interacciones ni procesos creativo-degenerativos para hacer buen teatro. La simplicidad (aparente) de la palabra en San Pablo Messiez, el teatro inteligente y sabio de Amaya Curieses o de La Zaranda, por ejemplo.
Y si eliges un sitio ideal para una fiesta de despedida como la terraza de la Cantina, creas un ambiente festivo, sueltas por ahí a tres actores superlativos y cuentas una historia cercana, bien contada y sin florituras ególatras, ya lo tienes.
Puedes sentir que estás en medio de una peli de Albaladejo, o a ratos de Benito Zambrano, o si me apuras de Lars Von Trier si tuviera más sentido del humor.
Te tomas una cervecita o una sangría, te comes unos gusanitos y comienza el desastre.



Formalmente es muy interesante y logrado. Al principio, la realidad queda congelada, surge la oscuridad y con ella la verdad oculta. Según avanza el "drama" la realidad sigue congelándose pero ya no hay oscuridad hasta que finalmente ni se congela la realidad ni nada, se juntan verdades ocultas con secretos más ocultos, con confesiones más ocultas aún con la realidad más negra si cabe. Gran idea que funciona de maravilla. Hasta la peligrosa canción final funciona que te cagas.
La historia es talmente lo que te puedes encontrar en cualquier reunión familiar o fiestuqui tipo boda, bautizo o comunión en la que el alcohol da paso a la verdad de cada uno.
Te meas de la risa, reconoces a tus tías, te reconoces a ti mismo, a tu madre, a tu prima Conchi y al tío Fermín. Ni más ni menos que lo que puede pasar  en cualquier reunión etílica de cualquier familia española. Hacer un espectáculo así de naif sólo es posible cuando le has dado la vuelta a la realidad. Es como en pintura. Para pintar abstracto hay que saber dibujar y pintar. Luego eso lo sobrepasas. Pues aquí igual. para hacer este hiperrealismo hay que saber hacer teatro pero que muy bien, si no, no te sale. Es un ejercicio de estilo.
Y los tres actores interactúan con el público con el tono justo para convertirte en cómplice y no intimidarte. Además están absolutamente sublimes los tres. Tanto en su composición física como el la forma y método de interpretarlo. Yo me los quería llevar a casa a los tres. 
Hoy tenemos otros dos espectáculos de Fira Tárrega y estamos nerviositos.

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