viernes, 15 de marzo de 2013

Gala CND. Teatro Real

Siempre he sido y siempre seré un defensor abosluto de la Compañía Nacional de Danza. Deberíamos apoyar su trabajo todos y siempre. Que un genio como José Carlos Martínez esté al frente ya lo dice todo. Es aemás una cantera de la que a veces puede salir gente como Jean Philippe Dury, otro genio. Sólo por eso, merece la pena.
Peeeeero... no todo el monte es orégano. Anoche lo vimos.
Empiezo confesando que no soy mingún experto en danza, ni mucho menos, aunque me vuelve loco. Siempre he pensado que los hombres de la CND son mejores que las mujeres. Anoche vimos a alguna mujer haciendo cosas chulas, muy buenos giros... pero en general, ellas me parecieron un poco irregulares. Y creo que lo que puede fallar es la disciplina. Las veía como que cada una iba a lo suyo, preocupadas e intentando ser minuciosas con la técnica pero con poco corazón. Y cuando eran cuerpo de baile, un poco desiguales, poco sincronizadas.
Los "tres preludios"... maravillosos. Dulces, sensibles, preciosos.
La "Holberg" suite muy chula. Ahí creo que es donde mejor se mueven los artistas de la CND.



"Who cares?" me pareció una mala elección. Evidentemente nadie duda de la categoría de Balanchine, eso está claro. Pero sinceramente... ni en tono ni estéticamente me pegaba con el resto de cosas que estábamos viendo. La coreografía me parecía como de ejercicio de gimnasta americana o un poco de "mira quién baila". Insisto, Balanchine es incuestionable, seguramente sea yo, pero no me gustó. Además, menos Moisés Martín, que sí tenía el tono chulesco que pedía la coreo, las niñas estaban como fuera de tono. No las notaba cómodas. Habría preferido ver algo de Kylian.
Y claro, las comparaciones son odiosas, y tener en el escenario a Lucía Lacarra y a Marlon Dino puede ser un poco cruel. Lo de esta mujer es sobrehumano. Esos brazos, esas manos, esas patas parriba, esos giros, esa elegancia brutal... No he visto cosa igual en la vida. ¡Y claro, luego sal tú!
De remate, las "Sonatas" de José Carlos Martínez. Y yo ahí ya me quería cortar las venas.
¡Qué preciosidad! ¡Qué sensibilidad! ¡Qué dúo entre Lucía y Marlon más preciosísimo de la muerte! Se me helaron la sangre y el cuerpo de tanta belleza. Otra prueba más de que Martínez es uno de los grandes genios del mundo mundial. ¡Y enima esas luces! ¡Por fin alguien que sabe que si metes un zenital, tienes que contrarestarlo con luces bajas paar que se vea todo y no pierda fuerza dramática!

Daría mi vida por conocer a Martínez, aunque me quedara mudo de la admiración. Así de pedorro soy.

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