domingo, 30 de septiembre de 2018

Un enemigo del pueblo (Ágora). Pavón Teatro Kamikaze.

Lo normal cuando uno va al teatro es que lo haga sin ideas preconcebidas, que deje en casa sus prejuicios y llegue blanco y puro a su butaca. Yo intento hacerlo cada día pero esta vez no pude. Iba con mis ideas previas y con ellas puestas viví el espectáculo. ¿Fallo mío? Seguramente. 




Rígola dice en sus jugosas entrevistas que "ya no cree en la cuarta pared. Yo ya no entro en esa convención". Bien, hace un par de años pensaba otra cosa, por eso hizo esa versión de "El público" que no consiguió en mi caso, saltar esa cuarta pared en la que en ese momento sí creía y me dejó absolutamente frío. Pero pasan los años y ahora piensa otra cosa. Eso es guay, es parte de la evolución creativa de cada uno. Por eso en estos momentos de su vida derriba esa cuarta pared y se mete en proyectos como ese "Vania" en el que entre miradas complacientes y gestos suaves yo no vi ni rastro de Chejov o este "Enemigo del pueblo" para el que cuenta directamente con la implicación directa del espectador. 
Que conste que en esta ocasión el uso de la complicidad del espectador me pareció coherente y rica. Mola eso de que te den unas papeletas para votar y decidir lo que va a pasar. 
Pero vamos por partes:
Todo el mundo sabe ya lo de la votación para ver si la función sigue o se para. Los primeros días de previas se montó jari en las redes por este tema. Se supone que era un mecanismo que no se anunciaba al comprar las entradas porque contaban con que tanto la prensa como las redes se encargarían de publicitar ese asunto. Confieso que el planteamiento que se hace de entrada a mí no me convenció, no me gustó, me parecía tramposo e incluso "invotable". Se supone que se cuestionaba el derecho a la libertad de expresión y se plantea si uno debe limitar esa libertad de expresión para llevarse bien o evitar problemas con quien te paga. Concretamente se planteaba si "Kamikaze debe poder decir lo que piensa". Obviamente creo que la respuesta tiene que ser un SÍ rotundo. Pero es que yo creo que Kamikaze (o cualquiera que reciba una subvención, que es de lo que se hablaba), PUEDE DECIR LO QUE PIENSA. No es que "deba poder hacerlo", es que de hecho PUEDE hacerlo. No creo que nada se lo impida, es más, en Kamikaze se programan muchos espectáculos que son bastante críticos con los poderes y los políticos. Esa es una de las razones por las que muchos de nosotros damos gracias por el hecho de que exista Kamikaze. Entonces, como yo creo que sí puede decir lo que piensa, en el caso de que no lo hiciera sería por propia autocensura. Me voy a censurar yo solito para no poner le peligro las subvenciones que me ayudan a sobrevivir. En ese caso el fallo sería del que se autocensura.
Si para algo sirve la vida es entre otras cosas, para aprender a defender lo que uno cree con uñas y dientes. La coherencia y el respeto por uno mismo debe ir unido sí o sí a la defensa de lo que crees. Y lógicamente todo tiene consecuencias, pero si dejas de hacer o de decir lo que crees por temor a las consecuencias, eso para mí hace perder muchos enteros de dignidad. 
Yo mismo imagino que al escribir esto gustaré a unos y no gustaré a otros y que tendrá consecuencias para mí, pero no debería tenerlas. Si lo que defendemos es la libertad de expresión, cada uno deberá poder decir lo que piensa sin tener que sufrir ninguna consecuencia. Y si las sufre... es que no somos tan guays. 
A lo que voy, creo que la propia fórmula de la consulta a los espectadores lleva unida la "trampa".




"¿Crees en la democracia?" . A ver, pues sí. No estás preguntando si creo en el sistema, o si la sociedad es justa o si el sistema ha caducado o si el modelo ha muerto sobre todo tras la crisis. No, la pregunta es si crees en la democracia. 
"¿Crees que Kamikaze debe poder decir lo que piensa?" Claro, pero es que yo creo que sí puede. No es equiparable a los raperos detenidos ni a los poetas encarcelados ni a los titiriteros presos. Es evidente que esos desmanes son injustos y terroríficos. Pero esa gente hizo y dijo lo que quiso y esos actos tuvieron consecuencias. Injustas, bárbaras, aterradoras y nazis, claro. Es evidente que es injusto y terrorífico que alguien vaya a la cárcel por decir lo que piensa, pero afortunadamente eso no ha pasado con Kamikaze. Equiparar ambos planteamientos es... delicado. 
"¿Debemos parar la función como acto reivindicativo a favor de la libertad de expresión?" Creo que la libertad de expresión existe, lo que hay que atacar son los actos que la ponen en peligro, como las detenciones injustas o los encarcelamientos por mis santos cojones. Y creo que Kamikaze tiene libertad de expresión. Además, la mayor parte del público, como ya conocemos lo de parar la función y tal, lo que queremos es que siga y ver la obra de Ibsen. La votación no es "pura" porque no votamos pensando en la libertad de expresión sino en no tirar la pasta que nos ha costado la entrada. 
Por eso creo que el experimento como tal quizá funcionara los primeros días, pero en cuanto se hizo la labor de boca oreja, murió. 

Y pasamos a la obra de Ibsen como tal. Y al igual que me pasó en "Vania" veo a los actores contándonos la trama y con algún que otro momento de diálogo pero sin apenas más propuesta escénica que contarnos la trama para intentar ponernos en un sitio incómodo de cara a la última votación. Salvo el monologazo impresionante de Israel Elejalde que te pone los pelos de punta y que vuelve a colocarle en la élite de la escena española, lo que veo a mí particularmente me llega poco. Sí, Óscar de la Fuente está convincente, Francisco Reyes también al igual que Nao Albet. No así Irene Escolar, que para mi gusto está demasiado fría y ausente. Eso sí, ella, la única actriz, es la mala. Curioso cambio respecto al original que aporta cierta... inquietud. Es como si cada uno hubiera utilizado sus recursos y estuviera auto dirigiéndose. 
En definitiva, según mi opinión única y particular, Rigola plantea un juego escénico que no funciona y al que se le ve el cartón. Planteamientos que se dan como verdades a priori y que no lo son para intentar ponernos en un sitio que no fluye como él espera. Y montaje de Ibsen que parece como que importara poco en el que los actores parecen moverse según sus propios medios. Todos están bien, convincentes y serios y con un Israel Elejalde sublime. 

Lo bueno de que haya libertad de expresión es que yo puedo contar lo que yo sentí y viví el día que fui al teatro y ya está. También te digo que alguien que ha manejado tan bien a la prensa, a los colectivos, las redes, a los enfadados, que suelta lo más grande por esa boca, reconoce que "en mi vida no todo ha sido inmaculado" y denuncia a quien no piensa como él hable sobre libertad de expresión es cuanto menos, paradójico. No sé si es un efecto o una paradoja,  pero el día que estuve yo, el aparato ese con los globos donde está escrita la palabra "ETHIKE" tras elevarse, cayó sobre el escenario con varios globos estallados. La ética por los suelos. 



  
Otro sobresaliente para Kamikaze que lo ha vuelto a petar. Y espero que prorroguen y llenen más y más funciones, porque sinceramente, rezo cada día para que no cierren. No podemos quedarnos en Madrid sin el teatro más inteligente, interesante y vivo del panorama.         

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