martes, 28 de mayo de 2013

Viento (es la dicha de amor). Teatro de la Zarzuela.

Vimos a un señor irse en la primera "jornada". Hubo deserción en el entreacto. Un par de matrimonios de fueron muy airados al final casi de la segunda "jornada" (haciendo visible su enfado, aunque para eso, que se hubieran ido antes o al menos en silencio) y a la salida se oían comentarios tipo: "yo estoy mareadita de tanta modernez". Y mira, mi parte macarra se meaba de la risa. Me gusta que haya polémica. Y en parte supongo que el espectáculo debió de ofender a todo el sector pleistocénico de la Zarzuela. Claro que si se ofenden por unas tetas, un par de culos, una polla y algún magreo... entonces me pongo de parte de Andrés Lima. Esto es el siglo XXI, señores míos.
Ahora, si la ofensa y las huidas eran por el espectáculo en sí, entonces igual a alguno le doy la razón.
Vamos a ver, a mí la partitura me pareció muy chula, con grandes momentos y en general, bastante más precios ade lo que me esperaba (desconocía la obra por completo). La dirección musical me pareció quizá falta de brío en algunos momentos. Bueno, más bien en general. Aunque la orquesta sonó bien, a ratos estaba un poco "apagada". La puesta en escena... digamos que creo que Andrés Lima no está llamado por los caminos de la lírica. En el fondo, da la sensación de que no le gusta nada y que quiere enmendar lo que a él le parece pobre, con ocurrencias suyas. Y acaba montando un batiburrillo que no favorece en nada el resultado.




Cantantes, actores, "actores, bailarines, coro y gente deambulando por el escenario. Todos a la vez. Había tal mogollón de gente a la vez, que no sabías a quién mirar. Las pobres cantantes estaban dando lo mejor de sí mismas y mientras tenían alrededor al menos a una pareja de actores ilustrando lo que ellas cantaban y a un grupo de bailarines haciendo cosas a veces realmente feas. Coño, yo quiero mirar al cantante mientras canta. Pero se me iba el ojo a unos bailarines (fatal vestidos, sobre todo ellas, que parecían todas caderonas, las pobres) que estaban por ahí. Las cantantes hablan mal. Pobrecitas, pues a ver qué quieres, ellas saben cantar, no tienen por qué saber hablar. Y los actores bastante desiguales, con especial mención a Alberto San Juan, que desde luego el mundo lírico no le acompaña. Con lo bien que estaba en "Recortes", pa qué se meterá. Demasiado guirigay (pronúnciese con "a" o con "e", tanto monta...). Y momentos realmente cutres como esa bañera de confetis. En definitiva, demasiado jari para intentar ilustrar cosas que de por sí ya están en la partitura.



Muy bien Beatriz Díaz como "Amor" y realmente fabulosas Yolanda Auyanet y Clara Mouriz como "Liríope" y "Céfiro". El resto de cantantes, bien. Y los actores... pues no sé, porque con tanto jaleo uno ya no sabe si los pobres están bien o mal. Para mí, sobraban, pero lo que hacían lo hacían con mucha entrega, eso sí.  En ese sentido es para aplaudirles. Al que no, al director de escena, al que evidentemente, este espectáculo aparte de no gustarle nada, le quedaba grande.
Ah, y la elección de los poemas... aunque independientemente sean muy buenos, creo que sólo servían para ralentizar la acción y cargarse el ritmo que tratándose de un espectáculo musical, es el de la propia obra musical. Se sacrificaba demasiado la música por la palabra y a mí eso, no me va.
Pero mira, sólo por "disfrutar" de Víctor Massán mereció la pena. En serio, este actor está... pero que muy bien. Que sí, que lo digo en serio, que es muy buen actor.

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