martes, 8 de abril de 2014

La visita. La pensión de las pulgas.

Hay que ser borrico para no haber ido todavía a ver "La visita". Estuvo un huevo de tiempo en "La casa de la portera" y lleva tiempo también en "La pensión de las pulgas". Pues na, hasta el otro día no hemos ido a verlo. ¡Si lo llego a saber...!
Al lío; me ha encantado. Lo primero porque me parece un pedazo de texto ejemplar. Parece que la historia está basada en un hecho real ocurrido en Holanda. Bien, pero a ese punto de partida hay que darle forma, tensión, escribir un texto que tenga el suficiente poder como para llevarte por laberintos emocionales que ni tú mismo te crees. Hay que ser muy sincero con uno mismo y muy inteligente como para no evidenciar lo evidente. El cura es malo, está claro. Pero desde el texto no puedes incidir y reincidir en esa maldad, sería un truco barato. El MAL se retrata solo. Y el MAL no tiene una sola cara. El afán que tiene ella en algunos momentos por conseguir esa firma me recuerda peligrosamente a ciertos bancos, a ciertos abusos, a ciertas empresas... y esa es otra cara del MAL. Ahí demuestra una increíble maestría Antonio Muñoz de Mesa al ofrecernos un texto donde casi nada es lo que parece y donde el "malo" lo es por lo que hace y dice, no porque se nos ofrezca como un villano al que hostiar.



Iván Villanueva te da un asco... es la encarnación del MAL total. Ese MAL asqueroso que tenemos a nuestro lado oculto tras una sonrisa diabólicamente amable. Cuanto más majo parece al principio, más ascazo te va dando. Porque te lo ves venir. Está fabuloso y asqueroso en cada gesto. Hubo un momento en el que pensé que alguien del público se iba a levantar y de iba a soltar dos hostias. ¡Y se las habría merecido! Y Rosa Mariscal se lleva el papel más difícil. Y se lo lleva hasta el sitio justo en el que resulta creíble, sincera, dura, con un puntito que llegas a dudar de ella y con toda la carga de la justicia universal vengándose de ese hijoputa. Mantiene el tipo en todo momento, incluso cuando sospechas que puede que te la hayan metido doblada y que en realidad estés presenciando un duelo de poderes a cuál más repugnante. Rosa conserva la integridad como actriz, no se deja llevar por lo fácil (cuando tú eres el "personaje positivo" es fácil ceder a esa tentación) y conduce a su personaje y su historia al lugar preciso. El duelo entre el MAL repugnante y el sistema es delicado. Los argumentos van jugando a favor y en contra de la lógica y de la ética. Y ahí en medio estás tú, queriendo matar. Y deseando que no haya justicia, sino venganza. Ese equilibrio moral lo sustentan ambos dos, Iván y Rosa, prodigiosos. 
Muy bien dirigido, con un control de los ritmos, de la tensión, del espacio y de los elementos magistral. Esa regadera... esa maceta reseca como el corazón del puto cura, esa botella de Vega Sicilia..., la jodía silla símbolo del control... todo está usado de forma consciente y justificada. Perfecto. Ni sobra ni falta absolutamente nada. Utilizan el espacio como pocas veces he visto en "La Pensión de las pulgas". Y el ritmo de las escenas es justo el necesario. Los "tempos" son perfectos y la progresión de la tensión dramática, prodigiosa. Aparte del uso de ciertas expresiones y de "iconos" como el cáliz descontextualizado, o ese platito de hostias que parecen unas almendritas. Irreverencia al servicio del corrupto. Nada es lo que representa. Todo está podrido. Ascazo.

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