sábado, 5 de abril de 2014

Éramos tres hermanas. Abadía

¡¡¡Ay... esos programas de mano... que los carga el diablo!!! Mira que os lo tengo dicho, que os cortéis un poco. Pues nada, aquí a ver quién es más humilde. Sanchís Sinisterra empieza intentando justificar el haber masacrado el texto de Chéjov. Lo primero es que nadie le ha pedido que lo justifique y silo hace será que se siente culpable. Y luego es que usa argumentos como que Picasso hizo lo mismo con "La meninas" o Bacon con el retrato de Inocencio X. ¡Toma ya humildad! Su segundo argumento es que esa "práctica dramática" como él la llama, esté justificada por el resultado. ¡Segundo ataque de humildad!  
Y justamente el trabajo de Sanchís Sinisterra es para mi gusto el principal lastre que tiene la función. Vamos a ver, sí, me parece que como ejercicio de dramaturgia está muy bien, es muy interesante. Cambiar el orden de algunas cosas, las repeticiones de algunos textos, el intercambio de personajes. Vale, sí, muy chulo y muy interesante como ejercicio. Así como para un taller de "deconstrucción y reconstrucción de un clásico". Pero nada más. Me explico. Suponiendo que la historia hubiera avanzado y nos encontráramos con esas tres hermanas cuarenta años después... yo creo que no serían como son en esta obra. Son personajes que se quejan de lo mal que están pero que no hacen nada por cambiarlo. No soportan su vida pero no la cambian. Destino, inutilidad, vaguería, derrota, asunción. No sé. Pero no cambian nada. Así que si la historia hubiera seguido, ellas tres habrían seguido con sus vidas y ahora serían otra cosa, no tres locas atadas al pasado. Al menos no de esa forma. Son como la señora Havisham y su pastel de bodas incorrupto. O como la loca de los gatos. Y yo no veo así a los personajes de Chéjov. Así que no me creo que estas tres locas disfrazadas de Baby Jane Hudson sean Olga, Masha e Irina. Pues porque no. 




Salvado este escollo lo que queda es un espectáculo elegantísimo, montado con mucho gusto, mucha delicadeza, con unas luces maravillosas, un vestuario fantástico y un espacio interesante. Quizá tenga un ritmo un poco machacón, pero claro, casi que lo va marcando el texto (el de Sanchís Sinisterra, digo) y algo ralentizado en su parte final. Fíjate, eso suele pasar con Chéjov. Es como que costara despedirse de él. Suele pasar. Al llegar a la parte final, todo se ralentiza demasiado, como si los directores no quisieran despedirse de él, de su texto maravilloso y de sus personajes. Claro que aquí, cuando en el minuto ocho ya sabes que te van a contar tal cual la obra de Chéjov, pierde el interés casi todo. Al menos en mi caso. Me sé la historia, sé lo que va a pasar, pero no me gusta lo que han hecho con el texto y con los personajes. Es como hacer "tres hermanas" con tres locas. No. Yo quiero a las hermanas de Chéjov. Así que sí, se me hizo larga. 
Lo que es un gustazo, aparte de la embrujadora dirección escénica son las tres actrices. Insisto, yo creo que si los personajes originales hubieran crecido, no serían lo que vemos aquí. Es como si tres señoras de... cierta edad interpretaran a los personajes de Chéjov. Son ellas tres, sí, maravillosas, pero es que esos no son los personajes. Julieta Serrano es una Olga fascinante, sabia y con un abanico de recursos de mujer de teatro de toda la vida. Fabulosa.  Mariana Cordero conoce perfectamente sus armas y las usa de forma prodigiosa. esa voz, esa mirada, esa fuerza y esa presencia poderosa son maravillosas. Aunque su Natasha me pareció básica y pobretona. Y luego mi gran descubrimiento. Mamen García. Soy mu catetorro y no la conocía y me pareció un prodigio. ¡Y encima canta! ¡Y canta que te cagas! Lógicamente es la más Baby Jane de las tres pero es la que despliega mayor variedad de recursos y de dominio de la escena. Tiene algo hipnótico que hace que no apartes la mirada de ella a pesar de tener al lado a esos dos fenómenos, cada una en su estilo.    
Así que eso te cuento. Recital de tres monstruos dirigidas con elegancia y muy buen gusto pero en una obra para mi gusto, totalmente errónea. 

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con tu apreciación sobre Mamen García. La que trabaja con más naturalidad. Lo más fluido de la obra.

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