martes, 16 de febrero de 2016

Equus. Arte & Desmayo.

"Equus" es un texto que escribió Peter Shaffer en 1973 y que se estrenó en Madrid, en el teatro de la Comedia en 1975 con Juan Ribó, María José Goyanes, José Luis López Vázquez y Margot Cottens en los papeles principales y con Enrique del Pozo haciendo uno de los caballos. Un montaje antológico. Mucho ha llovido desde entonces. No siempre para bien. 
Y es que lo siento en el alma, pero el tema del psicoanálisis, los traumas sexuales (tal y como están aquí planteados), las familias "apisonadora"y el peso de las religiones castrantes (tal y como están aquí planteadas) quedan algo trasnochadas. Caballos, potencia, impotencia, sexo, trauma, violencia, ¿homosexualidad?, religión, adoración, veneración o sacrificio son temas que el el años 73 (o 75 en España) resultarían novedosos, trasgresores y pasionalmente atractivos aunque en pleno siglo XXI resultan, en cambio, algo añejos. 



Una vez dicho esto, que es el único aspecto... digamos...negativo de este espectáculo, voy a por todo lo atractivo y emocionante de este espectáculo, que es mucho. 
Carlos Martínez-Abarca dirige este solidísimo espectáculo con una agudeza y una potencia asombrosas. El espacio escénico es original y muy potentorro. Convierte en parte del juego las mil entradas y salidas de los personajes, algo bastante complicado aunque no se note cuando está bien hecho, como en este caso. Podrían haber recurrido a eso tan trillado de tener a los actores sentados alrededor del escenario, pero no, aquí salen y entran tal cual. Y ese dinamismo le viene muy bien al espectáculo que al ser tan discursivo podría haber caído en el tedio. Carlos no solo mueve divinamente a los actores sino que nos muestra los hechos con una asepsia que poco a poco se va convirtiendo en calorcito para acabar dominada la acción por la pasión desbocada.
El vestuario de Reyes Carrasco y las máscaras de Guillermo Campa, aunque recuerdan demasiado tanto a las de alguna versión inglesa como a las de la versión española del 75, son brillantes. La expresividad de los caballos creada por Patricia Roldán también es justa y muy, muy potente. 
Todos estos elementos sirven para que la potencia del montaje vaya en aumento según pasan los minutos. Para remate, el trabajo de los actores brilla. Especialmente las mujeres. Elia Muñoz está sabia y sólida como Hester. Magdalena Broto crea una madre repelente y castrante en su delicadeza, quedándose en el punto exacto para evitar la parodia. Qué bueno es creer en los personajes que uno hace...
Sergio Ramos quizá esté un poca pasado cuando intenta representar que es un niño pequeño. Lo primero porque no creo que haga falta que sea tan, tan pequeño y luego porque en este caso, la gestualidad y la expresividad general es más exagerada y paródica. No hace falta. Al igual que quizá esté un poco demasiado mohíno de "mayor". Sinceramente creo que un paso menos en cada registro le daría mucha más credibilidad y empatía. Pero vamos, esto es una cuestión de gustos muy personales. Y algo que se me hace raro... es que conservando los nombres ingleses...Alan entre cantando la sintonía de un famoso anuncio español. Demasiado español. Claramente español. Ya sé que si canta algo en inglés seguramente no lo pillemos, pero fijo que hay otra solución, no sé.



Pero vamos, esos son detallitos con poca importancia. Lo realmente indiscutible es que este es un montajazo que ya está triunfando y que lo seguirá haciendo porque es sólido, compacto, brillante, ingenioso y sin duda de muchísima calidad. Necesita afinar el ritmo un poco y ya está, sin duda debería ser uno de los pelotazos de esta temporada y de las siguientes.        

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