jueves, 2 de junio de 2016

¡Cómo está Madriz! Teatro de la Zarzuela.

Yo es que soy muy macarra, y eso de ver el patio lleno de cardados acojonaos, temblando, gritando, rezongando (pero sin moverse del sitio) y ofendidísimos, me pone. Y escuchar a una visona en el descanso decir: "hasta esto nos quieren quitar" hace que me parrrrta de risa. 




Estas señoras enjoyadas siguen pensando que el coco les va a expropiar sus casas, que el fantasma comunista les va a quitar sus joyas y van a convertir sus salones en comedores sociales llenos de ¡pobres! Menos mal que les queda sus teatro, con sus zarzuelas y sus cosas pa ellos y nada más que pa ellos. Y ahí se sienten a salvo, porque están convencidos de que ese es su reducto, su santuario y que ahí van a poder disfrutar de sus "cosas de siempre", de sus zarzuelas hechas a la antigua usanza, hechas "como dios manda". Y no, cariñas mías. Desde el momento en el que se abren las puertas, empieza a entrar el aire y eso es imparable. Es como el agua, que por mucho que quieras ponerle diques, se escurre y es indomable. Eso pasa con la libertad y con el aire fresco del tiempo. En casa, una vitrina con la vajilla de mamá, los fines de semana a visitar el codo incorrupto de santa Régula y al teatro... a ver polillas y alcanfor. La señora Havisham seguía vestida de novia y comiendo su tarta de bodas, sí, pero entre ratas y además estaba loca.
La Zarzuela es como todo el arte; libre, moderno y oxigenado. Que te guste o no es también como todo, algo libre. No a todo el mundo le gusta la danza, no a todo el mundo le gusta el circo, no a todo el mundo le gusta Mahler y no a todo el mundo le gusta Monet. Para dar su versión y su visión y de paso dirigir "¡Cómo está Madriz!" se llamó a uno de los directores de escena más actuales, novedosos, sólidos y valientes del panorama. Y claro, gracias a eso ha entrado de nuevo (y van unas cuantas ya) aire puro y fresquito en la Zarzuela. Y servidor reconoce que agradece eso tanto como una cerve fresca en pleno verano. Vivimos tal ascenso del facherío social que al menos disfrutar de soplos reales, vivos y actuales te dan la vida.




Al lío: yo no soy un entendido en Zarzuela, ni mucho menos, desconozco las obras originales, "La Gran Vía" y "El año pasado por agua"  y no sé de qué forma les ha metido mano Miguel del Arco. Lo que sé es que el espectáculo que vemos tiene unidad y solidez. Paco vive en la Plaza Mayor con su novia Merche y en una noche de trajín comienza a soñar que las calles de Madrid le hablan. A partir de ahí empieza la aventura de Paco, joven del siglo XXI en medio del Madrid de finales del IXX. Imagino que lo que se conserva de las zarzuelas originales serán los números musicales (quizá esté diciendo una burrada y si es así pido perdón, es fruto de mi ignorancia) y Miguel del Arco ha creado todo el entramado teatral que aglutina esos números. El resultado es un espectáculo divertidísimo de la muerte, actual, en el que se mezclan todo tipo de referencias actuales e históricas con mucha soltura, bien hilvanadas, coherentes, descacharrantes y fabulosamente interpretadas. El primer número, el de las calles es sencillamente sublime. Y la creación de San Bernardo de Ángel Burgos... debería pasar a la historia del teatro. El vestuario de Pedro Moreno es una maravilla y le da al espectáculo un empaque cómico e ingenioso que te lleva de la mano. Son casi como ninots vivos moviéndose por el escenario. La escenografía de Eduardo Moreno está bien resuelta y sirve para lo que está pensada, para ser funcional y ayudar al dinamismo de esta obra. Sin embargo las luces me parecieron peor resueltas, con muchas zonas oscuras y en penumbra y con un uso de los cañones demasiado impersonal. Aunque en una obra tan coral y con tanto trajín es casi imposible hacerlo de otra forma.   




Quizá la única pega que lo podría poner es que arranca con tanta potencia que a veces resulta difícil aguantar el nivel de atención. Quiero decir, a ratos, sobre todo hacia le final de la primera parte se me empezó a hacer un poco cuesta arriba y empezaba a decaer la atención. Quizá era demasiado tiempo con la misma fórmula y mi cuerpo necesitaba otro incentivo novedoso. 
Todo el discurso social era decididamente izquierdoso y eso, por supuesto empatizaba conmigo. Tanto como provocaba la ofensa de una parte del público que se retorcía con cada mención a Pablo Iglesias, a Podemos o con la menor crítica al PP. Eso, sinceramente, provocaba más empatía aún conmigo, qué se le va a hacer. 
Sí hubo dos momentos que me parecieron para la galería e incluso contraproducentes. Estoy convencido de que el teatro educa, crea y cambia. Si no, no merece la pena. Aunque sea puro divertimento, es obligatorio y necesario que salgas cambiado. La broma con Benavente, esa de "tengo un hermano como tú" y el comentario de la bailarina con la que se va Merche...sinceramente creo que son gratuitos y aunque consiguen la risa del público, me parece necesario desterrar de nuestras vidas los tópicos hirientes e injustos que se esconden en los chistes de mariquitas, de lesbianas, de gordos, de bajitos, de gafotas... Es evidente que la intención no es ni remotamente ofensiva, pero... me chirriaron. 




La orquesta sonó divinamente, bien agitada por la batuta de José María Moreno. El coro divertido y entregado. Disfrutando de la gamberrada y relajados.
En el aspecto actoral... fabulosos todos. Grandiosos Jorge Usón y Ángel Burgos, fantástica Manuela Paso, Ana Goya soberbia como siempre, Carlos Martos y Miriam Montilla estupendos... y todos y cada uno de los actores estuvieron fantásticos. Por supuesto, Paco León que demuestra que es un showman aplastante. Hace de todo, todo en su justa medida y todo bien. Un genio. 
Isabella Gaudí fabulosa, cantó con desparpajo y con una voz admirable en timbre y en habilidad. Amelia Font, Luis Cansino, los ratas... estupendos. Amparo Navarro se lleva el número más breve, el chotis pero demuestra que es quizá la mejor voz de todo el conjunto. Grandiosa. María Rey-Joly salió peor parada. Aunque su entrega actoral es admirable, resulta un poco gritona y vocalmente... quizá estaba cansada porque no conseguía ni agilidad ni versatilidad. 

En conjunto creo que el espectáculo es sobresaliente, arriesgado, divertidísimo y una muestra más de que la zarzuela no es un género apolillado ni para las yayas. Lo que hay que hacer es ponerlo en manos de gente contemporánea, divertida, actual y viva para que le den el toque que necesita de modernidad, de actualidad y de supervivencia.  

2 comentarios:

  1. Lo que más me molesta es llamar "zarzuela" a la expresión de la fórmula Teatro Lírico Español. La denominación "zarzuela" fué otorgada por los intelectuales? críticos? fanáticos de la ópera?. Dijeron, que las obras españolas con sus frases en verso o prosa, cantar, bailar, era una "zarzuela" (En la cocina española existe un plato conocido por "zarzuela de pescado" que consiste en trozos de pescado, de distinta especie, con salsa). Por otro lado, era o fué la verdadera y española versión de realizar una obra de Teatro con adornos de canciones, (desde los entremeses de D. Miguel de Cervantes, conocemos "sainetes" entremeses que una vez cerrado el tema, se acompañan de canciones). El problema está, actualmente, que se pretende seguir exhibiendolas como en su época de estreno, cuando el Teatro Musical, hoy, tiene otra forma de expresión, y veamos los títulos modernos de obras musicales: El Rey León, Los Miserables, etc. Y los aficionados a la ópera siguen como en los tiempos del Sr. Verdi.

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