Está claro que la fiebre sube más cuanto más cerca está el foco que la provoca. Quizá un simple viaje no se sabe muy bien con qué fin a un país "pobre" le abriera los ojos al autor. Viajar es lo que tiene. Y ya no solo si vas a países más pobres que el tuyo, sólo con que salgas de tu realidad y veas otras realidades te da horizonte y perspectiva. Si encima vas a sitios más pobres, más. Y si encima tienen guerras, lo flipas. Y sí, te hace pensar en si realmente haces algo por los demás en esta vida o si quieres hacerlo, o en cómo hacerlo o si tu vida acomodaticia basta para salvar tu conciencia o si la realidad política es otra o si tu esfuerzo serviría o no.En fin, todas esas dudas y torturas que te asaltan cuando sitúas tu realidad frente a la de otros países o incluso personas.
¿Podríamos salvar a alguien realmente? ¿Hacemos suficiente? ¿Podríamos o deberíamos hacer más? ¿Serviría de algo el esfuerzo personal? ¿Los "pobres" son pobres porque existimos los "ricos"? Todo eso está en un texto que sintiéndolo mucho y para mi gusto, no termina de cuajar. Un poco simplista a ratos, y a ratos embarullado. Aunque el mensaje es claro, la forma no termina de convencerme. Aunque eso sí, el recital que da Israel Elejalde es de libro. No se puede estar mejor. Cada frase, cada palabra, cada movimiento, cada silencio, cada mirada, cada sílaba es una lección. Está absolutamente perfecto de principio a fin. No se me ocurre ni un solo minigesto que yo hubiera hecho de otra forma o con otra intención. Hay actores que están mal, otros que están horribles, otros que ni lo huelen, otros que están bien, otros muy bien, otros maravillosos, otros prodigiosos, y luego está Israel Elejalde.
Entiendo el éxito de la función, y este señor actor se merece eso y más, pero reconozco que me quedé un poco plof.
Aquí podrás leer MI opinión sobre los espectáculos que voy viendo. Insisto en que es MI opinión, nada mas. No pretendo adoctrinar ni tener razón. Únicamente te contaré MIS razones para amar o amar menos lo que vaya viendo. El teatro son gustos y aquí leerás los míos. No soy crítico, solo necesito contarle al mundo el porqué de mis amores. Lo que puedes leer aquí es lo que yo he sentido al ver estos espectáculos. Ni más ni menos que mis sensaciones. Si a alguien le sirven, estupendo.
lunes, 22 de julio de 2013
domingo, 21 de julio de 2013
Il postino. Teatro Real.
No había escuchado la Ópera completa, sólo algunos trocitos y la verdad es que no me decía mucho, pero tener la oportunidad de escuchar a Plácido Domingo merecía la pena. Luego resulta que el pobre se cayó del cartel por su enfermedad, y claro, ya teníamos las entradas sacadas desde hacía mucho. Así que allí fuimos.
Yo quizá sea un cateto y no sepa valorar algunas cosas, pero la partitura me pareció sosa, pero sosa como el agua de la berza. Algún momentillo suelto, un dúo un poco más mono, y poca cosa más. Los pobres cantantes se mueven entre cinco o seis notas, y un agudillo suelto de vez en cuando. Música que iba como ilustrando lo que pasaba en escena pero sin gracia. Insisto, igual soy yo que soy un cateto. Pero que yo sepa, hasta ahora, "Il postino" no ha pasado a los anales como "la última obra maestra". Un amigo y ángel de la guarda la definió como "una zarzuela mala y antigua". Lo dice mi amigo, no yo. Pero vamos... Lo que está claro es que Daniel Catán es una figura totalmente respetable y valorable, pero tras la novela y la película, no le veo yo necesidad de escribir esta Ópera.
Puesta en escena más sosa aún que la partitura. Escenografía feota y sosa. Coloritos, pocos elementos y encima feos. Luces también sosas.
Dirección musical digamos que correcta. La orquesta tuvo que tocar casi todo el rato muy bajito para que se oyera al prota, porque se lo comían con patatas. El pobre Vicente Ombuena, claro, hiciera lo que hiciera, se le iba a comparar con Plácido Domingo. Tenía las de perder sí o sí. Pero es que además no tiene una voz bonita ni de amplio registro. El timbre a mí no me gustaba mucho, proyecta poco y aunque tiene momentos delicados y bellos, en general, se queda por detrás del personaje y no le da el empaque físico ni vocal que requiere un prota así.
Leonardo Capalbo sí está fabuloso. Físicamente está perfecto y vocalmente no tiene tacha. Tiene una voz preciosa, una dicción maravillosa (es norteamericano y cantaba en español como si tal cosa) y una sensibilidad y unos pianos de volverte loco de chulos. Olé por él. Silvia Schwartz tiene una voz preciosa también y cantó de maravilla, pero es un poquito sosa también y daba la sensación de tener muy poquitas ganas de abrazar a Leonardo Capalbo. Nancy Fabiola Herrera tiene vozarrón pero para mi gusto se pasó en su personaje de tía mala y borde. Y Cristina Gallardo-Domâs... a mi es que me encanta. Lo que hace aquí es un poco una colaboración especial, porque tiene una escena, otra escenita y poco más. Pero yo me la como de lo que me gusta.
En fin, que yo creo que Mortier tenía pensado un fin de temporada con Plácido Domingo a lo grande. Y ha tenido que hacer este "Il postino" con lo que ha podido. Seguramente si sabe que no tiene a Plácido, no la programa como fin de fiesta.
Yo quizá sea un cateto y no sepa valorar algunas cosas, pero la partitura me pareció sosa, pero sosa como el agua de la berza. Algún momentillo suelto, un dúo un poco más mono, y poca cosa más. Los pobres cantantes se mueven entre cinco o seis notas, y un agudillo suelto de vez en cuando. Música que iba como ilustrando lo que pasaba en escena pero sin gracia. Insisto, igual soy yo que soy un cateto. Pero que yo sepa, hasta ahora, "Il postino" no ha pasado a los anales como "la última obra maestra". Un amigo y ángel de la guarda la definió como "una zarzuela mala y antigua". Lo dice mi amigo, no yo. Pero vamos... Lo que está claro es que Daniel Catán es una figura totalmente respetable y valorable, pero tras la novela y la película, no le veo yo necesidad de escribir esta Ópera.
Puesta en escena más sosa aún que la partitura. Escenografía feota y sosa. Coloritos, pocos elementos y encima feos. Luces también sosas.
Dirección musical digamos que correcta. La orquesta tuvo que tocar casi todo el rato muy bajito para que se oyera al prota, porque se lo comían con patatas. El pobre Vicente Ombuena, claro, hiciera lo que hiciera, se le iba a comparar con Plácido Domingo. Tenía las de perder sí o sí. Pero es que además no tiene una voz bonita ni de amplio registro. El timbre a mí no me gustaba mucho, proyecta poco y aunque tiene momentos delicados y bellos, en general, se queda por detrás del personaje y no le da el empaque físico ni vocal que requiere un prota así.
Leonardo Capalbo sí está fabuloso. Físicamente está perfecto y vocalmente no tiene tacha. Tiene una voz preciosa, una dicción maravillosa (es norteamericano y cantaba en español como si tal cosa) y una sensibilidad y unos pianos de volverte loco de chulos. Olé por él. Silvia Schwartz tiene una voz preciosa también y cantó de maravilla, pero es un poquito sosa también y daba la sensación de tener muy poquitas ganas de abrazar a Leonardo Capalbo. Nancy Fabiola Herrera tiene vozarrón pero para mi gusto se pasó en su personaje de tía mala y borde. Y Cristina Gallardo-Domâs... a mi es que me encanta. Lo que hace aquí es un poco una colaboración especial, porque tiene una escena, otra escenita y poco más. Pero yo me la como de lo que me gusta.
En fin, que yo creo que Mortier tenía pensado un fin de temporada con Plácido Domingo a lo grande. Y ha tenido que hacer este "Il postino" con lo que ha podido. Seguramente si sabe que no tiene a Plácido, no la programa como fin de fiesta.
sábado, 20 de julio de 2013
La Caperucita galáctica. Matadero. Fringe 13.
Tercer espectáculo de Fira Tárrega y otro acierto más. Soy superfan de Fira Tárrega, pordiosssss.
Esto sí que es un espectáculo multidisciplinar en condiciones. No sólo bien hecho, sino fascinante y absolutamente brutal.
En el escenario dos artistas gráficos o como se llamen dos señores que pintan, dibujan y hacen todo tipo de creaciones gráficas en el momento. Dos genios. Una actriz brutal que se mueve por el pantanoso terreno de la realidad virtual y la entrega total con una exigencias técnicas que podrían limitar su "verdad" pero que al contrario, la potencian. Unos músicos que han creado una banda sonora envolvente, fabulosa (de buena y de fábula) y expresiva. Una joya. Y unos artistas multimedia que dan forma a todo eso y crean un espectáculo total absolutamente genial, envolvente e hipnótico.
Mira que yo tengo la espalda chunga y lo de estar tirado en unos cojines lo llevo regumal, pero desde el primer sonido caí hipnotizado por la historia y por la estética y el virtuosismo de la compañía Insectotrópics y volé con Caputxeta y recorrí el laberinto con ella.
Cuento tradicional reinterpretado como cuento cruel en el que Caperucita exorciza la tortura y sometimiento de la jodía mamá y manda al pedo a la abuela explotadora (antológico momento "no habrá más cestitas, abuela") tras haberse encontrado con el "lobo". El mal que en definitiva es ella misma, o está en ella. "Yo soy tú, tú eres yo, yo soy yo, yo soy tú". A tomar por culo las tiranías. Rompo con mis explotadores y me convierto en un ángel de la muerte o de la justicia, a saber.
Yo desde luego, cuando logré salir de la hipnosis, sentí lo mismo que sentí cuando vi por primera vez a La Fura, por ejemplo, con el "Accions", allá por los ochenta y muchos. Había estado dentro de un espectáculo vivo de verdad, único y absolutamente posesivo y vampírico.
Esto sí que es un espectáculo multidisciplinar en condiciones. No sólo bien hecho, sino fascinante y absolutamente brutal.
En el escenario dos artistas gráficos o como se llamen dos señores que pintan, dibujan y hacen todo tipo de creaciones gráficas en el momento. Dos genios. Una actriz brutal que se mueve por el pantanoso terreno de la realidad virtual y la entrega total con una exigencias técnicas que podrían limitar su "verdad" pero que al contrario, la potencian. Unos músicos que han creado una banda sonora envolvente, fabulosa (de buena y de fábula) y expresiva. Una joya. Y unos artistas multimedia que dan forma a todo eso y crean un espectáculo total absolutamente genial, envolvente e hipnótico.
Mira que yo tengo la espalda chunga y lo de estar tirado en unos cojines lo llevo regumal, pero desde el primer sonido caí hipnotizado por la historia y por la estética y el virtuosismo de la compañía Insectotrópics y volé con Caputxeta y recorrí el laberinto con ella.
Cuento tradicional reinterpretado como cuento cruel en el que Caperucita exorciza la tortura y sometimiento de la jodía mamá y manda al pedo a la abuela explotadora (antológico momento "no habrá más cestitas, abuela") tras haberse encontrado con el "lobo". El mal que en definitiva es ella misma, o está en ella. "Yo soy tú, tú eres yo, yo soy yo, yo soy tú". A tomar por culo las tiranías. Rompo con mis explotadores y me convierto en un ángel de la muerte o de la justicia, a saber.
Yo desde luego, cuando logré salir de la hipnosis, sentí lo mismo que sentí cuando vi por primera vez a La Fura, por ejemplo, con el "Accions", allá por los ochenta y muchos. Había estado dentro de un espectáculo vivo de verdad, único y absolutamente posesivo y vampírico.
Conferencia optimista, de milagros y maravillas. Matadero. Fringe 13.
Segundo espectáculo de Fira Tárrega y segundo acierto.
Yo ante una compañía como Fundación Collado-Van Hoestenberghe que se define como "asociación con ánimo" ya me entrego así, sin empezar.
El arranque ya te deja flipado. Lo del rabo de la pera es tan cierto como desestabilizador. A mí se me cayó la mandíbula y no la pude cerrar hasta el final. O incluso después.
Bárbara canta, toca de todo y hasta baila ese baile frenético que me recordaba algún vídeo clip de los ochenta. Todo con un toque naif que te embruja. No sabes si las canciones son bobas ni si canta mal. Puede ser, aunque yo creo que nada es casual, ni canta mal ni mucho menos las canciones son tan chorras como puede parecer.
Ernesto Collado aparece con las orejas tapadas con cinta aislante (porque tiene desprendimiento de orejas, dicen, jajaja) y se empuja una jarra de zumo de sandía y pera por tol morro antes de empezar. Y lo que parece que va a ser un monólogo tipo club de la comedia descubres al instante que es un ejercicio naif (usaré esta palabra muchas veces en este comentario, porque es la que mejor define lo que vi) de comicidad unida a filosofía cotidiana (la relación entre los bolis BIC y los mecheros) y a filosofía casi universal y a metafísica (el Dios garbanzo gordo subido en una mobylette o las fotos en los espejos). Momentos de autoreflexión mientras ves una foto y escuchas al autor. O ese momento John Wayne irrepetible (qué fácil puede ser convertirte en otro) Y ese momento Montaigne, que Collado lee de fábula... pero pa dentro.
En definitiva, una horita llena de ingenio, humor de los hermanos Marx, inteligencia, varias dimensiones de comunicación juntas, diversión, drama de andar por casa (y de sufrir en casa) y una inteligencia que rebosa en cada palabra, en cada gesto y en cada elemento que hay en escena.
Y yo me declaro públicamente desde este momento superfan eterno de Ernesto Collado.
Yo ante una compañía como Fundación Collado-Van Hoestenberghe que se define como "asociación con ánimo" ya me entrego así, sin empezar.
El arranque ya te deja flipado. Lo del rabo de la pera es tan cierto como desestabilizador. A mí se me cayó la mandíbula y no la pude cerrar hasta el final. O incluso después.
Bárbara canta, toca de todo y hasta baila ese baile frenético que me recordaba algún vídeo clip de los ochenta. Todo con un toque naif que te embruja. No sabes si las canciones son bobas ni si canta mal. Puede ser, aunque yo creo que nada es casual, ni canta mal ni mucho menos las canciones son tan chorras como puede parecer.
Ernesto Collado aparece con las orejas tapadas con cinta aislante (porque tiene desprendimiento de orejas, dicen, jajaja) y se empuja una jarra de zumo de sandía y pera por tol morro antes de empezar. Y lo que parece que va a ser un monólogo tipo club de la comedia descubres al instante que es un ejercicio naif (usaré esta palabra muchas veces en este comentario, porque es la que mejor define lo que vi) de comicidad unida a filosofía cotidiana (la relación entre los bolis BIC y los mecheros) y a filosofía casi universal y a metafísica (el Dios garbanzo gordo subido en una mobylette o las fotos en los espejos). Momentos de autoreflexión mientras ves una foto y escuchas al autor. O ese momento John Wayne irrepetible (qué fácil puede ser convertirte en otro) Y ese momento Montaigne, que Collado lee de fábula... pero pa dentro.
En definitiva, una horita llena de ingenio, humor de los hermanos Marx, inteligencia, varias dimensiones de comunicación juntas, diversión, drama de andar por casa (y de sufrir en casa) y una inteligencia que rebosa en cada palabra, en cada gesto y en cada elemento que hay en escena.
Y yo me declaro públicamente desde este momento superfan eterno de Ernesto Collado.
La cita. Matadero. Fringe 13.
La compañía "Green and red" presentan en Fringe una microfunción de 15 minutillos realmente graciosa y acertada.
Lo chungo de hacer un microteatro es como lo que pasa con algunos cortos. O acabas contando un chiste, o una anécdota que no da pa más o cuentas una paja personal sin interés. Escribir un texto con sus conflictos y sus cositas y que dure 15 minutos, es chungo. Pero esta compañía lo hace. Lo que te cuentan es lo que es. Y fíjate que si quisieran, daría para reescribirlo y hacerlo un espectáculo de hora y pico. Pero como microteatro, como lo que es, es perfecto.
A la historia no le falta de nada. Y lo cachondo, que es que cada cierto tiempo piden la opinión del público para decidir por dónde debe seguir la historia, funciona, te hace sentir cómplice. Y si de repente pasan de lo que decide el público, también guay. Es todo tan relajado y tan auténtico que mola todo lo que hacen. Y tanto Nacho Redondo como Marta Aledo están sublimes. Graciosos, naturales, frescos y muy de verdad.
Además me tocó hacer de camarero, así que encima participé de la movida, con lo cual, la sensación de felicidad con la que salí me moló todo.
viernes, 19 de julio de 2013
Que vaya bonito. Matadero. Fringe 13.
Si es que no hay que hacer videproyecciones ni interacciones ni procesos creativo-degenerativos para hacer buen teatro. La simplicidad (aparente) de la palabra en San Pablo Messiez, el teatro inteligente y sabio de Amaya Curieses o de La Zaranda, por ejemplo.
Y si eliges un sitio ideal para una fiesta de despedida como la terraza de la Cantina, creas un ambiente festivo, sueltas por ahí a tres actores superlativos y cuentas una historia cercana, bien contada y sin florituras ególatras, ya lo tienes.
Puedes sentir que estás en medio de una peli de Albaladejo, o a ratos de Benito Zambrano, o si me apuras de Lars Von Trier si tuviera más sentido del humor.
Te tomas una cervecita o una sangría, te comes unos gusanitos y comienza el desastre.
Formalmente es muy interesante y logrado. Al principio, la realidad queda congelada, surge la oscuridad y con ella la verdad oculta. Según avanza el "drama" la realidad sigue congelándose pero ya no hay oscuridad hasta que finalmente ni se congela la realidad ni nada, se juntan verdades ocultas con secretos más ocultos, con confesiones más ocultas aún con la realidad más negra si cabe. Gran idea que funciona de maravilla. Hasta la peligrosa canción final funciona que te cagas.
La historia es talmente lo que te puedes encontrar en cualquier reunión familiar o fiestuqui tipo boda, bautizo o comunión en la que el alcohol da paso a la verdad de cada uno.
Te meas de la risa, reconoces a tus tías, te reconoces a ti mismo, a tu madre, a tu prima Conchi y al tío Fermín. Ni más ni menos que lo que puede pasar en cualquier reunión etílica de cualquier familia española. Hacer un espectáculo así de naif sólo es posible cuando le has dado la vuelta a la realidad. Es como en pintura. Para pintar abstracto hay que saber dibujar y pintar. Luego eso lo sobrepasas. Pues aquí igual. para hacer este hiperrealismo hay que saber hacer teatro pero que muy bien, si no, no te sale. Es un ejercicio de estilo.
Y los tres actores interactúan con el público con el tono justo para convertirte en cómplice y no intimidarte. Además están absolutamente sublimes los tres. Tanto en su composición física como el la forma y método de interpretarlo. Yo me los quería llevar a casa a los tres.
Hoy tenemos otros dos espectáculos de Fira Tárrega y estamos nerviositos.
Y si eliges un sitio ideal para una fiesta de despedida como la terraza de la Cantina, creas un ambiente festivo, sueltas por ahí a tres actores superlativos y cuentas una historia cercana, bien contada y sin florituras ególatras, ya lo tienes.
Puedes sentir que estás en medio de una peli de Albaladejo, o a ratos de Benito Zambrano, o si me apuras de Lars Von Trier si tuviera más sentido del humor.
Te tomas una cervecita o una sangría, te comes unos gusanitos y comienza el desastre.
Formalmente es muy interesante y logrado. Al principio, la realidad queda congelada, surge la oscuridad y con ella la verdad oculta. Según avanza el "drama" la realidad sigue congelándose pero ya no hay oscuridad hasta que finalmente ni se congela la realidad ni nada, se juntan verdades ocultas con secretos más ocultos, con confesiones más ocultas aún con la realidad más negra si cabe. Gran idea que funciona de maravilla. Hasta la peligrosa canción final funciona que te cagas.
La historia es talmente lo que te puedes encontrar en cualquier reunión familiar o fiestuqui tipo boda, bautizo o comunión en la que el alcohol da paso a la verdad de cada uno.
Te meas de la risa, reconoces a tus tías, te reconoces a ti mismo, a tu madre, a tu prima Conchi y al tío Fermín. Ni más ni menos que lo que puede pasar en cualquier reunión etílica de cualquier familia española. Hacer un espectáculo así de naif sólo es posible cuando le has dado la vuelta a la realidad. Es como en pintura. Para pintar abstracto hay que saber dibujar y pintar. Luego eso lo sobrepasas. Pues aquí igual. para hacer este hiperrealismo hay que saber hacer teatro pero que muy bien, si no, no te sale. Es un ejercicio de estilo.
Y los tres actores interactúan con el público con el tono justo para convertirte en cómplice y no intimidarte. Además están absolutamente sublimes los tres. Tanto en su composición física como el la forma y método de interpretarlo. Yo me los quería llevar a casa a los tres.
Hoy tenemos otros dos espectáculos de Fira Tárrega y estamos nerviositos.
2001: a Fringe Odyssey. Matadero. Fringe 13.
Empezó tarde. Mucho colega y ambiente amistoso. En la ficha habla de "reinterpretación" de la peli de Kubrick. Aparte de una cara de mono que sale por ahí y de unas imágenes de naves espaciales, ahí acaba la "reinterpretación". Yo no veo ni rastro de la peli. Pero bueno, tendrá que ver con 2001, supongo.
En otras instalaciones audiovisuales que hemos visto, los que están al mando de los ordenadores y los músicos están a un lado o detrás y en la pantalla ves lo que ellos están desarrollando. Aquí están sobre un escenario, tapando la pantalla, con lo cual lo que más se ve son unas sombras manipulando los cacharros y que no te dejan ver las imágenes que son lo que realmente importa.
Imágenes chulas a veces, otras no tanto y música muy interesante. Pero bueno, a mí personalmente me pareció un poco un ejercicio de fin de carrera o de curso con cosas sueltas interesantes: ciertas imágenes y la música. Pero me resultó frío y como "ya visto" además, hace años. Pero ya veis lo rarito que soy yo. Y como no encuentro ninguna fotico del montaje este, pongo una de HAL, que me sigue dando un yuyu...
En otras instalaciones audiovisuales que hemos visto, los que están al mando de los ordenadores y los músicos están a un lado o detrás y en la pantalla ves lo que ellos están desarrollando. Aquí están sobre un escenario, tapando la pantalla, con lo cual lo que más se ve son unas sombras manipulando los cacharros y que no te dejan ver las imágenes que son lo que realmente importa.
Imágenes chulas a veces, otras no tanto y música muy interesante. Pero bueno, a mí personalmente me pareció un poco un ejercicio de fin de carrera o de curso con cosas sueltas interesantes: ciertas imágenes y la música. Pero me resultó frío y como "ya visto" además, hace años. Pero ya veis lo rarito que soy yo. Y como no encuentro ninguna fotico del montaje este, pongo una de HAL, que me sigue dando un yuyu...
Zoomwooz. Matadero. Fringe 13.
Debíamos de ser unos quince como mucho. Y es una pena, porque esta... vídeo performance está bien.
Escenarios en miniatura. Una cámara de vídeo va recorriendo los distintos miniespacios y nos muestra un mundo sucio, lleno de seres robóticos, tugurios, deshumanización y oscuridad. Imágenes chulas y maquetas sugerentes y oscuras. Un poco de memoria histórica y otro poco de revueltas sociales. Bien. Pero, ¿qué nos quieren contar? Eh... no lo sé muy bien. ¿Podíamos haber visto lo mismo en una videocreación grabada antes y simplemente proyectada y ya está? Pues hombre, sí. Vamos, que el intríngulis de la cosa es ver cómo se hace un vídeo como ese en directo, pero si nos lo proyectan grabado pues tan ricamente.
Ah, y eso sí que no. Por ahí no paso. No hay nada en el universo, por muy gordo que sea que caiga "encima nuestro". Cae "encima de nosotros", joder, que "de nosotros" no es posesivo. Claro, que de esas la peor que he oído en un escenario fue un "siento algo dentro mío..." que ya es de cagarse por las patas.
Escenarios en miniatura. Una cámara de vídeo va recorriendo los distintos miniespacios y nos muestra un mundo sucio, lleno de seres robóticos, tugurios, deshumanización y oscuridad. Imágenes chulas y maquetas sugerentes y oscuras. Un poco de memoria histórica y otro poco de revueltas sociales. Bien. Pero, ¿qué nos quieren contar? Eh... no lo sé muy bien. ¿Podíamos haber visto lo mismo en una videocreación grabada antes y simplemente proyectada y ya está? Pues hombre, sí. Vamos, que el intríngulis de la cosa es ver cómo se hace un vídeo como ese en directo, pero si nos lo proyectan grabado pues tan ricamente.
Ah, y eso sí que no. Por ahí no paso. No hay nada en el universo, por muy gordo que sea que caiga "encima nuestro". Cae "encima de nosotros", joder, que "de nosotros" no es posesivo. Claro, que de esas la peor que he oído en un escenario fue un "siento algo dentro mío..." que ya es de cagarse por las patas.
jueves, 18 de julio de 2013
Torrents of rapture. Matadero. Fringe 13.
Espectáculo realmente multidisciplinar en el que se utilizan todo tipo de elementos teatrales para contarnos la historia de Reggie. O mejor dicho, para que Reggie nos cuente su historia.
Danza casposa, vídeos alucinantes, originales y superbien hechos donde se mezclan maquetas, pequeñas marionetas, color, blanco y negro, una estética tipo cine mudo/expresionismo alemán/melodramón. Dugald Ferguson hace de todo sin ningún tipo de pudor y riéndose de todo y de todos. Fabuloso. Todo sirve para que Reggie, desde su profunda depresión, nos cuente, pluma en mano cuál ha sido la historia real de su relación con Charlie. O la inventada. O la que le habría gustado tener.
Conoció a Charlie, se enamoró de él, vivieron felices, le pilló con otro, el mundo se rompió, le perdonó y le volvió a pillar con otro. Ahora Reggie es un mar de lágrimas, un torrente de pasión desbocada. Y nos cuenta "la otra historia". La del vídeo que vemos detrás. Parecen Gary Cooper y Patricia Neal. Una historia de amor hiperbólica. Y él es los dos. Una idea brillante. ¿Quién es quién? Un tren, dos hombres, un romance, una pasión, hasta que una bomba los separa. Una bomba, una bomba, vamos. ¿Los primeros cuernos? Al pobre Charlie se lo llevan a un campo de concentración los malos, el lado oscuro y Reggie cruza medio mundo para salvar a su amado. ¿El perdón? Y vuelven a vivir una pasión sin freno hasta que estalla otra bomba y los vuelve a separar. ¿Los segundos cuernos? ¿Cuál es la historia real? ¿Qué pasó en realidad? ¿Con cuál te quedas? Reggie desde luego con la del vídeo, la desbocada, la hiperbólica, con el torrente de pasiones. Yo habría hecho lo mismo.
Danza casposa, vídeos alucinantes, originales y superbien hechos donde se mezclan maquetas, pequeñas marionetas, color, blanco y negro, una estética tipo cine mudo/expresionismo alemán/melodramón. Dugald Ferguson hace de todo sin ningún tipo de pudor y riéndose de todo y de todos. Fabuloso. Todo sirve para que Reggie, desde su profunda depresión, nos cuente, pluma en mano cuál ha sido la historia real de su relación con Charlie. O la inventada. O la que le habría gustado tener.
Conoció a Charlie, se enamoró de él, vivieron felices, le pilló con otro, el mundo se rompió, le perdonó y le volvió a pillar con otro. Ahora Reggie es un mar de lágrimas, un torrente de pasión desbocada. Y nos cuenta "la otra historia". La del vídeo que vemos detrás. Parecen Gary Cooper y Patricia Neal. Una historia de amor hiperbólica. Y él es los dos. Una idea brillante. ¿Quién es quién? Un tren, dos hombres, un romance, una pasión, hasta que una bomba los separa. Una bomba, una bomba, vamos. ¿Los primeros cuernos? Al pobre Charlie se lo llevan a un campo de concentración los malos, el lado oscuro y Reggie cruza medio mundo para salvar a su amado. ¿El perdón? Y vuelven a vivir una pasión sin freno hasta que estalla otra bomba y los vuelve a separar. ¿Los segundos cuernos? ¿Cuál es la historia real? ¿Qué pasó en realidad? ¿Con cuál te quedas? Reggie desde luego con la del vídeo, la desbocada, la hiperbólica, con el torrente de pasiones. Yo habría hecho lo mismo.
miércoles, 17 de julio de 2013
Apnea. Matadero. Fringe 13.
Definida como "espectáculo interactivo, buceo libre, performance". Buena definición. No desvelaré mucho de lo que pasa en cuanto entras en el espacio creado por Sala 46 para este espectáculo. Realmente, cuanto más sincero contigo mismo seas y más te apetezca implicarte, más al borde te pondrán y más removerán lo que igual no te apetece remover así porque sí. Hay indicaciones a través de una megafonía sugerente y si las sigues y te pringas, disfrutas, aunque te resulte violento abrazar a un desconocido. Igual eso es lo malo, que nos dé cosa acercarnos a un desconocido, aunque esté en el mismo punto que tú.
Salí con varios rostros en mi retina, y me imagino que si estos días nos vemos por ahí, igual nos reconocemos mutuamente, y quién sabe, puede que hasta nos saludemos.
Os invito a todos a probar esta experiencia. ¿Teatro? Bueeeeenoooo, si por teatro entendemos algo preparado que nos hace sentir algo... sí. Pero claro, esa puede ser también la definición de un plato de arroz con carabineros. Lo dejaremos en "espectáculo interactivo, buceo libre y performance". Eso sí, te llevas a casa un deseo y un secreto inconfesable de alguien del público. Mola.
Pero fíjate, que el buen rollito con el que salí anoche hoy como que ni fú ni fá.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)