La compañía "Green and red" presentan en Fringe una microfunción de 15 minutillos realmente graciosa y acertada.
Lo chungo de hacer un microteatro es como lo que pasa con algunos cortos. O acabas contando un chiste, o una anécdota que no da pa más o cuentas una paja personal sin interés. Escribir un texto con sus conflictos y sus cositas y que dure 15 minutos, es chungo. Pero esta compañía lo hace. Lo que te cuentan es lo que es. Y fíjate que si quisieran, daría para reescribirlo y hacerlo un espectáculo de hora y pico. Pero como microteatro, como lo que es, es perfecto.
A la historia no le falta de nada. Y lo cachondo, que es que cada cierto tiempo piden la opinión del público para decidir por dónde debe seguir la historia, funciona, te hace sentir cómplice. Y si de repente pasan de lo que decide el público, también guay. Es todo tan relajado y tan auténtico que mola todo lo que hacen. Y tanto Nacho Redondo como Marta Aledo están sublimes. Graciosos, naturales, frescos y muy de verdad.
Además me tocó hacer de camarero, así que encima participé de la movida, con lo cual, la sensación de felicidad con la que salí me moló todo.
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