miércoles, 10 de julio de 2013

El mal de la liebre. Cuarta Pared.

Qué mejor forma de terminar la semana y enfrentarse al duro lunes que viendo una función fresca, divertida, bien dirigida, bien interpretada y con mensajito todo por el mismo precio.
Si es que ya lo explican divinamente en el dossier. La liebre corre como loca delante del galgo. A veces no mide sus fuerzas y muere antes de tiempo sin que el galgo la haya cazado. No han medido sus fuerzas y mueren ellas solas. a veces incluso mueren sin darse cuenta de que no las persigue nadie. Eso nos pasa a los humanos. Corremos como locos, no medimos nuestras fuerzas, ni las sabemos encauzar, ni distinguimos qué merece la pena y qué no. No vemos lo que tenemos delante y nos colapsamos sin saber qué nos agobiaba tanto.



Esta moraleja te la cuentan desde el principio, y a través de todo tipo de juegos y "técnicas teatrales", danza, teatro, psicodrama... te van llevando tanto el director, Pedro Casas como todos y cada uno de los fabulosos actores por un juego cruel hasta el final. Maravillosamente dirigida y genialmente interpretada. Divertida, con unos cambios de registro fabulosos y que funcionan a la perfección. Ya desde la entrada, los actores hablan contigo y te saludan como si fueras a formar parte de una quedada entre colegas. La moraleja es triste, cruel, pero tan real que se te ponen los pelos de punta. Y digo moraleja, porque se trata de un cuento. Ya no sólo el cuento de "La verdadera historia del Señor Smith", sino el cuento de la vida de cada uno de los actores y de cada uno de nosotros. No sé si lo que se cuenta en el capítulo "¿Qué hiciste el año 2009? ¿Y en 2008?..." es cierto. Supongo que cosas sí y cosas no. Pero si ese ejercicio lo hiciéramos cada uno de nosotros, nos daríamos cuenta de lo "liebres" que somos y quizá levantaríamos el pie del acelerador un poquito.
No habla de los grandes dramas universales ni de los mogollones de hoy en día, pero habla de cómo somos y de por qué estamos todos como estamos. De nuestros mogollones diarios. Yo no pido más. Ni menos, que lo que te cuentan no es moco de pavo.
Y yo es que me llevaba a todos los actores a casa de lo majos que son.

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