sábado, 14 de febrero de 2015

Don Juan. Teatro Pavón.

Yo, como todo hijo de vecino, tenía unas ganas locas de ver este Don Juan dirigido por esa genia que es Blanca Portillo, una de las mejores actrices de este país, no ahora, sino desde hace más de veinte años (recuerdo unas Troyanas hace mil años y aquella "Oleanna" inolvidable) y encima protagonizada por esa bestia parda que es José Luis García Pérez. por el que cualquier que me lea sabrá que tengo debilidad. Así que el goce estaba servido. 
Iré por partes. La escenografía está bien, con esos elementos polivalentes muy ocurrentes y bien utilizados. Una buena ocurrencia que salva muchas situaciones. Aunque algunas entradas y salidas resulten un poco flojas. El tener que salir y entrar por entre esas cortinas quita un poco de carga dramática al conjunto. Las luces estuvieron muy bien, aunque quizá el juego de colores de esa luna tan poco lorquiana fuera un poco evidente. No entendí las canciones que defendió muy bien Eva Martín. Vamos, que eso es problema mío, pero no entendí parte de la letra, ni qué significaban, ni si los textos son de la obra (creo que no, al menos no me sonaban de nada).




Es inevitable que haya mucha expectación en la dirección de Blanca Portillo. Y ahí radica gran parte del gas y del desinfle de esta función. La adaptación de Mayorga no tiene tacha. Quizá el momento final, pero... ya llegaré a eso. Blanca Portillo deja claro que don Juan le cae fatal. Normal. Y mola ver que un director tiene punto de vista. Yo siempre espero que me cuenten la historia desde algún sitio concreto, sea el que sea, esté o no de acuerdo o me parezca el más apropiado o no. Eso da igual. El director elige y Blanca ha elegido ese sitio. Perfecto. Encima es que lo comparto, o sea, que... Pero para mi gusto, lo que yo advertí fue otra cosa. Él es un cabrón, Brígida tiene una dimensión concreta cojonuda, siendo casi tan perraca y tan mala y maquinadora como el prota. Fantástica elección para la Brígida. Entre ambos tejen la tela de araña en la que acabarán cayendo todos. Pero lo de presentar a Ana de Pantoja en lencería roja, como esperando sexo... o el que doña Inés parezca a ratos una cría caprichosa resta valor a las figuras femeninas. Sé que esa no era la intención, pero eso es lo que yo percibí. En el intento de dejar mal a don Juan, acaban quedan mal también las mujeres. SPOILER. Y el detalle final de bajar a don Juan al patio para intentar dejar claro que "esto es una función, es teatro, ninguno de nosotros estamos de acuerdo con lo que pasa ahí arriba, pero es que lo pone en el texto"  me sonó más a intento de distanciarse del texto, a distanciarse de la filosofía del personaje que a figura teatral. No sé si me explico. Ah, y las imágenes de los fantasmas merodeando por ahí me pareció ciertamente..anticuada y muy vista. 




En cuanto a dirección escénica pura y dura, la primera escena me pareció caótica y sucia. Mal de ritmo, avanzaba como a trompicones y curiosamente, según avanzaba la función, la cosa iba ganado en densidad, calidad, calidez, brío y tino. Hasta el verso fluía mejor, más suelto, más divertido y más sólido. El espectáculo va de menos a más de forma salvaje. Empieza errante y algo sucio y va poco a poco subiendo de tono, de textura y de densidad. 
Los actores están soberbios todos ellos. Quizá la Inés de Ariana Martínez sea un poco infantiloide. Opino que el poder de seducción o de engaño hacia ella no debe ser directamente proporcional a la inocencia de Inés, sino a las paradojas de la mente. Pero bueno, es es mi visión. 
Miguel Hermoso y Beatriz Argüello están como siempre, impecables, solventes y sólidos. Son dos monstruos y vuelven a demostrarlo. El resto están todos bien empastados, crean un conjunto bien formado, creíble y compacto. Muy bien. 
Y José Luis García Pérez es una cosa... que yo no sé cómo definir. Está en un punto creativo descomunal. Tiene un nivel de comprensión de lo que quiere hacer que a la hora de poner eso en pie le lleva directo al puto cielo. Transmite, convence, contagia y agarra tu atención y tu corazón, lo lleva del puño por la sala parrriba y pabajo y cuando decide, te suelta y te deja solito con tu alma tocada. Tiene un carisma y un poder de comunicación único y gigantesco y podría hacer mañana mismo de Escarlata O'Hara y sería creíble y fabuloso. 




En definitiva, un montaje que va de menos a más, con unos actores grandiosos y con una dirección que no vaga un poco y a la que quizá atrapa el propio punto de vista.          

2 comentarios:

  1. Un artículo redondo. Muy buena forma de plasmar tu opinión, con criterio, respetuoso y constructivo, y sobre todo, con personalidad.
    Ya tienes un nuevo lector.

    Enhorabuena

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  2. Muchas gracias!!! Respeto ante todo. Cualquiera que se sube a un escenario para mí es un héroe. Me alegro de tener un nuevo lector.

    Gracias, un saludo.

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