domingo, 19 de abril de 2015

Carmen. Compañía Nacional de danza. Teatro de la Zarzuela.




Una Carmen, que no puede ser más española, con música de un francés y un ruso, coreografía de un sueco e interpretada por una islandesa y un belga. Con dos cojones. ¿Y qué acaba saliendo de esa ensalada pluricultural? Pues un pedazo de espectáculo lleno de pasión, de rojo, de amor, de deseo, de celos, de venganza, de crueldad, de magia, de belleza, de filigrana, de sexo y de Carmen. Una Carmen de hoy, contemporánea, inmortal, retadora, cínica, descarada, provocadora, fatal, atemporal y mala con avaricia. Pero, a fin de cuentas... ¿no escribió la novela y francés y la ópera otro francés? Ahí debería acabar nuestro orgullo patrio.  




Encargar una coreografía sobre algo tan "español" como "Carmen" a un coreógrafo sueco puede parecer una temeridad. Creemos que nadie va a entender mejor a Carmen que un español. ¡Ole! Pues no, majo. A ver, la inteligencia, la sensibilidad y la capacidad son virtudes que no entienden de fronteras ni de países ni de tópicos. Y la coreo que ha creado Johan Inger es una pura obra maestra. Esta coreo va a pasar a la historia y se va a representar durante muuuchos años. La primera parte es un homenaje al amor, al sexo, a la tentación, al juego de roles y al juego sexual. Jessica Lyall nos recibe convertida en inocencia, con esa sonrisa suya tan dulce, tan bella, tan limpia, tan de ninfa... y nos arrastra a un mundo de juego, de vaivenes, de dominación, de vacile, de pulso tanto de poder como sexual. Las escenas grupales vigorosas y enérgicas y los dúos y solos pasionales y calentorros. Las luces son luminosas, el espacio más abierto y despejado. Todo respira libertad y espacio, aire. Aire viciado pero aire. La tabacalera es una fábrica cualquiera, es metal y es atemporal. Son nueve bloques de tres elementos, cemento, espejos y láminas. El tres es el número  del que sobra. Ahí está el mal y el destino, en ese tres. Tres amantes, tres materiales, tres espacios, nueve módulos, tres colores. La segunda parte es un prodigio de tortura. El toque onírico es duro y tenebroso. Es realmente un pesadilla con todos sus componentes reconocibles en el fondo de la mente negra de cualquiera. Un rosario de negrura, de fatalismo, de muerte, de odio y de rabia. Incluso el espacio no es un paisaje sino que el paisaje es un estado de ánimo, es el interior del alma reconcomida. Una puta maravilla, vamos.




Afortunadamente he podido verlo dos días con dos elencos distintos. El primer día, Emilia Gisladöttir no puede ser más Carmen, no puede ser más pasión y no puede ser más sevillana. Pasión, rojo, deseo y muerte. Si tuviera que sacarle alguna falta... quizá hay veces en las que las manos van un poco muertas. Vale que la relajación es un estado de ánimo y la NO tensión una densidad corporal, pero... esas manos necesitan vida. Siempre. Daan Vervoort es un Don José sólido, prodigioso. Daan hace algo que a mí me flipa, y es que estando normal, quieto, parad, de pronto levanta la pata hasta el infinito o gira sobre sí mismo como si fuera lo más natural del mundo, como si el movimiento lógico fuera ese. Es como cuando Gene Kelly empezaba a bailar como si fuera lo lógico. Pues eso. Daan lleva la danza a un nivel de naturalidad virtuosa que a mí me hipnotiza. Y luego tienes a Isaac Montllor haciendo de Escamillo. Isaac tiene algo que yo creo que es lo que diferencia a los artistas de los artistas tocados por la mano de la musa. Tiene esa magia o ese matiz que consigue que simplemente en un ligero meneo de la cadera haya más poesía y más arte que en el esfuerzo de cualquier humano. Siguiendo con las comparaciones, es como un quiebro de la Callas. Un simple quiebro de su voz conseguía que la pieza completa fuera única. Isaac hace lo mismo. Un meneíllo de cadera consigue que Escamillo sea el protagonista del momento, el foco se va hacia él, la luz se le come, los astros se juntan en su cara, las musas y los musos le rodean y crean un campo magnético apabullante. Y el tío consigue, en los diez segundos que dura su momento de espaldas frente al círculo de espejos el momento más vibrante e inolvidable de la noche.




La única pena de este espectáculo es que se haya presentado tan pocos días. Es una maravilla tan asombrosa y preciosísima que debería estar en cartel meses y meses (pobres, no os quiero matar, es por egoísmo). 
Y que quede claro que una parte primordial de este éxito se la debemos todos a José Carlos Martínez, e ldirector de la CND y responsable del trabajo gigantesco que está haciendo esta compañía. De verdad, que todos y cada uno de nosotros deberíamos hacerle un besamanos para agradecerle lo que está haciendo por la cultura y por la danza en España. Bravo, bravo y bravo.
Mira, mira, mira... casi que lo dejo ya, porque me pongo malo. 

Esta tarde promete también una locura emocional. Isaac Montllor cambia y estrena el Don José, creo que Antonio de Rosa hará el Escamillo y Elisabet Biosca hará la Carmen. No digo más ná. Que mañana escribiré sobre ellos, aunque ya te avanzo que estoy... has nervioso.  ¡¡Imagínate!!        



Vengo de ver al elenco nuevo y... fabulosos Antonio de Rosa y Elisabet Biosca. Lo de Isaac... a ver cómo lo explico... uno puede ser bueno, puede ser muy bueno, puede ser un genio o puede que lo que haga esté por encima de la realidad y del mundo terrenal. Incluso el de los más dotados. En la historia ha habido gente, seres superiores que han sido tocados por las musas y los dioses y hagan lo que hagan, siempre hacen algo superior al resto. Está en su forma de moverse, de girar, de estar, en su simple presencia, en su imán, en su carisma, en su poder de transmisión, en su electricidad, en su mirada, en el halo que desprenden. No sé dónde está ni en qué consiste, pero sé que es algo, un don que tienen sólo los elegidos. E Isaac lo tiene. No sé si es consciente o no, pero te digo yo que lo tiene. Su Don José es absoluta y sencillamente perfecto. Su fragilidad, su decadencia, su amor, su pasión, su culpa y su sacrificio están en cada músculo, esté o no se esté moviendo. AL menos yo recibo eso, así que si no es un elegido de los dioses, al menos para mí sí. Es el único. Es Isaac Montllor.


Por cierto, que no se me olvide. Las fotos maravillosas de esta función son de ese genio llamado Jesús Vallinas. Gracias por estrujar tan bien las esencias y regalarnos estas maravillas.      

2 comentarios:

  1. Gracias por lo que me toca, David!!

    :-)

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  2. No sé qué haces tú en la CND, pero sea lo que sea, enhorabuena. Todo trabajo es de un equipo, desde el primer eslabón al último. Grandísimo trabajo.

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