domingo, 12 de abril de 2015

Enrique VIII y la cisma de Inglaterra. Teatro Pavón.

Que este sea un texto de juventud de Calderón es evidente. Vamos, que yo que soy muy de derribar mitos que lo son porque sí me permito decir que este texto es flojo. Por muy de Calderón que sea. "El bárbaro y la geisha" era una peli de John Huston pero mala paburrir. Y bueno... ya me jugué le cielo cuando dije que "El largo viaje del día hacia la noche" es una plasta aburrida y anticuada, así que... por decir ahora que este "Enrique VIII" de Calderón es flojuno tampoco pasa nada. 
Porque lo es. Y mira que la obra de Shakespeare tampoco es de tirar cohetes, pero... tiene desde luego un desarrollo mucho más completo y complejo. En este texto de Calderón se pasa por encima de las escenas y de los conflictos y se centra más en intentar ilustrar los conflictos internos a base de monólogos no todos acertados. Las escenas funcionan regu y los monólogos no tienen todos la misma fuerza. Hablo del texto sólo, no de la puesta en escena. Así el monólogo que le toca en suerte a Sergio Otegui se convierte en una losa que aplasta a este buen actor. 
Escenografía, luces, música... todo correcto. Ninguno de los elementos me enloquece pero tampoco se le puede poner tacha a ninguno de ellos. 



La dirección escénica de Ignacio García es correcta también. Discreta, sin un atisbo de autoría, sencillamente dejando que el texto hable por sí solo y que los actores lo pongan el pie. y claro, si el texto es lo que falla... como que es difícil que el espectáculo remonte más allá de la corrección. 
Como casi siempre Joaquín Notario está sublime. Tengo una debilidad especial por este monstruo escénico, que de haber nacido en Reino Unido, por ejemplo sería un héroe nacional. Uno si no el actor más dotado de su generación. Un maestro y un ejemplo. Pepa Pedroche tiene tablas paburrir y muchísimo arte. Saca adelante a su reina Catalina con la dignidad y el orgullo y honor necesarios. Maravillosa y como siempre, un valor seguro. 
Del resto sintiéndolo mucho sólo puedo destacar a Natalia Huarte, que compone una infanta María con poderío, solvencia y mucho empaque. Otro valor que nunca falla. Sergio Peris-Mencheta está bien pero sin estridencias. Creo personalmente que derrocha demasiada energía. Y pasarse es tan contraproducente como no llegar. Hay que encontrar el punto justo a las cosas. Me recuerda a un joven Javier Bardem , que siempre parecía estar por encima de sus personajes, haciendo más que ellos y con más energía de la necesaria. Pero Peris-Mencheta funciona bien. Quiero decir que puede de sobra con el personaje, lo saca adelante muy bien y con mucho poderío. La pena es que tanto trabajo sea para darle peso a una texto que flaquea por todas partes. El resto del reparto se debate entre el "pasaba por aquí", el "este papel no te va para nada" y el "no das pa más". 



En definitiva, un espectáculo a medio gas. Muy a medio gas, de los que no van a pasar a la historia de nada. Eso sí, Notario y Pepa Pedroche tan bien como suelen.      

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