martes, 30 de septiembre de 2014

Excítame. Fernán Gómez.

"Excítame" es un musical de Stephen Dolginoff que se presenta en la sala pequeña del Fernán Gómez. El sitio es perfecto para este musical de pequeño formato en el que la comunicación íntima es primordial. Me explico; puede parecer que el terreno perfecto para un musical sería un escenario enorme, para poder mover mucho aparataje. Si hablamos de "Priscilla", claro que sí. Pero el ingrediente especial que tiene "Excítame" es justamente le contrario, el hacer un espectáculo íntimo, cómplice, en el que cualquier decoración excesiva, distrae.




La amistad entre los dos protagonistas, ese amor oculto y dominante, la degradación de una relación, el sadismo del poderoso y la manipulación emocional son los temas principales que inundan este musical mucho más allá del "suceso criminal" del título. Eso es casi lo de menos, importa mucho más el proceso estrangulador de un personaje sobre el otro, el despotismo enfermizo del amado sobre el amante y la sumisión disfrazada de enamoramiento que lleva a ambos personajes al drama que viven. 
Dirección invisible y efectiva de José Luis Sixto que maneja los tempos, el ritmo, la progresión, la tensión dramática y los elementos que hay en escena. Y por supuesto mueve de maravilla a los dos actores, creando en el espacio reducido de la pequeña del Fernán Gómez, todo un mundo con muchos espacios, un pianista en escena y distintos ambientes, íntimos, sensuales, exteriores asfixiantes, una prisión y todo lo que quieran demostrando que el ingenio y el tener claro qué es lo que uno quiere contar es más importante y efectivo que los recursos y los elementos "decorativos".   
Aitor Arozamena sostiene al piano esta partitura concreta, con temas preciosos y con una musicalidad realmente buena. Las luces de Juanjo Llorens, fabulosas, el vestuario, la escenografía... todo de muy alta calidad y muy buen resultado.
Y por encima de todo dos actores cantantes que defienden sus personajes con convicción y arrojo. Marc Parejo y Alejandro de los Santos están soberbios. Cantan bien, y demuestran ser unos espléndidos actorazos que consiguen pegar esa salto de ponerse de repente a cantar sin perder la más mínima intensidad ni fuerza interpretativa. Están igual de bien cantando que "actuando". Es más, hacen que "cantar" sea una fase más de la interpretación, cosa dificilísima. Fabulosos. 
Recomendable espectáculo, rara avis en el panorama madrileño y desee luego, una gozada por la solidez de la historia y por el altísimo nivel del trabajo de sus dos (o tres) protagonistas.          

1 comentario:

  1. Muy interesante; según lo que cuentas y como lo cuentas...apetece ir.

    ResponderEliminar