viernes, 5 de septiembre de 2014

Shock & Show. Lava (Laboratorio de las artes) Valladolid.

¿Un espectáculo mezcla de cabaret, circo, burlesque, sexo, comedia, con unos padrinos brillantes, con el espíritu de Herta Frakel sobrevolando? Pues sí, cabaret bizarro, oscuro, berlinesco y tremendamente divertido. Un despliegue de saber hacer, de ritmo y de diversión. Rayuela demuestran de nuevo que cuando uno disfruta con lo que hace y lo ama, la comunicación está ahí, brillante y arrasando incluso en un sitio tan... árido como Valladolid. 




Quizá no sean los que mejor cantan del mundo, pero son los que le echan más arrojo y con eso basta. Se meten al público castellano en el bolsillo en dos minutos. Y la peña se parte el rabo con Lady Veneno y con Norman Johansson. Normal. Son brillantes, divertidos, sinvergüenzas, dos clásicos padrinos cabareteros con mil puticlubs a sus espaldas. 
La gente de Rayuela busca arte por cualquier lado y en Valladolid hay arrrte paburrir. Dan una patada y de pronto se juntan con los genios de esos músicos brillantes, de esa Olga Mansilla con su voz y su presencia fantasmagóricas y únicas, con el arte y el desparpajo de Rulo y de sus compis, actorazos y actrizonas metidas a cabareteros por una noche y con un pellizco que pa sí lo quisieran muchos "burlesqueros" de carrera y con el apabullante poderío en el trapecio, en las telas y en todas las artes circenses de Cristina Calleja y con Marta Ruiz de Viñaspre y su voz de terciopelo rojo sangre. Y flipas, pero del verbo flipar. Porque todo es salvajemente berlinés, sucio y transgresor. 




En definitiva, que entras dispuesto a pasar un buen rato y a los 3 minutos se te ha desencajado la mandíbula de admiración y sólo quieres que Lady Veneno te suba al escenario para poder disfrutar con y como ellos en el escenario. Un lujazo de la máxima altura, que además demuestra una vez más que gente variada, cada uno de su padre y de su madre se pueden unir en un proyecto común siempre que la base sea el trabajo riguroso y las ganas de jugar. Me quito mil sombreros ante ustedes, maestros, todos, uno tras otro. 




Y no me digas, pero que te metan un número jotero en medio de un cabaret y que encima sea el número rey del espectáculo tiene un mérito... Y colar un numerazo erótico-lésbico en pleno Valladolid ni te cuento.      

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