domingo, 15 de marzo de 2015

Salvator Rosa o El artista. María Guerrero.

Francisco Nieva evidentemente es un grandísimo autor, tiene millones de premios y reconocimientos y es una leyenda viva de nuestro teatro. Pero, como todos los genios, no todo lo que hace es bueno. John Huston dirigió pelis horribles y no todo Mozart es genial. Para mi gusto, este texto de Nieva no es de sus mejores escritos. Es más, lo de buscar el paralelismo entre la revolución de Masaniello y el movimiento de los indignados e incluso con Podemos me parece ciertamente desquiciado. Además le hace un flaco favor al 15M, porque mientras la revuelta de Masaniello tuvo un líder improvisado y fugaz, los movimientos actuales son bastante más complejos y consecuentes que una revuelta por un impuesto injusto y en la que un pescadero ido se hace con el bastón de mando de una masa que se deja guiar por alguien así. Flaco favor, repito. 




En cualquier caso, mi intención no es tanto cuestionar o valorar la vigencia e importancia de este texto nunca antes representado, como analizar brevemente la puesta en escena de este texto lleno de recursos fáciles, chascarrillos algo facilones, poca profundidad en los personajes y situaciones, algunas rocambolescas. Hasta el "duelo" entre Ribera y Rosa, o entre el realismo y la inspiración poética se queda simplificado y ridiculizado en la figura demasiado parcial de Ribera. Reconocer el genio de Nieva en el vestuario, cierto abigarramiento, un lenguaje a veces, contadas veces inspirado es difícil y simplista. Para mí no es un Nieva de primer orden. Y mira que Francisco Nieva es un maestro, un autor indiscutible y con un estilo inconfundible y muy, muy chulo. Pero no. Este no. 

La dirección tampoco ayuda mucho. Escenas atropelladas, buscando más velocidad que ritmo y sin un toque de personalidad o un punto de vista. Varios actores hablan directamente hacia le público convirtiendo la escena un poco en un "búscate la vida" donde cada actor hace lo que sabe. Eso sí, y luego entraré en detalles, los actores y actrices son sin duda lo mejor de la función, moviéndose entre lo correcto y lo buenísimo.
Luces inexistentes, un escenografía fea, con elementos que muchas veces estorbaban más que ayudaban con esos cuadros de la primera escena... indescriptibles, o ese mecanismo secreto de la segunda parte absolutamente pobre. Eso si, el vestuario de Rosa García Andújar brillante, precioso, una maravilla. 




En cuanto al elenco... salvo lo inexplicable de ver a alguien muy, pero que muy por encima de la edad de su personaje, es el mayor acierto de la función. Meseguer, Matute, Lorenzo, Ferrer, Reques, Garbisu, Sendarrubias están espléndidos. Nancho Novo fantástico, llenando bien su personaje y el escenario y con el peso suficiente como pata llevar adelante este prota raruno y difícil. Alfonso Vallejo es una debilidad mía, tiene una forma de hacer que me gusta siempre y un peso específico en el escenario brutal. Las mujeres son cosa aparte. Sara Sánchez está maravillosa y tiene un poderío que sólo deseas que salga más y más. Beatriz Bergamín compone una Rubina que te la comes. Dulce, divertida, graciosísima, con un despliegue de recursos de actriz de clase. Maravillosa y encantadora. Y Ángeles Martín está soberbia. Quizá angustie un poco su respiración, pero utiliza un muestrario de recursos inagotable. Voz, físico, presencia y peso en el escenario. ¡¡Y una intención en cada frase!! Maravillosa. 




Afortunadamente casi todo el elenco tiene tablas suficientes como para "buscarse la vida" en escena y conseguir que la parte actoral no tenga tacha. Casi todos están brillantes y haciéndolo de puta madre. Lástima que ni la dirección, ni la dramaturgia ni el texto estén a la altura. Y ya lo siento, porque Nieva es mucho Nieva y su trono de gran maestro sigue inalterado.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario