sábado, 18 de enero de 2014

Pequeños dramas sobre arena azul. La casa de la portera.

Ir a "La casa de la portera" siempre es un gustazo. Ir encima a un estreno ya es de correrse vivo del gusto. El miércoles tuvimos la enorme suerte de ir al estreno de esta función escrita, dirigida e interpretada por Abel Zamora.



Nada más comenzar la obra ya te meas. Crees que estás viendo a dos personas disfrazadas de peluches pero no. Los personajes de la función son animales. Talmente. Cinco animales y una humana más bestia que los otros cinco juntos.
Una mujer sola, un poco pedorra, cruel con los seres de su entorno porque le recuerdan a su ex. Una gata recién parida, un gatito joven, inocente que verá trastocada su vida por culpa de su "olor", un gato callejero que quiere dejar su mala vida y formar una pareja, un perro bobón y simple y una paloma histérica y politoxicómana. Lo que en un principio te hace gracia, poco a poco se va diluyendo. La idea es genial, contar todo desde el punto de vista de los bichos. Ellos son los protas y hablan y tiene conflictos como los humanos. Pero en definitiva, sus problemas, no terminan de enganchar. Intentaré explicarlo sin desvelar nada. La movida de Marta Belenguer, obviamente es muy heavy, pero se hace tediosa enseguida y su sufrimiento inicial acaba siendo una obsesión con la que no simpatizas tanto. Me temo que porque se le dedica demasiado tiempo. Se acaba haciendo lenta y tediosa. Mentxu Romero es una petarda y te importa un cagao lo que le pase. David Matarín tiene una movida dura, pero con un problema que contaré al final. En definitiva, las historias de estos personajes, una vez pasada la sorpresa inicial, se quedan en historias flojas sin un interés tan grande como para aguantar la hora y pico que dura la función. A mi se me hizo larga. 
El texto hay veces que tiene gracia. Pero en muchas ocasiones es como si buscara demasiado premeditadamente la broma. Lo que por ejemplo funcionaba de maravilla por sí solo en "Cerda", aquí parece buscado a propósito. Hay bromas y referencias a cosas de la tele que parecen demasiado buscadas. A mi eso me canta, o al menos es la sensación que me da y no me mola. Como ese momento en que Marta Belenguer se pone a bailar y cantar. Se supone que el público debería estar riendo a carcajadas pero no fue así, con lo cual la pobre se quedó bastante vendida. En definitiva, el texto me parece forzada y premeditadamente cachondo y creo que no funciona. El mismo miércoles las risas iniciales se fueron diluyendo a medida que pasaban los minutos.
Los actores están bien. Muy bien. La Belenguer es maravillosa, Mentxu Romero está bien, David Matarín está fabuloso, lo mejor de la función sin duda, Nuria Herrero está bien aunque un poco pasada, y tiene que lidiar con un texto que no es tan gracioso como cabría esperar, pero ella lo defiende de forma magistral, Abel Zamora está bien y Raúl Prieto también aunque con él me pasa una cosa y es que en todo lo que le he visto, habla igual. Todo lo dice de la misma forma, entonces ya no sé si es que él es así o qué, pero interpretar todos los papeles de la misma forma... no sé. Como que no. 

En definitiva, una buen planteamiento, un texto que está bien aunque ciertas bromas no terminen de funcionar, y unos actores fantásticos. Eso sí, convendría meterle tijera y darle caña a ciertas escenas dramáticas pero faltas de ritmo. 
Y lo que decía antes de David Matarín. SPOILER total. Voy a contar algo importante de la trama. David es un gatito joven, inexperto, con ganas de salir al mundo y de follar. Piensa en gatas todo el rato y se pone cachondo, pero cuando le castran, de pronto, se enamora de otro gato y decide huir con él. ¿Hace falta estar castrado para que te guste otro gato? ¿Por qué si antes pensaba en gatas, tras castrarle se pone burro con otro gato? No es que no me guste la idea, es que me parece horrible. Igual no entendí la movida o no está bien explicada, pero es lo que yo entendí y no me moló nada.   

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